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Antes y ahora.

Protagonista: Tiago.

Spoilers: Ship Yaoi, infancia, inseguridades, algo suave.

Shipping: Aldebaran/tiago x Shura 

Colaboración con TheLampstern

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Eran niños. Con todo y sus poderes eran niños. Perdieron muchas de sus alegrías que deberían tener en esa edad. Su poder rivalizada con el de un adulto promedio y aun así con cualquier enemigo preparado para pelear.

Pero seguían siendo niños. Aun tenían esos placeres culposos de jugar, de divertirse. Aun encerrados en sus templos.

Aioria y Aioros se tenían entre ellos, un poco de envía dada a los otros, tener a tu hermano en esta soledad donde se preparan para pelear y morir en combate, aun a sus corta edad, aun con todo Aioros y Saga eran como los hermanos mayores de los chicos, de mayor edad y más experimentados.

Los que solían cuidarlos de vez en cuando o estaban a su cargo. Shion los entreno y preparo para todo, menos la juventud.

En el segundo templo, Aldebarán de Tauro. O Tiago, su nombre real. Cuando obtuvo la armadura siguió los pasos de varios de sus sucesores, y se cambio el nombre por el de su estrella guardiana. En este caso el toro, de ahora 8 años, se retraía en su templo, su apariencia era algo con complejos para él, siendo un niño ya bastante grande y algo robusto pero sin estar gordo.

Ya dominada bien sus poderes de Cosmos energía y eso le traía seguridad en combate, pero para un niño de su edad esa musculatura le era incomoda, no era grande por su edad pero si notable.

A veces el patriarca lo visitada y decía que tenía nada que tener, que como Gold Saint su motivación tenía que ser fuerte para así dominar sus miedos. Era lo mejor que podía decir, era la primera vez que Shion entrenada Saint desde los 4 años.

Pero era normal que estos tuvieran sus miedos e inseguridades, seguían Siendo niños para rematar eran humanos, no eran como lo dioses y sus seguidores más puros, que casi no mostraban sus verdaderas inseguridad, o ni sabían que tenían al tener poco conocimiento de estos.

De un lado el joven niño practicaba sus técnicas como Gold Saint, una variante de la más poderosa que tenia. A su lado llego a escuchar el sonido de un sable cortando el aire o eso le pareció.

No quiso prestar atención, pero en parte le generada cierta curiosidad, asomándose por un lado viendo a un joven de cabellos negros practicando con su mano como si de una espada se tratara. De un momento a otro se voltea buscando agua viéndose los 2 a los ojos sin decir mayor palabra.

- Hola. ¿Eres Tauro verdad? He odio que es un chico muy gigantón para ser tan chiquito. - Dice en modo de juego, pero el contrario no lo tomo como tal sintiéndose retraído. - ¿Qué pasa?

- Nada, nada. Ignórame. - Y se fue.

Shura quedo con la idea en la cabeza, no sabía que decir o hacer. Lo primero que busco fue hablar con el en su templo mas no lo encontró, yendo con el patriarca luego como última opción. Enterándose de lo que pasada por la mente del toro en su niñez.

Hizo lo mejor que se le ocurrió. Le mando una nota, aunque en griego no le quedada bien los hermanos Aioria y Aioros le ayudaban, con ese idioma se comunicaban todos por lo tanto pensé que lo entendía, y si no también le dejo el mensaje también en su lengua materna; el español.

"Lamento lo de hace rato, me llamo Shura, Saint de capricornio. ¿Cuántos años tienes? Casi no te visto aunque ya llevamos un tiempo aquí desde que nos vieron las Cloth. ¿Eres de Brasil verdad? Lamento si fue maleducado hace rato"

Al terminar de leer el Toro no supo como procesar bien todo, pero sonrió, inconscientemente sonrió. Sintiéndose enternecido por ese detalle. Las platicas siguieron entre los por los siguientes meses por medio de esas cartas. Al punto que se conocieron mejor que nunca, ganando la confianza del otro.

Pasaron los meses y ambos se separaron, los 12 Gold se separaron. Todos decidieron volver a sus lugares de entrenamiento los siguientes años, solo 4 se quedaron en el Santuario.

Las lágrimas de Shura se tornaron en su rostro al ver a su amigo traicionarlos, pero aun existía una duda, algo que no entendía pero solo lo ignoro. Terminando en una visita al patriarca que pronosticada una guerra los siguientes años.

Hablar con Tiago se sentía relajante para él. Ya había perdido a sus 2 amigos, pero aun confiada mucho en Aioria, Pase lo que pase.

Con los años se volvieron a ver, ya todos unos jóvenes, ya que aun no terminaban la mayoría de edad. Por lo visto Tiago se gano la confianza y amistad de Mu, mas no se olvido de su primer amigo.

- Vaya tiempo sin verte.

- No ha pasado mucho. - Contesto el toro parándose a su lado, arreglando su pelo en coleta. - Hace poco peleamos contra las bestias de Kronos, ¿lo olvidas?

- Jeje. Bueno en ese momento no lo pensé así, veo que superaste lo problemas de joven. Hoy estadas muy confiando. - Alago.

- Ha pasado mucho. He perdido toda esa desconfianza de mi niñez. Mas recuerdo con cariño esas cartas que me enviadas.

- Nunca logre que me salieras junto a los demás. De pequeño lo quise, que estemos jugando con los demás como jóvenes que éramos.

- ya paso eso. ¿Cómo está Aioria? Desde que lo trajimos no he sabido de él.

- Ya está bien, cansado pero bien. - Contesto el capricornio bajándose de donde estada para dar un paso al frente y voltear a su compañero. - ¿Crees que Aioros de verdad traiciono?

- No lo sé, pero me parece una pregunta rara viniendo del que se enorgullece de haberlo matado.

- No lo mate, la verdad. Solo ando muy inseguro con algo desde hace un tiempo. - El toro no dice nada, solo se queda pensando algo perturbado por lo dicho por su compañero. - No te pido que me entiendas pero... ¿Quieres ir a comer conmigo? Hace tiempo no veo a mi amigo.

- Jejeje. Bueno; Acepto. Aunque no nos veíamos mucho.

- Eso se puede arreglar.

- ¿me estas coqueteando?

- Jajaja... Uhmm. No lo se. Vamos.

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