Anduve viendo los otros 2 libros por temor de repetir algo que ya había hecho. Y agradezco como ahora sí pongo el Ship en el título, porque estoy seguro me salte varios por no encontrarlos ರ⁠_⁠ರ

Fuera de eso, se acuerdan de "¿Y Hasgard?" Me van como que ganas de editarlo porque se nota que lo escribí con la molestia del momento a flor de piel.

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Al pisar el Santuario una instructora la recidio de forma cordial. Su rostro era muy serio, una mujer que si bien era amable fácilmente respondiendo cordialmente a cada persona a su lado no quitaba que fuera capaz de ser muy desvergonzada al hablar de lo que no estaba de acuerdo y corrigir. Una mujer que junto a su notoria edad avanzada, se podía ver desde lejos que era peculiar.

— Por mandato del patriarca se te fue propuesta la oportunidad de ser una doncella en este Santuario de los dioses, debes saber que no es fácil. Nosotras las doncellas somos las que nos encargamos del orden en el santuario, no parece la gran para ojos ajenos pero nuestra labor es importante. Sin un médico un guerrero no puede estar listo para la batalla. Si los santos caen nosotras quedamos. Misma razón del porque sé nos suele encargar tener conocimiento de todo a nuestro alrededor.  Yo sé que voluntad tienes.

La joven morena se congeló en su lugar, sabiendo las implicaciones que eso tenía. Y trayendo recuerdos muy amargos que quería olvidar, hacer un borrón y cuenta nueva.

— La fuerza de voluntad no es exclusiva de un sólo sentimiento. Joven Olethea. El amable no es débil por serlo, y el maltratado tampoco. Para nosotros la fuerza es sinónimo de Voluntad. ¿Crees poder empezar con tus estudios?

— Me encantaría. — En su voz débil le indico. Siendo llevada a la sala donde la mayor empezó sus clases.

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En la mente de Ox un fuerte deje de curiosidad por la doncella le llenaba "¿Que tal estará?" "¿Le estará siendo difícil?" "¿Y si no sabe leer?" Preguntas que en su primer momento tuvo, al verla casi desaparecida la primera semana,  y las que siguieron.

Era difícil para él, será conocido como un toro bruto e imprudente pero nadie podía culpar a Ox, le ofreció a la doncella un lugar seguro y en este momento no sabía nada de ella, no sabía si había cumplido su promesa estando bajo las mismas paredes. Estaba preocupado. Un sentimiento normal.

— Descuida. Verás que no tardarás en verla, después de todo, apenas se está adaptando y el camino hacia el Santuario no es fácil. — Kaiser le había dicho ya hace unos días.  Y entendía porque lo decía. Deber era deber, en ese momento el de Olethea era adentrarse al Santuario como doncella. Se sabía que Ox era estricto con las reglas, aunque ese pequeño sentimiento lo carcomía.

Suspiraba. Hacer una corona con flores lo encontró como pasatiempo... Porque era complicado. Dominar objetos tan frágiles con sus manos tan grandes, manipularlos para formar un objeto.

En resumen: Ya había empezado desde 0 más de 6 veces en lo que iba de día. La paciencia de Ox era digna de admirar en momentos como ese.

— Que dulce te ves, giganton. — El Santo de cáncer le mencionó. Estaba pasando de regreso a su templo luego de una pequeña revisión de entrenamiento a los Santos de Plata. Era divertido como lo creían un debilucho ribiculo pero ninguno era capaz de tocarle un pelo en combate. Al contrario quedaban con los culos bien pateados.

— Supongo que gracias. — Dejando el objeto de lado le respondió. Permitiéndole pasar.

Así pasaron los días, Ox se mantuvo en su templo, en sus obligaciones, entrenamientos y responsabilidades. Lo normal en él, hasta el momento de encontrarse nuevamente con esa joven doncella.

La morena se paró frente a él, siendo acompañada por la mayor para ser presentada hacia el patriarca. Unos escasos segundos en los que pudieron verse, sonriendo Ox al verla porque de veía ligeramente diferente. Más confiada se podría decir.

— Estás muy bonita. — Le dijo. Olethea tras presentarse volvió a bajar a Tauro con el deseo de ver a su guardian. Esa simple palabra fue suficiente para que se sonrojara la suficiente. Ox, por su gigantismo, se colocó de Rodillas para verle el cara, acariciando un mechón de su cabello.

— No estoy acostumbrada a que me digan eso. Yo la verdad, está ropa no es lo que esperaría para mí. — Le respondió. Era un vestido de doncella de 2 piezas, dejando ver algo del estómago. También estaban pequeños accesorios y las sandalias que se unían por cintas a sus piernas.

— Estás bonita. — Volvió a repetir. Entre las coronas que había hecho, Ox volvió a buscar una que logro mantener armada, poniéndola suavemente en la cabeza de la chica. — Me alegra verte otra vez. ¿Fue difícil? — Ella negó.

— Haré un buen trabajo como su doncella. — Prometió.

En un futuro. Ella sería una de las encargadas de entrenar a la próxima generación de Santos de oro.

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Lo último es canon. No un texto al azar.

No me quedo tan largo a comparación de los otros. Pero me agrado el Resultado.