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Capitulo 17

PAINT IT BLACK


Parece que el tiempo se relantiza en este lugar, no se con certeza que hora es, todo está en silencio, lo único que puedo escuchar son los respiraciones apacibles de mis acompañantes,  Victor le asigno a cada uno una habitación diferente, pero las secuelas de lo que vivimos con el Wendigo permanecen demasiado frescas.

Talvez fue el tiempo que estuve inconsiente, pero ahora mi mente está demasiado activa, recuerdo claramente haber estado soñando con una persona, pedía que la encontrara porque nuestro tiempo se acababa.

No sabría decir con certeza, quien o que era, solo sabía que sentía ansias por liberarlo.

Harta de estar impávida en la cama, aparte con cuidado la pierna de Yeng y me dirigí hacia el mueble largo junto a la enorme ventana de la habitación.

La luz de la luna se filtraba con delicadeza por la cortina semitransparente de la habitación, dándole un aire de cuento de hadas, solo que este no era precisamente el palacio de ningún príncipe

Este es el castillo de una bestia malhumorada y de cabello negro.

Pense mientras tomaba la laptop y me disponia a revisar nuevamente la foto con la noticia del doctor, me turbaba un poco, pero sentía que no estábamos viendo todo el panorama, algo nos faltaba.

Me atreví a buscar sobre nativos americanos, pero eran pocas las cosas relevantes que podía encontrar, vestimenta, alimentación, algo de su historia y uno que otro blog donde vendían objetos artesanales, como pulseras tejidas, coronas de plumas, pipas y atrapasueños.

Me jodia pasar pagina tras pagina y no encontrar nada, no había ningún registro sobre doctores nativo americanos en Canadá, mucho menos aquí en Elora, sobre wendigos tampoco habia mucha informacion confiable, entre links de dudosa procedencia, blogs, páginas de compra-venta, el reloj marcó las dos de la madrugada y no había encontrado nada.

Frustrada y decidida, me puse el abrigo sobre mi intento de pijama, unos shorts cortos y una blusa de mangas largas que me quedaba unas dos tallas grande.

Me calze las pantuflas, para encaminarme nuevamente a la enorme biblioteca, la luz lunar le daba un aire espectral a todo el pasillo, las sombras se alargaran y tomaban formas extrañas, a medio trayecto ya estaba dudando sobre si debia seguir, pues me sentía inquieta en medio de las penumbras.

Me hubiera gustado despertar a Yeng para que me acompañe, ella podría defenderse de cualquier cosa y me inspiraba confianza, Axel siempre a sido del tipo "yo te cubro", "yo te protejo" pero me ponía nerviosa que no se callara y me dijera sus teorías sobre cómo moriríamos horriblemente por estar siguiendo la estúpida ideología del protagonista de una película de terror.

Suspire con resignación, no podía pedirles que me hicieran compañía, se veían agotados, ellos había estado esforzándose y yo no había hecho nada más que meterlos en problemas, 

La herida en mi cintura también es molesta, me a estado abrazando desde lo de Camile, pense en ir a pedir hielo a la cocina, pero Axel y Yeng no iban a despegarse de mi lado, no queria mostrarles algo tan feo, de hecho no queria mostrarles ninguna herida, su preocupación ya rozaba el pico mas alto, ¿que necesidad había de empeorarlo?

Vi a travez de una de las muchas ventanas que iluminan el pasillo, el frío reinaba a sus anchas afuera.

Mientras sigo mi camino, fantaseo con la idea de salir por la puerta principal quitarme el abrigo y tirarme sobre la nieve para que el frío calme la herida.

Al entrar a la biblioteca suspiro de alivio, habían dejado las luces encendidas.

Camine entre las estanterías, algo tenía que haber, habia libros hasta donde alcanzara la vista, con diferentes tamaños y colores.

Salto de emoción al encontrar inscripciones entre páginas con las palabras Wintsigo, pero resulta ser de alguna otra criatura, no de lo que busco, me pierdo entre los pasillos en busca de respuestas, tomaba un libro esperanzada y lo devolvía con decepción.

Me exasperada solo encontrar historias resumidas, o demasiado superficiales, lo cual era extraño si tomabas en cuenta la grandeza de esta biblioteca, parecía la colección de algún aficionado a los libros.

Al llegar a una zona que no habia explorado de la biblioteca me encontré  un gran sofá alargado de terciopelo ceruleo al igual que las alfombras del pasillo y sobre el estaba recostado el argado.

Taylor, tenia puesta una camisa negra, que remarcada parte de su pecho fuerte y bien formado, jougger grises, unos guantes negros e iba descalzo.

Junto a el había una mesa circular muy pequeña, sobre la que estaba una botella de vino abierta y una copa.

Había estado bebido, el ambiente olía un poco a alcohol, a mi mente vino el recuerdo de Camile gritando en la entrada de la mansión.

No me lo imaginaba dolido y bebiendo por algo así en un intento de desahogarse, había dicho que Camile y el no eran nada.

Me sentí como una ingenua, pues si mal no recordaba, los había encontrado en medio de algo bastante comprometedor.

Taylor se veía tranquilo y apacible, nada comparado a cuando estaba despierto con su horrible mal humor, di media vuelta dispuesta a marcharme, no queria estar a solas con el, no luego de lo de esta tarde.

- Iletrada de ojos hazel - habla con tono de advertencia,  manteniendo los ojos cerrados, haciendo que me de un vuelco el corazón.

¿No estaba dormido?

Pienso alarmada sin saber que hacer, o a donde huir.

- No hay quien pueda dormir con ese escándalo en su pecho - se queja respondiendo a mi pensamiento y abriendo los ojos lentamente.

Ahí estaba nuevamente su ceño fruncido y esa mirada altiva de la que ningún detalle se escapaba.

- ¿Puedes escucharlo? - inqiero poniendo una mano sobre mi pecho como si eso fuera a hacer que el deje de oír mis latidos.

Se levanta del sofá y se dirige a la mesa, parece un felino, sus pasos son silenciosos pero firmes.

- A kilómetros - dice pasándose una mano por el cabello acomodandolo con gesto molesto - ¿que hace aqui?

- No podía dormir - digo retrocediendo un poco de manera sutil

- ¿Mintiendo otra vez? - dice llenando la copa.

- No es mentira - refutó

- Es una verdad a medias, exactamente lo mismo - responde haciendo una seña para que me acerque.

Dudo por unos momentos, no parece tan peligroso como de costumbre pero ese aura intimidante que poseía me mantenía alerta.

- ¿Que espera? Venga aquí - ordena.

Encerio no entiendo a esta persona, me aterra no saber queactitud tomara si a estado bebiendo, me acerco lentamente al sofá y tomo asiento como me indica.

- Quiero la versión completa - dice sosteniéndome la mirada.

- Si te doy la versión completa - digo con fingida seguridad - tendrás que responderme algunas cosas también

Estaba harta de tanto misterio y secretismo, al menos quisiera entender quien es de una vez por todas.

- Quien esta haciendo las preguntas soy yo

- Entonces me voy - amenazó

Veo como se forma una media sonrisa ladina en sus labios, remarcando el hoyuelo en su mejilla.

- De acuerdo - cede - quedese y haga sus preguntas.

Casi no puedo creer lo que acabo de escuchar, parece que el alcohol le suaviza el humor, ¿era eso? o ¿estaría soñando?

Estuve a punto de preguntarle sobre Camile y la escena de esta tarde, pero me abstuve de hacerlo, en su lugar traté de concentrarme en lo importante.

- ¿Que es un gourmand? ¿Es diferente a un Wendigo? Se ven iguales.

Taylor me observa con atención, sus ojos son penetrantes y suspicaces, no esperaba esa pregunta.

- No son iguales, solo tiene la apariencia que le atribuyen a su existencia.

- ¿Y tu?

- ¿Acaso cree que voy por ahí deborando a las personas? - inquiere un tanto ofendido.

- No lo se.

- A mi se me atribuye la apariencia de mi existencia.

- No entiendo lo que me dices - le digo consternada.

- Pregunta - dice con simpleza.

Me doy cuenta de que mientras hablábamos inconsientemente habíamos estado acercandonos más de la cuenta, talvez le inspire cierta curiosidad tenerme cerca, lo noto por la forma en la que no me a quitado la mirada de encima desde que abrió los ojos y casi me mata del susto.

- ¿No querrás decapitarme? - digo poniendo algo de distancia.

- ¿Quiere tomar el riesgo y averiguar? - acorta la distancia nuevamente.

Mi espalda choca contra el respaldo del sofá obligándome a acomodarme abrazando mis rodillas para que la herida en el costado no duela.

Demasiado cerca,  esta tan cerca que puedo sentir el calor que emana su cuerpo, y el aroma inconfundible de su perfume que se a mezclado con las notas frutales del vino que bebe cada tanto de su copa.

- ¿Que eres? - finalmente formuló la pregunta 

- Una bestia malhumorada y de cabello negro

- ¿Escuchaste eso también? - pregunto horrorizada.

Hecha la cabeza hacia atrás en medio de una carcajada, resuena en las paredes, fuerte, sonora y varonil. Una risa encantadora, es la primera vez que la escucho, no tiene que ser común en el, y es que justo ahora parece tan relajado y cómodo que me hace creer que estoy tratando con alguien más.

- Respondeme - digo inquieta ante la revelación

- No, ya hizo sus preguntas y no hay más respuestas - toma un poco del vino en su copa.

En toda mi corta vida nunca me había sentido cosas tan contrariadas al mismo tiempo,  sabía que el no me agradaba, pero también me pone un tanto nerviosa esta nueva compañía.

- Bien, haz tus preguntas - digo finalmente.

Taylor pone su brazo sobre el umbral del sofá y sostiene su cabeza con el, esta mirándome fijamente, la intensidad con la que lo hace me quema.

- ¿Que es lo que no la deja dormir? - inquiere finalmente.

- Creo que es la preocupación - murmure jugando nerviosamente con mis manos - hay demasiadas cosas en mi cabeza.

Al decir eso, el me extiende su copa, pidiéndome en silencio que beba, la copa esta fría al tacto, el vino que hay en ella es de un color entre rosa y violáceo, tome un pequeño sorbo casi temiendo que sea amargo, nunca e tenido buenas experiencias con el alcohol, es demasiado amargo para mi gusto.

Pero el vino en esta copa es dulce, refrescante, activa tus sentidos, derrepente sientes alivio y relajación tras beberlo, pero también una dicha extraña surge de tu ser, algo eufórico.

- ¿Que es? - pregunto fascinada ante el reciente descubrimiento,  buscando con la mirada la botella, a Yeng y Axel les encantaría probarlo.

- Una de las bebidas de mi reserva privada - dice quitándome la copa - ¿le gustó?

Asiento en silencio, aun con la extraña y burbujenate sensación que a dejado la bebida en mi cuerpo.

- ¿Hay algo que odie? - pregunta  dejando la copa en la mesa junto a la botella.

- A ti - respondo inconsientemente antes de siquiera poder pensarlo.

Entonces todo sucede demasiado rapido:

Taylor toma mi tobillo y lo jala hacia el, haciendo que pierda el equilibrio y termine recostada sobre el enorme sofá y el parcialmente sobre mi.

Se me corta la respiración al verme atrapada nuevamente, aun sujeta mi tobillo en lo alto.

- ¿Que haces? - reclamo molesta por el susto que me a dado.

Trato de empujarlo con mis manos, pero las atrapa por las muñecas y las pone sobre mi cabeza....estoy acabada.

- ¿Que a estado buscando entre esos libros? - inquiere - le e dicho que se aleje de todo esto

Para mi tortura la extraña sensación de hormigueo en mi estomago aparece sin previo aviso, Taylor es demasiado alto, enorme si se comparaba con mi estatura y mi complexión, me molesta, me siento diminuta.

- Sueltame

- Respondame

- ¿Que cosa? - hablo presa del pánico al verlo bajar su cuerpo aún más sobre mi.

Mechones de su cabello  negro caen por su rostro y sus ojos nuevamente tienen ese brillo extraño, la malicia ardiendo en ellos, estamos en plena madrugada, todos duermen, aun si gritara por ayuda nadie me escucharía, están profundamente dormidos y este lugar es demasiado grande.

El toque aspero en mi tobillo hace que me de cuenta de que ya no lleva sus guantes puestos, el contacto hace que mi piel arda, temo forcejear siento que podría quebrarme un hueso con esas enormes manos que tiene.

- Meghan - dice mi nombre de una forma que escandalizaria a cualquiera - respondame

-¿Que es lo que quieres? - le evito la mirada

Grave error, la mano que antes estaba en mi tobillo a comenzado a asender por mi pierna, tocando la piel desnuda de esta.

- Espera, espera - le grito con nerviosismo.

- ¿Me odia?

- Si - exclamo, al sentir que su toque no cede, sigue subiendo - y te odiare más si no me sueltas.

- El olor de las mentiras es delicioso - dice de forma calmada.

Quiero protestar, pero en cuanto intento moverme, el tirón en la herida del costado me deja inmóvil,

- Es terca - dice llevando sus manos bajo mi blusa y levantandola lentamente.

La sensación de hormigueo que antes había aparecido como un eco se intensificó aún más, ¿porque tenía que pasarme esto a mi?

- La próxima vez, esto - presiona el lugar de la herida haciendo que ahogue un grito de dolor - no será lo único que quedara en su cuerpo.

Finalmente me suelta y se aleja de mi, vuelvo a respirar.

- No es normal, como mucho te doy dos meses -  es lo último que dice Taylor luego de acomodar mi blusa y salir de la biblioteca.


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