#1_(Hasgard x OC)
Ya casi era de noche, Sisifo acaba de regresar de su misión con Asmita acerca de una forma de impedir la resurrección de los espectros, hecho que quedó en una misterio que ni Sisifo ni Asmita le supieron responder. Solo tuvo la confirmación de parte de su compañero de Sagitario que Asmita sabía lo que hacía. Pidiéndo que confiara en él para resolver esto. Hasgard no supo que responderle, se mantuvo reacció y en una mueca antes de pasar por alto el tema.
Para el gran toro blanco los últimos sucesos le dejaron cierta insertibumbre encima. Al volver a su templo busco con la mirada y no encontró rastro de la presencia de la Pitia que lo acompañada. Era raro, pero tras como estaba su mente no quiso terminar afectandola de una u otra forma.
El Santo de Tauro nunca tuvo vergüenza de su cierta debilidad hacia el alcohol, podría ser un hábito destructivo para la gran mayoría pero el siempre pudo controlarse tranquilamente. Busco entre sus cosas una jarra pará tomar un trago fuerte, cruzandose de brazos dejándose perder en sus pensamientos de todo lo acontecido. Morir en vano no lo deseada.
El tacto de una suave mano rozo su brazo. Hace un momento se había quitado la armadura dejando solo su traje de entrenamiento para cubrirlo, por lo tanto quedó directo en su piel.
- No te había notado. - Tardando unos minutos en responder le dijo. Dejándo si vaso a un lado de la mesa a su lado. Empezando casi a tartamudear.
- Apenas voy regresando. - Con verlo podía saber que su pareja estaba tensa, y con tocar su brazo lo confirmada. Hasgard era un hombre con una facilidad para expresarse en cuanto a sus emociones pero había cosas que se callaba, algo que ella aprendió a notar.
- ¿Athena o Regulus?
- Primero estaba con Athena, luego hablé con Sisifo. Parece que, acaba de encontrarse con mi Señora.
- Vaya. - Eso le sorprendió para bien. Y de cierta forma le quitó cierto peso en inquietudes de encima. La mujer de Ilias era una mujer muy poderosa. Haciendole cuestionar que tanto habrán pasado Asmita y Sisifo con ella para llegar con cierta heridas leves, pero seguros de lo que harían. - Creo que explica un poco el estado en el que volvieron.
- Curioso el encuentro. ¿No? - Pasando una mano por su pecho la pelirroja tuvo ciertos sentimientos encontrados. Hace mucho no sabía de ella, a su vez no le pareció tan raro saber que se quedó cerca de la tumba de Ilias.
- Bastante. Ahora que lo recuerdo... ¿Conoces el alcohol? Eres mi pareja y creo que nunca te ofrecí.
- Te recuerdo que existe el Díos del Vino, claro que lo conozco. ¿Crees que no me voy a dar cuenta de lo que haces?
- Lo haces sonar como si hiciera algo malo. - Ambos rieron. Hasgard extendió su mano a la jarra pará ofrecerle a la Pitia.
- Te voy avisando que nunca lo podré. Pero, asumo que al igual que un veneno me afecta poco.
- Bueno, aquí tienes un experto para cuidarte si algo pasa. - Le acompaño. Tras el primer trago la pelirroja empezó a toser, aunque recuperando la postura a los pocos segundos, quedando mirándose el uno al otro unos segundos. Hasgard no sabía si era por el alcohol o la vergüenza del asunto pero las mejillas de la Pitia quedaron pintadas de rojo. - Parece que lo ibas a vomitar antes de tragarlo, algo normal. - Seguidamente, de un sólo trago se debió un vaso entero. Ligeramente afectado.
- No sabe tan mal. Solo es amargo. - Manteniendo su orgullo, tomo otro trago. Hubo un ligero silencio entre ambos antes de que terminaran sujetandose de las manos lentamente.
- Toma despacio si aún te quieres adaptar. Aunque, no sé cómo reaccionaria una ninfa a diferencia de una humana. - Bromeó. Ella acepto. Al separarse para guardar la jarra ya vacía, el toro se cayo. No estaba borracho en todo el sentido, pero si lo suficiente aturdido.
Cuando Towa quiso ayudarlo el toro soltó una carcajada de forma involuntaria.
- Hace tiempo no me pasa esto. - Intento pasarse, apoyando su brazo en la mesa en busca de una mayor estabilidad, siendo ayudado por su pareja que del pecho lo sostenía.
- ¿Has llegado a un peor estado?
- Pocas veces. - Si mal no recuerda la última vez fue hace unos años. - Estoy bien, solo aturdido. - Hizo saber. Su mano se movió al rostro de la Pitia y acarició dulcemente. Su mano en su piel era tan grande que casi parecía acariciar una muñeca de porcelana.
Cuando busco moverse hacia su recamara terminó cayendo sentado al piso. Aunque la Pitia no lo dijera tenía cierta incomodidad de verlo en ese estado, todos sus movimientos parecían impredecibles por lo torpe que estaba. Tratando de ayudarlo. Cuando logro que el santo de Tauro llegue a su cama tuvo la intención de dejarlo solo, pero, de un momento a otro el toro sujeto su brazo. En primer momento se sobresaltó por su agarre, pero al verlo de frente sonriendo con anhelo ese susto pasó.
- Quédate conmigo. - Pidió. Su voz fue suave al igual que sus movimientos al acercarla a él hasta envolverla en sus brazos. - Odiaria morir en vano. - De un momento otro le expreso. Sus brazos alrededor de la Pitia parecían haberse enburecido.
- Hasgard...
- Nunca pensé que tendría la oportunidad de una pareja. Y... Se que mi deber implica la muerte. Todo este día he estado pensando mucho en eso. Un enemigo complicado en una batalla que lleva desde que tengo 11 años.
- No tienes que decirme nada. - Le quiso reconfortar.
- Lo sé. Estamos en el mismo mundo después de todo. Se que podría dejarte sola, y a estas alturas me aterra no ser capaz de cuidarte o por lo menos quedarte lo suficiente. Tal vez, por eso soy de los únicos con pareja aquí... - Quiso reír por la ironía. - No me arrepiento aunque me haga sufrir un poco.
- Aún herido no me dejarías sola. ¿No?
- Es lo que cualquiera enamorado haría, creo yo.
Luego de declarar lo último hubo un largo momento de silencio. Uno bastante cómodo dónde solo se abrazaron, sintiendo el cosmos cálido del otro aliviando el ambiente mientras a Hasgard se le pasada el aturdimiento que tenía por el alcohol que consumió.
- Towa... ¿Me dejarías hacerte mía ahora? Pregunto porque... La verdad la cabeza aún me va vueltas pero tengo unas ganas de besarte hace rato.
- Si estás seguro.
- Me detendré si me siento mal. - Aseguro moviéndose lo suficiente para quitarse la ropa, Towa hizo lo mismo. Cuando se iban a besar por un descuido Hasgard casi cayó sobre ella, aunque logrando usar su brazo para que eso no pasará. Sin emitir una queja, viendo ya la posición en la que estaban terminaron de pegar sus cuerpos donde ambos se besaron. Nuevamente, el toro abrazo fuertemente a su pareja.
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Me acuerdo que cuando estaba investigando sobre leyendas africanas cuando escribí un AldeHari, me encontré con una leyenda interesante. Dónde a un hombre se le ofreció una buena vida siempre y cuando respetara a su mujer, perdiendo todo cuando borracho no midió sus palabras. Y de allí se me ocurrió esto. Solo que, termino un poco diferente. Ya que al no saber cómo iniciar termine aprovechando los capítulos de Sisifo y Asmita visitando a Ilias. También que si bien considero canon que Hasgard es amante del alcohol, tampoco lo imagino como ebrio agresivo. El sería el ebrio depresivo o como mis tíos, el ebrio amoroso.
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