#9_(Harbinger x Seiya)
Nunca faltaba que a esa hora estuvieran juntos. Al escuchar los pasos del metal contra el piso, el ex delincuente no ocultó su sonrisa en ese trono, esperando a su acompañante. Sea en el templo del patriarca o en el templo de Sagitario, llegando a ocupar el dé Tauro incluso. En los 5 años que llevaban de relación, no había noche que Seiya y Harbinger no se reúnan a tener sexo.
— Buenas noches. Mi patriarca. — Inclinándose frente al toro seguido de una luz dorada que devolvió su armadura a la piedra en su cuello, la voz de Seiya desprendía ese sonar pícaro, pero dulce.
— Agradezco tu puntualidad. — No fueron a muchos juegos, el toro se abrió la túnica apartando lo necesario de tela, como si quisiera presentarse antes él como un plato de la más jugosa carne. Haciéndole una señal con el dedo, su erección deseada ser atendida con solo ver a Seiya, paseando semi desnudo, utilizando solo pequeños conjuntos de tela bajo la armadura en busca de él.
El patriarca le tendió su mano al guerrero de la experanza. Siendo rápidamente besado en el rostro por esto. Aprovechando la notoria diferencia en sus proporciones para tocarlo, pues le permitía a Seiya fácilmente sentarse entre sus piernas, manteniendo una comodidad única los 2 en ese trono. Las manos de Seiya parecían pequeñas sujetando su pecho y hombros, los dedos de Harbinger jugando entre los glúteos de su guerrero de confianza se notaba más de lo necesario, pero sus labios encajaban perfectamente a cada beso que compartían.
Seiya movía su cuerpo en forma casi circular al tener ya el grueso miembro del toro dentro de él. Un espectáculo llamativo para quien sea que lo viera. El firme y honorable Seiya en una relación que fácilmente para ojos externos pasaba como simple ninfómania, junto al patriarca del Santuario, aquel que debía ser justo y un modelo para todos.
Cosa que Harbinger apenas tenía. Aunque si relación tampoco era un secreto a voces, solo que nadie hablada de eso. En parte, ambos eran lo suficientemente obvios para que se vieran cuenta.
El antiguo toro dorado era de los pocos que podían proclamar "dominar al asesino de dioses"
Un azote a su compañero fue lo que dió como advertencia, tomándolo de forma que pudiera cargarlo de regreso a su recamara. Disfrutaba la tranquilidad y privacidad que la noche le ofreció, mirando a los ojos al castaño en sus brazos volviendo a pegar sus labios una vez entraron a la habitación, cerrando la pierna de una patada sin voltearse a ella.
Simplemente, dejó caer al sagitario en la cama para seguidamente apoyarse sobre él. Haciendolo suyo como todas las noches hacía, no había señal pronta de cansancio en alguno.
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Dentro del cuarto que Harbinger ocupaba había un cajón donde Seiya guardaba la cantidad suficiente de su ropa, junto a un par de cremas para ocultar las marcas que este dejaba sobre la piel. Al pasar prácticamente cada noche con él, era muy normal eso; Tomar un baño ya sea al terminar o al amanecer, de vez en cuando juntos, permitiéndose un par de caricias perezosas bajo el agua, para luego vestirse con bastante tranquilidad.
En este caso fue lo primero. Harbinger se había puesto nuevamente la ropa interior mientras dejaba a Seiya ir a ducharse, esperándolo en la cama respirando con tranquilidad. Desde el momento 0 que sus cuerpos se encontraron de forma carnal, el toro se encontraba enloquecido por el castaño.
Y de por sí, su atracción y futura fascinación hacía Seiya al notar la fuerza que su cosmos tenía, pasada de amable a intimidante con relativa facilidad.
— No sabía que te gustaban las revistas.
— ¿Eh? — Incorporó su cuerpo para ver al castaño que tenía en sus manos. Usando solo una camisa sin mangas y unos pantalones cortos. Sonriendo con picardía leyendo el objeto en manos, imaginando a su imponente y agresivo novio leyendo eso. — Ahh... Eso es de Raki. La última vez que vino antes de su entrenamiento me la dejo, dijo algo tipo de "concejos que podrían ayudarte"
— Bueno, ya es una chica de 12. Ya está despertando mucho mejor sus sentidos. — Menciono. Tomando un paso al frente hasta sentarse en la cama, abriendo la revista en una página marcada.
— ¿Amorometro? ¿La enana se quería hacer de cupido? — Desinteresado apoyo su cabeza en su puño, cerrando las piernas mientras leí lo allí dicho. — ¿No estamos muy viejos para esto?
— Indirectas. Consolar. Ser cinsero. Préstar atención. Hacer reír. Cubrir. Alagar. Compartir tiempo. Hacer sonrojar. Tener empatía. Lograr estar en la mente del otro. Abrazar. Regalar. Invitar. Ayudar. Besar. Declarar. Agarrar de la mano. — Empezando a enumerar una por una, el patriarca de mostrada bastante indiferente escuchándolo.
— ¿Cuál es el sentido de esto? — De todos los Aftercor que podrían practicar esto le parecía molesto y tedioso. No entendía la cara de inocente disfrutando lo que leía que tenía Seiya.
— Solo me llamo la atención. Hace siglos que no veo algo así, me preguntó en qué se basarán para elegir.
— Yo tampoco he visto una, y la verdad no me molesta. Esto es para niños inexpertos, de todas maneras no tendría sentido que Raki me la viera ya que nuestra relación funciona totalmente diferente a una normal. Empezando por el hecho de que no somos personas normales.
— ¿Tan seguro de eso?
— ¿Sei...? — El castaño rio. Poniendo nervioso al toro.
— Tómalo como un, rememorando momentos con tu dorado favorito. Veamos. Lo de las indirectas fácilmente, te acabo de hacer una. — Irónizo, aumentando su expresión de risa. Volteando el ojo, Harbinger no tuvo más remedió que aceptar.
— Bueno. En eso último no eres tan malo. Me sorprende que algunos te vean como un tipo justo en todo cuando eres muy opuesto.
— ¿Hablamos solo de indirectas o todo lo que soy capaz de hacerte? Si es lo primero, tampoco eres malo. Todo acercamiento entre nosotros gracias a ti fue a base de indirectas.
— Menos cuando te pedí que seas mi amante, allí te lo dije directamente.
— Muy directo para mí gusto. — Señaló. El toro se había parado frente a él, y sin algún tipo de pena le dijo "¿Sabes Seiya? Con todo el tiempo que hemos pasado juntos. Quiero que seas mi amante"
— No eres algo elegante de un tipo que se crío solo en las calles. No has visto mi momento peor hablado. — Indicó. — Lo de consolar si creo que nunca lo necesitamos ¿No? No recuerdo algún momento donde pasará.
— Tampoco yo. He tenido momentos consolando a Saori, a mis amigos incluso. Pero no recuerdo uno contigo.
— Es porque no tengo esa debilidad. — Fingiendo arrogancia exclamó. Seiya se guardo su comentario, por esta vez. Nunca había notado lo tranquilos que han estado estos años.
— Ser sincero también es simple. He sido casi tu ayudante y consejero desde que empezamos.
— Aún recuerdo cuando me admitiste que soy tu primero en todo. Todavía no sé si eso sería una sorpresa a tu edad, porque revisando tu historial de detallas tiene sentido.
— Luego de años en el santuario, la verdad la vida cotidiana no me ha generado mucho interés. — Se escudo. Recordando vagamente su conversación con su vieja amiga, hace ya bastantes años.
— Uff. No sé cómo puedes pensar eso. Yo hubiera deseado una a tu edad.
— ¿Sabes? No hablas mucho de tú tiempo solo, pero cuando lo haces, es raro porque siento que por un lado no te importa, pero por el otro se nota que te afectó. — Se sincero. En esta leve charla Harbinger había comentado más de ese tema que en sus años de relación.
— Ahh... Es un tema "complicado" Digamos que, lo hecho, hecho está. Hubiera aceptado fácilmente una familia, pero ya es muy tarde para eso. Fue el destino que me tocó, y gracias a eso estoy aquí. — El castaño sonrió enternecido mirando al peli morado. Pasando su mano por su musculoso brazo, acariciando su piel.
— Creo que se nota como has madurado. Creo que hace unos años no hubieras dicho eso.
— No te adelantes mucho. Mejor dime la próxima pregunta.
— Es prestar atención pero eso es lo que más hacemos.
— Mejor dame esa revista. — Y aprovechando que Seiya no la tenía en menos la tomo de la cama y la leyó atento. — Sei, todo esto ya lo hicimos. Literalmente define las mejor parte de nuestro tiempo juntos. ¿Cubrir? ¿Que significa eso?
— Tampoco lo sé. Sí es en el sentido literal, bueno, fácilmente tengo s un tipo de 2 metros encima de mi todo el tiempo. Aplastandome con sus pectorales. — Río.
— Nunca hemos tenido pena a simples gestos personales tampoco. ¿En serio hay gente que hace mucho drama por tomar la mano de otro?
— Voy diciendote que por lo menos en Japón eso es un tabú muy grande.
— Estás de joda. — Quiso reír pero en el mal sentido. De la incredulidad que le generaba eso. — Agradezco que mi novio no sea así entonces. — Tomando la revista con su cosmos eléctrico la destruyó. Cómo esperaba, una distracción que no era de su gusto.
— Supongo, ya que como dijiste, vivimos en otro mundo muy diferente al cotidiano. Y espero que Raki no se moleste por hacer eso.
— Si la dejo antes de irse a una misión es obvio que no se molestará. Debe ser vieja aparte. — Restándole importancia al asunto se recostó. Golpeando su pecho de forma suave pidiendo allí mismo la presencia de Seiya.
— Te amo. — De un momento a otro le expreso, aunque no respondiera Harbinger disfrutada escuchar esas palabras. La mano del toro acariciada su espalda. Ninguno de los 2 sentía una señal de sueño pesado. — En la revista también hablada de casamiento. ¿Creés que nuestra relación llegue a eso?
— Si en unos años seguimos juntos y nos jubilamos del Santuario, creo que lo consideraré bastante. Aunque no hay mayor diferencia de como llevamos nuestra relación en este momento. — Emitiendo un bostezo fingió quedarse dormido. La idea de él y Seiya en una de esas ceremonias le golpeó fuerte, no de forma desagradable, más bien, en ese sentimiento que sabía era sumamente lejano.
Seiya no le respondió nada. Se dejó abrazar, cerrando los ojos hasta que ambos quedaron dormidos.
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Últimamente los capítulos salen más largos eso me gusta.
Viendo la dinámica del amorometro y que parece que no puedo escribir algo de estos 2 sin que termine el lemon, se le ocurrió. Y si, ¿muestro que apesar de ser muy sexualmente activos eso no quita que se amén? No sé si me entienden.
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