Protagonista; Francisca.

Shipping; Aldebarán/Tiago x Francisca.

Pedido por  ViinaMiyamoto. 

Parte del Au "Perdidos en el bosque" El titulo es por cierta broma que no puede hacer en el shot porque me daba cringe como quedada XD. Sorry.

No tengo mucho que comentar. Pero quiero aclarar que luego de esto me desapareceré un momento, o mejor dicho, no estaré tan activo como estas semanas, ya que quiero actualizar algunos de mis otros fic y hacerles maratón. (Aparte de la universidad y que mi mamá es "Jefa sargento") Ya tengo muchos otros Shot  empezados para este libro y 3 pedidos, por lo tanto aun pueden ir esperando unas actualizaciones. 

PD: Hay pequeñas referencias. ¿Adivinan a que serie?

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Hace un momento los ojos de Francisca estaban tranquilos mirando el cielo a través de las hojas en esa tarde de hermoso sol.

Hace un momento se sentía tan tranquilo, sin ruido, sin voces, un mar de tranquilidad en medio de ese bosque donde las burlas a su nombre podrían ser calladas un momento. Si bien su nombre siempre fue femenino él no lo era, era un ya un hombre fuerte, entrenados en largas horas de natación y otras actividades.

Hace un momento solo podía ignorarlas y ponerse tranquilo. Suspirando en su entorno tranquilo, cuya preocupación fue pensando en sus 2 amigos, empezando a caer en cuenta que estada algo lejos y debió aviarles, a la final eran sus compañeros de departamento, y asustándose al voltearse por un momento y ver la silueta de hombre alto quedando sobresaltado, hasta asustado al ver la figura que paso a su lado, más no la llego a ver bien, fue como si una gran sombra, y una de verdad grande, pasara a su lado a gran velocidad como la mítica imagen de Pie Grande fuera.

Un rato después cuando no lo logro detectar a su alrededor, llego a notar como pequeños animales se acercaban a si mismo, no evito querer acercarse a uno ya que siempre tuvo aprecio por los animales pequeños.

Y si, encontró un gato. Uno claramente domestico por lo cual pensé que estaría haciendo en ese lugar.

- Parece que te llamas, Aioria... Curioso. - Se dijo a sí mismo, mirando en varias direcciones pensando en que de seguro su nuevo amigo tenga a su dueño buscándolo. - Curioso verte aquí. Debe haber alguien cerca. - Se repitió a sí mismo, procediendo a buscar a la persona a la cual le pertenecía ese gato. - Oye a dónde vas? - De un momento al otro el gato salió de sus manos y corrió directo a otra dirección, corriendo rápido a buscarlo.

Terminando perdido en cosa de unos minutos hasta el momento que el gato termino en sus brazos. Y ahora como estada, en el suelo y perdido, parece que su pierna quedo atorada y el gato en sus manos.

- Descuida, lograre pararme, soy fuerte. - Le dijo al gato, aunque era más para tranquilizarse a sí mismo. Logrando pararse a duras penas, teniendo que apoyarse de un árbol para eso. Asustándose al momento de escuchar pasos cerca de sí. - Que no sea un oso, que no sea un oso. - Empezó a rezar, si bien sabia defenderse, estada mal de la cabeza ante pelear con ese tipo de criaturas.

- ¿Ehh? ¿Chico que haces aquí? - Un hombre grande, y bastante fornido quede frente a él, sus cabellos eran largos y recogidos en coleta, apoyando un hacha en su hombro. A su lado lo que identifico como un perro de caza estada parado.

- Estoy herido. ¿Me puede ayudar? Me llamo Francisca.

- Soy Tiago. - Le ofreció su mano para levantarlo, y luego su hombro para ayudarlo a caminar. - Dime ¿Qué edad tienes? No pareces muy niño como para querer estar en estos lugares, y estas solo como para ser de esos que se meten al bosque a tener sexo.

- ¿Enserio han hecho eso? - Sonrió con burla, aunque luego se acordó de su amigo Regulus y su pareja; Rabamanthys ese hombre si se lo imaginada en eso, trayendo a su amigo a una locura como esa, aunque bien Regulus le ha recriminado tener una imagen muy negativa de su novio. - Tengo 23. Y solo me quise desahogar, digamos que por mi nombre nunca me ha sido fácil la vida.

- No eres mucho menor que yo, tengo 27. Como notaras trabajo como leñador. El gato que tienes es mío, se llama Aioria, y este can es Shura.

- Son nombres bastante peculiares.

- Son de antiguos amigos míos, ellos fallecieron hace tiempo.

- Lo lamento. - En ese momento se sintió mal, apenas se conocían y ya se estaba metiendo en ese tipo de cosas en su viva. - ¿Quieres que te diga algo de mi vida? No se me hace correcto que me digas eso apenas conociéndonos.

- Calma. No es tanto. Aparte ya me lo dijiste, viniste por problemas de Bullyng ¿No?

- Pues cierto. ¿Tú eres la sombra que vi pasar hace un rato?

- ¿Huh? Pues no lo sé, apenas me acabo de percatar de tu presencia. - El rubio trago grueso, sintiendo miedo ante lo dicho, esperando que de verdad sea él, y por el tema del gato quería creer que así era.

- Vi una sombra hace rato, pasando a mi lado, unos momento antes de encontrarme con Aioria.

- Pues no sé qué decirte. En un momento saldremos del bosque. ¿Quieres que te lleve a un medico?

- Claro, pero tendría que llamar a mis amigos de paso. Creo que perdí tiempo en ese bosque.

- Hazlo.

///

En cosa de una hora el chico rubio lo estaban atendiendo la herida en el pie, sin tardar mucho en llegar sus amigos y compañeros notando la imagen del hombre de cabellos recogidos.

Hablando entre ellos un momento, y como buenos amigos preocupados preguntándole sobre su amigo y como lo encontró, en el caso de Hakurei y Regulus, también queriendo emparejarlo con su amigo.

- Lastima lo de Francisca, no podrá volver a nabar en un rato si el pie se lo lastimo fuerte. - Hablo el de cabellos blancos un momento, dejándole al leñador un poco de espacio.

- Es verdad, se ha estado esforzando para esa competencia. - Hablo Regulus. - Tia-San, ¿No le gustaría ver a Francis-Chan un momento? Creo que luego de esto, se merece hablar un rato con él.

- ¿Estas sugiriendo que sean amigos?

- Claro. No veo porque no sería buena idea. A la final, fuiste su ayuda.

- No me molestaría, pero creo que eso es cosa de los 2, yo ya trabajo y según lo que ustedes me dicen el estará ocupado. Aunque si quiero hablarle un momento antes de irme.

- Te entendemos. - Fue un pequeño silencio hasta que su amigo salió del cuarto solo con el pie vendado, listo para irse con sus amigos, pero no sin antes hablarle a su salvador.

- No sé bien que decirte pero gracias otra vez por ayudarme, no quiero ni pensar que pasa si no estás justamente allí.

- De nada. Tus amigos hablaron conmigo. ¿Te gustaría que no veamos otra vez?

- Claro, pero estaré ocupado. Al menos por teléfono podemos hablar. ¿Verdad?

- No me molesta, te deseo suerte con tu salud.

Acto seguido cada uno le vio su número de teléfono al otro, separándose y yéndose cada uno a sus responsabilidades, pensando un momento en el otro. Si las cosas se daban bien, puede que de verdad llegue a ser grandes compañero.

Y eso, los amigos del rubio lo tenían ya en mente. Pues, en ningún momento crítico a Francisca por su nombre.