#51_(Hasgard x Aspros)
¿Por qué escribo esto si abiertamente odio a aspros? Porque tengo una amiga brasileña que AMA este ship, así que para intentar algo nuevo. Total, en el primer libro me pidieron algo de estos 2 y no me quedo mal.
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Cuando empezó a abrir los ojos se dió cuenta de que todo el ambiente había cambiado. Su último recuerdo fue él de proteger a Tenma, Teneo, Salo y Selina del ataque de 2 cobardes.
— Parece que aún tengo el cuerpo dormido. — Quería hacer calentamiento después de ya poder mantenerse lejos de la cama. El conjunto de sus heridas lo tuvieron un rato inconsciente, lastimosamente. Suspiro.
— Pronto estarás mejor. Recuerda que las heridas necesitan tiempo para sanar. Mi señor. — A sus espaldas Teneo apareció frente a él, junto la compañía de Regulus. Pocos habían sobrevivido, pero de cierta forma le agradaba que los más jóvenes estén entre ese porcentaje de sobrevivientes.
— Y apenas su primer día fuera de esta. — Régulus completo lo dicho por el azabache, provocando una sonrisa de parte del fortachon.
— Bueno. Me irán a disculpar ya que no pienso dejarles tanta responsabilidad encima solo a ustedes 2. — Les dijo. Viendo todo lo que faltaba por arreglar, aún le dolía el pecho de imaginar lo que pudo ser la muerte de Saro.
>> Por cierto Regulus, ¿Cómo te sientes? Tu tío, él...
— Me duele mucho la verdad. Pero quiero ser de ayuda en lo que pueda, ya tuve mi tiempo para desahogarme y llorar lo necesario después de todo.
— Y me ha tenido a su lado para acompañarlo mientras tanto. — Teneo le hizo saber. Hasgard asentía con tranquilidad al saber. Tomando por sorpresa cierta pregunta.
— Por cierto yo también he querido preguntarle algo, y espero que no sea un inconveniente.
— Adelante. Aunque me genera curiosidad lo que quieres saber.
— Que en la batalla contra Hades ví a otro hombre portando la armadura de Géminis, intente acercarme a él para preguntarle y no me hizo caso. Dohko y Shion tampoco supieron responderme. Degel solo me dijo que pensó que ya estaba muerto y que no debía preocuparme. — Régulus no estaba consciente de que la información que salía de su boca no era más que un balde de agua fría sobre el toro.
— Aspros... — Ese nombre salió de sus labios con pesadez, apretando los puños a sus costados. Alarmando a los más jóvenes. — Es un viejo compañero de entrenamiento, sus acciones en el pasado me dolieron mucho y efectivamente se supone que fue asesinado. ¿Estaba en los templos malignos?
— En efecto. Pero desapareció sin dejar rastro alguno, cuando estábamos de regreso.
— Lo que dice suena preocupante. — Teneo menciono. Apoyando su mano en su hombro. — ¿Es un traidor, verdad?
— Lo es. Lo cual me hace cuestionar todo esto. Pero de momento no se preocupen. — Los 2 más jóvenes asienten. Hasgard subió hacia él templo para solicitarle a Shion información al respecto.
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— Veo que ya te enteraste. — Haciendo una señal para que lo siga guío a Hasgard hasta una sola llena de pergaminos. Su tono de voz parecía afligido.
>> Dohko y yo también nos topamos con él, así que puedo darte confianza de que lo más seguro es que siga caminando dentro de los alrededores. Pero no sabemos que quiere o porque, posiblemente ya nada le interese del Santuario pero...
— Si la otra vez quiso adueñarse de él, hacerlo cuando quedamos muy pocos es muy fácil... — Se cruzó de brazos torcierdo las facciones. Notandose angustia en su ser.
>> De ser posible me gustaría ser enviado a buscarlo si lo encuentras.
— ¿Estás seguro? Sé que fue tu amigo en la infancia así que por esa parte puedo entenderlo.
— Exactamente por eso. Siempre quise tener la oportunidad de verlo a la cara de preguntarle cuando cambio tanto, por más que sea mi amigo sus acciones fueron nefastas.
— Lo entiendo. Y ojalá tengas suerte en ese caso. Te tendré informado.
— Gracias.
En un acto de consuelo Shion colocó su mano en el pecho del toro, era una situación que le habría heridas y por sobre todo muchas dudas del pasado. ¿En qué momento dejaron de ser esos 3 niños que iban juntos en un mismo objetivo? ¿Fue la ambición? ¿Las situaciones a las que se enfrentaban? ¿Que lo hizo creer que hacía lo correcto? Había un mar de distancia entre ciertas actitudes muy orgullosas que ya tenía, a lo que terminó haciendo.
En un lapso de 3 semanas Shion le dió una ubicación precisa de dónde podría estar, a 3 pueblos de distancia del Santuario, en medio de una granja.
Si era honesto consigo mismo, no sabía si le sorprendía o no. No llevada su armadura, llevaba solo el uniforme pareciendo un simple viajero que iba de paso por su camino. Buscando con la miraba cualquier señal del cosmos de Aspros, aunque no lo había en años no era difícil, después de todo era mucho más fuerte que él de cualquier aldeano.
— Aspros de Géminis. — Cuando logro verlo se acercó levemente, el nombrado a su vez no tardó en darse cuenta de su presencia. Simplemente la paso por alto porque no era su problema ya.
— No esperaba que sobrevivieras. Aunque lamento arruinar la reunión porque tengo trabajo que hacer. — En su mano llevaba unas bolsas con trigo. El toro arqueo una ceja ante lo que tenía el frente, asintiendo antes de tomar unas y acompañarlo.
— Bueno. ¿Me permites ayudarte? — Lo dudo por un momento pero acepto.
— Trabajo en aquella granja afueras del pueblo. Me solicitaron entregar algo de material para los panaderos nada más.
— No esperaba verte trabajando así. Aunque si lo pienso debe ser muy agradable, por lo menos es un trabajo que yo tomaría tranquilamente. — Hizo saber.
— Creo que recuerdo que eras de los que buscaba solucionar muchas cosas, la verdad no estoy seguro. Mala memoria. — Irónizo esto último, no tenía mucho interés. Parecía haber auto desprecio en sus palabras. — Si vienes a buscarme lastimosamente no podré hacer nada.
— Efectivamente. Necesito información, quer... — El anterior géminis no lo dejo terminar.
— Espera a terminar de entregar esto y te resuelvo tus dudas. Solo promete que te irás después. — Con un deje de duda. Acepto.
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Tardaron más de lo espero, aún con la ayuda de Hasgard fueron 2 horas en entregar todo el trigo. Aspros informó sobre su descanso para atender a un viejo amigo, un hombre ya de edad era quien manejada dicha granja. Era bastante grande y se veían varios empleados a su alrededor.
— Bueno. ¿Por dónde quieres empezar?
— Empezando porque me llamo la atención que estés acá.
— ¿Que más iba a hacer? ¿Pararme frente a ustedes y pedir perdón por permitir que en mi vanidad un malparido me metiera un espíritu maligno por el culo que no hizo más que alimentarse de mi narcisismo? — Nuevamente parecía haber auto desprecio pero a su vez burla en todo lo que decía. Hasgard se encontraba muy confundido.
— Pero, ¿De que estás hablando?
— La razón del porque cambie tanto, es que en un momento me encontré con un tipo llamado Youma, el padre de pegaso. — A Hasgard casi se le cae la quijada al escuchar que de tremendo malparido nació Tenma. Sin dudo no heredó nada de él, o eso pensaba. — Inyectó oscuridad en mi, me hizo hacer hasta lo imperdonable. Aunque Athena me haya dado su bendición, es estúpido creer que me van a aceptar o simplemente creer dicha historia. Por lo que, tome la decisión de simplemente alejarme. Ahora me gano así la vida.
— Vaya... No sé que decirte, más, ¿Que paso con ese tipo? Y ¿Porque dices que Athena te dió su bendición?
— Porque ni hermano se sacrificó para librarme de su influencia por lo que logre ponerle frente y lo mate yo mismo. En ese momento Sasha me encontró, me dijo que logro ver algo de la pelea. Aunque no podía confiar plenamente en mi, porque ese parásito si se alimento de mis más oscuros pensamientos, que esperaba que de sobrevivir pueda superarlo. — Sus puños estaban apretados a cada lado, parecía contener una frustración al grado de casi llorar. Hasgard se acercó a él, poniendo su mano en su hombro.
— Si lo que dices es verdad. Te voy a bar el beneficio de la duda, porque a decir verdad creo qué si explica bastante. Y créeme que si Sisifo siguiera vivo, ambos creriamos en quien fue nuestro amigo. Pero en algo tienes razón, tus acciones son imperdonables. Así que te voy a proponer algo.
— ¿Uhm?
— ¿Deseás alejarte del Santuario completamente?
— Si. No quiero saber más nada.
— En ese caso. Existe una forma de bloquear tu cosmos de forma que no serás capaz de usarlo. — Aspros enarco una ceja. Pero, tenía sentido.
— Escuché una vez que la armadura de Altar podía hacer eso pero nunca lo comprobé. En ese caso, no es mala idea. No tendrían razones para tenerme vigilado. Acepto entonces. — Bando media vuelta fue en camino a solicitar un pequeño descanso, aprovechando su otra dimensión y la capacidad de teletransporte de Shion no tardaría mucho en ir y venir.
>> Hagámoslo rápido. — Le extendió su mano al toro para llevarlo consigo por la otra dimensión.
Hasgard fue quien tomó la palabra y explico las intenciones de Aspros, acompañados de Régulus, Degel y Teneo. Aceptando al final de cuentas. Dicho y hecho, Aspros no opuso resistencia hasta que no había cosmos en su cuerpo. Deseándole suerte a Shion como patriarca y despidiéndose casi desinteresado de los otros 3. Hasgard por su parte le hizo saber que le escribiría antes de que Shion lo enviara nuevamente a su trabajo.
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Y así pasaron días, semanas, meses y años. Tras concluir ese como el último tramo que faltaba solucionar después de la guerra Santa todo empezó a tener un ritmo más cotidiano. Hasgard cumplió su palabra y siguió comunicandose con quién en su momento fue uno de sus grandes amigos.
Llegando a visitarlo un par de veces. En ese momento estaban uno con el otro, era de noche y Hasgard lo había invitado a tomar. Aspros era pulcro con lo que ingeria a diferencia de Hasgard que al ya estar acostumbrado, simplemente disfrutaba.
— Oye toro. — El nombrado le volteo a ver. Aspros giro la copa en su mano. Pronunciando con tranquilidad sus palabras. — Te amo.
— Gracias, pero. ¿Lo dices ebrio o de verdad lo haces? — Sonriendo de medio lado le preguntó en broma, molestando un poco al contrario.
— Necesito más que esto para quedar borracho. Creeme que no me arrepentiré mañana. — Le guiñó el ojo, el toro lo tomo del rostro para besarlo aprovechando que no había nadie a sus alrededores. Estaban solos, a la luz del bosque disfrutando del alcohol y la soledad de una conversación entre viejos amigos. Separados y vueltos a unir por sus decisiones en el flujo del destino.
Los fornidos brazos del toro tomaron la cintura de Aspros para pegarlo a su cuerpo, besando su cuello con mayor comodidad.
— ¿Crees poder aguantar mi tamaño?
— No sabía que tenías este lívido. — El toro hizo un sonido similar a una risa.
— Digamos que mi compañero también es contribuyente a eso.
— En ese caso, házmelo sin miedos, que el Santuario no iba a quedar en manos de alguien débil. — Volvieron a besarse empezando a aflojar su ropa mutuamente, cayendo en el piso uno encima del otro.
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Quien no sepa todo lo que digo de Aspros Lee esto y piensa que lo adoro. Esa debe ser una de mis mayores virtudes.
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