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Tatuaje 63/ maratón 2

Mingyue caminó en dirección a la cocina. Debía ser realmente temprano para que tao no estuviera despierto aún. Bostezó y abrió la puerta. Todo estaba limpio y organizado. Definitivamente el lobo era sumamente organizado. Sin él realmente no hubiera podido llevar una casa tan grande con éxito.

Con pasos suaves se acercó a la estufa. Nunca la había prendido, pero había visto a Tao hacerlo anteriormente. A su lado estaba una vara plana grande de hierro con la que él lobo removía la leña. Se pasó la mano por su rostro levemente por encima de la cicatriz de su mejilla y sonrió levemente. Estaba decidido y lo haría.

En la habitación Tao se removió son poder moverse mucho. Abrió los ojos con pesadez. Estaba en medio de Xixi y Mingyi y estos enredaban sus piernas junto con las de él. Estaban completamente desnudos y el calor ya resultaba sofocantes. Supuestamente la noche la pasaría solo con Mingyi pero a mitad un lobo impaciente se les unió después de no aguantar escuchar los gemidos de ambos.

Se removió un poco e intentó levantarse, pero fue por gusto. Había un ligero olor a quemado y no sabía por qué.

-¿Ustedes prendieron fuego a algo?- preguntó restregándose los ojos sacudiendo un poco a los hermanos.

Estos gruñeron y se apretaron más hacia él.

-No nos hemos separado de ti amor- Xixi le dijo con voz grave en el oído.

-Si vamos a hacer travesuras las hacemos contigo en la cama- Mingyi se pegó más a él acercando su nariz el cuello de Tao-

El lobo mayor se quedó pensativo. Había apagado todo ayer. Las velas estaban hechas de tal forma que no pudieran quemar nada, entonces que podría ser. Hasta que el grito de su señor llamando a Mingyue lo hizo levantarse de golpe junto a los hermanos.

***

Yenhuo se mantuvo esperando a Mingyue por bastante tiempo. No se había vuelto a dormir desde que lo escuchó salir sobre todo porque sentía a través de su enlace que algo no estaba bien. Fue entonces que sintió un olor a quemado y un dolor inmenso en su mejilla que lo hizo gruñir.

Acto seguido abrió sus ojos y se levantó de la cama.

-Mingyue- solo pudo murmurar antes de salir corriendo en dirección a donde su instinto le indicaba.

El dolor en su mejilla iba disminuyendo, pero estaba seguro que no era lo mismo para su pareja. Sobre todo, porque reconocía que era en el mismo lugar donde Mingyue tenía aquella cicatriz. Y se estremeció. Esperaba que no hubiera hecho una locura.

Pero sus sospechas fueron aceptadas cuando entró en la cocina tirando la puerta y encontró al humano arrodillado en el suelo temblando, su mano sobre su mejilla que sangraba ligeramente, pero lo que estaba debajo se notaba que no era nada agradable. A su lado la vara de hierro aún estaba al rojo vivo.

-MINGYUE- corrió hacia él y se arrodilló a su lado. Con cuidado alzó su cabeza para encontrar su rostro bañado en lágrimas- ¿Qué hiciste? - le dijo con los dientes apretados.

Mingyue lo miró y a pesar del dolor sonrió levemente.

-Yo...quería deshacerme...de esto- jadeó ante el dolor provocado por el movimiento de sus músculos faciales.

Yenhuo apretó los labios. Por alguna razón comprendía por lo que lo había hecho, pero no era momento de regañarlo. Ahora tenía que curarlo. En eso la puerta fue abierta y Tao junto a los dos hermanos entraron.

-¿Qué pasó?- Tao corrió hacia ellos.

-Lo que ves- Yenhuo agarró a Mingyue y lo cargó en brazos- Tráeme agua para limpiar la herida y prepara algo para el dolor. Del resto me encargo yo- caminó rápido pasando por el costado de sus hermanos menores que aún estaban conmocionados.

-Ustedes dos no se queden ahí, ayúdenme- Yenhuo escuchó a Tao hablar, pero él ya iba en dirección a su habitación.

-Aguanta un poco cachorro- le besó la coronilla de su cabeza- Todo va a estar bien-

Mingyue aun sollozaba ligeramente contra su pecho, aunque realmente no le dolía tanto. El dolor tortuoso por el que ya había pasado había sido más del doble que esta vez. Solo que por alguna razón en los brazos de Yenhuo se sentía que no tenía que hacerte tanto el fuerte como aquellas veces.

***

Tao entró con una bandeja un poco más tarde. Llevaba una taza con una infusión fuerte para relajar y hacer dormir. Había mandado a sus parejas antes a que llevaran el agua y ahora la palangana se encontraba en el suelo con algunos paños con rastros de sangre. En la cama estaba sentado Yenhuo, Mingyue en sus piernas estaba tranquilo dejando que el lobo lamiera su mejilla. Sus ojos aún estaban con algunas lágrimas, pero no lloraba, más bien, no parecía que le doliera mucho.

-Está mejor- Tao dejó la bandeja sobre la mesita y comenzó a recoger y limpiar la palangana.

Yenhuo apartó su lengua de la piel casi cicatrizada de Mingyue y besó su mejilla.

-Si, está mejor- inspeccionó su trabajo. Ahora en vez del elaborado patrón quedaba una marca dispareja de una coloración clara. Increíblemente mucho mejor que aquel tatuaje que antes estaba allí.

-me alegra saberlo- Tao miró a Mingyue y se acercó restregándole la cabeza- ¿Por qué hiciste esa locura, niñato? Acaso quieres morir.

Mingyue sonrió levemente y dejó caer su cabeza sobre el hombro de su lobo. Estaba agotado. El dolor de la quemada, más la cura que le había dado Yenhuo y tener que soportar la lengua repasando la piel quemada como que le había drenado toda la energía.

-Yo...no quería ver más la expresión de Yenhuo, cada vez que miraba la herida- jadeó sintiéndose más aliviado- él decidió abandonar su pasado para empezar de nuevo. Yo también...creí que debía hacer algo-

Los brazos de Yenhuo lo envolvieron y besó su cabeza.

-Prométeme que no te harás daño de nuevo Ayue- la voz de Yenhuo sonaba tensa.

Tao frente a ellos simplemente comenzó a retroceder con la palangana en sus manos y cerró la puerta para darles intimidad.

-No puedo prometerte eso Yenhuo- dijo sinceramente Mingyue- Prometer algo así sería una mentira mía. Si tú estuvieras en peligro y tuviera que hacer algo para ayudarte lo haría-

-No lo hagas- gruñó Yenhuo.

-No te preocupes, si me pongo en peligro me aseguraré de no morir. ¿Así está mejor?-

Los brazos del lobo lo abrazaron aún más fuerte y enterró su nariz en su cabeza.

-En ese caso me aseguraré de no ponerme en peligro. Si te pierdo otra vez no sé qué podría hacer-

Mingyue comprendió sus palabras y besó el costado del cuello del lobo.

-No me perderás Yenhuo. Quiero vivir mucho tiempo contigo. Vivir cosas felices, formar una familia y después, mucho después morir juntos. Aunque no sé cuánto duran los lobos- se rió.

Yenhuo exhaló, aunque, aún estaba tenso.

-Pues estaremos mucho, mucho tiempo juntos, porque los lobos vivimos más de lo que te puedas imaginar- le alzó la cabeza y lo besó.

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