Burro Salvaje.
Protagonista; Alde/Tiago.
Shippeo; Alde x Jabu.
Bien, esto es algo que me pidieron hace tiempo cuando empecé con el libro, pero nunca termine por hacer, si se preguntan porque subí 5 shot seguidos, simplemente no he tenido casi internet, por eso me he puesto a escribir.
En fin, la verdad no me molesta el Shippeo, me gusta. Pero empecemos con algo simple, su primer encuentro.
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En el momento que las miradas de ellos se encontraron por primera vez, por parte del santo de Tauro le extraño ver a otro santo de bronce entre los dominios de Athena, creía que solo estaban Seiya, los chicos y las Saintias, pero ver a Jabu frente a si fue raro para él. Por parte del santo de unicornio sus ojos se abrieron al ver al brasileño frente suyo, ¡Era enorme! Apostada que mas grande que Geki, y eso era decir mucho.
- ¿Eres uno de los Dorados verdad?
- Si, me llamo Aldebarán de Tauro. ¿Eres nuevo?
- No me insultes así, soy otro de los hermanos de Seiya. Creo que nos llegamos a ver luego de que a Saori le quitaran la flecha. - Respondió mostrando confianza y de brazos cruzados, el hombre frente a si era intimidante, por eso quería serlo también.
- Ummm. Lamento no recordarte, ¿Cómo te llamas?
- Jabu de unicornio. Estada buscando a los chicos, quiero probarme con ellos.
- Ah, en ese caso lo lamento pero todos están ocupados.
- ¿Qué? ¿En qué?
- Pues Seiya está en Leo con Aioria, Shiryu en capricornio con Shura, Ikki desaparecido y Shun y Hyoga con Saori.
- Te lo agradezco, creo que iré a interrumpir a Seiya y Shiryu un momento.
- No te lo recomiendo. - Se cruzo de brazos apoyándose en la pared. Sonriendo socarronamente.
- ¿Por?
- ¿Quieres ver un video porno protagonizado por Seiya o Shiryu? Están en eso. Aioria es la pareja de Seiya, y Shura la de Shiryu.
- ¿¡Que mierda!? - Los ojos del santo de bronce se abrieron de par en par, retrocediendo sobresaltado.
- Jajajaja.
- No te rías, Athena mia. - A diferencia de otros, el maestro de Jabu si le enseño del mundo real y sobre relaciones, tanto con hombres como con mujeres. - Nunca imagine a los chicos comiendo carne mayor de esa forma. - Suspiro, pasando su mano por su cabello mas tranquilo. - Bueno... - Sus ojos quedaron un momento en el toro frente suyo, detallándolo de arriba abajo, ocurriéndosele rápido una idea. - Oye fortachón, ¿Me ayudas un momento?
- ¿Huh? ¿A qué?
- Digamos que quiero lograr alcanzar a los chicos antes de que otra amenaza llego, y como tú eres muy grande... ¿Me ayudas?
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- Si no eres capaz de al menos darme una patada, nunca lograras pelear enserio. - Exclamo, repeliendo con su cosmos-energía cada golpe que el unicornio le lanzada, no era capaz ni de tocarlo. - No entiendo de que te quejas si te la tengo fácil, mi armadura no uso.
- Maldito infeliz. - Se levanto a duras penas lanzándose otra vez, de un salto al cielo cayó en picada para golpear al toro pero no fue capaz, cayendo al piso donde apenas si pudo detener su caída. - Ya verás que te derrotare.
- Eso me gusta, la determinación es la fuerza de un santo. Ven con todo o hare que te tragues esa confianza. - Le reto, sabiendo que de esa forma lo alentaría, logrando su cometido.
- Eso no pasara.
Y siguieron, al cado de un rato, el toro termino mandando al suelo al santo de unicornio. Totalmente casando. Ofreciéndole su mano para que se levante.
- ¿Quieres a mi templo a comer algo? Te vez cansado.
- Te lo agradezco, si no te molesta te estaré buscando en alguno que otro momento.
- Con gusto, burro rebelde.
- ¡Oye! Aun no te permito ponerme apodos.
- ¿Seguro? Te queda bien.
- No te lo permito, primero tendrás que de verdad probarme para que te deje hacerlo.
- Bueno, veamos cómo es eso. ¿Quieres comer algo?
- Claro.
Puede que se terminen llevando de lo que esperarían ellos y todos los del santuario.
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