Travesía por él árbol de la historia.
Protagonista: Aldebarán/Tiago.
Shippeo: Alde x Oc.
Gracias a My_Dear_Mei Por darme el consentimiento para hacer este fanfic con Johari, una chica OC de su pertenecía.
Ok, seré sincero al decir que en estos días no me he sentido nada bien, entre inseguridades y frustraciones me he desanimado casi totalmente siendo mis 2 amigas quienes me han ayudado mucho en esto.
De cierta forma escribir ya se volvió obligación, principalmente por esta campaña y otros fanfic. Pero aun con eso me niego a dejar que esto me deje en una cama desanimado igual o peor que en mis tiempos del bachiller.
Cambiando de tema. Esta es una idea que vengo teniendo desde inicios de este libro, pero tras la idea de Johari a falta de un personaje, lo adapte al folclor Africano, tuve que investigar y me gusto hacerlo. Las letras en negrita son leyendas que les invito a investigar, son muy buenas.
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Los ojos del en ese momento joven Santo de Tauro estaban mirando a todos lados en esa hermosa tierra rica en leyendas acerca de la naturaleza. A pesar de su edad su cuerpo ya estada bien formado en una musculatura visible y fornida, junto a una altura considerable para tener solo 15, pero se lo atribuían al entrenamientos de Santos de Athena.
En ese momento estada en Tanzania la central de África en una misión otorgada por el patriarca, según sus palabras era para localizar el "árbol de la historia" O solo identificar su existencia para el conocimiento del santuario y sus allegados. Pero se encontrada más que perdido, en aquel momento no lo pensé en lo más mínimo pero ahora se preguntada como quería el patriarca que encuentre un árbol en un lugar como ese y solo.
- Necesitado ayuda... - Susurro, en su idioma original; El portugués. Pensada que le sería difícil comunicarse pues no entendía muy fluido el suajili. Descansando un momento esperando encontrarse con alguna persona o algún nativo. - Vaya... No esperada ver un gato aquí. - Se dijo a sí mismo, al momento que un felino pequeño de color claro se acercara cerca de sus piernas y lo terminara por sostener en un solo de sus brazos.
- ¿¡Wewe ni nani mwingiliaji!? - De lo poco que sabia del idioma reconoció eso como "Quien eres intruso" O eso entendió. Encontrándose con la figura de una chica que no parecía ser muy mayor a ella.
Como era común en la región su piel era totalmente oscura, su cabello ondulado muy largo hasta la espalda baja, y por su figura bien cuidada podía decir que era una mujer activa. Pensando en que decirle o como, siendo lo primero preguntar si sabia ingles o portugués, aunque estada consiente que el primero no era conocido como una lengua en la región.
- Hablo Ingles... Me he topado con muchos extranjeros.
- Me llamado Aldebarán, soy un santo de Athena. Estoy aquí buscando cierta... Leyenda. - medito buscando sus palabras debido a la procedencia del asunto en cuestión por lo cual estada allí.
- Johari... ¿Santo de Athena? Una diosa griega supongo...
- Si no me crees mira; - Acto seguido precedió a mostrar la caja donde su armadura estada, abriéndola y siendo disparada a su cuerpo sorprendiendo a la chica frente suyo. - Estoy en misión, tengo que comprobar la existencia del Árbol de la historia.
- Umm... - Fueron unos escasos momentos que le tomaron meditar sus palabras y reaccionar de forma seria, tranquila y seguro. - Iré contigo. Asumo necesitas un guía.
- ¿Eh? - Bueno, eso no se le espero. Pero negarse a eso era estúpido en su posición, más bien lo agradecía pues parecía que le cayó del cielo la ayuda. - Gracias.
- Descuida. Por cierto, vine por esa cría de león. - Mejor dicho, el gato le trago la ayuda.
- ¿Es un león?
- Si lo es. Estudio veterinaria y cuido los animales de aquí. - La mujer morena le extiendo los brazos para pedirle el felino salvaje que estada entre sus brazos siendo acariciado por el Santo de Tauro.
- ¿Me puedo quedar con él un momento?
- Jajaja. Claro, pero quítate la armadura o llamaras la atención de todo él que te vea. - Le sonrió, enternecida por la actitud del chico frente suyo, a pesar de su apariencia fuerte y agresiva sumada a la armadura, tenía un comportamiento dulce. - ¿Qué edad tienes?
- Tengo 15. ¿Tú también verdad? - Ella asintió. - ¿Me puedes decir más sobre el árbol de la historia? No sé dónde empezar a buscarlo.
- Emmm... Bueno... - Ella tampoco sabía con exactitud, solo rumores, pero su deseo de comprobarlos no le permitía decirle ese detalle, aunque eso le genera una ligera culpa, pues el chico frente suyo no parecía mala persona. - Solo sabría guiarme por las leyendas que se cuentan, pero es un lugar al que es un poco difícil de acceder. - Ni tan mentira era.
El toro se quedo pensando en esas palabras unos escasos segundos, reflejándose en su ceja que tomo una forma de V.
Si era por personas podría usar sus poderes para hacerlos a un lado, aunque hasta ese momento no pensé mucho en si el patriarca le hubiera preparado una ayuda más aparte del viaje.
- Umm... Entiendo. ¿Qué tan difícil seria?
- Pues no lo sé, el problema sería encontrar el lugar.
- Esta bien, quisiera que me guiaras mientras me cuentas sobre la leyenda del árbol de la historia.
- Hecho.
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- Como sabrás nuestra tierra, al igual que muchas otras es rica es leyendas y mitos, desde que explican la creación, van moralejas o hechos inexplicables. No estoy segura de cómo funcionara con Athena y los dioses griegos, pero imagino que te varas una idea.
- Claro. No he llegado a indagar mucho en ellas. - Ni de Athena, ni de áfrica, pero si lo entiendo.
- Hay muchas leyendas que a mí me gustan, creo que mi favoritas La leyenda de Seetetelané y La leyenda Ayana y el espíritu del árbol. La leyenda del árbol de la historia nos cuenta sucesos como desapariciones, atribuidas en alguna ocasión a viajes en el tiempo, en esta misma región como te varas cuenta. Cuenta la leyenda que una vez una joven partió junto a sus amigos con el fin de recoger hierbas. Intentando acceder a un área donde parecía haber en gran cantidad, la muchacha cayó en una zona llena de barro, en la cual terminó por hundirse por completo a pesar de los intentos de sus compañeros por sacarla de allí. Tras ello, estos corrieron a la aldea con el fin de llevarles la noticia a los padres. Estos, desesperados, pidieron ayuda al resto del pueblo, acudiendo todos al lugar donde la joven había desaparecido. Allí siguieron la recomendación de un sabio anciano el cual recomendó que sacrificaran a una oveja y a una vaca. Ello tuvo como resultado que todos pudieran oír la voz de la muchacha, cada vez más lejana, hasta que dejaron de poder escucharla. Tiempo después, en ese mismo lugar empezaría a crecer un árbol de gran tamaño, el cual era usado a menudo por los cuidadores de ganado para protegerse del calor del Sol. A ese mismo árbol subieron dos jóvenes un día, los cuales antes de desaparecer gritaron a sus compañeros que les llevaba a un mundo anterior al presente. Es por ello que el árbol se conoce como Árbol de la Historia
- Vaya. - Los ojos del toro se abrieron de par en par casi pasmado por escuchar de eso.
- Aunque creo que lo interesante seria comprobar si de verdad puede viajar en el tiempo. Hay leyendas que ya algunos no creen y solo ven como eso.
- Jejeje. No entrene desde pequeño para una diosa griega y peleo contra no se qué cosa, usando una armadura hecha de oro. Ese Árbol a de existir. - Alentó, mirando sonriente a la chica sujetando la armadura en su espalda.
- Es verdad... ¿Puedo preguntar como empezaste en eso? ¿Cómo es Athena?
- Ah... No lo sé... Athena nunca se deja ver ante la gente, ella se queda orando la mayor parte del tiempo. Nunca la hemos visto.
- Eso es extraño. ¿Enserio crees en ella?
- Si, la gran mayoría de lo que estamos con ella la seguimos por lealtad.
- ¿Aunque no la conozcas?
- Pues, ella ha peleado por siglos reencarnando como humana, y viviendo como una. Ama mucho a la humanidad para hacer eso. Desde que soy pequeño y me encontré por primera vez en el santuario tengo eso claro. - Declaro, aunque para eso, era muy pequeño casi sin algún recuerdo de sus padres o sus amigos, aunque nunca le llego a molestar del todo, solo lo dejada pensando de vez en cuando. - Me es curioso que no digas nada, has estado de mente abierto sobre todo lo que digo.
- Ahhh... - Las mejillas de la mujer morena se sonrojaron débilmente tras esa observación, un poco apenada sin saber cómo responderle, hasta que el toro de forma suave le toco con el hombro, sonriéndole de forma jovial. - Bueno, con la armadura que salió volando a tu cuerpo, era difícil no creerte.
- Jeje. Es verdad, ¿Crees que encontrando el árbol más grande, encontraremos el árbol de la historia?
- Este territorio es muy grande, tardaríamos horas. Y... Me van a matar. - Hasta ahí, hasta ese momento la chica no cayó en cuenta sobre sus acciones, pues tenía que tomar a la cría del león que estada totalmente cómodo y hasta parecía totalmente dormido en el fornido brazo izquierdo del Santo de Tauro, y volver con sus superiores. - Se me olvido que tengo que regresar con el mínimo en tus brazos.
- Ummm... Jeje. Sube a mi espalda entonces.
- ¿Perdón?
- Hazlo, yo soy muy rápido. Estoy seguro que de esa forma en poco tiempo lo encontramos. - Le explico, y aunque la chica morena se quedo pensando en eso un rato, termino por aceptar sentándose sobre la caja hecha con oro y sujetándose de los hombros del toro. - Sujétame de los cuernos. - Bromeo, haciendo reír a los 2 unos instantes antes de empezar a correr. Como Santo dorado su velocidad era algo impresionante para los ojos de cualquiera, aunque no estada en su límite, si no de una forma más suavizada en ese proceso termino asustando a la chica por las habilidades sobre-humanas que tenía, era sin duda algo que nunca llego a ver o siquiera pensar.
- Oye... ¿Crees poder recorrer toda la zona en poco tiempo?
- Claro. No es complejo de hacer. ¿En cuánto tiempo tienes que regresar?
- ¿Con 1 hora nos basta?
- Si tenemos suerte, si no, en posible que te meta en problemas.
- A estas alturas me meteré en problemas de todas formas, vamos.
El toro sonrió, siguiendo en ese estado de complicidad que tenían, pensando en una cosa tras un rato de búsqueda, pues Johari hasta ese momento le parecía una chica muy agradable, su primera amiga fuera del santuario de cierta forma, pensando en proponerle seguir hablando por cartas. Pero en ese momento seguiría con la idea de ese árbol en mente.
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