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#10_(Aldebarán x Myu)

Au de piratas basado en su Skin en Saint Seiya Awekening. Hace un tiempo ví un vídeo que decía que los piratas solían mantener relaciones homosexuales entre cosas debido a la falta de mujeres y siendo principalmente el capital con su hombre de confianza, esto iba a ser un Aldebarán x Mu basado en eso, pero como no encontré el vídeo nuevamente no logré cerciorarme como se debe, esa idea se iba a resumir en puro Ajá, y gracias a una reciente conversación con Nadabrovitchka me dió esto Ships, que puedo adaptarlo de una mejor manera a este AU.

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Tomando una jarra de licor de la mesa, el muchas veces referido como un toro, el capital del barco Aldebarán, portador de una misteriosa herramienta, fue tomando un trago grueso mirando a sus compañeros de viaje, 5 hombres en alta mar incluyendolo a él. En ese momento embriagados por la calma y el sol.

Siendo Suikyo su hombre de confianza y segundo al mando. Harbinger y Seiya, ambos chicos huérfanos, un poco pecando de jóvenes pero habiéndo demostrando ser bastante capaces desde el momento de unirse.

Viéndolos en ese momento conversando, con Seiya apoyado en la pared rodeado por el peli morado teniendo su brazo apoyado a un costado (sin contar que Harbinger era bastante más "pronunciado") Aldebarán se preguntaba cuánto tardarían en pasar esa línea para tener una relación más cercana.

Y por último estaba Kardia, el más elocuente de los 5, fascinado por la idea de conocer, vivir frente a sus ojos cualquier cosa desde nueva hasta repetir lo emocionante. Encontrándose apoyado a un costado aburrido por la tarde tan tranquila en medio del mar. Cómo iban desde ya unas semanas de viaje.

— Ey Suikio ¿Seguro que no nos perdimos? — El nombrado por el rabillo del ojo miro a Kardia, ignorando tajantemente su comentario, pasando a Aldebarán para mostrarle el mapa que tenían. El camino era larga hacia un archipiélago de muchas ilas, iban a detenerse allí unos días.

La noche llego. Cómo era constumbre, Aldebarán era quién de noche se quedaba frente al barco. Navegando el tiempo suficiente para avanzar en medio del mar, acostumbrado a esa rutina hasta que las horas pasaban y un compañero (normalmente Suikyo a veces Seiya) tomaba su lugar para que él descansará.

Aldebarán nunca tenía problemas porque era el momento perfecto donde "alguien" lo visitaba.

Una pequeña nube de mariposas moradas revoloteaban cerca de él, siendo esa la ante sala que siempre le dejaba su extraño compañero.

— A ver dónde sales hoy. — Sonriendo de medio lado comento al aire, aflojando su agarre en el timón. Myu visto por cualquiera de su tripulación sería fácilmente un demonio atacando, apareciendo de imprevisto ya sea por los aires o resurgiendo del mar.

— Lamento tardar en volver querido. ~ — Una voz coqueta sonó a sus espaldas, volteando al extraño amante que tenía. No era un hombre, no solo en el sentido de "humano" si no que se tratada de ser hermafrodita. Un "hada" como eran conocidos en cuentos, aunque la realidad de su especie era una muy diferente.

Sus grandes alas desaparecieron en una ligera luz violeta, inclinándose para apoyar sus manos en el pecho del toro. Inclinándose en un pequeño beso de bienvenida.

Myu es, la experiencia más rara que ha tenido en su vida y de la cuál poco y nada se arrepentía.

Fue su primer compañero cuando embarcó a alta mar solo la primera vez, con el como su tripulación. No obstante cuando empezó a formar una tripulación este se fue distanciando. Tomando un papel casi de informarte para su toro y encontrándose solo de noche, únicamente Suikyo sabía de su existencia y relación. Al ser un ser mágicos o no-humanos no le generaba mucho problemas a Myu hacer eso.

— ¿Aún buscando el tesoro de Leviatán? ¿O era el de Poseidón? De que tanto le perdí? — Separándose del toro de un salto quedó sentando a pocos metros de el, encima de las barras en el barco. Demostrando mejor su figura envuelta en ligeras telas, ropa ligera pero lo suficientemente ajustada para dejarle maniobrar en el aire con la espalda casi descubierta y descalzo.

— De momento solo vamos a este archipiélago, retomar unas provisiones y explorar. Se dice que hay un tesoro oculto. — Sacando el mapa le indico. Volando Myu podía llegar en cosa de unas horas, si no había un imprevisto.

— Interesante. No he estado por allí antes. Veré qué información puedo conseguir.

— Eso suena a que ya te vas.

— ¿Irme? No. Estaré toda la noche aquí. También cansa estar en el aire. ¿Sabías? — A Aldebarán le gustaba cómo su voz podía ser melosa, pero desprender bastantes más emociones.

Desde conocerlo ha sido así, ligeramente amanerado y algo coqueto. Pero al igual que su apariencia extraña, Myu sabía ser peligroso.

Recordaba el día que se conocieron como el día de su mayor logro, que fue cuando se ganó la placa en su cintura, la cuál tenía la habilidad de crear 4 escudos que su portador podía manipular a voluntad. Conseguirla le tomo 5 días, porque era un misterio que pocos creían verdad, en ese bosque habitaba Myu al igual que otros seres igual que el. 5 días estuvieron conviviendo, lo suficiente para qué al momento de tomar la decisión de partir en barco el toro le propusiera unirse a él como compañero, aceptando. Y un mes después, habían empezado esa relación que hasta el día de hoy seguían manteniendo.

La placa le ha servido bastante el toro en varias travesías y caminos difíciles, ayudándole a sobrevivir en más de una ocasión en el mundo y oceano plagado de seres no humanos.

— Por cierto. Se me olvidó decirte. — Luego de una pequeña conversación totalmente trivial, a Myu le llevo un recuerdo. — Estuve preguntando sobre ese paradero. Espero sepas que tarde o temprano tendrás que retirarte, son tesoros que solo los dioses saben si existen o no. — Refiriéndose al tesoro de Poseidón, ni siquiera las sirenas sabían si existía realmente, el continente en en que habitada ese antiguo dios, hasta los seres marinos desconocían de su paradero. — Puede que este archipiélago sea una última oportunidad, ¿No crees?

— No puedo quejarme en ese caso. Llevamos años en este barco navegando y conociendo, diría que es lo suficientemente grato. — Optimista le expreso. Myu rio ligero con lo dicho, saltando de su asiento volviéndose a apoyar frente al toro.

— Siempre tuve esa impresión y hoy prácticamente me la confirmas, casi no te importan los tesoros ¿No?

— Digamos que me importan pero tampoco soy tan avaro para tenerlos en mis manos. — Su grueso y musculoso brazo rodeo la cintura de su compañero, acercándolo a él hasta terminarlo de pegar a su piel. Sonriendo labino ignorando por un minuto el timón. — Y en el caso donde me retire de la piratería, ten por seguro que te llevaré conmigo a la isla más cómoda para que tengamos un hijo. — En sus brazos tras haber declarado eso, Myu parecía haberse entusiasmado ya que terminó sintiendo su cuerpo vibrar. Mirándose a los ojos antes de besarse nuevamente. Un beso perezoso pero profundo.

Sin pudores Aldebaran lo sostuvo de las piernas, alzandolo en sus brazos, terminando por apoyar su espalda contra la madera mientras lo besaba.

— Ohh... Alde, mi toro bravo... Uhmm... — Gemia cuando el toro beso su cuello, quedándose allí el tiempo suficiente. Apresado contra el cuerpo del toro, sintiéndose pequeño. Bueno, a comparación con Alde era mucho más pequeño y delgado.

— Cof. — Una tos falsa los saco de su momento. Siendo Suikyo, que por su cara fácilmente no llevada más de unos segundos. — Un gusto verte otra vez, Myu.

— Hola.

— Lamento el espectáculo.

— Descuiden. Venía a cambiar de puesto, así que con gusto vayan al cuarto a terminar.

Y así se hizo. Antes del amanecer, Myu desprendió sus alas y volvió a partir.

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Por cierto. Me gustaría que las próximas actualizaciónes sean heterosexuales. A ver qué invento.

Un último mensaje:

Resumen: Seguiré, pero buscaré llevarlo por lo sano.

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