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Especial 35.5


IN MY ROOM

Los centímetros entre nosotros se sienten como yesca lista para arder ante el menor indicio de calor y yo soy una llama viva, esto es todo de lo que debería huir y sin embargo aquí estoy viendo sus odiosos ojos verdes refulgir como jade en contraste con las iluminación proveniente de la chimenea, este año el invierno a sido uno de los más crudos y fríos en Canadá y aún así no entiendo como es que siento que estoy en medio del Sahara bajo esa mirada llena de un hambre casi animal.

—Taylor...—no encuentro las palabras correctas.

Me observa con una intensidad que me hace tambalearse hacia el.

—Dime, Meghan — hay algo perverso en como una de las comisuras de sus labios se eleva en una sonrisa ladina.

Taylor cuando esta siendo un amargado y mandon, peligroso y letal, tiene un aspecto increíble que me acelera el pulso y despierta un extraño cosquilleo bajo mi piel, pero el Taylor riéndose y viendome de esta forma sin parecer intimidante es simplemente....

Me obligo a arrancarle la mirada de encima mientras siento como si un puño envolviera mi corazon y lo apretada con fuerza.

Soy horriblemente consiente de donde estoy en este preciso momento, la adrenalina luego de haber escapado del horror de la noche ahí fuera en los pasillos a sido reemplazada por algo totalmente diferente.

Mi visión se vuelve borrosa y la necesidad me llega de golpe, arrancandome cualquier pensamiento lógico que no sea saciar la insoportable...

—Meghan— dice mi nombre como si fuera un ronroneo —¿Aún piensas que no me perteneces?.

—¿Que? —trato de decir pero la palabra me sale en un jadeo de necesidad.

Lo veo, lo miro de verdad, es más que guapo, sus facciones fuertes y armoniosas, el color en sus ojos es aun mas hermosos cuando lo vez tan de cerca.

—Esto —vuelve a presionar sus labios justo en el lugar donde tengo las heridas en mis palmas, haciendo que cada vello de mi cuerpo se erize y el calor desconocido en mis entrañas me consuma con más intensidad —entre los que son como yo—explica en voz baja— cuando estas destinado a ser de alguien esto es lo que pasa si permites que pruebe tu sangre.

Cierro los ojos para poder escapar de esos ojos que pareciera que ven hasta el último de mis pecados, cuando otra oleada del intenso calor recorre mi ser.

—¿Sientes como si te estuvieras quemando? — y eso es poco decir, una necesidad innegable e insaciable casi me tira de rodillas.

El brazo de Taylor envuelve mi cintura para que no caiga.

—Tan intenso y devastador que que quema mis huesos — suspira— desde el momento en que te vi.—su mano aprieta mi cintura y juro que puedo sentir el calor de su tacto pese a la ropa.

Lo miro sin poder creer lo que ne esta diciendo.

—Aunque existen formas de bloquearlo —el inmisericorde tono de su voz hace que se me estruje el corazón contra las costillas.

–¿Encerio me ayudaras?

—Pídelo amablemente —acerca más su rostro a mi. — me parece justo por todo lo que me haz hecho pasar.

Hago un gesto de fastidio.

—¿Lo que yo te e hecho? —cuestionó con incredulidad.

—Me haz dado un par de sustos de muerte, así que me parece una buena regla de compensación pedirte que digas «por favor»

Su calido aliento roza mi piel haciendo que maldiga internamente por el manojo de nervios que soy en este momento.

Una sonrisa curva su boca y mis ojos se plantan en sus labios.

—Di por favor — continúa.

—¿Siempre eres así de difícil? — me atrevo a preguntar.

—Solo cuando se que tengo algo que necesitas, ¿Qué te puedo decir? Me gusta ver como tus mejillas se sonrojan cuando sientes vergüenza.

Arrugó la frente al sentir como la necesidad me consume a niveles peligrosos ¿Qué diablos es esto?...casi se siente como...

—Como desee, ¿Taylor? —acercó más a el ofreciéndole una sonrisa—¿podrias, por favorcito ayudarme antes de que esto se salga de control?

Sonríe de nuevo y lo siento como una caricias.

Peligroso, esto es jodidamente peligroso, el calor me enciende aún más la piel, tanto que me debato quitarme la ropa justo ahora solo para sentir un poco de alivio.

—Como lo pediste amablemente — acomoda su postura y lleva sus manos a mis mejillas, acunando mi rostro, antes de levantarlas para agarrar mi cabeza — Cierra los ojos.

—¿Es necesario que me toques? — mis ojos se cierran al sentir el tacto gélido de su piel contra la mía.

—Para nada, solo es una de las ventajas de no pensar con tanta claridad —cierto alivio recorre mi cuerpo pero no es suficiente para aplacar las llamas dentro de mi — eres preciosa.

El cumplido hace que mi corazón de un vuelco de manera violenta, casi puedo jurar que escuche una risa burlona de su parte por supuesto que el sabría lo mucho que me afectan sus palabras.

—Esa marca en tu costado te une a mi, todo lo que sientes es solo un eco de lo que yo puedo sentir — su voz suena tensa

El deseo acelera aún más mi corazón cuando siento sus pulgares acariciar suavemente la piel bajo mis orejas.

—Taylor...—advierto como puedo sintiendo cada celular de mi ser revelandose por culpa de su toque.

Escucho un gruñido abandonar su pecho en protesta cuando mis manos  sujetan las suyas, el sonido casi me derrite las entreñas, sin poder evitarlo, sin siquiera pensarlo me pongo de puntillas para alcanzar sus labios.

Calido y desesperado, esto era lo que necesitaba, nuestros cuerpos retroceden hasta que terminó atrapada entre el inflexible muro de la pared y la dureza del cuerpo de Taylor, no hay lugar en el mundo en el que preferiría estar. Darme cuenta de eso debería regresarme a la realidad, pero solo provoca que me acerque pidiendo mas.

Taylor me acaricia el cabello con una mano, tirando suavemente de el para que levante el rostro, moviéndome para que el beso sea más profundo y mis labios se abren, ansiosos porque el fuego no hace más que aumentar.

El acepta la invitación y desliza su lengua sobre la mia, con movimiento expertos que me dejan sin aliento y me obligan a aferrarme a su pecho, agarrando con los puños la tela de su camisa para jalarlo hacia mi cuerpo, mientras el deseo sube y baja por mi espalda.

Sabe a peligro, a caos y destrucción a todo lo que no debería querer y sin embargo puedo evitar  necesitarlo.

—Meghan —gime, y el sonido de mi nombre en sus labios despierta aún más lo que quiero negar.

«Más cerca, lo necesito más cerca.»

Una voz en la profundo de mi mente lo reclama con exigencia.

Como si pudiera escuchar mis pensamientos me besa con más intensidad, siente tanto deseo como yo, tengo que hacer un esfuerzo enorme por no gritar de la sorpresa cuando sus manos de posan estrategicamente en mis muslos y me levanta como si mi peso no significará nada, envuelvo mis piernas alrededor de su cintura aferrandome a el como si mi vida dependiera de que ese beso nunca termine.

La pared se me entierra en la espalda, pero no me importa, mis manos al fin están en su cabello, aquellas ondas rebeldes y desordenadas son tan suaves como me imagine.

Mi cuerpo se estremece al tacto, esto no tiene ningún sentido, pero no puedo, no estoy satisfecha, mi mundo se reduce a el y a lo que me está haciendo sentir, sus caderas se mueven contra las mias y ahogo un gemido ante la extraña pero placentera sensación.

El deseo a llegado al punto en el que noto que no hay nada que el pudiera hacer que yo no aceptaria.

Es exitante y aterrador a partes iguales, porque se que justo ahora tiene el poder de hacer lo que quiera conmigo.

Y dejo que lo haga.

Me rindo ante el, mi cuerpo se vuelve dócil y cualquier asomo de control que aún luchaba por persistir en mi mente desaparece, que pase lo que sea que tenga que pasar.

Un destello de la luz de luz arde detrás de mis ojos, seguido del estallido de un trueno y de pronto Taylor detiene el beso con un sonido ahogado y su ceño se frunce con algo parecido a la ira antes de cerrar los ojos.

Aun estoy luchando por recuperar el aliento cuando se aleja de golpe de la pared y baja las manos por la parte posterior de mis muslos, pone mis pies sobre el suelo, se asegura un par de veces de que este estable antes de soltarme y retroceder un par de metros como si fuera una cuestión de vida o muerte.

—Esto es demasiado peligroso—sus palabras salen entrecortadas y no hay forma de que encajen con el fuego en su mirada.

—No tengo miedo— el frío azota mi sistema al ya no tener su calor sobre mi cuerpo.

—No se trata de si tienes miedo o no — se pasa una mano sobre su cabello tan oscuro como la media noche.— Tienes que irte.

—No te entiendo — respondo a la defensiva sintiendo que la lujuria es reemplazada por la indignación—¿Primero pides que no te aleje y ahora que me valla?

—No es por ti, es por....

— No te atrevas a decirlo —interrumpo entre jadeos comenzando a sentir la molestia del rechazo, mientras acomodo las ondas de mi cabello desordenado para despejar mi campo de vision— no quiero escuchar como es que por ser diferentes ni siquiera podemos cruzar esa línea.

—No tiene nada que ver con eso— réplica con el ceño fruncido.

—Entonces ¿Porque?—tengo ganas de golpearme a mi misma al escuchar la suplica intrínseca en mis palabras.

¿Estoy suplicando?, por supuesto, ¿me arrepiento?, para nada, quiero volver a sentirlo sobre mi.

—Porque mañana, cuando despiertes entre mis brazos,  y notes que tu amiga pelirroja se ve mas apetitosa que tus amados postres de chocolate — evita mi mirada — vas a odiarme.

Niego con la cabeza.

—Nunca lastimaria a Yeng —lo digo con convicción pero me horroriza mi estomago se revuelve y mi boca se hace agua al pensar en mi amiga.

El mundo parece dar vueltas a mi alrededor, como si algo pesará horriblemente en mi cabeza.

Retrocedo a paso temeroso.

—No...yo no... — digo como puedo sintiendo que se me ajusta un nudo en la garganta—jamás la lastimaria ella es mi amiga y yo soy humana.

—No tienes una idea de lo poderosa que eres.

Retrocedo sacudiendo la cabeza en negación como si eso fuera suficiente para alejar la verdad que me golpea sin compasión.

No soy un monstruo.

Pero ahí esta el hambre persistente que también sentí mientras besaba al hombre frente a mi, un hambre voraz que amenaza con abrirme un agujero en el estómago.

Soy humana

Soy humana

Soy humana

Soy hum....

Mi mano se atora con algo, no se lo que es hasta que bajo mi mirada en su dirección y veo como lo que antes eran mis uñas, se han clavado dejando profundos surcos en la madera de a puerta.

¿Qué es lo que soy?

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