#26_(Aldebarán x Afrodita)
Viendo que últimamente se me están cruzando mucho las responsabilidades voy a dejar de bar fechas para actualizaciones...
Advertencia: Nada de lo narrado aquí es compatible con los sucesos de Soul of Gold.
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La figura de ambos no paso desapercibida para el otro en su transcurso por las calles. El Santo de Tauro por su parte pareció dudar, pues su lengua y cuerpo de trabó al verlo de frente. Sabía que todos fueron llevados allí, y su propósito principal eran buscar al resto de sus compañeros.
Sabía que era muy posible encontrar al guerrero del último templo, más no espero encontrarlo tan fácil. Notando cómo esté parecía sonreírle acercándose a él, haciendo que el toro ensanche una sonrisa mientras a pocos pasos de acercó al guerrero de piscis.
— Aphrodite. Un gusto volver a verte. — Expresó. Sacando una rosa, el santo de piscis le respondió igual de sonriente.
— Igualmente. Espero no haya malentendidos por lo pasado en el santuario hace poco.
— ¿Hades? — El asiento. Aldebarán debía decir que no entendió a qué se refería, no recordaba nada de aquel suceso. Y es que, estuvo en su templo de forma que no se enteró de la llegada de sus ex compañeros vistiendo Sapuris.
>> Lamento decirte que no sé a qué te refieres. Lamentablemente fui atacado por la espalda, y seguidamente mi último recuerdo tuyo es el muro de los lamentos. — Le explicó. Aphrodite pareció divagar un segundo antes de asentir.
— Comprendo la situación. Viendo como estamos ahora, nuestras almas no tienen descanso ¿Eh? — El toro río por lo bajo. Asintiendo. Sabía que no era una queja de parte del contrario. — Tampoco espere ver a esos chicos allí, Shun llegó lejos.
— Han hecho bastante desde que cruzaron los 12 templos. Eso te lo puedo asegurar. — Haciéndole una señal con la cabeza lo invito a seguirlo. Caminando mientras pensaban a dónde ir o donde estarían el resto de sus compañeros dorados. No sentían nada y aunque encontrarán el camino con Hilda nada asegurada que ellos estuvieran allí viendo el lugar donde ellos 2 despertaron.
— Dime Alde, ¿Que tan lejos llego Saori? Antes de la batalla en los 12 templos, Saga me pidió custodiarla. Era en ese momento, simplemente una niña rodeada de lujo, inocente pero puedo asegurar que voluntad tenía.
— Bueno. Milo ha sido más cercano a Saori qué yo, así que tal vez esa pregunta le puede corresponder más a él. De lo que yo he notado desde mi puesto... — Se llevó la mano a la nuca sin saber cuáles palabras usar para definir está situación. — Tienes toda la razón. Se ha esforzado mucho, ha logrado plantar cara contra su propia seguridad en cada pelea que ha habido, su voluntad es cada vez más fuerte, pero aún así de cierta forma me parece preocupante.
— No deja de ser una niña. Por eso fue que llegue a pensar que Saga tenía razón.
— Así que por eso confiadas en él en su "revolución" — El contrario asintio. En situaciones normales cuestionaría esa decisión sobre un líder en quien confiar, ya que este no parecía el mejor momento. Más viendo lo que vivían.
El eclipse aún no desaparecía.
>> Ojalá ella y los jóvenes chicos logren salir triunfantes. Lastima que no podremos ir a ayudar.
— De momento concentremonos en esto. Me parece curioso como justamente ahora nos trajeron de vuelta. Se podría decir, que por un segundo escapamos de las garras de Hades. — El toro río con ganas. Tenía razón.
— Tengo algo de dinero, ¿Que tal si te invito a comer y buscamos un hospedaje para la noche?
— Con gusto aceptaré.
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Entre ambos había cierta tensión mientras pensaban en a dónde ir ahora. Si resurección era como un juego en el que no sabían las reglas, solo sabían que se les necesitaba como caballeros de oro. No sabían si seguir juntos o separarse para buscar. Siendo todo esto lo que le dió al toro la voluntad que le faltaba. Tomando un suspiro cuando dejo su armadura junto a la de Piscis, quitándose la chaqueta de cuero junto a la camisa, dejándola sobre la Pandora Box.
— Sabes Aphrodite. — Empezó a decir, la noche estaba callada así que se fueron acomodando en el cuarto tras discutir lo planeado. — Recuerdo que hay algo que me arrepentí de decirte. — El peli celeste lo escucho atento. Con una idea de a qué se podría referir, eran palabras muy específicas.
>> Cómo santos, enamorarnos es casi un tabú. — Se volteo, caminando hasta sentarse frente a él. — Hay muchas razones y los 2 las sabemos. Pero, yo me enamore de ti, y cuando ví tu cuerpo cubierto en flores por tu derrota. Me dolió, quise sostenerte también y llevarte a un lugar digno para tu descanso. Me arrepentí de no habertelo hecho saber antes. Con todo lo vivido ahora, no quiero irme a la tumba. Nuevamente. Con ese secreto. Te amo.
Hubo un silencio en el ambiente. El Santo de piscis sonreía, acariciando su propio cabello antes de jugar con un mechón en el costado del toro. Este hizo lo mismo, enredando un mechón de su pelo en su dedo.
— Que dulce de tu parte. La verdad, fueron muy correctas tus palabras para mí.
— ¿Correctas? — Cuando la mano del dorado de piscis tocó su rostro se volvió a sonrojar. Y sin palabras, se acercaron a tomar un beso.
Los fuertes brazos del toro tomaron el cuerpo de Aphrodite, fundiendo sus labios al punto que la salida empezó a diluir el labial que el dorado de piscis usaba.
— Tan grande y cariñoso. Me encanta eso.
— Lo seré siempre que quieras. Lindo Guerreiro . — Ahora beso su mejilla. Acariciando la espalda de este mientras volvía a tomar sus labios.
Aphrodite llevo su dedo al mentón del toro para separarlo de sus labios. Mirando directamente a sus ojos, seductor.
— Dime Alde, ¿Eres virgen?
— Si. ¿Tu? — De imaginar lo que venía Aldebarán no pudo evitar lamerse los labios.
— Para tu fortuna no. ¿Quieres quitarte la ropa?
— Con gusto. Solo, hagamos habrá que hacer silencio y no nos corran. — Indicó.
Tras quedar desnudos el toro se paró, ofreciéndole su mano a su amante para que lo acompañará, quería ver su cuerpo blanco completamente al desnudo. Y se lo permitió.
Tomando su mano la beso, mientras su otra mano acercó a Aphrodite contra su pecho, acariciando la curva de su cintura. Pellizcando su trasero.
— Acuéstate en la cama. Boca abajo. — El santo de piscis tomo una actitud dominante rápidamente, haciendo jabear a Aldebarán que no tardó en complacerlo. Mirando por encima del hombro a su compañero, hipnotizado por éste.
Pasando su dedo por los labios, ya que quedaba rastro del maquillaje en su labios. Separando las piernas del toro, las cuales masajeo hasta llegar al punto central.
— ¡Ahm! — No supo que pasó, no se quejó, al contrario. Lo disfruto.
El el santo de piscis le práctico un beso negro. Hasta el momento que 2 de sus dedos entraron en él. No tenía problemas en ser el pasivo, entendió bien que allí tomaría ese lugar, así que solo priorizó barle comodidad a Aphrodite.
— Pequenino travesso. Tão emocionante, continue. Satisfaça-se até o fim. — En su lengua materna gimió. Exitado por el continúo golpe de la virilidad ajena dentro de él.
Sintió como se deslizada entre sus glúteos hasta que tocó el punto de entrada, no más que una incomodidad muy leve hasta que rompió esa barrera. Embistiendo a su ritmo propio, como si supera como moverse para exitar a su gigantesco compañero.
— Un honor provocarte este placer. Aldebarán. — Gimió él. Tomando más fuerte de su cuerpo mientras empujada. El tiempo se perdió hasta que el orgasmo llegó.
— Ven. — Habiendo pasado los minutos, Aldebarán le había tendido los brazos para barle un espacio junto a él. No obstante, piscis tenía otros planes. Viendo la herramienta entre sus piernas, se levantó a horcadas sobre él. Una vista que le daba a atender perfectamente lo que quería, poniendo duro al toro nuevamente. Bajando su cintura hasta tomar la virilidad contraria.
Aldebarán no perdió su tiempo, sujetando a su amante para ayudarlo. Perdiéndose en una embriagante excitación que le provocaba su interior.
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Contra todo pronóstico ambos lograron pasar desapercibidos esa noche. Apesar de los gemidos por haber perdido el tiempo, más de lo que debían, teniendo sexo. A primera hora se arreglaron, tomando cada uno su armadura, besandose lentamente como despedida. Ya habían tomado la decisión, separarse para encontrar a sus compañeros o información, luego reunirse, era más fácil así.
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