Especial 34.5
Aviso.
Este capítulo posee contenido explícito, si no les gusta este tipo de escenarios pueden saltarse esta parte, no afecta en nada a la trama principal.
Si aun así desean seguir adelante, no tengo más que ofrecerles una disculpa de antemano, porque nunca e escrito algo de este estilo, así que paciencia por favor y disfruten.
Besos de misterio, sangre
Un amor....¿letal?
Sinceramente
Su amiga
HerleKing ❤️
Do it for me
Yeng Riley
-¿Puedes mantenerte en pie?- me atrevo a preguntar preocupada por la cantidad de sangre que nos a cubierto.
Sujeto con fuerza su brazo y su cintura para que se mantenga en pie, pero es pesado.
Desvío mi mirada hacia el y me encuentro de lleno con una perfecta vista de su pecho medio descubierto.
¿Como mantendria oculto semejante físico?, a simple vista se notaria que es fuerte pero lo que me desconcierta es ver lo bien tonificado que esta.
-Más o menos-confíeza Collins sin aliento al tiempo que presiona la parte en donde dispare - esto se siente como un deja vú, nisiquiera los rave de año nuevo me dejan tan acabado.
Hizo un mohín de dolor y pareció perder el sentido por unos instantes, la culpa me carcome al verlo tan palido y ojeroso.
Podrá estarse muriendo pero continúa viéndose atractivo, lo tenia tan cerca que podía ver a la perfección todos los detalles de su cara, la nariz recta y respingada, las cejas espesas y oscuras al igual que sus pestañas largas como abanicos, la línea de su mandíbula fuerte, definida y esos labios... sentí un escalofrío recorrer mi espalda al recordar lo que había hecho.
Conoci la envidia, seguro yo me vería terrible en la misma situación, tal vez Dio si tiene sus favoritos después de todo....aunque no fueran humanos.
Lo e traído a mi casa, papá no esta y a Meghan le daría un infarto si lo ve en esta situación.
- No te mueras - farfullé apoyándonos contra la pared mas cercana.
Una de sus sonrisas bufonas se extendio encantadora por su tractivo rostro, que está ligeramente sonrojado, como si estuviera sufriendo de fiebre muy alta, o hubiera estado en un marathon.
-¿Te preocupas por mi caramelito?-atrapó mis ojos con su mirada.-¿me quieres tanto que no soportas la idea de verme morir? Si me besas talvez me alivie.
Sentí mis mejillas arder, disimuladamente evite su mirada observando una pared a mi izquierda.
El papel tapiz era tan interesante derrepente.
-Ni lo uno ni lo otro, solo no quiero un fantasma depravado rondando en mi casa.
-¿Depravado?- inquiere con burla- ¿Esperas que intente algo aún estando muerto?, que fetiches tan interesantes caramelito
-¡No estoy esperando nada!-corto con brusquedad girando mi rostro en su dirección.
Nuestros rostros están tan cerca, que nuestras narices casi se tocan, me quedo sin aliento, ¿cuando se habia acercado tanto?
Siento mi rostro aún más caliente y se que el esta captando todos esos detalles por la intensidad con la que me esta observando, la misma sonrisa extasiada que le había visto al derribar a los gourmands apareció en su rostro, una comisura estaba más eleva que otra, dándole un aire malicioso, me recordaba al gato de Cheshire, ese que aparece en Alicia y el país de las maravillas, me veia, me veia como si yo fuera algun tipo de joya preciosa.
-¿No tienes miedo?-pregunta en voz baja, su aliento cálido roza mi piel fria - ahora que sabes lo que soy.
Trago grueso al ver como caen mechones de cabello dorado por su rostro esculpido, despertando un extraño hormigueo en mi estomago.
-¿Vas a devorarme?-me atrevo a preguntarle.
-¿Es esa una invitacion?-cuestiona fijando su mirada en mis labios.
Mentiría si dijera que no tengo miedo, confío en el pero....vi todo lo que esas criaturas pueden hacer, es una reacción natural después de todo lo que pasamos.
Lo lleve al baño de la habitación de huéspedes, no podía tratar sus heridas aquí, especialmente cuando el amado suelo de madera de mi padre podría quedar arruinado permanentemente por la sangre y porque al parecer el necesita bajar su temperatura rápido o eso había dicho .
Le di privacidad al tiempo que subi a mi habitación a bañarme y cambiarme, porque si Meghan llegaba a verme en estas condiciones no lo aguantaría.
Me repateaba hacerlo pero le envié un mensaje a Abismor para que la vigile en caso de que la loca de su media hermana, tratara de hacerle daño, luego me disculparia con ella por obligarla a estar junto a don amarguras, pero a casos desesperados, medidas desesperadas ¿No?
Una vez segura de que la blusa y los pantalones de yoga que llevaba serian adecuados y comodos incluso si teníamos que huir nuevamente, baje a la cocina a buscar alguno de los tantos botiquínes para emergencia que mi padre había dejado por ahi, me asegure de tomarme mi tiempo para que Collins regresara la sala, pero los minutos siguian pasando y no regresaba.
La ansiedad se estaba apoderándo de cada rincón de mi ser.
¿Había hecho lo correcto al dejarlo solo? ¿Estaba bien? ¿Y si se desmayo o algo peor?
Pase una mano por mi desordenado cabello y aparte los mechones que se habían aderido a mi frente.
Hasta donde sabia el ya no era del todo humano y los gourmands no morian si no era por fuego, pero habia algo extraño con Collins, no se estaba curando y en lugar de mejorar parecía aún más débil en el trayecto del bosque hacia acá.
Trata de buscar alguna pista en mi mente, si realmente no era humano debería empezar a preocuparme por no convertirme en su cena, pero luego de todo lo que habíamos pasado juntos no me cabía en la cabeza la posibilidad de que el quisiera devorarme, si se había mantenido a nuestro lado reprimiendo el hambre es que tenía un gran aguante.
Y entonces todo cobro sentido, atando cabos note que en los últimos días el había estado más palido y ojeroso de lo normal, según el libro eso solo les pasa a los gourmands que se privan de alimento.
Ni Meg ni yo habíamos sospechado de él pues había estado a nuestro lado todo el tiempo....cuidandonos.
Tenía hambre y por eso sus heridas no se curaban.
¿Que bebía hacer?, lanze una mirada furtiva hacia la puerta de madera oscura de la habitación de invitados y luego me dirigí a la cocina.
¿No seria suficiente con carne normal?
Abrí el frigorífico de mi padre, había todo tipo de carnes frías, al fin su afición a las barbacoas serviría de algo.
Si estaba debil, mayor razón para ir a verificar que no estuviera muriendo en la bañera, entre a la habitación a hurtadillas y me congele al estar frente a la puerta del baño.
Solo voy a verificar que este bien, y luego me voy a descongelar las carnes nada más, no estas haciendo nada malo Yeng, es por un bien mayor, solo manten los ojos arriba.....
Trate de convencerme girando el pomo de la puerta.
La tenue luz cálida del baño me recibió y reveló a un Axel sentado en la bañera vacía con el cuerpo totalmente empapado, con la cabeza echada hacia atras y apoyada en la pared mantenía sus ojos apretados con fuerza.
Le duele.
Pense sintiendo el peso de la culpa, talvez fue un error dispararle, ¿que tal si el no se curaba? ¿Qué tal si por mi culpa moría?
-Collins- llame con la voz temblorosa desde la puerta -¿Sigues vivo?
No hubo respuesta y eso solo hizo que mis alarmas se encendieran aún más, sin importarme nada entre de lleno a la habitación.
-No te acerques- advirtio el finalmente con la voz sombria haciendo que mis pasos se detuvieran a escasos metros de donde el permanecía -es peligroso.
-¿Que?-cuestione incrédula, viendo el remolino de ropa desordenada al pie de la bañera.
Elevo una de sus manos y la exibio para mi, sus uñas que normalmente exibian una manicura perfecta ahora mostraban garras alargadas y del color negro más absoluto que se fundía con la yema de sus dedos y parecia extenderse.
-¿Que es es...
-Esto es lo que pasa cuando vas en contra de tu naturaleza -interrumpio en voz baja. -las heridas no se cerraran y solo seguiré aquí cambiando hasta ser uno de esos bichos sin conciencia que querían deborarnos.
A mi mente llegaron inmediatamente las imágenes de los gourmands que trataban como perros en ese hospital.
Se me estrujo el corazón.
Y por primera vez comenze a pensar en que era lo que sentía por el, a su lado no tenía que esforzarme por verme fuerte todo el tiempo, a su lado podía mostrarme vulnerable sin problemas, pues tenía la certeza de que el seria lo suficientemente fuerte por los dos cuando yo necesitará un descanso y viceversa.
No quería que Collins terminará así, me exasperaba y era molesto aveces pero...me gustaba.
Me gustaba estar a su lado.
Si el cambiaba eso seria aun más imposible de lo que ya era ahora.
-Caramelito no - refutó con la voz estrangulada al ver como le desobediencia y me acercaba un poco mas- no hagas esto, aléjate.
-No tengo miedo-asegure arrodilladome junto a la bañera.
Y gracias a Dios aun traía algo puesto, porque no habría sabido como reaccionar si estaba completamente desnudo.
Sus ojos parecieron oscurecerse tras escuchar aquella afirmación, me recorrio el cuerpo con la mirada.
Mi corazón se acelero al ver como tenso la madibula.
Aquel glacial en el azul de sus ojos me arraso como una ventisca a la arena, era tan penetrante como los rayos de sol
En esta situación pude ver más de cerca sus heridas, la del cuello no parecia tan profunda, pero era demasiado extensa, no bastaria con un simple vendaje para contener el sangrado, sin mencionar que le perfore el pectoral izquierdo en un intento de que su melliza no adivinara mi próximo movimiento.
Un humano normal ya estaría muerto, debia ser muy doloroso.
Mi cuerpo se movió incluso antes de que pudiera entender lo que haría.
Axel se sobresalto al sentir mi mano posarse en la herida de bala inesperadamente.
- ¿Yeng? - me cuestiona con una mirada desconcertada.
Hago acoplo de todo el valor que aún me queda y finalmente le digo:
-¿Que necesitas para recuperarte?
-A ti - tomo mi mano para guiarla hasta sus labios y depositar un beso en la palma
El contacto hizo que toda mi piel se erize por lo repentino del acto.
-Te estas muriendo -mis palabras sonaron temblorosas - se serio por favor
-Estoy siendo totalmente serio
Tiro de mi brazo para atraerme aún más a su cercania, delicadamente como si temiera lastimarme pero lo suficientemente demandante para dejar en claro que no tendré escapatoria.
-Yeng - su voz es profunda cuando menciona mi nombre de esa manera que siempre logra escandalizarme -Lo único que necesito eres tu.
Su aliento cálido roso mi piel, haciendo que me estremezca, no pude seguir el hilo de la conversacion, no se me ocurria ninguna buena respuesta, ninguna respuesta enrealidad.
-Tus heridas- evito su mirada sintiendo mi corazón descontrolarse por la repentina cercania.
Su mano libre se enredo entre mis cabellos, tiro de ellos suavemente para que lo viera como se debia y sin aviso alguno planto un beso en mis labios.
No nos besamos de una forma común, tampoco a un ritmo lento, fue un beso cargado de necesidad, un beso que gritaba ansias, apasionado y reclamante.
Sus labios se movieron sobre los míos mezclando nuestros alientos, como si estuviera probando algo adictivo y delicioso y tuviera que obtener más.
Mi mente se nubló, mi cuerpo se debilitó, estaba a su merced, solo existió el sabor de sus labios, la húmeda fricción de su lengua con la mía y su respiración pesada contra mi rostro. Me hizo olvidar lo todo, sus heridas, el peligro... mi control.
No quize que me soltara, desee que me tocara, que su boca se deslizará desde mis labios hacia otras partes de mi cuerpo, despertó todo aquello que como una chica de dieciocho años sentía, un deseo intenso y la total indiferencia hacia lo que el era.
El leve dolor que provocó una mordida en mi labio inferior hizo que ahogaba un gemido tortuoso, un sabor metálico invadio el interior de mi boca.
Axel se separó apenas unos centímetros de mi para permitirme respirar, habia un brillo peligroso en su mirada mientras se relamia los labios cubiertos del carmesí de mi sangre.
Supe que esto definitivamente no era el cielo, era el infierno llamado Axel Collins que quemaba de forma exitante en cada parte de mi cuerpo, y fue confirmado por ese pequeño gesto, me gustó más de lo que quisiera admitir.
Su pecho sube y baja con brusquedad por la agitacion, no puedo evitar fijarme en el buen físico que tiene, cuerpo tonificado, y marcado, las gotas de agua recorrían con lentitud toda la extension de su piel cremosa, hasta perderse en lugares que mi vista no podía alcanzar.
Todo ocurrió muy rápido.
Salió de la bañera sin el menor pudor y cargo en brazos como si yo no pesará más que una pluma.
-Espera, soy demasiado pesada- me quejé aferrándome a su cuello aterrada de que me deje caer.
Una carcajada se escapó de sus labios, el sonido era claro, masculino y lleno de dicha, encantador.
-Tranquila- susurra cerca de mi oido, apretando más su agarre a mis muslos mientras me sacaba del baño- solo un idiota dejaría caer a una mujer como tú.
Hizo que me sentara a horcajadas sobe su regazo sin soltarme, la tela de mi ropa era tan fina que podía sentir la dureza de su cuerpo contra el mío, su mirada fija en mi hacia que mis pulsaciones vayan a mil, me veneraba como una diosa y eso no hacia más que subirme el autoestima.
El azul depredador en sus ojos, bajo lentamente, poco a poco por todo mi cuerpo, y de la misma forma volvieron a ascender, su rostro quedo frente al mio.
Estaba tan cerca que podria contar sus pestañas, son largas, un abanico que sube y baja cada vez que parpadea, coloque mis brazos alrededor de su cuello y rompi cualquier duda que tuviera, llevando mis labios sobre los de el.
Pareciera que encendí algo en su interior que llevaba reteniendo mucho tiempo, los besos se volvieron, más profundos, anhelantes y necesitados, era sofocante y liberador a partes iguales, enrede mis dedos en sus cabellos dorados, el aroma que desprendia su cuerpo me nublaba el pensamiento, la pequeña parte racional de mi insistia en que no era momento para hacer esto, pero si no es ahora, ¿cuando?, ¿tendríamos la misma oportunidad nuevamente en medio de todo el caos que nos rodeaba?, su lengua abandono la mía para descender hacia mi cuello.
-Yeng- susurro de forma posesiva al tiempo que mordía mi hombro, haciéndome gemir.
El roce de sus afilados colmillos con mi piel hacia que sienta escalofríos, me atrae más a el, y no me resisto por la necesidad de sentir el calor de su piel sobre la mia, sus manos se deslizan por la extension de todo mi cuerpo haciendo presión en los lugares indicados, mi cuerpo se arquea en respuesta, pero nuestras bocas no se separaron.
El sonido de mi blusa siendo desgarrada desde mi espalda hizo que diera un respingo de sorpresa.
-Lociento...-susurra con la respiración entrecortada con el rostro apoyado en el hueco entre mi cuello y hombro, su calido aliento hacia que mi piel cosquilleara inquieta- aún no puedo controlarlo, podemos parar si quieres.
-No- logre decir pero la palabra me sale en un suspiro.
Tome su rostro entre mis manos y uní nuestros labios, quería seguir, mi cuerpo era todo la confirmación que necesitaba en ese momento, asi cuando el resto de mi ropa fue destrozado de la misma manera no le di importancia, el conocer ese lado salvaje y desenfrenado en Collins, solo me exitaba más.
Mordí su labio inferior tal y como el había hecho conmigo y en respuesta obtuve un gruñido de satisfacción que retumbó en su pecho.
Nuestras respiraciones parecian mezclarse, mientras el me reclinaba sobre la cama, descendio hasta mis pechos desnudos y enrosco su lengua alrededor de aquellos sensibles botones, cada vez mas endurecidos por sus atenciones, su mirada me quemaba me exponia, hacia que me sienta diminuta a su lado, pero también hacia que mi corazón se desboque, que tuviera miedo y lo necesite al mismo tiempo.
Mi piel ardia al contacto con sus manos, que no perdian detalle, las mordidas no se detenían, aquella extraña acción hacia que me cueste respirar y mi cuerpo temblará, me deje llevar, acariciando su cuerpo, besando y mordiendo totalmente presa de la creciente necesidad de tenerlo.
Las afiladas garras de sus manos delinearon el contorno de mi figura acompañado del toque de sus labios que descendía hacia mi entrepierna.
Solté el aire que hasta ahora no sabía que había estado conteniendo por la expectación del momento cuando permaneció en ese lugar, su lengua se paseo por mi piel sensible dibujando formas circulares en mi centro, sus manos mantenian con una firmeza exitante mis piernas separadas para darle paso a hacer lo que quisiera.
Me retorci aún más en mi posición cuando Collins me atrajo aún más cerca a su boca, profundizando aún más su acción, a modo reflejo mis manos se aferraron a sus cabellos, estaba tan cerca de llegar a ese punto de quiebre tan desesperado, fue entonces cuando me solto y me torturó con su alejamiento.
Su mirada es diferente, me inquieta como sus pupilas parecen haberse expandido, las comisuras de sus labios se elevan en una media sonrisa infame marcando sus oyuelos, triunfante, como si hubiera conseguido lo que tanto quería.
-¿Porque?-reclamo entre jadeos.
-Esa es una linda expresión- murmura mientras la parte baja de su cuerpo se encajaba entre mis piernas- estando allí no puedo ver que tipo de caras pones.
Se acerca a mi despacio, como si se tratara de un depredador asechando a su presa, mi respiración empieza a agitarse cuando mi centro roza el bulto entre sus piernas.
-¿Puedo?- pregunta sobre mis labios, al tiempo que presiona peligrosamente su miembro en ese lugar sensible.
Arroja la petición con los ojos totalmente llenos de lujuria, sabe perfectamente cual es la respuesta pero aun así hace esto para fastiarme, mientras se queda observando mi rostro avergonzado dando ligeros masajes en mis piernas esperando mi aprobación.
Lleva una de sus manos hacia mi boca y presiona mis labios.
-Si no me respondes adecuadamente tendremos que terminar aquí - amenaza con una sonrisa ladina que remarca el hoyuelo en su mejilla.
-Haz lo que quieras - respondí con los pensamientos nublados por la misma lujuria que se está desbordando de su cuerpo.
Collins se deshizo de la última prenda que le quedaba, me entró el nerviosismo al ver el tamaño y pensar que esa cosa iba a estar dentro de mi.
Collins no espero más y antes de que pudiera decirle que me diera in momento para preparme mentalmente, toma mis muñecas con una de sus manos y las pone sobre mi cabeza, con la otra mano sujeto mis cadera, elevandola para comtenplarme totalmente indefensa ante el.
Sus ojos sombrios estaban totalmente absortos en la situación y parecia no percibir nada, solté un jadeo cuando mi interior empezó a recibirlo, poco a poco, su agarre se volvió más fuerte, y un gruñido de satisfacción se escapó de sus labios una vez que estuvo por completo dentro.
-Si te hago daño dime que pare.-dijo al tiempo que empezó a moverse lentamente, mientras se aseguraba que mi cuerpo lo recibiera correctamente.
Fue imposible contener mis sonidos, pues en cada embestida se encajaba más profundamente en mi.
La forma en la que se marcaban sus músculos y la tensión en sus brazos era un deleite para la vista.
El ritmo fue aumentando, haciendo que soltara algunas maldiciones por lo bien que se sentia, finalmente libera mis manos para sujetar mi cadera y poder llegar mas profundo, me aferre a su cuerpo con necesidad mientras su boca se posaba sobre la mia, sentia que podría romperme, pero solo veia las estrellas por el placer que me embriagaba, mis sentido están a punto de explotar, llevándome al extasis.
Collins apoyo su frente contra la mía sin el menor atisbo de querer soltarme, ambos tenemos la respiración acelerada, cuando finalmente nuestros ojos se vuelven a encontrar, ese deseo que antes vi reflejado no a perdido el brillo, por el contrario parece haberse intensificado.
Siento un escalofrío al comprender lo que eso puede significar, y no se si es algo bueno o que terminaré sin poder estar en pie durante dias.
Bueno talvez exagero pero...
-Otra vez - interrumpe mis pensamientos con lo que veía venir y por la forma en que lo dice no es ninguna pregunta, solo un aviso.
Axel Collins
Mi cuerpo entero tiembla de emoción cuando Yeng acepta mi pedido y no dudo en volver a hacerlo, todo en ella es como un imán para mi, en el pasado sin importar con quien hubiera estado jamás sentí algo ni remotamente similar a estar con mi pelirroja.
Además su aroma, me nubla cualquier otro pensamiento que no sea solamente ella en mi cabeza, su piel suave y tersa, los hermosos botones rosas que adornan su pecho, las pecas esparcidas discretamente por su abdomen, sus piernas envolviendo mi cintura, los deliciosos quejidos que suelta, la forma en la que trata de ocultarme su rostro avergonzada para que no vea por completo sus expresiones, y su sabor.
Es difícil mantenerme cuerdo para no lastimarla con mis garras, o con mis colmillos, o de alguna otra forma, su cuerpo es tan delicado que siento que podría romperlo con facilidad.
-Axel...- gime mi nombre completamente perdida en la experiencia.
Sus quejidos son exquisitos y me incitan a querer llegar mas profundo en ella, quiero que siga llamandome por mi nombre, quiero seguir viendo su rostro sonrojado y las lagrimas caer por sus mejillas, en este punto ya no se donde inicia su cuerpo y donde termina el mío.
Mis manos abandonan su cintura y van hacia su pecho, presiono sus endurecidos botones y el estremecimiento que eso provoca solo hace que quiera más, quiero ser el único que vea este tipo de espectáculos, quiero marcarla por completo.
No se ni en que momento volvemos a terminar, y esta vez es ella quien lo pide.
-Otra vez-dijo con la respiración entrecortada.
Convirtiéndose entonces en un bucle que ansiaba fuera interminable, sus suplicas, maldiciones y gemidos me tienen en un serio debate interno.
¿Los callo a besos? O ¿Hago que salgan más fuertes?
Ya no noto el dolor de las heridas, realmente te puede salvar satisfacer tu rasgo dominante, así que me dejo llevar por el frenesí del momento.
Otra vez...
Otra vez...
Otra vez....
Repetí cada vez que llegaba a esa maravillosa sensación de extasis, nunca estuve más feliz de que el caramelito fuera una persona atlética, de lo contrario habríamos tenido inconvenientes por su resistencia, aun cuando parecía cansada, aceptaba seguir, con cada nueva posición descubría nuevas cosas sobre ella, lunares ocultos, más pecas, alguna que otra cicatriz y por su puesto mi favorito el tatuaje en su espalda, del cual tuve una gran vista cuando ella quiso tomar la iniciativa.
Mi deseo por poseerla era significativamente más fuerte con cada repetición, entrelace nuestras manos, mientras ella me besaba, demasiado agotada y extasiada.
Finalmente derrumbó sobre mi pecho en un sueño profundo.
Que recompensa...
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