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Capitulo 33

Se que me e desaparecido un tiempo
pero tranquilos que  TAYLOR viene
con todo, este capítulo va de
maravilla con la canción
"red means i love you"
El capítulo es largo
Disfruten

Besos de misterio, sangre
Y un amor letal

Sinceramente, su amiga

HerleKing❤

I WRITE SINS NOT TRAGEDIES

Siempre me pareció curiosa la expresion, quien no conoce la historia está condenado a repetirla.

Pero cuando tu vida se vuelve un retorcido misterio en el que no sabes que podría pasar al día siguiente, si despertarás o terminaras siendo la cena, talvez es momento de considerarlo.

El extraño que se la pasaba apareciendo en mis sueños había dicho que nos veríamos en tres días, hoy se cumplia ese plazo, el problema era que  al ponernos a ojear una a una las páginas de aquel libro, nos dimos cuenta de que no sería tiempo suficiente.

Mi celular vibro con insistencia sobre la mesita de café en la que reposaba varias hojas con tachones y bolas arrugadas en nuestro intento por traducir las páginas.

Yeng me observo extrañada.

— ¿No vas a contestarle?— susurro con complicidad al tiempo que ojeada otra página.

—No quiero saber nada de él — respondi en el mismo tono confidente sin apartar la vista de la parte que debía traducir.

Yeng se acerco un poco a mi con el celular en mano.

—Bueno, pues si ese es el caso esta bien pero —observo la pantalla llena de notificaciones con una ceja arqueada — al menos termina definitivamente las cosas o seguirá de intenso.

No entendí a que se refería hasta que vi la pantalla de mi celular también.

Amargura

(257) llamadas perdidas
(+99) mensajes

No pude ocultar la sorpresa al ver todo aquel numerito, pero habia sido clara no deseaba estar  a lado de una persona que ni siquiera sé dignaba a definir que éramos y mucho menos junto a una persona que hacia cosas indecentes con otra mujer mientras pedía que fuera suya.

Sacudi ligeramente la cabeza sacando su odiosa cara de mi pensamiento mientras volvía a fijar mi atención en el manuscrito al tiempo que Yeng me quitaba el celular de la mano y me permitía apoyar mi cabeza en su hombro.

Un gesto simple, pero muy significativo para mi, ella había escuchado la historia de lo que había pasado con Taylor y me estaba dando apoyo, creo que de  no tenerla a ella ya habría tocado fondo sin remedio en medio de esta situación.

Había registros de comportamiento, horarios de alimentación que te ponian los pelos de punta si sabias de antemano de que se alimentaban esas cosas, incluso una breve explicación de porque esos bichos se comían a las personas y no podían subsistir comiendo otro tipo de cosa.

Resulta que lo que les gusta no es la carne, una diferencia clave con los wendigos, a los gourmands les gustaba la energía vital, y al ser los humanos seres compuestos netamente de esa energía en grandes cantidades, somos su platillo preferido.

Mon plat préféré.

Recorde las palabras que había dicho Merino aquella vez en el hospital haciendo que sintiera un vuelco desagradable justo en la boca del estómago.

No había forma de que alguien no se sintiera asqueado al ver la detallada lista de partes preferidas para devorar,  corazón, riñones, muslo, cerebro y por supuesto ojos.

Todo excepto el hígado, lo odiaban a muerte, por la cantidad de tóxicos que este tiene.

La explicación era clara, no te matarian de inmediato, jugarian contigo haciendo que les temieras mas y mas, pues cuando estamos a punto de morir al parecer es el momento en el que más energía se tiene por el fuerte torrente adrenalina que libera el cuerpo como medio de supervivencia.

El polvo extraño que Yeng había traído consigo de ese hospital no era otra cosa que parte de sus astas pulverizada y una planta rara llamada salvia.

Todos aquellos descubrimientos nos llevaron a darnos cuenta de que la hoja que habíamos encontrado en el ataud resultó ser una carta.

Una carta de arrepentimiento.

Gourmands

Eh decidido bautizarlos así en honor a lo que son, glotones, seres insaciables, que nunca están satisfechos, es como si el pecado de la gula los hubiera castigado por negarse a tomar su lugar entre los muertos,

Creí estúpidamente que tenia control sobre esto, pero nunca fue así son obsesivos, agresivos, sanguinarios y codiciosos, pero muy inteligentes, aprenden de manera acelerada.

Adoran el olor del miedo, les llena de vigor el caos y la lucha que opone un mortal en sus últimos momentos, para ellos no somos mas que ganado, son incapaces de sentir empatía hacia otros o hacia los de su propia especie.

Los placeres mundanos, como alcohol, drogas y sexo, es lo mismo que la matanza, el caos y la sangre para ellos.

Me e visto obligado a cometer actos atroces por mantenerlos con vida... pero son mi familia, lo único que me queda.

Ahora que e huido y estoy envejeciendo de manera acelerada no tengo manera de defenderme del avance constantes de la maldición.

Que Dios se apiade de nuestras almas y perdone a mi padre por cometer este pecado....solo era una hombre que quería a su amada de vuelta.

Espero que entre en razón algún día y encuentre la forma de parar esta locura.

Jasper Gaunt Junior.

—¿Padre? —repetí sin poder creer lo que leia —¿entonces el tipo del ataúd no es a quien buscábamos?

—Y en todo el puto libro no hay nada sobre la maldición —dijo Yeng con la frustración raspando su garganta, me quito la hoja con delicadeza y la reviso por ambos lados —¿no hay nada mas?

Negué con la cabeza, el cuaderno no contenía la respuesta para acabar con la maldición, solo un poco de información sobre lo que eran de manera muy superficial.

—Se niegan a tomar su lugar entre los muertos — murmure pensativa, más para mi que para ellos.

—Tiene sentido —secundo Yeng — ¿recuerdan como se levantaban luego de matarlos? No importaba si este —señaló a Axel— les partía el cuello o les clavaba cuchillos en el pecho volvían.

Me pase la mano por la nuca con exasperación, estaba cansada, el sol pronto se ocultaria nuevamente, y no habíamos encontrado lo que sea que necesitáramos para acabar con la persecución que se había desatado, lleve instintivamente mi mano al dije del collar y lo acaricie entre mis dedos.

Me había condenado al traer este collar conmigo.

Esas cosas nos seguirían hasta devorarnos, no había escapatoria, al parecer estaban esparcidos por todo el país o talvez por todo el mundo, no sabíamos es con exactitud pero al final de cada página había una inscripción  en repetía constantemente:

El nos observa

No puede ser que esto sea todo lo que hay —se quejo Yeng —debe haber una salida, siempre la hay.

—Talvez Dracula omitió esa información a propósito — comenta Axel quitandose los lentes y frotadose los ojos, haciendo un gesto de tensión en el cuello que ciertamente me resultó familiar.

Estaba mas palido de lo habitual, y ojeroso, se estaba forzando demasiado, pero en cuanto le mencionaba algo sobre descansar respondía que ya tendría tiempo para eso cuando muriera.

—¿Dracula?—pregunto Yeng levantando la mirada confundida de la hoja amarillenta.

—Si ya sabes — se le escapo una sonrisa retorcida y burlona de guason — el tipo que Meg casi manda con San Pedro.

Puse los ojos en blanco y me levante del suelo dando por concluida nuestra sesion de investigacion, esos dos no habían parado de molestarme con el suceso cada que podían, les causaba gracia todo el encuentro.

—No, no, no, Dracula esta muy quemado — escuche la voz de Yeng corregirlo mientras salía de la casa — a mi me parece más un Lestat.

—O talvez un Lui por el cabello oscuro — agrego  Axel en medio de una carcajada.

Salí de la casa

Ya casi era la hora acordada, era una reverenda tonteria haber salido sola, a lo que bien podría ser una trampa pero estaba hastiada de estar encerrada y el sentimiento de seguridad que me producía ese extraño al menos era lo suficientemente fuerte para evitar que de media vuelta y regrese con Yeng y Axel.

Quédate en casa

La odiosa voz de Taylor no paraba de dar vueltas en mi cabeza a cada paso que daba, nisiquiera habia sonado como sugerencia, habia sido una clara advertencia, pero habia un encanto demasiado tentador en llevarle la contraria, especialmente cuando sabia que para el yo no era nada.

Mi Perséfone

El corazón se me contrajo al recordar esa maldita frase.

Perséfone al menos tenía la dicha de que Hades fuera totalmente devoto a ella, y jamás leí algún relato de él siéndole infiel o usándola como un juegue, aver tampoco diré que lo que hizo estuvo bien pero el fue claro desde un principio con lo que quería y nunca la traicionó.

Pero mas que nada sentía incomodidad al recordar esas palabras, por la forma en la que las habia dicho su voz expresaba tal devoción y necesidad que le habia creído.

Me abraze el torso completamente decidida a que su recuerdo no me arruine el día y continúe mi camino, a lo lejos vi la fachada de la cafetería esquinera, no había cambiado en casi nada, el mismo estilo vintage de fachada roja llamativa y los afiches de conciertos antiguos pegados en sus ventanas junto a una foto de Freddy Mercury haciendo si icónica pose con su chaqueta amarilla.

Combinaba de maravilla con la cinta policíaca que rodeaba la entrada.

Recorde la última noche que había estado aquí, como si hubiera sido algo que pasó el día de ayer, sintiendo la ansiedad asentarse en mi estomago al entender ahora el peligro en el que había metido a todos los que quería.

De uno de los sombrios callejones aledaños a la cafeteria emergio una mata de cabellos oscuros y por un segundo quize ocultarme pensando que se trataba de Taylor.

Pero me detuve al ver sus ojos grisáceos y la amplia sonrisa que se dibujo en su rostro al verme.

Era el tipo de los sueños.

Su aspecto era aún más magnético a la luz del día, aquella piel cremosa sin imperfección alguna, su porte y fisico, parecia un actor famoso, o un príncipe de algún reino inglés, cualquiera que fuera el caso, no podía negar que era hermoso.

Vestia de una forma elegante y al mismo tiempo desenfadada, si omitiamos el hecho de que su aspecto llamaba a kilometros la atencion, se veía como un chico de los suburbios adinerados de Elora, solo que sin el aire de snop acompañándolo.

— Temía que no vinieras — confeso en cuanto estuvimos frente a frente.

—Tenía mis dudas — respondi fijando disimuladamente mi mirada en el libro que llevaba bajo su brazo.

Pero al no ser humano por supuesto que lo notaria.

—Oh esto —alzó las cejas con cierta sorpresa — hace poco me encontré con una vieja amiga, le encanta escribir y me dio una de las copias de su nuevo libro. — lo extendio hacía mi para que pudiera verlo mejor — sigo preguntándome como es que se le ocurren esos giros de trama.

NEVERLAND

La pasta del libro mostraba la imagen de una ciudad devastada en medio de un atardecer hermoso bajo el enunciado.

"La esperanza no es un plan"

Tales palabras fueron como una bofetada de realidad para mi, eran tan ciertas que por un segundo creí que había traído el libro solo para darme una indirecta.

Pero no lo crei asi, el tipo parecía totalmente encantado con la adquisición así que no indague más.

Me guió travez de las calles contándome algo sobre la trama de dicho libro,  hasta que llegamos a una librería que funcionaba como sede para clubes de lectura.

Un lugar bastante acogedor y al que no iban muchas personas en invierno y si venían no les veríamos pues podían solicitar zonas privadas para lectura, nunca había entrado a un lugar como ese, así que estuve encantada al ver los posters de libros de fantasía, las repisas llenas de figuritas, manuscritos y olor a café y a páginas antiguas envolviendo todo el lugar.

—No tienes que estar tan inquieta querida — comentó mientras subia las escalera primero— no muerdo.

La comisura derecha de sus labios se elevo en una media sonrisa que le confería un aire malicioso a sus rasgos felinos.

¿Había dicho eso último con doble sentido?

Aparte cualquier mal pensamiento de mi mente, y lo seguí en el trayecto había traído un tasser estaría bien.

Tomo asiento en la mesa redonda  que había en medio de la habitación adornada con luces de hada y enredaderas falsas.

Si Taylor era sombras y peligro este ser frente a mi se sentía como su contra parte, era luz y tranquilidad, o al menos eso era lo que parecía en una primera instancia, a pesar de su apariencia, aquellos ojos grisáceos, destellaban con un brillo casi depredador.

—Tengo una duda. — dije, finalmente acercándome a el y tomando asiento en la butaca de en frente.

—¿Solo una?—se quito el abrigo — eso si que es novedad .

—Bueno, son muchas enrealidad —confesé en voz baja — Solo que no se cual es el limite en cuanto a eso.

Una mujer se cabello oscuro lacio y largo con algunos rasgos asiáticos se acerco de inmediato a el, ignorando mi presencia por completo.

El muchacho pareció visiblemente molesto cuando las leves insinuaciones pasaron a ser contacto físico en sus hombros fuertes y anchos, inmediatamente agarro la mano de la chica con brusquedad.

— Tu trabajo es tomar ordenes —dijo severo— vuelves a tócarme y perderás más que una mano.

El aire amenazante que desprendió en ese instante fue suficientemente aterrador para hacer que la chica retrocediera hasta choca con una pared cercana.

El extraño giro su rostro en mi dirección y pregunto si me gustaban las cosas dulces como si no hubiese pasado nada.

A pesar de que dije que no quería nada y que probablemente seria mejor irnos de ese lugar el lo ignoro por completo e igual ordenó un postre famoso de la locación para que lo probara, afirmando que sería un desperdicio haber venido hasta aquí para no probarlo.

—Lamento que tuvieras que ver eso—volvió a hablar acomodandose el cuello
de su camisa.— pero no me gustan ese tipo de tratos.

—¿Es porque el toque de un humano te da asco? —quize saber mientras jugaba nerviosamente con una servilleta en mis manos.

E inmediatamente me arrepenti de haberlo dicho, dejaba en claro que incluso ahora solo pensaba en Taylor, por un segundo pude ver la confusión en el rostro de la persona frente a mi.

—No siento repudio hacia ustedes —dijo de manera calmada bebiendo un sorbo del té que ordenó — pero estoy contigo, es una falta de respeto hacia ti que me acompañas y hacia mi imagen.

Por alguna razón aquella respuesta hizo que quisiera sonreirle, pero lo reprimir.

— Es curioso, el café los pone hiperactivo, pero las cafeterias estan diseñadas para que se relajen— comento mientras me veía tomar un sorbo de dicha bebida con suma curiosidad — mientras que el alcohol —llevó su mirada a la ventana, fijandola en un bar que había en frente — es un depresor, pero los bares y discotecas están diseñados para que los humanos tengan energía, no lo entiendo.

El silencio volvió a reinar entre nosotros, aunque no era en absoluto incómodo.

—¿No comerás nada? — pregunté dandole el primer bocado al chess cake que habia ordenado.

— Tengo una dieta muy estricta — respondio encogiendose de hombros.

A mi mente llegaron las imágenes de los gourmands y sentí un retorcijon en el estómago.

— Tranquila, no soy un bárbaro que comete esa clase de actos — respondio a aquellos pensamientos que empezaron a surgir en mi mente.

—Entonces ¿que eres?

—Un amigo.

—Esa no es a lo que me refiero y lo sabes — rebati a la defensiva.

El asientio en silencio

— Acepto cualquier pregunta en tanto no tenga que ver con mi dieta — suspiro, cruzando los brazos sobre su pecho — no es un tema agradable para tratar con un humano, no deseo incomodarte.

De acuerdo, al menos era sincero sobre aquel tema, el hecho de que lo rechazara dejaba en claro que probablemente si se comia a otras personas, sentia que se me helaba la sangre, pero ¿Que habia esperado?, desde el principio el dijo que no era humano, aun con el temor que eso me provocaba, me picaba la curiosidad al verlo tan tranquilo frente a mi.

—Entonces ¿que hay de los sueños? — trate de sonar tranquila. —¿todos los que son como tu pueden hacer eso?

— No, eso es solo cosa mia— respondio tomando la taza de té nuevamente — aunque es raro que llegue a funcionar con los de tu especie —dudo al decir la última palabra.

—¿Porque?— inqueri aun mas intrigada al notar su predisposición a contestarme

—No lo se — respondio con un gesto algo tímido.— pero debía encontrar la forma de llegar a ti.

Me removi incomoda en la butaca al escuchar eso.

—El collar...

—No — me interrumpio con delicadeza — solo digamos que soy un viejo amigo, mis motivos no puedo revelarlos, no mientras el este vigilando — respondio en voz baja remarcando la última frase.


Ahí estaba otra vez la mención del misterioso "el" que tanto había aparecido a lo largo de mi búsqueda.

Estuve a punto de preguntarle sobre esa persona, pero lo único que obtuve por respuesta fue una negativa silenciosa, derrepente fui consiente mas que nunca de que estar vigilados seria un problema,toque nerviosamente el anillo que llevaba en mi dedo índice, esta situación era un asco.


—Un buen amigo solia decir que los seres humanos crean historias y mitos para superar sus miedos, arte — comenzó a hablar con tranquilidad nuevamente al tiempo que me cedia uno de los libros que llevaba con el — ¿miedo a la muerte?, reencarnación, ¿miedo al mal?, crean un benévolo dios que castiga a los malvados y demás,—abrió el libro que había arrastrado hacia mí — aunque esas maravillosas historias generalmente contienen muchas verdades ocultas para ojos inexpertos.

Su dedo índice tamborileo sobre el título de la página.

Native

Precedido de una imagen de un wendigo encorvado y con los huesos sobresaliendole.

—En fin, creí que necesitarías privacidad así que te traje algo — sonrio al tiempo que sacaba una pequeña caja de madera oscura de su abrigo — evitara que los fisgones miren tus pensamientos.

Tome la capital y me encontré con tres pequeños atados de hierva seca.

—Es salvia aleja los malos hechizos en esta ciudad—comunico, mirandome fíjamente a los ojos —hay muchos de ellos rondando por ahi

—¿Lo dices por la maldición?—quize saber.

El asintió en silencio, con una sonrisa cómplice, entre líneas me explico que debía llevar la salvia siempre conmigo, de esa forma nadie podría entrar a mi mente.

El resto del tiempo se fue volando mientras hablábamos sobre libros, arte y música, extrañamente el momento fue muy ameno, no recordaba la última vez que había tenido una conversación normal sin estar constantemente preocupada.

De alguna forma su presencia me tranquilizaba.

El sonido de una alarma me hizo dar un bricno de sorpresa, habia estado tan imersa en la conversación que no habia notado nada mas, el extraño exhalo con clara molestia.

— Me temo que mi tiempo se a agotado nuevamente — dijo al tiempo que se ponía de pie.

—Aun tengo dudas— respondi haciendo lo mismo.

Una sonrisa se dibujo en sus labios.

—Estaré encantado de contestarlas —respondio.

Sin previo aviso tomo mi mano y beso el dorso tiernamente.

—Me a encantado nuestra primera cita— susurro

—¿Cita?— sentí mis mejillas arder por el repentino contacto —¿Esto era una cita?

Antes de que pudiera seguirlo cuestionando el ya se encontraba en la puerta.

—Espera —lo detuve — tu nombre, no se como llamarte.

—Aaron — dijo pensativo — por ahora relájate y disfruta, las cosas podrían ponerse....un poco sombrías — murmuro con un deje divertido guiñandome un ojo.

.・。.・゜✭・.・✫・゜・。.


El pasillo estaba tenuemente iluminado por las lamparas Tiffany que tanto había amado la difunta dueña de esa casa, el recorrido se me hizo largo y tedioso, mi cuerpo aún se sentía receloso en ese lugar,  talvez por la memoria muscular o algo así.

Había llegado dispuesta a contarles todo a Yeng y Axel, pero la casa estaba vacía, no había rastros de ellos por ninguna parte, así que les escribí un mensaje avisándoles de mi llegada.

Cerré la puerta de mi habitación sin darme vuelta y apoye la frente sobre la madera de esta, exhalación pesadamente, estaba cansada, habia pasado un buen momento pero ahora que volvia a aquella sombria casa el deseo de poder desconectarme solo unos segundo del mundo y respirar en la tranquilidad del silencio, si cargas, sin culpa, sin miedo, fue más fuerte que nunca.

—¿Donde estabas Meghan?

Di un brinco de sorpresa girandome en dirección de donde habia provenido  aquella voz sombría ahí estaba el.

La luz de la habitación era tenue por lo que podía notar claramente como sus ojeras se habían remarcado más, y la palidez contrastaba de manera alarmante con el negro de su cabello, no parecía el Taylor de siempre, sus ojos oscurecidos eran amenazadores, como los de una bestia hambrienta, debió activar algún instinto de supervivencia primitivo arraigado muy en lo profundo de mi ser, pues ni siquiera note cuando mi cuerpo se movió y emprendió la carrera hacia la puerta que daba al pasillo, solo sentí el tiron de mi cuerpo siendo arrastrado a la cama por un par de brazos fuertes rodeando mi cintura.

Todo paso tan rápido que solo el crujido que el metal hizo bajo nuestro peso me hizo consiente de que realmente el me había arrastrado con una velocidad sobre humana.

Mi corazón palpito con fuerza cuando note el peso de su cuerpo sobre el mío y su mirada depredadora fija en mi ser.

—¿Porque quieres huir?—cuestiono con voz sombría— ¿porque me temes ahora?

Trate de alejarlo con todas mis fuerzas, pero era como tratar de mover una pared, mi respiracion se entrecorto al sentir como tomo mis muñecas y las puso sobre mi cabeza con una de sus manos haciendo presión para que me quedara quieta.

—Creí haberte dicho que debías quedarte en casa — continuo, al tiempo que deslizaba el cierre de mi abrigo.

Su mano ascendio y acario el contorno de mi rostro, con delicadeza, aun asi logre sentirlo, el escalofrio que quedaba cuando sus afiladas garras rozaban mi piel, tan afiladas que bien podrian dejarme hecha girones de carne, ya lo sabía pero ahora era más notorio que antes, algo dentro de él era violento y peligroso de manera desmedida.

— No respondiste mis llamadas — hizo una pequeña pausa posando el filo de una de sus afiladas garras en el centro de mi garganta —tampoco mis mensajes — llevó su mirada a mis manos y ladeo la cabeza en un gesto casi animal, confundido — no veo que tengas alguna imposibilidad para hacerlo, tus dedos estas completos, tus cuerdas vocales funcionan, entonces ¿porque?.

Su mirada volvió a posarse en mi rostro buscando alguna respuesta.

—Sueltame — respondi con voz trémula al verme atrapada

—Si lo hago vas a huir— respondio endureciendo la mirada.— Te fuiste esta tarde, por más que busque no te encontraba ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba?

Sentí su aliento rozar mi piel.

— No me metí en problemas —respondi con dureza —deberías estar feliz, estoy en una pieza, viva y sigo aqui, ya puedes marcharte con Camile.

—Si es ese el motivo por el que me alejas —susurro muy cerca de mis labios. — ya esta solucionado, nadie va a molestarnos ahora, me encargue de todo.

Senti un escalofrio más potente recorrer mi espalda, al mirar su rostro y notar un camino de pequeñas betas de sangre recorriendolo.

—¿Que hiciste? — hable aterrada por la posible respuesta.

—Me deshice de todos los que pudieran distraerte de nosotros.

— ¿Te deshiziste? —repetí en un hilo de voz, siendo totalmente consiente de lo que esas palabras podían significar.

A mi mente vino inmediatamente la imagen de la casa vacía, era cierto,  Yeng y Axel se habían quedado investigando y no habían dicho nada sobre salir de casa.

Un nudo se ajusto en mi garganta.

— Yeng y Axel....¿donde?....— trate de hablar

Una amplia sonrisa se extendio por su cara, revelando un par de colmillos afilados que no había notado hasta ahora.

— Ellos fueron obstinados,  pero ya no importan— dijo con tranquilidad. — no  tienes que pensar en nada que no sea yo.

El corazon me dio un vuelco violento al tiempo que analizaba aquello que habia dicho, asi como estaba paralizada por un miedo primitivo nisiquiera pude golperarlo, pero queria hacerlo, las lagrimas comenzaron a arder en mis ojos, mientras el apoyaba su cabeza en el hueco entre mi cuello y mi hombro, aspirando el aroma de mi existencia, como si fuera todo lo que necesitaba para vivir.

— No vallas a ningún lado Meghan — susurro extasiado — me perteneces.

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