#42_AldeMu week 1/3 (Soledad)
Mini evento realizado por la usuaria @/vanisketches en twitter, para esta pareja. ¡No podia quedarme sin participar! Lastimosamente la vez pasada no lo logre, esta no iba a ser igual. Pues entre una cosa y otra se me olvide, tuve que hacer todo a ultima hora... Pero lo logre que es lo que me interesa.
Si bien para este relato voy a tomar elementos del episodio G y episodio 0, no sigue ninguna cronología mostrada en el canon o spin offs.
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Tal y como el viejo maestro le había informado. Aldebarán iría a la torre de Jamir buscando su ayuda, aunque acepto por una cuestión de amabilidad a su viejo amigo Mu se encontraba bastante dudoso.
No hubo mayores palabras al momento de encontrarse. Lo primero que Mu noto es que Aldebarán cambio bastante, desde su adolescencia sus músculos le vieron la imagen de un tipo duro. Aldebarán se sentía tan avergonzado de verlo nuevamente. No supo si eran ideas suyas o no, pero sintió que visualizo tristeza en su mirada al ver a Mu otra vez.
— Gracias por recibirme. Mucho sin vernos. — Se mostró su armadura, dejándole espacio para revisarla.
— Tu armadura será fácil de reparar. No obstante hiciste bien en venir, un mal movimiento y pudieron haberla roto. ¿Que clase de trabajo pesado has hecho exactamente para él patriarca? Eso no es fácil. —Acarició levemente la cabeza de la cloth de Tauro. Sus dedos rozando dónde el yelmo se unia al soporte, y los grabados torneaban la dirección a los cuernos. Volteando a ver al gran muchacho a su lado, que le daba la espada avergonzado, llevando su mano a su cabeza.
— Bastantes cosas. No sé cómo empezar a narrar todo.
— He de asumir que te fue bastante bien, de pequeños ya eran tan fuerte como para hacer rugir la tierra. Ahora un ataque tuyo debería dejar un charco de sangre.
— No soy tan despiadado como DeathMask, Milo o incluso tu. Pero de podría decir, muchos de mis enfrentamientos en misiones son autómatas. Son más complicados de destruir de lo que parecen.
— ¿Autómatas? Creo que fueron construídos en el viejo continente de Mu. Si mi conocimiento es correcto, habla bien de ti que los hayas quebrado. Pero tendría que revisar. — Alde se volteo por fin, parándose junto a Mu frente a su armadura. Recibiendo de un momento a otro un golpe en el hombro.
>> ¿Enserio me vez cara de despiadado?
— Bueno. Se tiene fama de que es muy difícil llegar acá por el nivel de trampas que hay, muchos han muerto incluso... — Su ceño se frunció apenas dijo lo último. — Fuiste generoso si no me encontré ninguna. - Mu no quiso decir nada por un minuto.
>> Tu templo se siente como muy solo sin ti.
— Lamento no haber dado explicaciones. Fue muy repito cuando se me pidió que tomara el cargo en Jamir al terminar lo que se supondría era un ultimo entrenamiento. — Aún sin saber que era una Mentira, Aldebarán sentía incomodidad. Cómo si algo le dijera que estaba mal.
— ¿Cómo ha sido la soledad? Sabrás que intente comunicarme contigo. — Mu sonrió. Parándose, haciendo una señal para que el toro lo siga.
— A pesar que nunca conteste ninguna, las tengo todas guardadas. De vez en cuando las leo. — Le hizo saber. Mostrando la caja donde estaban todas. — Me hizo feliz que no dejaras de enviarme notas.
— Estuve dudoso de dejar de hacerlo. Pero, por influencia de 2 personas es que lo hice. ¿No fui el único que te mando cartas verdad?
— No realmente. Pero diría que tengo más tuyas. — Ambos sonrieron. Volviendo con la armadura. — Puedes quedarte si quieres unos días. Me gustaría retomar un entrenamiento entre ambos, siento tu cosmos en la cloth. Y es uno muy grande.
— Me encantaría hacerte algo de compañía. Te urge salir de la soledad.
— Tampoco es la gran cosa. — Se forzó a sonreír. Por dentro apretada sus puños frustrado por no poder hacer nada, si Saga había podido deshacerse de su maestro, él que en aquel momento no era más que un niño no tenía muchas posibilidades. Tratada de mantenerse calmado por consejo de Dohko, Athena aún vivía, necesitaban de ella. Más no evitaba que Mu tuviera sus fuertes dudas.
— Si algún día regresas al Santuario estaré feliz de recibirte nuevamente. Cómo amigos.
— Prometo que si vuelvo lo primero que haré será ir a tu templo. — Apretando los puños quedó pactado. Buscando sus herramientas Mu se quitó la camisa, estirando sus músculos levemente empezando su trabajo.
Durante un aproximado de 5 minutos se escucho el martilleo contra la cloth de Tauro, quedando reparada apenas el sonido de detuvo.
— ¿Quieres un entrenamiento amistoso para probarla? — No sé hizo de rogar antes de aceptar.
— Hace mucho no te había sentido tan cálido. La presencia de Alde no te cae mal. — La voz del viejo maestro se escuchó en su mente una vez lo despidió.
— No sé que insinuas. Éramos amigos, es obvio que lo voy a recibir de una forma bastante cálida.
— No lo decía sólo por eso. — Indicó. — Claramente no hay mejor forma de recibir a un viejo amigo, pero en esta ocasión no pude evitar notar algo.
— Así que estuviste espiando.
— De todas maneras tenía las intenciones de preguntarte acerca de su visita. Puedo asegurarte que solo note parte de su conversación si te hace sentir tranquilo. Me pone feliz que tengas buena compañía.
— Supongo que gracias. Espero se mantenga así.
— También yo. — Decir eso fue pará Mu tener una clara idea de las insinuaciones que tenía Dohko. Sonriendo de forma inconsciente de imaginarlo.
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En su momento volver al Santuario fue todo lo contrario a lo que espero.
Su mano se apoyo en el pilar que sostenía la entrada al templo. Se sentía tan vacío y solitario, estuvo emocionado cuando emprendió su viaje de vuelta al Santuario, quiso volver a ver a Aioria, Milo y Mu, incluso Afrodita, DeathMask, Shura , Camus y Shaka, que aunque no fueran los más grandes amigos seguían siendo sus compañeros. Quería no sentirse decaído pero no entendía nada.
El templo del carnero se sentía tan vacío, bañado en silencio y soledad. Su portador no aparecía por ningún lado. Las malas noticias de regresar hicieron todo más complicado. Dolía, pues seguían siendo niños.
Al finalizar el día Aldebarán fue con el patriarca para preguntar por la actual falta de presencia que tenía Mu.
Saga, bajo su máscara se mostró incrédulo. ¿En serio no había vuelto? Para sus adentros lo mal decía, pero se repuso.
— Desconozco acerca de su ausencia. Tampoco estaba enterado. — Su voz sonó relajante a oídos de Aldebarán, al ver que estaban en condiciones muy similares no pregunto más.
Las próximas semanas fueron para él como tomar su propio rumbo. Sin darse cuenta empezando a apartarse de los demás, no por las intenciones, si no más bien el camino que lo llevaba el destino. Aún mantenía su ser amigable y protector con sus compañeros de armas.
Al enterarse de la presencia de Mu en Jamir sonrió feliz y emocionado de saber que estaba bien. A pesar de ser un dorado no podía negar que sentía preocupación por él.
Lo primero que hizo fue enviar una carta. No hubo respuesta, envío 2 más en un plazo de mes y medio, nuevamente no hubo respuesta, sus dudas se hicieron presentes. No sabía si enviar más, tuvo que buscar ayuda para despejarse.
Primero Afrodita, luego Dohko. El primero lo tranquilizó pero pudo darle una respuesta ya que habían mil razones del porqué no podría responderle solo pudo decirle que se calme y no sea insistente pidiendo una respuesta.
Dohko por su parte, fue quien le sugirió seguir. Alegando que si conocía bien a Mu, algo tan simple podría alegrarle. Sin contar que podría hacerle compañía allá solo.
Y con ese pensamiento es que siguió.
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