Capitulo 35
FEEL LIKE I'M DROWIN
Los días han sido tortuosos y en todos ellos parece que arrastrará cadenas en mis pies, cada mañana se marchita y cae sobre mi espalda como un enorme bulto, uno tras otro, aumentando mi carga, mi dolor, mi encierro.
No tengo mucho que decir sobre este tiempo, lo único digno de recordar es la llegada de Yeng y Axel a la mansión, pero nada más, pues diciembre esta a punto de acabar y estoy realmente preocupado por la herida en mi costado, no hace más que expandirse y no puedo decirle a mi equipo que probablemente eso esté acortando mis días.
El sonido de la perilla girandose hace que mis músculos se tensen, y me ponga a la defensiva enseguida pero lo que se asoma por la puerta no es el malhumorado rostro de Taylor, si no una mata de cabello rojo muy intenso y un par de ojos ambarinos que me observan preocupados desde la distancia.
Yeng, tiene una bolsa apretada a su pecho.
—Por Dios santo, casi me matas del susto — suspiro sintiendo que mi cuerpo se relaja — ¿Qué pasa?
Entra cerrando la puerta tras ella, avanza hasta la cama dejando la bolsa en la mesa de noche para luego tirarse de cara a la cama.
Resopla de cansancio cuando siente lo suave de las sabanas, últimamente la noto demasiado exhausta, las pocas veces que e salido de la habitación para comer o para devolver un libro me la e encontrado durmiendo plácidamente en el pecho de Axel o apoyada en sus brazos al caminar, como si algo le doliera, sus piernas talvez, luego de que me contarán que Alex los persiguió por el bosque no pude evitar preocuparme porque alguno de los dos hubiera sido lastimado.
Axel se veía mejor que nunca, pero Yeng... me preocupaba.
—Amarguras esta insoportable — murmura con el rostro aplastado sobre la cama — ¿porque no lo dejas entrar?
—¿Te envío para que me dijeras eso?—entorno los ojos con sospecha.
Yeng gira ligeramente el rostro, tiene ojeras, me mira como si hubiera dicho un disparate
—Diablos, no —dice en tono de ofensa —Vine porque no haz bajado a comer nada desde la mañana y nos tienes preocupados, Ax te preparo algo para que no mueras de hambre.
Me acerco hacia la bolsa y el olor a par recién horneado, me hace agua la boca, Axel a empacado todo en diversos envases, emparedados con varios tipos de queso derretidos, sopas ligeras, fresas, un termo y un par de pastelitos de chocolate, también a dejado una nota.
"¿Morir de hambre? ¿en mi guardia? Jamas, que sepas que me arriesgue a manchar una camisa Louis Vuitton por ti, asi de mucho te quiero, si necesitas algo más llama a la mucama, pídele lo que quieras, todo va a cuenta de Axel Collins.
P.D: Hoy tenemos una cita, haz algo con tu perro, por favor, me arruina mis espectaculares noches de romance desenfrenado con el caramelito, si no quieres hablar con el siempre puedes mandar un mensaje, una carta, unas maldita señal de humo para variar, lo que sea Meg, recuerda, no hay presiones....pero que sea rápido"
—¿Romance desenfrenado? — preguntó divertida al leer aquella frase—parece que se han vuelto muy cercanos.
Yeng vuelve a ocultar su rostro en la cama, pero no puede ocultar el enrojecimiento en sus orejas.
—Voy a matar a ese idiota — murmura apenada.
—No puede ser —digo presa de la emoción —no puede ser ¿ustedes realmente?
—La vida nos hizo amigas y Ax nos convirtió en familia — la escucho balbucear por lo bajo.
No puedo evitar alegrarme por ellos dos, se que Axel sabrá darle su lugar, se que la cuidara y sobre todo se en medio de todo este caos ambos podrán encontrar la felicidad, aunque al parecer Taylor los tenía de los nervios, me paso las últimas dos horas hablando y comiendo en compañía de mi amiga, al parecer son mucho más que cercanos, pues alcanzo a ver un par de marcas sospechosas en su cuello y sus muñecas.
Me quedo más que claro a que se refería eso de "romance desesnfrenado", Yeng se a marchado, y solo quedó yo en la habitación.
¿Debería llamarlo?
Pienso un tanto ofuscado al no saber que hacer para entrablar una conversación con el amargado, e guardado la salvia en el bolsillo de mis sports así que no podrá escuchar mis pensamientos, dicen que siempre debe darse el beneficio de la duda, al menos debería dejarlo defenderse, Axel asegura que no podría haber sido el quien ordenó el ataque, Yeng también parece convencida a pesar de que Abismor no le agrada demasiado.
Desecho la idea de hacerlo y me centro nuevamente en la página del libro que Aaron había señalado en ese extraño libro, lo e leído más de diez veces desde que Taylor decidió que era mejor no dejarme salir de este lugar, y a sido útil, hasta cierto punto, habla sobre wendigos criaturas que al parecer jamás tuvieron el aspecto de un ciervo que camina encorvado a dos patas, si no que se ve como un hombre delgado, alto, palido y enfermo.
La historia data desde los años en los que Elora apenas se había fundado, se dice que hubo un evento que hizo que los nativos americanos comenzarán a devorarse entre ellos mismos y por eso fueron castigados por una fuerza divina que los obliga a padecer un hambre insaciable, talvez esa es la famosa maldición, pero desconozco porque en los escritos de Gaunt remarcada que ya todos estábamos infectados, estoy cien por ciento segura de nunca haberme comido a nadie, la sola idea me revuelve tanto el estomago que debo dejar el libro de lado.
Veo a travez de la ventana esta muy oscuro, solo es visible la luz de la luna llena que ilumina las afueras, me encantaría ver aquel resplandor argento bañando los magníficos jardines de la mansión pero por alguna razón sient que si lo hago alguna criatura extraña entre los arbusto me devolverá la mirada y querrá unirse a la lista se los muchos seres que deseaban devorarme.
De pronto la lámpara que estaba junto a mi en la mesita de noche parpadea, como en un ávido de que la electricidad estaba teniendo fallos, eso quisiera creer, pero la habitacion a comenzado a ponerse realmente fría, me pongo de pie enseguida en guardia y es entonces que lo escucho, el grito desgarrador de dolor de una mujer, sin pensarlo salgo de la habitación a toda prisa rogando mentalmente que no se trate de Yeng, los quejidos continúan asentuandose, son más agudos y lastimero.
No se exactamente que diablos voy a hacer si se trata de algún gourmand, nisiquiera tengo algo para defenderme, pero debo hacer algo, lo gritosse escuchan mas fuertes y es entonces que llego a las escaleras, dandome una amplia vista del vestibulo en donde puedo ver algo que me drena la sangre del cuerpo.
Soy yo.
Soy yo cubierto de sangre sobre el cuerpo de una mujer inmóvil en el suelo, aquella persona lleva un camisón rojo, y tiene mi mismo color de cabello, es como ver a una Meghan más madura...mi madre, siento que el mundo me da vueltas ¿Porque diablos había una persona idéntica a mi recreando ese escenario tan horrible?
La luz vuelve a titilar y está vez antes de que pueda sorprender por algo más, las lamparas del candelabro sobre mi explotan, me encojo de miedo sintiendo que el aire comienza a faltar me cuando en medio de la oscuridad mi doble fija su mirada en mi.
Es una mirada siniestra, pues no hay ojos allí, sus cuencas están vacías y me sonríe de forma retorcida alejándose del cuerpo de mi madre y acercándose rápidamente a las escaleras, caigo de culo por la sorpresa y clavó algunos vidrios en la palma de mis manos cuando me incorporo y salgo corriendo también.
Los pasillos de aquella mansión jamás me habían parecido tan largos como ahora, metros y metros que recorren una sola dirección, tengo miedo, mucho miedo mientras escucho los pasos tras de mí.
¿Debo pedir ayuda?
No no no, no puedo ponerlos en peligro
Pienso ofuscada mientras atravieso la puerta del comedor, sintiendo que mis pulmones arden por la falta de aire, no entiendo nada, la mansión se ve desierta, ni siquiera está una de las personas que trabaja aqui ¿Dónde está todo el mundo?.
Por un momento creo que la e perdido, pero de la nada una puerta se abre revelando una mano pálida que está cubierta por una espesa sustancia oscura, el olor metalico que me asquea me dice que es exactamente lo que pienso que es, lenta y dramáticamente, sale otra persona de esa habitación.... la mujer que había estado en el piso del vestíbulo, la mujer que habría jurado que los forenses cremaron y que yo había matado.
—Te encontré —la escucho decir claramente mientras tiende una mano esquelética en mi dirección —vamos a casa.
Parpadeo varias veces tratando de convencerme de que lo que veo no es real, mientras siento como mi estomago da un vuelco violento y tanto las paredes como los suelos comienzan a ondear, deformandose desequilibrame, me pego a una pared sintiendo que caeré.
—Esto no es real...—logro decir en medio un incontrolable castañeo de dientes —es un sueño....
Siento mis manos palpitar y arder, mi corazón palpita desbocado.
—¿Lo es Alice?— dice la mujer en tono burlón.
Miro hacia atrás 6 me encuentro con mi réplica a punto de clavarse el cuchillo en la espalda, logro saltar hacia atras justo a tiempo pero me gano un ligero raspon en el cuello, si es un sueño o no, no iba a quedarme para averiguarlo, me puse en pie torpemente y emprendí la huida no se donde estoy, en mi desesperado intento de salvarme e llegado a una parte de la mansion que nunca había visto, los pasos se escuchan más cerca.
Carajo, voy a morir....
Justo cuando creí que toda esperanza se había perdido al entrar corriendo en una habitacion mi rostro choca contra algo sólido, algo cálido.
El aroma tan conocido de notas cítricas y amaderadas me hacen consiente de quien es la persona que tengo frente a mi, tengo miedo de verlo a la cara ¿que tal si es otra replica exacta de el?, me aferro a su camisa oscura de botones sin poder contener los temblores o los sollozos que han comenzado a escalar por mi garganta .
—¿Meghan? —hay sorpresa en su voz.
Siento mis piernas ceder por el alivio de escuchar una voz conocida.
—La puerta...—me tiritan los labios y el cuerpo
—¿La puerta? — pregunta sin entender nada.
—Cierra...cierra la puerta — respondo en un hilo de voz.
Me esta viendo, lo se, por ma forma en la que poca mi piel en ciertas partes, sin siquiera moverse o alejarme escucho como la puerta tras de mí se cierra, mi ojos también se cierran con fuerza, siento cada una de las extremidades de mi cuerpo tan pesadas como si estuvieran hechas de plomo, un brazo me rodea la espalda, por un momento siento ganas de huir nuevamente pero ni siquiera tengo fuerza para moverme, otro brazo se posa bajo mis rodillas y me levantan sin esfuerzo.
Abro mis ojos viendo todo el sitio en penumbras, iluminado tenuemente por las llamas de la chimenea, es una habitación como las otras, siento otro golpe de alivio cuando me encuentro con esos ojos de tonalidad verde tan extraña que posee Taylor Abismor.
—Taylor....—digo su nombre casi en una súplica.
Tiene el ceño fruncido pero no en su habitual expresión desdén y frialdad si no en una parecida a la preocupación.
.・。.・゜✭・.・✫・゜・。.
A revisado todo el perímetro y dijo que no había detectado nada extraño, apenas si entiendo una palabra de lo que dice, estoy centrándome con todas mis fuerzas en apartar los tormentosos recuerdos de lo que había hecho antes de llegar a este pueblo y los guardo en el rincón más oscuro de mi consienica.
Taylor se a ofrecido a curar mis heridas, lo hace con precisión milimétrica, como si fuera alguna clase de experto en esto, ahora que finalmente me e calmado un poco descubrí que esta no es una habitación cualquiera, es "su habitación", me sorprendió cuando me sentó en la enorme cama, por alguna razón crei que este tipo no dormía, y con buena razón sigue haciendo esos extraños gestos de tensión en el cuerpo como si todo le doliera.
—¿Vas a decirme que paso?—rompe el silencio finalmente.
—No paso nada— respondo más fría de lo que hubiera querido.
—El olor de las mentiras es delicioso — refutó con ironía.
Me tense cuando note como veía con suma atención mis palmas lastimadas, y cubiertas de sangre, algo ardia en su mirada, un ansia que le daba un aire maníaco, mi piel se erizo al recordar a los gourmands, el miedo, la sangre y la violencia es como droga para ellos, aparte las manos bruscamente de su agarre.
—¿Ahora me temes?—inquirió con seriedad.
—No...— respondí pero la voz me salio en un suspiro tembloroso.
Taylor hace un gesto de amargura.
—Desde que regresaste a esa casa haz estado actuando muy extraña. — toma un mechón de mi cabello y lo acomodo detrás de mí oreja, con sumo cuidado.
—Taylor yo en serio no quier...
—Como vamos a estar siempre juntos de ahora en adelante — sujeta mi mentón con delicadeza y lo levanta para que lo mire a los ojos — quiero que me digas que es lo que no te gusta para mejorarlo.
Me encuentro bajo sus expectantes ojos de extraña tonalidad verde, me atrapan, hace que me sienta diminuta, expuesta y vulnerable.
—No quiero estar encerrada — respondo desviando la mirada y poniendome en pie.
—Eso no esta a discusion — su gesto se endurece.
—¿Qué significa eso? — pregunte, viendo como las luces provenientes de la chimenea delineaban las delicadas facciones de su rostro—¿Vas a tenerme encerrada aquí toda la vida por algo que nisiquiera vas a explicarme?.
—No necesitas saber eso.
—Si lo necesito, es mi vida, mia — respondo ofuscada —necesito saber que diablos esta pasando porque estoy harta de todo esto.
Taylor afilo la mirada
—¿Tan harta como para correr a los brazos de un perfecto extraño?.— bajo la voz y pronunció cada palabra con seriedad.
—¿Qué?
Se puso en pie, dejando de lado cualquier atisbo de tranquilidad acercándose peligrosamente a mi, acercó su mano a mi cuello y el miedo me paralizó, creí que me estrangulada hasta la muerte, pero en su lugar descendio hasta mi pecho y me quito el collar de un tirón, lo balanceo frente a mis narices.
—¿No te dije que esto los atraía? —pregunto sin apartar su enfurecida mirada de mi rostro —¿Qué era una maldita promesa?
Las ojeras en su rostrose remarcaban dandole un sombreado siniestro y cansado a sus ojos.
—No olvides que se cuando mientes, además esto, me lo quitaron la misma noche que fui tu casa Meghan.
Iba a mostrarme indiferente pero sus palabras me asombraron de mala manera.
—Te lo quitaron a ti o a Camile —señale con frialdad alejándome un par de pasos de el.
—¿De qué hablas?— preguntó viendome con una mezcla de desconcierto y enfado.
—No quiero hablar de esto —evite su mirada
—Pero yo si — me tomo de la muñeca y tiro de mi hacia el —¿porque me estas alejando derrepente?, dijiste que me querías cerca, pero te la pasas evitándome, e estado siendo paciente porque es lo que tus amigos recomendaron, pero esto ya es ridículo.
—¿Qué tiene de ridículo?— sentí el enfado crecer de manera peligrosa en mi — no quiero estar con una persona que se acuesta con otra mujer mientras dice que soy suya.
No parecia enfadado, estaba serio, sin ninguna emoción reconocible en su rostro pero estaba agitado.
—Nunca me acosté con Camile si es eso lo que insinúas — fue lo que respondió.
Eso sirvió para reventar la presión que hasta ahora había estado encerrada en la burbuja de la incertidumbre.
—Mientes, vi las marcas que tenias en tu en tu pecho y cuello.
El cabello negro como el ébano, brilla en un contraste extraño con los naranjas y dorados que desprenden las llamas de la chimenea, soltó mi muñeca de mala gana.
Entonces algo más raro ocurrió, recogio la manga de su camisa hasta la altura de su codo, puso una de sus afiladas uñas en su piel desnuda y la deslizó ejerciendo presión, hasta que un líquido espeso y más oscuro que la noche empezó a brotar de la herida, trate de acercarme aterrada al ver la magnitud del corte sin saber bien que hacer, pero en ese preciso instante la herida que vi comenzó a cerrarse ante mis ojos dejando lo que parecía ser un gran moratón en su piel vetado de tonos rosáceos y púrpura que parecían....chupetones.
—¿Lo entiendes ahora? — inquirió de manera severa.
El silencio se cernió sobre la habitación en penumbras, sentí como si el tiempo se detuviera por el shock, Taylor deslizó la mano con la que me había estado tomando de la muñeca hacia mi mano y la acerco hacia sus labios, para plantar un beso en mi palma.
Mi corazón palpito como loco ante la cercanía, quería alejarlo, mi mano seguía sangrando, pero mi cuerpo parecía querer hacerme caso, el tacto era suave y frio.
—No me alejes — dijo en tono bajo, fijando su intesa mirada en mi, al tiempo que relamia el carmin de mi sangre en sus labios, totalmente fascinado — cuando lo haces me siento muy desesperado
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