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ESPECIAL SAN VALENTINE

Aquí Herle les traigo estos mini relatos en tanto se reanuda la entrega de capítulos de Taylor, muchas gracias por todo el apoyo y paciencia que han estado brindandome.

Feliz San Valentine, los amo con toda mi alma oscura

❤️

—Es la quinta vez que revisas el envoltorio — me señala Yeng mientras llegamos al lugar acordado — el regalo esta bien.

—¿Y si no le gusta?— cuestionó sintiendo las palmas de mis manos húmedas por los nervios — Dios mio, ¿que hago si lo odia?.

—Siempre puedes recurrir al plan B — levanta las cejas repetidamente de forma dramática.

Siento mis mejillas arder.

—No pienso hacer ese tipo de cosas— respondo ceñuda.

—¿Ah no? — pregunta con incredulidad — entonces imagino que la ropa interior de encaje y las dos horas que estuviste encerrada en el baño  fueron de los más normal.

—Cállate — evito su mirada, pero no puedo cubrirme los oídos para evitar escuchar como se parte de la risa.

Yeng esta especialmente de buen humor esta noche, las cosas han estado tranquilas, lo suficiente para dejarnos llevar por las maquinaciones de Axel que si o si quería celebrar San Valentine en una discoteca de lujo.

Es la primera vez que vengo a este tipo de lugar, de hecho ni siquiera bailo mucho, no se que diablos haré aquí, pero el parecía emocionado así que acepte, tire del dobladillo del vestido tan ajustado que llevaba bajo el gran abrigo que me había puesto para mitigar el frío.

Sentía cuan mezquina era la tela que se pegaba a mi piel con insistencia remarcando hasta la última curva de mi cuerpo, mis acostumbrados jerséis holgados y vaqueros anchos no iban a ocultarme como siempre, recuerdo que casi le da un ataque a mi consanguineo cuando le dije que quería usar lo mismo de siempre para asistir a la fiesta.

—Sobre mi frío, sexy y rico cadaver— fue lo que dijo entregandome una bolsa  de channel con el vestido que usaba ahora.

La fachada del establecimiento estaba bellamente decorada con rosas, globos y corazones con buenos deseos para los enamorados, apreté instintivamente el regalo que tanto me había costado envolver sobre mi pecho.

¿A Taylor le gustarían este tipo de eventos?

Trata de imaginármelo fraternizando y sonriendo en medio de una fiesta de este tipo pero fue difícil, la única vez que lo vi llendo a un evento acabo matando a un tipo, bueno si, era una basura humana pero recibió críticas por tratar despectivamente a Victor y los medios, con que no mate a nadie esta noche me conformo.

La música de Måneskin nos recibió una vez que entramos, las luces neon rosas, violetas y azules le daban un ambiente diferente, había espejos en varias paredes, mucha gente ya estaba bailando en la pista, no podía dejar de asombrarme con cada pequeño detalle de la estancia, Yeng tuvo que tomarme de la mano porque me resultaba difícil seguirla entre la multitud en penumbras.

Subimos las escaleras hacia una de las zonas vip privadas, Yeng le entregó una tarjeta plateada a uno de los guardias que custodiada la entrada, el hombre alto, corpulento y vestido de impecable traje negro me recordaba a uno de los hombres del servicio secreto, se hizo a un lado invitándonos a entrar.

Era una habitación de tamaño generoso con grandes muebles,  una larga mesa de té repleta de quesos, frutas, una fuente de chocolate, adornos con la tematica del día, y varias botellas de vino en hielo, las reconocí inmediatamente como la ambrosía que hace tanto me había permitido probar Taylor,  la boca se me seco ante el recuerdo,  había deseado tanto volver a beber un poco de ella.

Taylor se encontraba sentado con las piernas cruzadas en uno de los sillones, sentí el corazón darme un vuelco violento, también iba de traje y convenientemente su corbata era del mismo color que mi vestido, aprete mas mi abrigo contra mi cuerpo, ni loca me lo quitaria ahora que lo pensaba bien, ¿no era demasiado corto y revelador para salir con el?, el traje negro de Taylor se acentuaba magníficamente sobre sus hombro anchos y sus largas piernas bien torneadas.

Sentí unas intensas ganas de desaparecer, Yeng me dio un leve empujoncito en su dirección y para mi maldita mala suerte, el lo noto.

Sus intensos ojos verdes se centraron en mi presencia, y juro que olvide hasta como respirar, extendio una de sus manos para ayudarme a sentar a su lado, una de las comisuras de sus labios se elevo ligeramente, en un amago de sonrisa burlona, ¿que le causaba tanta gracia?

Toda duda quedo en el olvido cuando vi una mata de cabello color miel abrirse paso entre la multitud.

—¡Ya llego por quien lloraban!— exclamó Axel, agitado mientras se acercaba.

Cuando Axel llego a la mesa tuve que reprimir una risa, pues llevaba un cintillo de color rosa del que sobresalían dos antenitas en forma de corazón  y tenía escrita la frase "Feliz San Valentine"

Estaba como para tomarle una foto.

—¿Qué ridiculez es esa?— inquierio Taylor señalando el accesorio en su cabeza.

Axel reparo en todos y cada uno de nosotros con una sorpresa que poco a poco se fue convirtiendo en un ceño fruncido.

—¿No les dieron de estos en la entrada?—preguntó entornando los ojos — me dijeron que les daban a todos los que venían hoy para mantener el espíritu.

Yeng soltó un resoplido burlón mientras un indignado Axel se quitaba el adorno.

—Te quedaba muy bien— trate de sonar seria pero se me escapo una risita.

—Estiloso se nace no se hace — replicó con orgullo al tiempo que le pedía a los guardias que cargaran un inmenso ramo de rosas dentro de la habitación — ya que estamos todos reunidos es momento de empezar.

Todos pusimos nuestras cajas de regalo sobre la mesa, una envuelta con fino papel de regalo negro del cual sobresalían texturas como de terciopelo, otra con un rojo intenso y un gran moño dorado en el centro, otra de ellas de color dorado y finalmente una de color ceruleo, simple y con una pequeña carta pegada a el lazito de color plateado que había en una esquina.

—Eh contado los segundos para volverte a ver caramelito — dijo Axel dándole un beso en el dorso de la mano a Yeng — eres un deleite para los ojos.

La imperturbable pelirroja que conocía pareció derretirse ante las palabras del rubio, yo por mi parte, sentí que estaba viendo algo demasiado íntimo así que fije mi mirada en otra dirección, hacía Taylor.

—¿Los que son como tu, celebran estas cosas? — me atreví a preguntar al ver como observaba disimuladamente los adornos en forma de corazón de la paredes.

—No realmente — tomo uno de los adornos de azucar en una de las frutas y lo observo con mirada analitica —los humanos suelen celebrar por todo.

—¿Eso es malo?— pregunté tratando de no mostrar mi nerviosismo

—Bueno, es... interesante —se limito a decir.

¿Qué significa eso? ¿Es bueno? ¿Es malo?

— Aver Addams — Axel le hizo una seña a Taylor  sacandome de mis cavilaciones, este fruncio ligeramente el ceño ante el apodo —¿Recuerdas las reglas verdad?

Para mi sorpresa no dijo nada, solo asintió,  tomo su caja, la negra y me la entrego sin vacilar, por el rabillo del ojo pude ver la sonrisa triunfal de Axel, sentí que moriría de pena pero también le entregué la caja que había preparado, Taylor examino con curiosidad el objeto, Axel le entregó la caja dorada a Yeng y ella la de color rojo.

—Bueno pues según él sorteo que hicimos antes —dijo la pelirroja con una gran sonrisa —empiezo yo.

Yeng abrió la caja dorada con mucho entusiasmo, y de ella sacó un póster, junto con una linda pulsera.

— ¡No puede ser! — exclamó eufórica —¡No puede ser!

— Si que puede — aseveró Axel viéndola ensimismado— fue difícil convencer a Jefrey de que lo firmara, pero al final acepto.

No supe de que estaban hablando hasta que Yeng me mostró el póster de the walking dead autografiado por los personajes de los que siempre hablaba, la firma de Norman Reedus venía con un pequeño mensaje de buenos deseos para la pelirroja que estaba emocionada hasta el borde de las lágrimas, la pulsera dorada, tenía varios dijes que hacían referencia a la serie también, el arma, la placa y el sombrero del sheriff,  la ballesta, las alas, y la motociclate de Daryl y por supuesto el bate de Negan.

No pude evitar sonreír ante la felicidad de mi amiga.

—Y déjame decirte que me vi todas las once temporadas, odie a Andrea hasta el final, sigo pensando que Carl tenía más potencial, no superó la muerte de Glenn y por dios no había visto un arco de redención de villano tan bueno desde que vi el desarrollo de Suko en avatar — agregó Axel con una sonrisita de superioridad. — muy bien amarguras, tu turno.

Taylor quito las cintas del regalo con cuidado, como si temiera destrozarlo al menor descuido.

Mi corazón palpitaba cada vez más rapido, a medida que lo iba viendo sacar el par de guantes de cuero oscuros con sus iniciales bordadas en el y luego tomo la notita, gracias a Dios no la leyó en voz alta o podría haber muerto de vergüenza.

Inesperadamente Taylor se los puso de inmediato, flexiono sus dedos como si comprobará que le quedaban bien.

—¿Cómo supiste mi talla?— me preguntó.

—Tuve un poco de ayuda—Confesé apartando la mirada.

—Gracias, me gustan —dijo con simpleza.

No pude evitar mirar en su dirección, di un respingo de sorpresa cuando me encontré con el señor amargado dedicándome una sonrisa afable mientras me miraba fijamente.

Un sentimiento cálido broto en mi pecho, todas esas horas aprendiendo a bordar finalmente habían valido la nada.

—Mi turno — dijo Axel con entusiasmo, frotándose las manos y tomando la elegante caja roja que le había entregado Yeng.

Lo cierto era que sabía perfectamente lo que había en aquella caja, pero aun así me alegro  ver como Ax sacaba la bufanda que Yeng había querido tejerle, estuvo tres días sin dormir solo aprendiendose los patrones de los tejidos, y otros cuatro haciendo y deshaciendo las prenda hasta que quedó perfecta, los ojos de azul intenso del rubio se iluminaron con ilusión, por supuesto que tendría muchas bufandas en su closet, sin embargo no tenía una hecha por Yeng, eso la volvía invaluable, algo especial que seguramente el no querría soltar jamás.

—Está es una forma muy original de proponer matrimonio, acepto, acepto, acepto, ¿Dónde firmo? —dijo con una genuina sonrisa.

Un par de ojos curiosos se posaron sobre mi, sabía que era mi turno, pero sentía pena por abrir la caja con el papel de regalo tan bonito frente a mi, aunque claro sabía que cierto par de chismosos no aceptarían mi negativa, así que comenze a quitar el envoltorio con cuidado, no podía imaginar siquiera lo que sería pero fuera lo que fuera lo guardaría para siempre.

Puse a un lado la tapa y me encontré con un libro, reconocí aquella pasta que mostraba una ciudad en ruinas en medio de un atardecer bajo el mensaje "la esperanza no es un plan"

NEVERLAND.

Axel se inclino notoriamente  para ver mejor el regalo, buscando algún indicio de romanticismo,  una nota, marca páginas  señalando pequeñas partes que secretamente me dedicaría o ese tipo de cosas que el haría, pero no había nada como eso, solo era un libro muy curioso.

—¡Oh, es muy hermoso!— exclamó Yeng viendo el atardecer en la portada.

—Me encanta — dije a pesar de que Axel parecía a punto de ponerse a criticar la elección del pelinegro— es el mejor regalo de todos — le digo finalmente viéndolo.

Y no lo decía solo por que si, enserió estaba feliz con mi regalo, había estado buscando ese libro por cielo y tierra pero no era capaz de encontrarlo, y el si que lo había hecho, me sentí tentada a abrirlo y ponerme a leerlo en ese mismo instante pero Axel me lo quito y lo devolvió a su cajita.

—Que comience la fiesta—declaro antes de tomar a Yeng de la mano y llevarla a la pista de baile.

La noche transcurrió de manera amena, entre tragos de ambrosía, risas, bromas y bailes.

Sentía la mirada de Taylor quemarme desde la distancia, estaba odiando usar ese abrigo pero si algo note durante la noche fue su chispa de interés cuando me vio ocultarme más en el abrigo, y los efectos del alcohol tal vez estaban volviéndome más temeraria porque quería que Taylor viniera a bailar conmigo, a lo lejos lo vi bebiendo de su copa en silencio, mientras varias mujeres que pasaban por ahí le dedicaban miradas seductoras o directamente trataban de acercarse a el

Yeng se soltó del cuerpo de Axel y me abrazo para bailar la próxima pieza.

—Si yo fuera tu y tuviera esas curvas no me avergonzaria de mostrarlas.— me susurro entre risas al oído.

—¿No es demasiado tarde para eso ya?—pregunté sujetando su cintura y dejandome guiar

—No conocemos a nadie aquí, relájate, ¿No quieres que amarguras se muera de ganas de venir a tu lado?

«Lo quieres, sabes que si»

Axel se acercó por mi espalda, y se inclino lo suficiente para poder incluirse en nuestra conversación.

—Quítate el abrigo, ese tipo de vestidos se usa con seguridad Meg — susurro teniéndose una copa de ambrosía.

Y una vez más el aterrador poder de convencimiento del rubio me dio el empujoncito que necesitaba, tomé el contenido dea copa de golpe, reuniendo todo mi valor mientras Yeng y Axel se deshacian del abrigo, revelando el entallado vestido rojo corto que revelaba hasta la última curva de mi cuerpo y realzaba mis pecho haciendo ver más generoso el escote, las mangas cubrian toda la extensión de mis brazos ocultando aquellas cicatrices que tanto detestaba mostrar y la espalda quedaba totalmente despejada gracias al escote en ella.

Si la mirada de Taylor antes quemaba ahora prácticamente sentía que me volvía cenizas, quería ver su expresión pero ya me estaba costando toda mi valentía exponerme de esta manera, así que me centre en seguir bailando con Yeng y Axel.

Una música lenta y con matices sensuales comenzo a sonar por lo alto, todo el mundo empezó a buscar sus parejas para bailar pegaditos al ritmo de la canción,  no tenía verdaderas intenciones de continuar de mal tercio privando a los tortolitos de un momento íntimo asi que estaba mas que dispuesta a marcharme y dejarlos disfrutar, el calor comenzaba a ser molesto también, quería ir al baño a refrescarme cuanto antes.

Un muchacho alto de cabello castaño se acercó a mí de manera amigable cortándome el paso.

—Hola, ¿estas sola?— me abordo de inmediato.

Quize decir que no, pero los tortolitos que hace poco estaban a mi lado habían desaparecido en el mar de gente que sé arremolinaba apretujada bailando de manera lenta.

—Eso parece — respondí resignada volviendo la vista hacia el simpático extraño.

—Me llamo Jack— se presento con una sonrisa tendiendome la mano.

—Meghan— respondi devolviendole la sonrisa

—No creo haberte visto antes por aquí, ¿eres nueva en la ciudad?

—Es relativo — acomodé varios mechones de mi cabello que comenzaban a salirse de la elaborada coleta que me habia hecho Yeng, tras mi oreja— es la primera vez que vengo a este tipo de club.

El chico pareció acercarse más a mi, era una situación extraña, me pregunté momentáneamente si así hubiera sido mi vida de no haberme metido en algo tan oscuro como lo era el mundo de Taylor, solo siendo una chica normal, llendo a fiestas, disfrutando de su vida escolar y conociendo a otros chicos, humanos comunes.

El círculo en torno a nosotros pareció apretujarse mas, mi cuerpo casi chocaba con el del chico frente a mi, me dedicó una sonrisa nerviosa, se la devolví sin saber que otra cosa decirle.

—¿Bailamos?— me extendió una mano.

¿Era un chico normal cierto? Y estábamos en medio de mucha gente, tenía a tres personas fuertes respaldandome, aunque fuera un gourmand no pasaría nada malo ¿Verdad?, Solo era bailar y ya ¿Cierto?.

Antes de que pudiera tomar su mano para unirme al baile una fría presencia llegó tras de mí y sujeto mi brazo para obligarme a detenerme, lo primero que note fue la dureza de un cuerpo tras de mí, y los guantes de cuero con iniciales bordadas en hilo de oro en ellos.

—No quiere bailar contigo — una voz gutural y amenazante respondió en mi lugar — piérdete.

Vi claramente como el rostro del muchacho iba perdiendo el color a medida que veía el rostro de la persona tras de mí, como si mirara alguna especie de criatura de pesadilla, rápidamente se disculpo y se marchó.

Taylor se inclino hasta quedar a la altura de mi oído.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? — preguntó en su habitual tono autoritario.

Su aliento rozó mi cuello erizando mi piel, toda la calma y paciencia que al parecer había estado teniendo se esfumó en ese instante.

A mi mente llegaron muchas preguntas ¿Cómo llegó tan rapido hasta mi si estaba literalmente al otro lado de la estancia?

—Estaba hablando con Mike —me límite a responder sin entender que ocurría.

—¿Mike?— soltó una risa incrédula — un tipo extraño se te acerca, hablan menos de dos minutos ¿y ya es Mike?

Me gire para ver su cara algo molesta, no se me había acercado en toda la noche y derrepente llegaba como un huracan a arruinarme la única chance de bailar con alguien que había tenido en....bueno en toda mi vida porque era la primera vez que algo como eso me pasaba, su rostro era la vivida representacion del fastidio, sus ojos se clavaron en la espalda del muchacho que rápidamente había vuelto a reunirse con su grupo.

Taylor tenso la mandíbula.

—Espero que haya tenido una buena vida — le oí susurrar entre dientes

—Taylor, no.

El pelinegro poso sus fieros ojos en mi, el bosque en su mirada pareció oscurecerse mientras observa de manera inescrutable mi atuendo, podría ser todo lo inexpresivo que quisiera pero podía sentir el calor proveniente de su cuerpo, quemando mi espalda.

—¿Fue idea de Axel?— preguntó sin quitarle los ojos de encima.

Maldita sea, su voz.

Asentí  con la cabeza sintiendo que el calor subía por mis mejillas.

—Me gusta como se ve en ti.

La piel me hormigueo bajo su toque, mi corazón se aceleró ¿Me estaba dando un cumplido? ¿El señor oscuro y amargado realmente estaba diciendo que me veía bien?

Busque algo con que distraerme para aminorar el tamborileo de mi corazón pero solo me encontré con un Axel en la distancia medio oculto a la vista, mostrando su brillante dentadura en una sonrisa bufóna mientras  levantaba el dedo pulgar en señal de completa aprobación y a una pelirroja capturando el momento con una cámara.

No, no, no, quize que me tragara la tierra.

—Necesito aire.— dije de inmediato soltandome del agarre de Abismor y perdiéndome entre la multitud.

Llegue al baño del club y pose mis manos sobre el lavamanos blanco, la música retumbaba como un eco lejano a traves de las gruesas paredes de hormigón, mi celular vibro dentro de mi bolso, inmediatamente lo tomé a sabiendas de quien podría ser.

Yeng:

Provecho hermana 😏

Lo sabía, ella y Axel habían estado conspirando para esto.

.・。.・゜✭・.・✫・゜・。.


Yeng Riley

Ya debía ser bien entrada la madrugada, aún había gente fuera de los clubs tambaleándose de regreso a casa, parejas demostrándole cariño en público, besándose, abrazándose o tomándose de la mano.

—¿Y bien? ¿Te divertiste?— preguntó Ax sonriente, aunque mantenía la vista fija hacia al frente mientras conducía.

A Collins no parecía caberle el entusiasmo en el cuerpo, al fin estábamos juntos en privado.

—Mucho, si, bastante— respondi asintiendo efusivamente —No tenía una noche así desde...bueno desde hace mucho.

—¿Valió la pena?— se mostró orgulloso ante mí.

—Cada maldito segundo — respondí mirando fijamente ese perfecto perfil que tenia.

Ambos soltamos una carcajada limpia y relajante.

El se fijó en el camino y yo me fije en el, en lo insoportablemene bien que se veía con aquel traje, se había quitado el blazer y desabotonado la camisa un poco, pues decía tener calor, había recogido las mangas de su camisa hasta el codo donde se podían ver los fuertes que eran.

Axel parecía sacado de alguna historia clasica. Estaba buenísimo.

El alcohol comenzaba a hacer estrago en mi mente, ¿a quien quería engañar? Aún estando totalmente sobrio cualquiera caería bajo los encantos de este hombre, la palabra buenisimo, no le hacia justicia, el cabello rubio le brillaba, desenfadado de una manera perfecta, se veía tan sedoso que fantasee con la idea de hundir mis dedos en el, su piel blanca con ese característico aspecto pálido le parecía aterciopelada, unos cuantos lunares del color de la miel esparcidos en un serpenteante camino a través de su cuello, se perdían en el cuello de su camisa, que ahora me parecía totalmente innecesaria, la nariz perfilada, esos hipnóticos ojos azules que le daban un aire enigmático y esa sonrisa juguetona, maliciosa y diabolicamente seductora en sus labios rosaceos.

Este hombre era la ruinas de mi existencia y el objeto de todos mis deseos.

¿De donde había salido?, ¿Era así por ser mitad gourmand? O ¿Era mitad gourmand por ser así?

Como sea mi cuerpo ardía con la necesidad de tenerlo enterrado en lo profundo de mi, quería volver a escuchar la manera tan exquisita en la que jadeaba mi nombre presa del deseo, y el aroma de su perfume caro con un nombre que solo un poliglota podría pronunciar bien envolviendome.

Lo quería.

No.

Lo necesitaba... y rapido.

Reparé en el ardor presente en la marca que me había dejado en la nuca, la clara muestra de que nos perteneciamos.

—Axel...— mi voz salio en un suspiro de necesidad.

—Mmm — el rubio se limito a contestar, mientras empujaba sus caderas en el asiento para estar más comodo.

Debía estar enloqueciendo, por todas las cosas que imagine posibles en este auto, los cristales estaban polarizados nadie podría vernos de todas formas ¿Verdad?

La camisa blanca se ajustó sobre los músculos de su brazos, su contextura era otro nivel, la complexión de un nadador con la diferencia de que sus manos eran varoniles y las venas se marcaban por debajo de su piel, eso le otorga un porte poderoso.

Axel detuvo el auto y se quito del cinturón de seguridad, por un momento creí que habíamos llegado a mi casa, pero estábamos en el mirador de la ciudad.

—Yeng — el rubio sonrio con su malicia característica —¿Sabes que escucho lo que piensas?

—¿Cómo?— pregunté atónita ante la sorpresa de ser atrapada pensando cosas indecentes.

Axel se deshizo de mi cinturón de seguridad con un movimiento ágil y fluido, tiro de mi brazo, haciendo que tuviera que ponerme a horcajadas sobre el.

Sujeto mis manos y las guió hacia su inmaculada cabellera rubia.

—Querías hundir tus dedos en mi cabello  mientras yo ¿que? — puso en palabras mis pensamientos sin apartar  su mirada de la mía.

—¿Cómo sabes eso?— exclame avergonzada.

Sus manos descendieron hacia mis muslos en donde dio un ligero apretón

—Los que están destinados tienen ciertos beneficios — su aliento rozó con la piel expuesta en mi escote haciendo que temblará de anticipación.

Quize preguntarle desde cuando estaba  husmeando en mis pensamientos pero antes de que pudiera hacerlo sus labios hicieron presión con los mios, su lengua roso contra ellos como si pidiera permiso para hacer el beso más profundo.

¿Dios santo, habría mejor sensación que esta?.

No, por supuesto que no, este hombre era como una droga potente, de esas que te vuelven adicto y debastan todo a su paso, algo realmente peligroso, que sabía a gloria, no, no era gloria lo que saboreaba era....

Ambrosía.

Me separe momentáneamente de el para recuperar el aliento sorprendida por la similitud de esa extraña bebida que hoy había probado y la sensación que me provocaba estar con Collins.

Me vio consternado, con la protesta en su mirada, tenía la respiración agitada obviamente quería continuar y llevarlo hasta el fin de las consecuencias.

—Sabe igual— murmure con la voz entrecortada.

—¿Que cosa?— quizo saber el rubio, mientras acercaba su boca a mi barbilla y depositaba pequeños besos  desde ahí hasta mi cuello.

—La ambrosía y tu...— logre decirle en medio de los pequeños jadeos que se escapaban de mi boca — saben igual.

Un gruñido de aprobación fue lo que recibí del rubio mientras, añadía una lamida y un mordisco suave.

Gemi ante la sensación, me había acostumbrado tanto a que marcará mi cuerpo con sus mordidas que en algún punto ya no dolían en absoluto, todo lo contrario, hacían que me retuerza de placer.

Mis manos descendieron hacia su pecho, cualquier cosa que interfiera entre el contacto piel a piel de nuestros cuerpos estaba demás, estamos a 14 de febrero, 15 en realidad porque pasa de media noche, deberia tener frío pues el invierno aún no acaba, pero en su lugar me estoy derritiendo por el toque del infierno llamado Axel Collins.

De manera sutil llevo sus manos hacia mis piernas subiendo por mi piel desnuda, mientras la tela de mi vestido cedía a sus caprichos elevándose y dejandome casi desnuda, mi piel ardia al contacto con sus manos, que no perdian detalle, las mordidas no se detenían, aquella extraña acción hacia que me cueste respirar y mi cuerpo temblará, me deje llevar, dejando que me quitara la prenda, acariciando su cuerpo, besando y mordiendo totalmente presa de la creciente necesidad que se enroscada en la parte baja de vientre.

Axel me tomó por la cintura y me envolvió con sus brazos fuertes y varoniles, su fragancia era puro lujo y poder, la necesidad en ambos estaba alcanzando niveles peligrosos, me removi inquieta sobre el creciente bulto en su entrepierna.

Eso hizo que sonriera en medio del beso, encantado de que fuera yo la que estaba tan necesitaba de tenerlo, tal vez fuera la marca en mi nuca, talvez era que simplemente lo quería, pero no deseaba que este precioso momento terminara nunca.

Con una mano se deshizo de mi sujetador, por no decir que lo destrozo, podría verse muy humano, pero perdía el control  y algunas de sus características de gourmand se manifestaban, por ejemplo esas garras retráctiles oscuras, los colmillos afilados y esa lujuria insaciable que jamas podía ser aplacada.

Se separo de mi, para descender hacia mi pecho y aprisionar uno de ellos en su boca, las afiladas garras de sus manos delinearon el contorno de mi figura acompañado de la succión en esa zona sensible, mordi mi labio inferior en un intento de no elevar mi voz.

Axel mordio el botón endurecido haciendo que mi esfuerzo por mantenerme callada se fuera al carajo.

—No hay nadie por aquí — dijo estimulando en pequeños círculos mis senos — no necesitas mantenerte callada, puedes hacer todo el ruido que te venga en gana, nadie vendrá a interrumpirnos.

Sus labios nuevamente se sellaron con los mios, mi mente se nubló, mi cuerpo se debilitó, estaba a su merced, solo existió el sabor de sus labios, la húmeda fricción de su lengua con la mía y su respiración pesada contra mi rostro. Me hizo olvidar de todo mi control.

Lo necesitaba,  y el disfrutaba torturarme con la espera, mis manos descendieron hacia el borde de sus pantalones, desabroche su cinturón, seguidamente su pantalón, baje el cierre.

¿Qué era toda esta ansia? No se sentía así antes, bueno si sentía que me atraia de manera antinatural a hacer todo tipo de cosas para satisfacerme,  pero esto era mil veces peor, sentía mi sangre hervir, mi corazón estaba tan acelerado que temia que me rompiera algo.

Libere su falo y lo envolvi su maravillosa extension con mis dedos, bombeando de manera suave de arriba a abajo.

—Si sigues así—  Axel reprimió un gemido ante el toque —enserió vas a matarme, pequeña.

Axel se deshizo de mis bragas de un zarpaso, el salvajismo del acto solo hizo que lo que sea que me hubiera calentado tanto se intensificará más.

Sin previo aviso el me tomó de la cintura, obligándome a cambiar la posición, reclino el asiento del conductor y me recostó sobre el, separando mis piernas y posicionándose entre ellas, ambos liberamos un gemido ahogado cuando su grandeza rozo mi entrada.

—Rápido — ordene en medio de jadeos desesperados.

Rodee su cuello con mis brazos y sus caderas con mis piernas presionando sobre ellas, invitandolo a entrar.

Sus ojos azules se veian sombrios estaba totalmente absortos en la situación y parecia no percibir nada que no fuera yo, solté un gemido cuando mi interior empezó a recibirlo, finalmente, poco a poco, su agarre se volvió más fuerte al rededor de mis caderas, y un gruñido de satisfacción se escapó de sus labios una vez que estuvo por completo dentro.

El ritmo fue aumentando, mientras mis caderas acompasaban su ritmo haciendolo llegar mas profundo, me aferre a su cuerpo con necesidad, mientras soltaba maldiciones por lo bien que se sentia, y alentandolo a ir mas rapido, sentia que podría romperme, se que podría romperme con esa fuerza bestial que poseia, pero solo veia las estrellas por el placer que me embriagaba, mis sentido están a punto de explotar, llevándome al extasis.

El roce de sus afilados colmillos con mi piel hacia que sienta escalofríos, me atrajo más a el, y no me resisti por la necesidad de sentir el calor de su piel sobre la mia, sus manos se deslizan por la extension de todo mi cuerpo haciendo presión en los lugares indicados, mi cuerpo se arqueo en respuesta.

El fuego en mis entrañas aumento mientras el placer se enroscada cada vez más y más en mi vientre, hasta que finalmente estalló.

Los vidrios estaban empañados y nuestros cuerpos empapados en sudor Collins apoyo su frente contra la mía.

—A lo que más deseas — dijo sin aliento sobre mi.

—¿Qué?— pregunté sin entender de lo que hablaba.

—La ambrosía —se separo de mi apenas unos centímetros dedicándome una sonrisa — sabe a lo que más deseas.


.・。.・゜✭・.・✫・゜・。.

Meghan Alice Bennett

La celebración había llegado a su fin, para ser mi primera vez en un club me la pase realmente bien, había bebido ambrosía hasta estar saciada, baile con mis amigos, reímos de cosas sin sentidos y simplemente disfrutamos el momento, bueno dejando de lado el mal humor de Taylor todo fue como un sueño, me sentía en las nubes, mientras regresábamos a la gran mansión Abismor.

El camino hacia la entrada estaba oscuro pero los pasos de Taylor eran seguros, así que los míos tambien, la nieve seguía presente por todas partes, brillando de manera argenta ante la luz de la luna llena, le daba a los jardines cierto aire etéreo.

La figura imponente del hombre que guiaba mis pasos en medio de la noche se veía esbelta y retorcida, de alguna forma me gustaba como parecía fundirse en la oscuridad, con todo ese misterio y peligro rodeándolo, podría tener miedo de su presencia, pero en realidad me sentía bastante protegida cuando estaba a su lado.

Sonreí al ver que no se había quitado los guantes que le obsequie.

Estuve tan nerviosa por nada...

Pensé aliviada de que le gustaran.

—¿Nerviosa porque?— el silencio fue roto por su voz aterciopelada.

Di un respingo de sorpresa, aveces si que era molesto no tener privacidad en tu propia cabeza.

—Por el regalo — Confesé algo avergonzada — no sabía si te gustaría.

Taylor me observo de reojo.

—¿Porque?— volvió a preguntar.

¿En qué momento los papeles se invirtieron?, normalmente soy yo la que tiene mil y un dudas, pero un Taylor hablador no estaba mal.

—Porque tu lo tienes todo — susurre algo apenada — no hay nada que yo pueda darte que no tengas ya, así que no sabía que podrías querer.

Un trozo de hielo en el suelo hizo que resbalara, lo que me faltaba, una mano firme me sujeto del codo estabilizandome de inmediato para evitar que me estampara de cara contra el suelo, aveces le envidiaba esa agilidad.

—Meghan — dijo con un tono más suave— tu me das todo con solo respirar.

—No es eso a lo que me refiero — reprimi la tonta sonrisa que estaba por formarse en mis labios ante tal declaración — hoy es un día especial.

El enarco una ceja y adoptó un aire pensativo.

—¿Qué tiene de especial? — preguntó  derrepente cuando llegamos al vestíbulo de la mansión— Collins me explicó ciertas cosas —aclaró al verme extrañada por la pregunta — pero quiero saber que lo hace tan especial para ti.

—Bueno — me lo pensé mientras me quitaba los tacones, no podía dar un paso más con ellos puestos — pues, los amigos se regalan cosas y pasan un rato divertido y las parejas se ponen románticas y esas cosas.

Taylor me observo con detenimiento mientras me quitaba el abrigo, casi me arrepentí de haberlo hecho frente a el, sentía que me desnudaba con la mirada.

—¿Las parejas se ponen románticas?— preguntó sin entender —¿te refieres a citas y tiempo a solas?

Parpadee sorprendía, la verdad Taylor no parecía del todo ajeno a la forma de vida humana, pero dado que detestaba a la humanidad misma llegue a pensar qué cosas como, el romance y las citas le parecían algo estupido.

—Pues si, resumiendolo si—  avance hacia los muebles en penumbra, la verdad aun no quería que la noche terminara, y la ambrosía parecía haber limado las asperezas en el genio de Taylor.

—¿Y como es ese asunto de las citas? — preguntó Taylor, intrigado. — ¿como es entre los humanos?

Con una floritura de su mano la chimenea se encendió por sí sola, iluminando tenuemente la estancia, de repente estaba sentado a mi lado mirándome con vivido interés, no se a donde quería llegar con todo esto.

—No lo se en realidad, supongo que pasar el rato juntos haciendo cualquier cosa — me límite a responder ante mi falta de experiencia.

—Entonces estamos en una cita— señaló el.

—Algo parecido.

Taylor llevo su mirada a la caja en la que guardaba el libro.

—Me cuesta mucho saber lo que quieres, Meghan.

La confesión, hizo que quisiera sonreír pero por primera vez el me estaba abriendo su corazón, no queria que levantara los muros otra vez.

—Yo solo quería que todos se divirtieran esta noche — mis ojos no pudieron evitar fijarse en el hombre a mi lado, lucia relajado, no tan rígido y serio como siempre —y el libro lo había estado queriendo desde hace mucho

Taylor negó con la cabeza.

—No es a eso a lo que me refiero, tu eres un ser muy complicado, aveces parece que te conformarias solo con vivir un nuevo dia y aveces quieres... cosas, muchas que no entiendo como darte.

—Creo que perderías la cordura si trataras de entender cada aspecto de mi — juguete nerviosa con mis manos.

—No pierdo nada intentándolo. — se inclino un poco hacia mi.

—Es enserió Taylor.

—Dime que más hacen las parejas humanas— exigió.

—¿Porque de repente insistes tanto con eso?— cuestione con el mismo tono exigente.

Taylor se encogió de hombros como si él motivo en sí no fuera importante, resople con cansancio, talvez fuera yo la que enloqueceria si seguía tratando de entender sus extraños cambios de humor.

—Se besan o deciden pasar las noches— oculte mi rostro pues sentía mis mejillas arder— ya sabes juntos.

¿Porque estábamos teniendo esta conversación? Claramente el tiene experiencia en estas cosas, ¿porque me estaba orillando a decirle lo obvio?

—¿Y tú quieres eso tambien?

Casi me ahogo con mi propia saliva por la inesperada pregunta, en medio de un ataque incontrolable de tos logre divisar al maldito sonriendo de manera ladina.

—Comprendo — respondió con simpleza una vez  que me calme — así que una cita, besos ¿y luego?

—No se que quieres que te diga, todo eso lo sabe la gente enamorada— corte el interrogatorio.

Pero por supuesto eso a el le importo un bledo, fruncio el ceño.

—Quiero saberlo porque parecías muy interesada en Mike — remarco el nombre con el tono inmisericorde que usaba para dictar la sentencia de muerte a quien sea que se atreviera a desafiar su autoridad.

—Hay por favor, solo quería bailar— puse los ojos en blanco con hartazgo, había estado insoportable luego del pequeño encuentro que tuve con el susodicho.

—Si por supuesto, mientras se restregaba descaradamente contra tu cuerpo —respondió con su tan adorado sarcasmo.

—No es así, no parecía un mal tipo.— quize defenderlo de sus acusaciones, la verdad no me incómodo en ningún momento, parecía un chico respetuoso, decente.

— No te atrevas a defenderlo —me fulmino con la mirada —conozco muy bien las intenciones de ese tipo de mortal.

—Estás exagerando.

—En lugar de un libro debí regalarte un par de lentes — escupió entre dientes.

Basta de estupideces, me puse en pie totalmente indignada, lo señalé con un dedo acusatorio.

—A ti también se te acercaron chichas y no estuve haciendo drama o ¿si? —explote de mala manera, había llegado al limite de mi paciencia.

—Eso es diferente —entorno los ojos.

—¿Porque es diferente?—bufé molesta.

Taylor también se puso en pie más molesto de lo que había estado en semanas.

—Porque me perteneces —exclamó iracundo.

—No, no, no, vamos a aclarar eso de una vez— dije con firmeza — eso es muy ambiguo, te la pasas diciendo que te pertenezco pero tu sigues haciendo lo que te da la gana.

—¿Te parece que ando detrás de cada mujer que me encuentro?

—No

—Pues ahí esta, eres mía y punto.

—No soy un maldito objeto—replique sintiendo la ira quemar todo mi ser

—No me refiero a que seas un un puto objeto, si no que me cabrea mucho que....— se interrumpio, pareció pensar en algo y luego  se pasó una mano por él cabello frustrado.

—No entiendo a donde quieres llegar, ni siquiera sientes lo mismo por mi

Esa flecha dio justo en el núcleo  de la ira de Taylor, pues avanzo a grandes zancadas hacia mi,

—No siento lo mismo desde tu perspectiva, pero desde la mía, tu no eres de nadie más que de mi ¿Te queda claro? —me dijo cogiendo mi rostro para obligarme a mirarlo —estamos juntos y todos los saben ¿O no te queda claro porque no te lo e pedido como tu amiguito allí fuera? ¿Tengo que preguntar si quieres ser mi novia? Porque yo creo que te haz puesto sola en ese lugar y estas bastante cómoda con el.

La tensión pareció aumentar.

—Ni te atrevas, fuiste tu el que apareció en frente de todo el mundo a decir que era tu mujer — señalé con firmeza sin desmosarle temor — esta relación es confusa.

— Escúchame bien iletrada porque no lo volveré a repetir, tu eres mi mujer, todo el maldito tiempo lo eres, pero crees que no porque no andamos pegados todo el tiempo como garrapatas.

Solté una risa absurda.

—Eres increíble....

—¿Qué?— dijo aún más furioso

— Te la pasaste toda la noche ignorandome, pero en cuanto viste que alguien se acerco a mi, te pones como loco — entorno los ojos— ¿Que diablos te molesta?¿Entender que puedo interesarme en alguien normal? ¿O que puedes perderme?

Taylor no me soltó, pareció que le había echado leña al fuego.

—Yo nunca te perderé, Meghan— susurro con su mirada oscurecida y siniestra sobre mi.

—Grandes palabras para un hombre que no puede mantener la calma, ¿Estás seguro de lo que dices?

—Pruebame — se inclino hacia mi como si fuera a besarme, mi cuerpo se estremecio por la anticipación,  pero eso solo hizo que una odiosa sonrisa de suficiencia apareciera en su rostro—Ningún estúpido mortal te haría temblar como yo.

—Quizás tiemblo de miedo— trate de defenderme, pero la cercanía estaba despertando un extraño hormigueo bajo mi piel.

—¿Tu? ¿Con miedo de mi?— enarco una ceja y resoplo de forma burlona — haz estado acabando con mi paciencia  dese el primer día que cruzamos palabras, no hay ser en esta tierra más valiente que la iletrada de ojos hazel que se atreve a llevarme la contraria, aún  sabiendo que podría matarte en cualquier momento — en sus ojos de jade chispeaba la malicia salvaje — ahora mismo tiemblas de deseo.

—En tus sueños Abismor — respondí ceñuda.

Taylor actuó tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar, enredo su mano libre en la coleta que Yeng me había hecho y de un tirón me atrajo a su boca.

Me dio un beso, brusco,demandante, y salvaje, el contacto me quemo en un placer arrollador, me beso como si él fuera mi gran y único dueño, uno que reclamaba ser reconocido.

Descubrí para mi molestia que no quería ser besada de otra manera que no fuera esa, cuando nos separamos tuve que hacer un gran esfuerzo por recuperar el aliento.

—¿Y bien?¿Crees que un simple mortal podría hacerte sentir asi?— preguntó complacido, aún sin soltar mi cabello.

No quize responderle y darle el placer de tener la razón.

—Eres tan terca —gruñó molesto — bien, será como tu quieres.

Un segundo estuve en el piso y al siguiente estaba sobre su hombro, con mis piernas aprisionadas con uno de sus brazos y el mundo de cabeza, sentí como el vestido de por sí mezquino se subía por mis piernas, tuve que sujetar la tela y tirar de ella para evitar exhibir mi ropa interior, el pelinegro avanzaba furioso por los pasillos de la mansión.

—¡Bajame, animal!— le grite dándole golpes con mi mano libre en la espalda. —Bajame o juro que...

Mis palabras se vieron interrumpidas por un grito de algo parecido al dolor y la sorpresa, Taylor había mordido uno de mis muslos.

—Me duele imbécil. — le reclame aun más furiosa.

—Sigue amenazandome y creeme que se pondrá peor— exclamó igual de molesto abriendo una puerta de sopetón.

—Bajame en este instante Taylor Abismor — le ordene

—Como desee su majestad— dijo con tranquilidad para después tirarme sin cuidado a la cama frente a el.

Me incorporo mas que dispuesta a decirle sus verdades, pero un vistazo a la habitacion, levemente iluminada por una gran candelabro, y fui horriblemente consiente de donde estaba en este preciso momento, la molestia fue reemplazada rápidamente por un sentimiento desconocido.

—¿Porque me trajiste a tu habitación?— preguntó sintiendo mis mejillas arder.

Taylor esta de pie, frente a la cama, lentamente se quita la corbata mientras se relame los restos de una sustancia carmin en los labios, me obligo a arrancarle la mirada de encima mientras siento como si un puño envolviera mi corazon y lo apretada con fuerza, ante la imagen de ese hombre imponente frente a mi, su mirada intensa esta fija en mi y aun así escucho un "clic" proveniente del seguro de la puerta.

—No saldrás de esta habitación, hasta que tengas claro a quien le perteneces — hay algo perverso en como la comisura de sus labios se eleva en una sonrisa ladina.

Llevo mi mirada hacia la parte que mordio en mi muslo y me encuentro con una hilera de dientes marcada de la que brotan pequeños hilitos de mi propia sangre.

Trato de levantarme pero el avanza rápidamente hacia la cama, tomando mi tobillo y arrastrándome hacia el.

Quedo atrapada entre la cama y su cuerpo mientras mi tobillo sigue presa de su mano, posa la otra sobre mi pierna libre, inmovilizadome por completo, trato de cubrirme tirando de la tela del vestido, debería haberme puesto mis jeans de siempre, esto era humillante, Taylor aumento la presión en su agarre de mi tobillo, dejo caer parte de su peso  sobre mi, haciendo que nuestros rostros estén peligrosamente cerca.

—Respondes a mi — susurro sobre mis labios —me obedeces a mi, me perteneces a mi — el inmisericorde tono en su voz me hizo sentir diminuta — todo de ti, es mio, tu existencia, tu vida, tus pensamientos, me perteneces y si algún otro imbecil intenta algo, voy a destrozarlo, ¿Entendiste?

Su calido aliento rozo mi piel haciendo que maldiga internamente por el manojo de nervios que soy en este momento.

—Meghan — dice mi nombre de forma que escandalizaria a cualquiera —no hay forma de puedas huir de esto, recuerda que tu te lo buscaste.

Una sonrisa curva su boca y mis ojos se plantan en sus labios.

Peligroso, esto es jodidamente peligroso, el calor me enciende la piel, ante su tacto, no se si es bueno o malo pero este tipo de amenaza...podría terminar gustándome.

Los escasos centímetros entre nosotros se sienten como yesca lista para arder ante el menor indicio de calor y yo soy una llama viva, arrugó la frente al sentir como la necesidad me consume a niveles peligrosos ¿Qué diablos es esto?...casi se siente como...lujuria

—Te lo dije antes ¿recuerdas? — sus odiosos ojos verdes mantienen la altives incluso en esta situación. — Esa marca en tu costado te une a mi, todo lo que sientes es solo un eco de lo que yo puedo sentir — su voz suena tensa

El deseo acelera aún más mi corazón cuando siento como toma mis manos y las ata firmemente con la corbata que se habia quitado, queria protestar pero mis labios fueron sellados por los suyos.

Calido y desesperado, sin saberlo esto era lo que necesitaba no hay lugar en el mundo en el que preferiría estar. Darme cuenta de eso debería regresarme a la realidad, pero solo provoca que me acerque pidiendo mas.

Taylor posa una mano en mi cuello, apretando suavemente para que levante el rostro por reflejo para que el beso sea más profundo y mis labios se abren, ansiosos porque el fuego no hace más que aumentar.

El acepta la invitación y desliza su lengua sobre la mia, con movimiento expertos que me dejan sin aliento quiero jalarlo hacia mi cuerpo, pero el amarre en mis manos me lo impide mientras el deseo sube y baja por mi espalda.

Sabe a peligro, a caos y destrucción a todo lo que no debería querer y sin embargo puedo evitar  necesitarlo.

«Más cerca, lo necesito más cerca.»

Una voz en la profundo de mi mente lo reclama con exigencia.

—Meghan —gime, y el sonido de mi nombre en sus labios despierta aún más lo que quiero negar.

Como si pudiera escuchar mis pensamientos me besa con más intensidad, siente tanto deseo como yo, o talvez más, envuelvo mis piernas alrededor de su cintura aferrandome a el como si mi vida dependiera de que ese beso nunca termine.

Estoy perdida...

Pienso mientras lo veo deshacerse de su camisa, revelando su torso bien marcado y tonificado, mi cuerpo se eriza y el calor desconocido en mis entrañas me consume con más intensidad  ante la vista que tengo.

Lo veo, lo miro de verdad, es más que guapo, sus facciones fuertes y armoniosas, el color en sus ojos es aun mas hermosos cuando lo vez tan de cerca, la marca que escala desde sus muñecas hasta perderse en su hombro, incluso eso me gusta y lo sabe por la expresión triunfal en su rostro.

Cierro los ojos para poder escapar de esos ojos que pareciera que ven hasta el último de mis pecados, cuando otra oleada del intenso calor recorre mi ser

Sus manos se deslizan por mis muslos con avidez, trato de interponer mis manos, pero las toma con facilidad  y las pone sobre mi cabeza, la vergüenza  sube rápidamente hasta teñir todo mi rostro, apreto más mis ojos y giro mi cara.

—Mírame — me ordena con tono exigente.

Niego con la cabeza, y enseguida siento como eleva una de mis piernas para morderme en la cara interior del muslo sin piedad alguna.

Gimo adolorida.

—Duele— abro los ojos como me a pedido, molesta.

—¿Enserio?—veo claramente como pasa su lengua sobre la zona afectada, haciendo que ahogue un jadeo y mi cuerpo se estremezca. — esos sonidos que haces no parecen los de una persona adolorida.

Presionar sus labios sobre la herida, duele, pero también se siente bien, el calor llena mi cuerpo en oleadas salvajes y adictivas encendiendo cada centímetro de mi piel, mientras su boca deja un camino de besos en mi cuello que me obliga a gemir, mi espalda se arquea ante su toque, el hormigueo en mi piel aumento a medida que sus manos expertas se deslizaban por mi cuerpo, explorando, apretando, memorizando cada línea de mi cuerpo.

Esta clase de desesperación no es natural, es un incendio que nos va a convertir en cenizas a ambos si se lo permitimos.

Sus caderas presionaron contra la zona sensible que más me dolia en este momento, haciendo que suelte un gemido suave, el pelinegro levantó el vestido corto y entallado, eleve mis caderas por puro reflejo para ayudarlo, sin pensar, la acción pareció divertirle pues estaba probando su maldito punto.

El brillo depredador en sus ojos, bajo lentamente, poco a poco por todo mi cuerpo, y de la misma forma volvieron a ascender.

—¿Este era el "plan B" del que hablaba la pelirroja? — preguntó tocando levemente el encaje de la lencería que me había puesto.

—¿Escuchaste eso?—pregunté entre jadeos.

—Talvez —Se limito a decir a medida que se acercaba a mi despacio,  mi respiración empezo a agitarse aún más ante el roce de mi piel contra la suya que parece arder, es como tocar arena en un día soleado.

Sin el menor remordimiento arranco las piezas de mi cuerpo, el sonido de la tela rasgada hizo que diera un respingo de sorpresa.

—Eres preciosa, Meghan.— dijo mirando con detenimiento, mi cuerpo desnudo.

Atacó nuevamente mi boca, con  desesperacion, como si yo fuera el aire que le hacía falta, como si su vida dependiera de ello, y creo que la mía si.

Mordí su labio inferior y en respuesta obtuve un gruñido de satisfacción que retumbó en su pecho.

Nuestras respiraciones parecian mezclarse, mientras el descendia hasta mis pechos desnudos y enroscaba su lengua alrededor de aquellos sensibles botones, cada vez mas endurecidos por sus atenciones, su mirada me quemaba me exponia, hacia que me sienta diminuta a su lado, pero también hacia que mi corazón se desboque, que tuviera miedo y lo necesite al mismo tiempo.

Era exitante y aterrador a partes iguales.

Su mano descendió entre nuestros cuerpos, haciendo recorrer un escalofrio por mi espalda cuando poso sus dedos de mi entrada.

Solté el aire que hasta ahora no sabía que había estado conteniendo por la expectación del momento cuando se pasearon por mi piel humeda y sensible dibujando formas circulares en mi centro, intento mover la cadera contra su mano para sentirlo mas, pero me lo impide, atada e inmovilizada solo puedo recibir lo que el decida darme.

—Taylor, mis manos...— Mis palabras suenan ahogadas, por las oleadas de placer que recorren mi cuerpo entero— suéltalas.

—No te lo mereces — responde mordiendo mi cuello suavemente, mientras continúa tocando esa parte sensible.

Hace que mi cuerpo se retuerza y un gemido se escape de mis labios, es como si tuviera electricidad en las manos.

—Por favor...— logró decir en una suplica mientras siento como si corriera fuego vivo bajo mi piel.

Pero en lugar de cumplir mi deseo se detiene, y aleja su cuerpo de mi, haciendo que sienta el frío de su ausencia.

El se veía magnífico así, el cabello oscuro desordenado, los hombros libres, anchos, poderosos y...aquel incremento en el volumen del bulto de su pantalón.

Mis mejillas ardieron al ver como limpiaba el desastre húmedo que había dejado en sus dedos con su boca.

—De acuerdo haré lo que me pides — finalmente acepto—repite después de mi.

Hice un gesto de fastidio.

—Respondes a mi — susurro mientras tomaba mi barbilla para obligarme a mirarlo.—me obedeces a mi, me perteneces a mi — su voz hizo que el calor en mi cuerpo  aumentara de manera agonizante.

Ni siquiera tuve la fuerza para negarme, hice exactamente lo que me pidió, sintiendo la desesperación aumentar a medida que el tiempo corría.

—Eres tan linda cuando suplicas— dijo cuando finalmente libero mis manos de el amarre de su corbata.

Taylor atrapa mi boca en un nuevo ataque salvaje, ahogando mis gemidos entre besos, entierro las uñas en sus hombros y arqueo mi espalda mientras el va trazando círculos cada vez más pequeños en aquel punto exacto, intensificando cada vez más el dulce ataque del placer.

—Más — es lo único que puedo decir, como una exigencia, mientras mi piel arde y mi pulso se sale de control, solo puedo aferrarme a su cuerpo sintiendo que me pierdo en aquel mar de sensaciones nuevas.

Su piel bajo mis dedos se siente imposiblemente suave sobre todos esos musculos, recorro su espalda memorizando cada centímetro mientras su cuerpo se estremece ante el contacto.

Ahogo un grito al sentir un par de dedos invadir mi interior, Taylor los curva hacia mis paredes internas haciendo que muerda mi labio inferior para reprimir mis quejidos, la fricción y la presión me llevan al borde de la cordura.

El calor amenza con sofocarme retorciéndose en la parte baja de mi vientre de manera violenta, muerde mi hombro y el escalofrio que provoca dicha acción hace que clave las uñas en su espalda, es raro, doloroso, pero se siente bien.

Exclamó su nombre entre gemidos mientras el placer baja y vuelve a encenderse, me deja convertida en nada más que jadeos y deseo salvaje cuando saca sus dedos de mi interior  me doy cuenta de que en este momento no hay nada que el pueda pedirme a lo que yo pueda negarme.

Lo necesito más de lo que quiero admitir.

—Meghan — ronronea mi nombre en una advertencia cuando nota que estoy buscando los botones de su pantalón.—¿sabes siquiera lo que estás haciendo?

Claro, termino lo que empezó, por un segundo me gana el nerviosismo ante las posibles consecuencias de mis actos, pero ya habíamos llegado demasiado lejos de todos formas.

Mi pulso se acelera descontroladamente al verlo completamente desnudo frente a mi, nada de lo que Yeng me hubiese aconsejado antes serviría para prepararme mentalmente, Taylor jala mis caderas, sus ojos se clavan en los míos el hambre que veo dibujada en la tensión de cada parte de su cuerpo es mi ruina.

—¿Estás bien? —prguntó mientras ingresaba en mi, le estaba costando mantener el control, queda claro que nunca había estado con una virgen.

Asiento mientras hundo mi rostro en el hueco que hay entre su cuello y su hombro, ahogando un grito al sentir su tamaño invadir la parte baja de mi cuerpo, mi estremecí ante la nueva sensación.

Gimo contra su boca cuando finalmente está dentro,  demasiado profundo.

Nuestras bocas se encuentran en un beso desesperado mientras la cama cruje bajo nuestro peso meciéndose, la habitación empezó a llenarse del sonido de nuestros cuerpos chocando, fue imposible contener mis sonidos, pues en cada embestida se encajaba más profundamente en mi.

Se hunde más en mi cuerpo, tomando un ritmo brutal mientras besa mi cuello  y su mano sube para agarrarme un pecho, no puedo pensar en otra cosa que no sea el, las sensaciones suben, bajan, giran, se enroscan, me aferro a el como si fuera lo único que me mantiene anclada a la tierra, el sudor está perlando nuestra piel.

Hasta que finalmente toda la tensión es liberada, mientras clavo las uñas en sus hombros y el deja escapar un jadeo ronco de sus labios.

.・。.・゜✭・.・✫・゜・。.

Aquella mañana cuando Meghan despertó sobre el pecho desnudo de Taylor, lo primero en ver fue el libro que éste le había regalado en la mesita de noche a su lado, le pareció extraño pues habría jurado haberlo dejado en el vestíbulo de la mansión.

A su lado el pelinegro descansaba plácidamente, disfrutando de un sueño profundo, Meghan decidió echarle una ojeada al libro.

En el momento que lo abrió de entre sus páginas callo una fotografía.

Una fotografía de ambos, de el y de ella,  Taylor y Meghan juntos, tomada algun día en el que ella no se había dado cuenta.

Estaban solos, mirándose, riendo con complicidad.

Sonrió viendo con asombro el obsequio,  así que el libro si tenía sorpresas después de todo.

Si alguien le hubiese preguntado como se sentía en ese momento habría respondido:

Como una colegiala enamorada.

Tenía un recuerdo que al igual que la marca en su costado, no desapareciera jamás.

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