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37_(Harbinger x Kiki)

Caminando por los pasillos Harbinger se mantenía en silencio más no ocultaba su mueca de descontento. Cómo santo de oro nunca le prestó atención a otros cargos y otros Santos, de cierta forma estaba inocente ante está institución. Por petición propia quiso dejar la bata de Patriarca por un lado, poniéndose ropa más cómoda pero de una calidad mejor a la que estaba acostumbrado. Caminando lentamente hacia una oficina qué Saori ocupaba.

Palestra era el ojo de la disputa entre ambos. Harbinger tenia cierto descontento que no ocultaba, eran chicos muy jóvenes que aparte parecían inexpertos en combate peligrosos. Eran una oportunidad fácil de huesos rotos en potencia.

— Existe un punto que luego de verlos por unas horas me hace estar seguro que Koga y compañía solo resultaron ganadores por pura suerte. — Sin tabúes le hizo saber. Saori apoyo su barbilla en sus manos, tomando aire.

— Creó entender porqué lo dices, pero espero que entiendas que está decisión la tome bajo varias presiones.

— ¿Marte? — Ella asintió.

— Desgraciadamente le ví mi confianza a alguien que no la merecía. Pero viendo la situación en la que estaba fue lo que encontré más acordé. No fue algo que tome por gusto.

— Personalmente no me encuentro de lo más contento con lo que veo. Entenderá que me parece hasta cierto punto algo irresponsable. Y que yo se lo diga es mucho.

— Seiya me dijo algo similar una vez que se enteró. Personalmente prefiero barles este espacio más seguro a los jóvenes. Si siento que el Santuario tiene que adaptarse a los tiempos que transcurren. Estoy segura que esta medida será lo más adecuada y segura para adaptar a una nueva generación de Saint.

— Mientras no sacrifiques la voluntad y fuerza de tu ejército no me opongo. Pero, desgraciadamente siento que estás haciendo eso. ¿Son todos niños huérfanos verdad? — Ella asintio. Allí fue un punto que Harbinger tuvo que considerar.

Fueron 3 meses de discusión entre diosa y patriarca hasta llegar a un acuerdo sobre como llevarían a los más jóvenes. Iban a volver al santuario, teniendo un entrenamiento desde 0 para fortalecerse y demostrar que si merecían las armaduras, mientras se haría una completa renovación a Palestra, graduando a los chicos de bronce.

Solo que hubo una condición. Una detalle de parte de Saori al mencionar la palabra "Graduando"

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— Recuerda que eran tus términos. — Viendo al toro sentado en una esquina Seiya se acercó, sonriendo cuál niño travieso molestando a los mayores mientras le ofrecía un vaso con agua al toro.

Irónico.

— ¿En serio este hombre que tengo en frente es el llamado héroe de leyenda? Fácilmente diría que eres uno de estos niños. — Respondió sin gracia. Allí estaba la condición, barles a los más jóvenes el equivalente a una fiesta de graduación, dónde tenía que asistir.

— Ser adulto y un guerrero impresionante no es ser amargado. — Tomando un sordo de su debida le respondió. Detallando las reacciones del peli morado.

Harbinger se trago las quejas que tenía. Si, era notorio desde el día 1 que entre él y Saori había una muy grande brecha entre sus puntos de vista. Sabía bien que este solo fue el primer peldaño.

— Ya me considero viejo para esto. — No quería decir mucho. Seiya rio por lo bajo, ligeramente enternecido.

— De joven siempre me parecieron muy banales estás fiestas, nunca me llamaron la atención y sigue siendo así pero, me resulta agradable ver las caras de diversión que tienen los chicos. — Arqueando una ceja él toro miro levemente a Seiya, siendo recibido por una sonrisa del castaño.

>> Kiki no está lejos de acá, ¿Porque no aprovechas y bailas con él? — Las facciones de Harbinger se endurecieron a la par que se notaba la vergüenza en él. Por la falta de un ojo y su rostro duro, Seiya no evito reír.

>> ¿Dije algo malo?

— ¿¡Pero que es lo que me insinuas!? 

— Nada malo. Solo pensé que ya eran amigos. Cómo lo protegiste durante la batalla contra Marte, creó yo que sé tiene qué tener un mínimo de confianza para tomar una decisión asi. — El toro tenía la fuerte idea que solo se hacía el inocente.

>> A Kiki lo conozco desde hace años, estoy seguro que no te rechazará una invitación.

— Parece que insinuas que me gusta. — Apoyo su cara en su puño. Mirando despectivo al castaño. — De ser así preferiría que no te hagas el inocente.

— Si lo hago ¿Habría un problema? — Harbinger no respondió, solo se levantó. Rojo por la vergüenza provocada, caminando lentamente hacia Kiki para la satisfacción de Seiya.

El guardián de Aires al igual que todos los santos de oro habían sido invitados a la reunión de los Santos de bronce, Integra también hizo acto de presencia siendo solo Fudo y Shiryu quienes declinaron por esa ocasión.

Kiki sé había apartado lo suficiente del resto. Manteniendo una sonrisa bastante notoria, haciendo sentir a Harbinger nervioso una vez lo tuvo en frente.

— ¿Cómo la estás pasando? ¿Tan malo como creías? — El Ariano empezó la conversación.

— Aburrido para mí gusto. Te recuerdo que solo estoy acá por obligación. — Respondió. Pasando su mano por su nuca. — Así que supongo que tengo que matar el tiempo, ¿Bailarias conmigo un momento?

— Lamento decirte que no se bailar, pero si quieres podemos fugarnos un momento. — El toro ensanchó una sonrisa de medio lado mostrando ligeramente los dientes.

— Veo que no soy el único que se siente fuera de lugar. Adelante. — Extendiendole su mano, Kiki dudo por un segundo pero la tomo. Tomando una expresión que Harbinger interpretó como coquetería, retomando su confianza.

Ambos se fueron a los campos de entrenamiento que los jóvenes Santos de bronce utilizaban. Teniendo un espacio más privado para conversar.

— Que alivio salir de tantos niños, ojalá no me meta en problemas con Saori después. — Dejándose caer sentando expreso, como si se quitará un peso de encima.

— Si lo haces, estaré para defenderte. Después de todo fue lo idea.

— Gracias. ¿De casualidad tu si estabas disfrutando allá?

— Lo suficiente. Desde muy temprana edad estoy entrenando en el Santuario, mi maestro fué lo más cercano que tengo a un padre. Su presencia es mi recuerdo más viejo, de cierta forma me hubiera gustado tener una despedida así cuando obtuve la armadura. Los chicos se veían divirtiéndose. — Le dejo saber, tomando asiento cerca de él.

>> Espero que Raki también la tenga.

— No te pienso prometer nada.

— Soy capaz de convencerte cuando llegue el momento, así sea como invitado. — Lo dejo como posible amenaza.

— Suerte entonces. ¿Seguirás en el Santuario por un tiempo verdad? De ser así me encantarían tus visitas en mi templo, me hizo falta tu presencia desde que soy patriarca.

— ¿Enserio me extrañaste? Vaya, nunca espere escuchar eso.

— No estoy acostumbrado a estar en un solo lugar. Solo eso diré. Al menos antes no me aburría entrenando o conversando contigo.

— Me sorprende que lo pienses. Cómo te has hecho más cercano a Seiya pensé que te mantendría ocupado.

— En efecto. Pero casi en un mal sentido, es como tener un segundo maestro. Aunque no me desagrada haber conocido a ese "Héroe" me gusta más tu compañía.

— Gracias por pensarlo entonces. Haré lo posible por cumplir eso.

— Lo espero con ansias. Y que quede claro que todo esto lo digo coqueteando.

— Me salió directo el toro. Me agrada. — Coqueteo. Harbinger se incorporó, acercándose para pedir un beso. Kiki lo pensó por un momento y acepto, acariciando lentamente el rostro contrario.

— Ahora tienes prohibido dejarme esperando. — Tomando su mentón, lamió sus labios besándolo otra vez más lento y más prolongando.

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Está es una de esas ideas que escribirlas me hace darme cuenta de ciertos detalles.

Ame a Seiya de chaperon a decir verdad Jaja.

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