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#7_(Ox y Izo)

Época del 1960, ambientada en Japón, ligera inspiración en la película "una noche en el museo"

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Izo se acomodó el cabello como era su costumbre. En una larga coleta alta que representaba honor, aunque las costumbres samurai ya estaban siendo dejadas poco a poco de lado, a él se le crio con ellas debido a su linaje.

Tomando una linterna y su uniforme tomo su nuevo trabajo. Un museo recién construido, guardando bastantes residuos de lo que fue su historia. Sería su primera noche allí.

— A las 12 de la noche le toca cambiar de turno.

— Gracias. — Tomando media vuelta se despidió del hombre tras hacer una referencia. Empezando su noche.

El lugar tenía 3 pisos, contando uno subterráneo. Izo mantenía su expresión callada mientras lentamente en la oscuridad detallaba todo a su alrededor. Mucho de lo que podía se notaba que tenía su historia, eran objetos viejos. Con verlos suponía que debían tener unos siglos.

— ¿Uhm? — No sabía que allí había una estatua. Parecía de un demonio, un ogro tal vez. Pero su rostro y las facciones eran muy humanas de lo que podía distinguir,  la diferencia más notable era el tamaño. Un completo titán.

Es bastante interesante notar que tenía un agujero en el pecho. Haciéndole imaginar la historia que pudiera contarle está estatua. Siguiendo con su camino retomó su trabajo, siguiendo a la siguiente sala. No faltó mucho para que pudiera sentir unos pasos.

Escuchar pasos muy grandes tras él. Haciéndole voltear preparado para sacar un arma de ser necesario.

Izo casi se desmayo. Por primera vez en largos años sintió su corazón latir despavorido.

— ¿No sé supone? — No logro terminar su oración. La estatua no era lo que aparentaba. Se había parado hasta seguirlo. Parándose frente a él, logrando distinguir más fácilmente sus facciones humanas.

El silencio es lo que se pudo notar. Izo, por más creyente a lo espiritual que pudiera ser, vivir para ver algo de esa índole era muy descabellado, se mantuvo serio. Mirando desafiante a su posible enemigo. Pero nada paso, el hombre frente a él tenía una expresión que por más duras las facciones sé podía ver qué era amable, no tenía intenciones de atacar, o eso parecía. Se sabía que los espíritus eran muy doble cara.

Este de un momento a otro, en lo que pareció una eternidad empezó a caminar. Guiandolo por el museo.

— Cuerno del Ox. — Era lo que decía el Kanji en esa empuñadura. El espíritu desapareció una vez que tocó esa vitrina.

Izo no durmió esa noche, apenas pudo concentrarse en su trabajo.

— ¿Que serás? — Cuando llegó a su casa tomo un cuaderno, tomando la decisión de dibujar todo lo que podía recordar de esa presencia. — Ox significa Buey, creo que puedo llamar a esta entidad así. Colmillo del Ox, me preguntó si su espíritu está encerrado allí, hay tanto que pudo pasar. —Suspiro cuando el dibujo estuvo completo. Un cuadro bastante detallado en lo que las habilidades de Izo le permitan.

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El segundo día de trabajo empezó con el pie izquierdo, teniendo aún los recuerdos vividos de la noche anterior, creer que eran solo un sueño era una fantacia sin sentido, así que, aún que con dudas, camino a empezar su trabajo a la espera de encontrarse otra vez con lo que sea que encontró.

Cómo supuso, la estatua que empezó eso  no estaba. Era esa entidad que lo consiguió. Las horas pasaban con tranquilidad en una noche callada, cuando se encontró con Ox, este se quedó viéndolo por unos segundos, desapareciendo con una sutil sonrisa.

— Supongo que tendré bastante tiempo para saber que eres. — Se dijo así mismo. Por lo menos, podría decir que era alguien lo suficientemente pacífico. Solo se presentaba con él.

Su fase de ponerse alerta empezó. Los siguientes días seguía en su trabajo como era lo normal, encontrándose con este misterioso espíritu por pequeños momentos. Nunca escuchaba nada de él durante el día, tampoco podía decidir si era buena idea comentar más de lo que se suponía. Solo una vez pregunto, "¿Pasada algo raro en el día?" Escudándose con la mera curiosidad en cuanto a su trabajo.

— ¿Shijima? — Un viejo amigo de él, un hombre pelirrojo que era practicante del Budismo, tras meditar mucho del asunto Izo pensó que él podría barle más respuestas.

— Un gusto verte. — Invitandole a pasar le ofreció Té, sentando junto a él empezando a conversar.

— Igualmente. Sabrás que hace no mucho empecé a trabajar de guardia de seguridad, y. Bueno. Existe algo que no se cómo hacer que me creas.

— Eres un hombre serio, rara vez te recuerdo alguna mentira así que estoy seguro que podré creerte.

— En ese caso. Lo que me pasó en encontrarme con un espíritu estos días.

— ¿Tipo Yokai?

— Me va más vistas humanas que otra cosa.

— Existen muchas creencias acerca de eso. Sabrás que, antes los monjes Budistas se encargaban de llevarlos a su lugar correspondiente.

— Lo sé.

— Se nos enseña mucho de eso, aunque es raro de ver. Lamentablemente se que no podré verlo. Solo puedo acesorarte en información.

— Sabrás que a eso vine. — Ensanchando media sonrisa le expreso. Shijima le devolvió el gesto, escuchando todo lo que tenía que decir.

Shijima le entrego un rosario junto con una frase sue debía recitar si su intención era hacerlo pasar a otro plano. No obstante, aunque no lo dijeran en los rostros de ambos estaba esa "duda" ese sentimiento de no saber si iba a funcionar al ser constumbres viejas. Pero si estaban viviendo para ver a un espíritu, podían vivir para ver esto funcionando.

O eso pensaban. De todas maneras, cuando luego la hora de irse a su trabajo, Izo de acomodo como de constumbre, pero está vez llevando ambos objetos que Shijima le entrego consigo.

Ox, no tardó en aparecer esa noche. Cuando lo encontro, estaba sentando a un costado de la pared. Solo levantando la vista al japonés. Recidiendo su pregunta.

— ¿Puedes comunicarte conmigo? — En las 2 semanas que llevada trabajando. Notaba que Ox miraba mucho esa empuñadura que le mostró la primera vez. Nuevamente, este se paró, llevándolo a ella, la gran mano del hombre se colocó en el Vibrio, lo siguiente que paso para Izo fue una experiencia única.

El cristal de comporto como agua, reflejando una vieja ilusión. Los recuerdos de Ox.

— Oh...

Un niño que no debía tener más de que años. Era resguardado por su madre, una mujer que no era humana. Era una minotauro. De gran tamaño y presencia. Lo que podía explicar las características extrañas de su hijo, era un híbrido. Fruto de la unión entre humano y demonio. Eso era Ox.

La mujer lo llevaba cargando con bastante cuidado. Se podía ver en el rostro del joven rubio la felicidad que tenía de tener a su madre con él, aunque ocultó de la sociedad humana.

Izo miraba casi hipnotizado, desviando aveces su atención al grandote.

Las imágenes siguieron, apesar de sus claras diferencias que iban a dificultar su inclusión en la sociedad humana, los corazones más dulces existían. El hombre, logro disfrutar del amor a flor de piel. Conociendo a una humana, con la cuál pudo tener hijos.

Una historia que parecía ir bien, pero entre más tiempo pasada, Izo atada clavos. El hueco en su pecho, el "Cuerno de Ox"

Cómo supuso. Si su conocimiento histórico era el correcto, esto debió pasar en la era Sengoku, época de las guerras civiles niponas, o por lo menos, debió haber pasado un conflicto de guerra entre 2 gobernantes.

Ox, había protegido a su familia. Su madre se había puesto en medio para que su nueva familia humana no sea vista y pueda escapar. Mientras él, peleó. Los medio demonios eran mal visto, eran perseguidos de muerte incluso. Ox estuvo bastante tiempo encerrado, hasta que, atravesandole el pecho, esa espalda tomo su alma, volviendolo un arma de guerra.

Izo entendió lo que tenía que hacer.

— Llevas mucho tiempo encerrado. ¿No?

— Bastante. — Izo abrió los ojos bastante grande. Su voz era cansaba, pero, dulce. — Con el tiempo, varias personas que usaron está arma se ganaron mi respeto, y accedía a barles mi fuerza para ayudarlos. Es un tipo de vida complicado pero que accedí a adoptar. Al estar mi alma aquí, podía entender y alimentarme de los sentimientos de las personas, me hacía sentir cómodo.

— Entiendo eso. Siempre se me crío como samurai, entiendo el sentimiento de poner tu pasión en tu empuñadura. ¿Deseás que te libere de éste encadenamiento? — El hombre asintio.  — Espero funcione. — En voz baja dijo. Sacando el rosario y empezando a rezar.

Pasaron los minutos, y el rosario empezó a billar. Izo, alzo la voz cuando eso paso rezando con más fuerza. Seguido de esto, la espada que tras el cristal posada.

Un sonido similar a un crujido se escuchó, el rosario se dividió en casa cuenta. Formándo un círculo alrededor de Ox, liberando sus cadenas, dejándole descansar.

Nuevamente, una noche que para Izo fue difícil por todo lo que había que procesar.  Descansando difícilmente.

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El tiempo para Izo volvió a la normalidad. Siguió su trabajo, y 4 meses después una imagen muy parecida apareció frente él. Ciertamente, era verdad que Ox dejo descendencia.

— ¿Me puede ayudar? Mi japonés es un poco malo, vengo de Europa. — Un hombre fornido de cabellos rubios, se acercó a él. Izo acepto fácilmente.

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Idea algo rara que tenía desde hace como 2 años. Quise intentarlo. Sean honestos con el resultado.

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