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Atardecer.

Protagonista; Hasgard.

Spoiler; Hasgard x OC

Shot inspirada en el día 6 del reto literario "Naranja"

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El cabello rojo de la pitosina se ondulada en el agua, decorada en el naranjo color del atardecer y las hojas ese otoño de espaldas a él. Dejando fascinado al hombre de cabellos blancos; Mas lo que en voz alta le gustaría admitirle, ya sea por vergüenza o pudor.

Con cuidado se pasa por el agua pegando su pecho a la espalda de su pareja, sujetando su cintura de forma suave, contrarrestando su fuerte cuerpo, con el blanco y pequeño de ella, haciendo la idea de que podría romperla para cualquiera que viera.

- Hasgard... ¿Pasa algo?

- Nada pequeña. - Dijo, y de verdad era pequeña comparado con él. Sin problemas con uno solo brazo podría cargarla y llevarla, sin necesidad de estar en su forma zorro, aunque, en esa forma solo con una mano podría, de estada seguro. - Termina, he querido hablar contigo de algo. - Antes de separarse la chica de volteo, quedando frente a frente con él.

- Estar nervioso, puedo notarme inquieto. ¿Es algo grave?

- No es nada tan malo. Descuida. - Y con eso el dejo, buscando su ropa al momento de salir del agua y vestirse.

No paso mucho tiempo, para que la pitosina regresara con él, el santo de Tauro estada recostada en uno de los arboles de brazos cruzados, pero sin el saco negro, dejando sus brazos a medio ver, apretados en la camisa blanca.

En una señal Towa se sienta a su lado, mientras los colores del cielo varían en varios tonos cálidos al momento de ponerse el sol. Abrazando ella el brazo del toro.

- Sabes... - Empezó él. - Hay algo que te he querido preguntar, pero no sé si aceptes.

- ¿huh? Dímelo entonces, estaré para escucharte.

- En el tiempo que nos conocemos, siempre te vengo a ver aquí y estamos los 2 solos, pero he tenido algunas preocupaciones por el tema de la guerra santa con Hades... En otras palabras, quiero que vengas conmigo al santuario, no quisiera dejarte sola.

- ¿Ehh? Bueno, no sé qué decirte. - Entiendo. Athena sabe de tu existencia, le he platicado desde tiempo después de conocernos. Ella y el patriarca están de acuerdo que te quedes conmigo como... - No siguió, le apenada eso, aunque si bien si tenían ese tipo de relación, no estaba seguro de verdad querer referirse a ella de ese modo.

- ¿Cómo tu mujer?

- Si. - Debido a su cabello y piel claros, el sonrojo del santo de tauro era notoriamente visible, por lo tanto la chica quedo enternecida. Era algo que le gustada del toro, su fuerza y apariencia podían decir algo, pero su personalidad era muy amable y protectora.

- Nunca me he sentido sola la verdad, como pitosina estoy conectada a lo naturaleza, mientras ella y las criaturas que viven en ella, estén conmigo nunca me he sentido sola. - Hablo, dejando su rostro muy cerca del brazo del toro, que no tardo en rodearle la cintura a ella, ahora quedando con su cabeza en uno de sus pectorales, medianamente marcados por lo mojado de su cabello. - Pero me gusta como estoy contigo. Las pitosinas solo podemos ser mujeres, nacemos de la naturaleza, por eso al estar con un hombre podemos sentir una conexión con él que nos. Siento eso con usted.

- ¿Eso significa que aceptas? - Ella asintió, dejándose abrazar completamente por el toro. - Descansa entonces, en la mañana nos vamos.

- De acuerdo. ¿Cómo son tus compañeros?

- Ehhh. - Los labios y cejas del toro se torcieron, bueno, puede que con Sísifo, Regulus y Dohko no habría problemas, pero con Manigoldo y Kardia hay si habría problemas con esos 2 locos. Puede que a ella le llegue a molestar su actitud de don Juanes, aunque claro, si eso pasada, tenía su gran cuerno para apartarlos. - Son gente peculiar, creo que será interesante para todos verte.

- ¿Solo Athena y el patriarca saben de mi verdad? - Sonrió.

- Solo le hable a ellos. - Se defendió.

- Bueno, espero conocerlos.

- Algunos de mis amigos también tienen sus mujeres viviendo con ellos, seguro con ellas podrás estar tranquila si alguno se pasa de la raya contigo.

- De acuerdo, confió también en ti si eso pasa.

- Claro, me tendrás para cuidarte hasta el momento de mi muerte. 

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