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Capitulo 24

ALL THE GOOD GIRLS GO TO HELL

Desde que había llegado a esta pequeña ciudad todo habían sido problemas, misterios, dolor y al parecer también mentiras, aquella frase de "pueblo pequeño infierno grande" iba muy bien con Elora.

Ya no podía confiar ni en mi sombra, temía que en cualquier momento tomara conciencia propia y me apuñalara por la espalda, pero eso precisamente era lo extraño, porque ahora que lo tenía cerca, ahora que finalmente estábamos frente a frente no me sentía en absoluto amenazada, de hecho podría decirse que me sentía hasta cómoda, como si estuviera reuniende con un viejo amigo.

Esperaba alguna explicación muy detallada de porque estaba pasando esto y como resolverlo, la esperanza volvia a florecer, talvez finalmente tenia algo de suerte.

Pero espere en silencio, espere y espere, sintiendo la habitación cada vez más fría.

Llego un punto en el que ya no sabia ni que diablos esperaba, pero habia sido paciente, ¿donde estaba la supuesta recompensa por la perseverancia?

No estaba pidiendo que todos los días sean perfectos y de sol, solo una maldita explicación.

Volvi a fijar la vista en el extraño, entornando los ojos, estaba mas ciega que un topo y ahora en esta oscuridad eso no iba a mejorar.

Talvez el  desvelará los misterios y me diría algo significativo, o me daria un arma mistica o alguna vaina util que magicamente nos hiciera aparecer lejos de aquí junto a Yeng y Axel a salvo, pero no.

La realidad con frecuencia es decepcionante

No dijo absolutamente nada, ni pío, el silencio que antes habia ansiado, ahora me desesperaba, lo único audible entre estas cuatro paredes eran mis gimoteos por el frío y el goteo intermitente de algo que caia desde el techo.

Calma, calma, calma...

Trate de tranquilizarme, no necesitaba otro brote de ansiedad justo ahora, pero es que era molesto, si hay algo que deteste más que la oscuridad era el encierro, podía soportarlo claro, pero no me gustaba en absoluto, yo había venido aquí a ser libre y comenzar una nueva vida, no a ser el platillo principal  para lunáticos.

Con esa nueva resolución y haciendo acoplo de todo el valor que tenía, que para este punto era poco.

Yo, Meghan, flacucha de nacimiento, torpe de vocación y cobarde de profesión, pero con terquedad como segundo nombre rompí el silencio que me estaba asfixiando.

- ¿Quien eres? - fui directo al grano

Espere un tiempo considerable pero no hubo respuesta alguna.

- ¿Como terminaste aquí? - intento nuevamente.

Nuevamente no hay respuesta.

- Eres la persona de mis sueños ¿verdad? -  pregunto algo irritada por los silencios.

Es como hablar como una pared, perdia mi tiempo, así que no puedo soportarlo más y exploto.

- Vine hasta aquí porque no paras de aparecerte en mis sueños, vi a gente morir, casi muero yo también, ya nisiquiera se si mi equipo se encuentra bien y ¿nisiquera me daras una explicación? - bufo molesta, sintiendo que cada palabra me quema la garganta - ¡Di algo!

- Eres muy ruidosa... - se queja languidamente

En su voz se oia la somnolencia, como si estuviera muy cansado, si, pero yo también estaba cansada, ya no podía comer ni dormir como la gente decente porque estaba con miedo todo el tiempo de que algo aparecía y acabara conmigo o con mis seres queridos, de que me hubieran dictaminado dos malditos meses de vida, de no tener idea si despertaría al día siguiente, de sentir que estabaa perdiendome, a mi y a mi cordura.

Aprete los dientes indignada al pensar en eso y en como ahora estabamos en esta horrible situacion, sentia que estaba perdiendo el control, la cordura quizás.

¿Era una competencia por ver quien o que acababa más rápido conmigo?

- Al diablo con eso, ahora estoy aquí ¿no? - reclamo sintiendo una mezcla de panico e impotencia - quiero una explicación,  ¿quienes son los de arriba? ¿Porque nos atacan? ¿Como lo detenemos?

Escucho un suspiro cansino de su parte, como si aborreciera cada una de mis palabras.

- Me gustaba mas la tu que guardaba silencio - dice hastiado - liberame y acabemos con esto.

Casi puedo imaginarlo poniendo los ojos en blanco con fastidio, aunque claro no era una imagen clara pues no tenía la menor idea de quien estaba frente a mi, aun asi, que antipático, casi me muero encontrándolo y ¿es todo lo que dice?, me revuelvo inquieta en mi sitio tratando de ponerme en pie.

- No - le contesto de la misma forma hastiada que el, era cierto que no me sentia amenazada pero con la Alex falsa paso lo mismo a fin de cuentas  - ¿como se que no te convertirás en un bicho raro y me atacaras?

- Me ofendes, si quisiera matarte ya lo habría hecho

- Uy si, y voy yo, y me lo creo - me pongo en pie con torpeza sintiendo que cada musculo de mi cuerpo grita ante el dolor - eso es lo que diría un asesino.

- Pues si asi seran las cosas, que sepas que sin mi ayuda no saldrás de aquí - lanza la frase como si no fuera nada importante con un deje sarcastico - y creo que se acerca la hora de la cena para ellos, ¿a quien servirán de platillo principal?

Buen punto, buen maldito punto señor extraño, pero dos podíamos jugar a este juego, no caeré ante sus provocaciones.

- Hasta donde se, sin mi ayuda tu tampoco saldras ¿no? - digo a quema ropa con toda la intención de voltear la situación a mi favor - ¿quien sera el que va a pudrirse en soledad en esta horrible celda hasta el fin de sus días?

Se escucha un leve gruñido de advertencia, no un gruñido animal, si no el de una persona muy molesta, el lo estaba y yo tambien.

El silencio se cirnio sobre nosotros, senti la tensión, ninguno iba a ceder, pero a estas alturas no puedo confiar en nada, ni nadie, solo porque si.

Especialmente en este lugar que almacenaba tantos horrores, si algo e aprendido es que las personas con frecuencia se comportan de manera más cooperativa si tienen algo que ganar al final.

- Te propongo un trato - digo luego de pensarlo un momento -  yo te liberare si cumples  con dos condiciones.

- Que osado de tu parte creer que aceptaré

- Mira no tengo tiempo para esto - suelto exasperada, pasándome la mano sana por la cabeza apartandome el cabello que me estorbaba de la cara.

- Lo se, deben estar hambrientos y el ingrediente principal sigue aquí, pero quien soy yo para juzgar.

Ah mira tu, nos salio comediante...

Aprete la mandibula harta de su actitud poco cooperativa, pero no podía dejarme llevar por eso ahora, ya tendría tiempo para ponerlo en su lugar, yo solo quería salir de aquí.

- La primera condición es que una vez liberado no me tocaras a mi o a mis compañeros - ignore lo ultimo que dijo, puedo sentir el peso de su mirada - y la segunda es que me ayudaras a salir de aquí a salvo junto con ellos.

Escucho una risa irónica y sin gracia de su parte.

Estoy perdiendo mi dignidad frente a un idiota que me engaño para que viniera a las fauces del lobo....

Pienso más molesta que antes, este sentimiento lo conozco, es el mismo sentimiento que aparece cada vez que el amargado de Taylor ronda cerca de mi, talvez más intenso, definitivamente más intenso.

- No, no, no en eso si te equivocas - habla con un matiz de obviedad y algo divertido haciendo que su voz que antes sonaba somnolienta, se escuchara mas animada ahora - tu ya querías venir aquí desde antes de que entrará a tus sueños

- ¿Me ayudaras o no? - le grito con impaciencia

- Solo si te callas, me aturdes.

Me acerque con cautela pero a paso firme al antipático que tenia la cadena en su pie y enredaderas sujetando firmemente sus brazos.

Tenia mis dudas, ¿y si mentía? ¿si me mataba? Bueno cualquier cosa era mejor que ser devorada viva, pero no queria morir aqui.

Mi corazón latía con fuerza, demasiada, dolía.

Sujetar las enredaderas fue como meter las manos al fuego, las aparte de inmediato por reflejo, palpe con mas cuidado la superficie y resulta que tenían espinas, como las de un rosal.

Acerque mis manos nuevamente preparada mentalizandome, mi cuerpo ya dolia mucho, era como si mis huesos crujieran con cada movimiento, lo que era más extraño, era que cada vez que mi sangre se vertía sobre ellas parecían aflojar un poco más su agarre.

Entre jadeos por el dolor y oscuridad pude desatar la primera, sentia como mis manos ardian por los rasguños.

- Gracias - dijo el hombre con voz taciturna

No fue necesario que llegara a la segunda, el extraño tiro con una fuerza sobre humana de estas y las arranco de raiz, haciéndo que partes de la pared cedieron y calleran junto a las extrañas plantas.

Cai torpemente hacia atrás por la impresión y el gran estruendo que se escucho a su vez proveniente de la superficie, como un estallido, algo colisiono.

El extraño se irguio frente a mi como una gran e imponente sombra, las grilletes en sus pies cedieron con facilidad también, escuche gritos, golpes y pasos apresurados, no sabía que estaba pasando a mi alrededor pero la voz interna que parecía haberse resignado a su destino volvía a gritarme que estaba en peligro.

Quize retroceder como si eso fuera a ponerme a salvo, el extraño se puso en cuclillas frente a mi, senti su mirada recorrerme por todos lados casi como si me estubiera analizando.

- Creciste mucho en mi ausencia - soltó con ¿nostalgia? 

Una mano palida como la de un fantasma con uñas largas y afiladas, surguio de la más recondita oscuridad en la que antes se encontraba el extraño, fue iluminada por la tenue luz que se filtraba por la gruta en el techo.

Recorrio el perfil de mi cara, sentí el roze de sus uñas afiladas en mi piel, y lo gelido de su tacto, un tacto delicado, hecho con sumo cuidado como lo haría cualquier fábricante de muñecas de porcelana, comprobando su trabajo a sabiendas de lo frágil que son estas.

Olvide hasta como respirar, porque a pesar de que sabia que podría ser peligroso y acabaría conmigo aquí mismo por pendeja y confiar en extraños, su tacto fue tranquilizador, me hizo olvidar el dolor, el miedo y desesperación.

- Se acerca - susurro alejando su mano de mi rostro.

- ¿De que hablas? - pregunte ante el extraño comentario  - ¿Quien?

Otra vez no respondió, un gran impacto sobre la puerta de metal me saco de mis pensamientos.

- Ya cumplí con mi parte del trato - sentenció fundiéndose en una de las esquinas más oscuras - nos veremos después Alice.

Quede estupefacta en mi sitio, ¿como que ya cumplió su parte del trato? yo seguía encerrada aquí y ¿donde se metio? Vi en todas las direcciones pero parecía que realmente se habia desvanecido, ¿Logro salir? ¿Por donde?

Un estrudoso golpe en la puerta hizo que de un pequeño grito por el sobresalto, fue como si hubieran lanzado algo enorme sobre ella.

- Meg, ¿estas ahí?

Esa voz, era Axel, no podía equivocarme, provenia desde fuera,era el.

Se me empeñaron los ojos en lagrimas mientras le gritaba que si, que aquí estaba, sintiendo una mezcla de alivio por que encerio estaba aqui y temor, porque no se había ido, si Matt lo encontraba seria el fin.

Hubo gritos, golpes, crujidos, ¿que estaba pasando?, la puerta se abrio de sopeton, ahí estaba, alto, con cabello su color miel, y ojos azules tan profundos como el oceano.

Quize acercarme a el a abrazarlo, quería sentir que era real, y no una alucinacion.

Pero Yeng entro de inmediato como un rayo, apartandolo, estaba pálida y con rostro horrorizado, me abrazo de forma protectora, a pesar de que le dije que dolía la forma en la que me estaba tomando no me escuchaba.

Yeng retrocedia junto a mi dentro de la habitación, no entendía porque estaba temblando tanto, tenia los ojos desorbitados, tampoco entendí porque Axel estaba cubierto de sangre.

- Caramelito ¿que pasa? - inquiero mi consanguineo ladeando la cabeza intrigado y emitiendo una risilla divertida al vernos.

El alivio no me duró mucho, recordé a a la Alex falsa tuve mas claro que nunca que esas cosas podían cambiar de forma y ya no podía confiar en lo que veía frente a mi.

Note más cosas a medida que la luz de pasillo lo iluminaba todo, Axel no solo estaba cubierto de sangre si no que además, arrastraba de una pierna algo o mejor dicho a alguien, y Yeng, por Dios Yeng también estaba ensangrentada, diferente tenía un vestido rojo muy fino, igual que el de las personas en la fiesta extraña de arriba, la única diferencia es que la parte de la falda estaba rasgada y muy corta.

Me solté de su agarre y me arrincone hacia la pared.

- Yeng - hable con voz temblorosa - hay una serie de zombies que te encanta ¿Cuál es?

- Crees que es momento para esto Meghan, Collins esta muy raro, no parece el - reclama presa del panico

- ¿Cual es? - grite con insistencia paranoica al recordar todos los horrores que pase.

- The walking dead - responde palideciendo y arrinconadose a la pared al igual que yo.

- ¿y tu favorito?

- Daryl Dixon , interpretado por Norman Reedus mi futuro esposo

Si era mi Yeng no un ser extraño suplantandola ,me le acerque estando al borde de las lágrimas aferrándome a ella.

Lo que realmente me preocupaba ahora era el silencio de Axel, el nunca se calla, los escalofríos me recorrieron al pensar que talvez este no era el, si no un impostor.

- Axel quítate la camisa - le ordenó.

A diferencia de Yeng no podía identificarlo por sus gustos, la gente cambia constantemente con el pasar del tiempo, especialmente cuando eran tan volubles como Axel Collins.

- ¿Como es que dices? - enarcando una ceja soltando otra risilla burlona

- Quitatela - ordena Yeng mas firme, apuntado un arms hacia el.

- ¿Acaso me tienes miedo? - le pregunto en un ronroneo

- No - aseguro ella sin titubear - pero si no obedeces no respondo.

Ahora no sabia a quien temerle más, si a que Axel fuera un impostor o a Yeng que le apuntaba directamente entre las cejas.

- Que agresiva - expreso con una fascinación perversa- que sucios y oscuros secretitos tienes caramelito.

-Axel, de espaldas y levanta la camiseta - le pido, suave, Yeng estaba alterada un paso en falso y seria historia

- Oye, yo se que e dicho que le entro a todo, pero no estoy dispuesto a hacer un menage de trois contigo involucrada Meg - se queja dándose la vuelta y quitándose el abrigo

Axel estallo en carcajadas ante el enrojecimiento de mi rostro al escuchar la palabra, ¿como podia hacer sus chistes con doble sentido justo ahora? Estabamos en una situación critica.

Con un gemido de dolor se levanto la camisa de compresion negra que enmarcada perfectamente su cintura fina, sus hombros   y espalda ancha, hacia evidente las horas que le dedicaba a ejercitarse.

Pero eso no era lo que buscaba, habia algo que solo yo conocia de el, si no estaba daria luz verde para que Yeng dispare a sangre fria, pero si que estaba, a pesar de los años seguian surcando su pálida piel, algunas delgadas, otras gruesas, extendiéndose, largas, cortas, curvadas y rectas.

Cicatrices, muchas de ellas a causa del maltrato de su padre

Yeng bajo el arma formando una fina línea en sus labios, no era algo fácil de ver, pero le hice una seña para indicarle que todo estaba bien.

- ¿Ya estan felices? - canturreando esperando una respuesta.

Yeng  y yo suspiramos aliviadas acercandonos a el, mientras se arreglaba la camisa.

- Yo nunca les haria daño, preferiria hacermelo yo mismo antes, estos idiotas tienen pésimo gusto para la decoración, vamonos, la peste a pobreza no va conmigo - zanjo saliendo del lugar.

- Caramelito no te separes de mi - dijo un tanto más serio pero sin perder la sonrisa ladina y retorcida que ahora tenía tomándome de la mano  - despedazare a cualquiera que se atreva a tocarte.

Yeng puso los ojos en blanco con hastío, no tenía paciencia para coqueteos sin sentidos ahora.

Los pasillos estaban sumidos en caos, como si un huracan hubiese pasado por aquí, las paredes estaban teñidas de sangre y varios cuerpos algunos muertos por disparos otros por golpes, o siendo atravezados por implementos hospitalarios que habian dejado por ahi, interrogue a Yeng con la mirada tratando de obtener una explicación pero no obtuve respuesta alguna, ella estaba alerta, viendo en todas las direcciones, con una extraña bolsa en sus manos.

Interrogue a mi primo con la mirada, pero nuevamente la suya parecía perdida, ausente, como si no estuviera aqui, tarareaba una música que no conocía, como si estuviera de muy buen humor a pesar del caos rodeandonos, no tardamos en llegar a uno de los pasillos en donde comenzaba la extraña decoración.

Pero estaba totalmente vacío, no había ni un alma.

¿En donde estaban?

Mi pregunta es respondida al ver a todos los hombres de negro entrar abruptamente por la puerta principal

Atrapados otra vez, los hombres que entraron a la estancia nos sacaron del hospital y nos hicieron postrar de rodillas sobre la fría nieve afuera, las personas que había visto antes dentro también estaban fuera en nuestra misma situación a excepción de los niños ellos estaban siendo custodiados junto a los ancianos en un grupo cercano a la enorme hoguera que habían hecho.

El frío se intensificó a tal punto para mi que nisiquiera podía contener los temblores en mi cuerpo, eran tan violentos que tuve que reclinar sobre mi cuerpo y abrazarme con fuerza el torso, era mas doloroso a cada segundo que pasaba, descalza sin abrigo y empapada no era lo mejor para estar fuera en pleno invierno.

Yeng tampoco estaba mejor que yo, llevaba ropa fina y corta, la pusieron a unas cuatro personas de distancia de mi.

Axel justo al frente.

¿No podían almenos dejarnos juntos?

Nos habían colocado de forma que terminamos formando dos largas filas una frente a otra.

Al cabo de unos minutos baja de un enorme y reluciente auto negro una persona, no logro ver quien es por las penumbras, pero su voz lo dice todo. Se trata de Taylor.

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