Tatuaje 62 maratón
-¿Y bien? ¿ustedes ya se arreglaron completamente? - Xixi los miró con aburrimiento- Son tres años separados, dos días dándose duro, si después de esto me dicen que aún están molestos el uno con el otro soy yo el que los encierro de nuevo y los hago arreglarse- masticó un pedazo de carne- Saben lo difícil que es venir de un lado a otro solo para ver a nuestro Tao y además tener que aguantar el carácter de nuestro hermano mayor 24 por 24. Ayyyy, Tao no me golpees, es la pura verdad-
-No te metas donde no te llaman- Tao lo reprendió.
-Pero si lo estoy haciendo por nosotros también- murmuró con un puchero. A su lado su hermano le frotó la cabeza donde había recibido el golpea dándole indicar a que estaba de acuerdo con él pero que no hablaría, capaz que le quitaran la diversión que esperaba esa noche.
Mingyue frente a ellos bajó la cabeza con un sonrojo. Si, habían pasado tres años, pero aún se avergonzaba con algunas cosas. En tan poco tiempo se cambiaba, pero había cosas que se mantenían igual.
-Nosotros estamos en proceso de llevarnos bien nuevamente- dijo bajito tomando su taza y bebiendo.
Los tres lobos frente a él lo enfocaron.
-Hay muchas cosas que tenemos que aprender el uno del otro, así que vamos suave. Tenemos tiempo para eso- concluyó Yenhuo a su lado dándoles a indicar que sí, estaban juntos nuevamente pero no con la misma intensidad desbordante del inicio, sino más pausadamente, de esa forma no se volverían a hacer tanto daño.
-Pero igual tienen sexo como perros en celo- concluyó Xixi teniendo que pararse rápido y ponerse del otro lado de su hermano esquivando a Tao.
-Y eso que tiene que ver- Yenhuo le sirvió vegetales a su pareja- Podemos hacer el amor y entendernos poco a poco. El sexo es parte importante de una relación, pero no lo es todo-
-Oooohhhhh- Mingyi sonrió- Hermano mayor también ha madurado- se carcajeó levemente- Cuando llegamos al punto en que separamos el sexo de las demás cuestiones como que la cosa puede subir de nivel-
-Aunque nosotros solo pensamos en sexo la mayor parte del tiempo ¿verdad Tao?-
-Ustedes- una vena palpitó en el costado del rostro del nombrado- Piérdanse de una buena vez- les gritó.
-Pero hermano mayor va a estar aquí de nuevo, no tenemos por qué irnos- Xixi protestó aun detrás de su hermano.
Yenhuo alzó una ceja ante esto.
-Padre y madre de seguro querrán verlos. Se escaparon la última vez-
Los dos hermanos lo miraron con los ojos muy abiertos y sonrieron incómodos.
-Vamos hermano, no digas eso. Nosotros estamos aquí contigo ayudando ¿verdad? No nos mandarás al matadero ¿verdad?-
Yenhuo se llevó a la boca un pedazo de carne y no habló. Los dos hermanos solo pudieron sudor frío. Solo les quedaba contar con Tao, pero al parecer este estaba como siempre del lado de su señor. En esta estaba solos y sus padres molestos no eran nada agradables.
***
Yenhuo cerró la puerta de su habitación y exhaló. No estaba agotado, prácticamente no había hecho nada en el día que no fuera estar con su pareja, mimarlo, conversar, quitarse un peso de encima y bañarlo como ahora que lo esperaba en la cama secándose el cabello. Se giró y lo miró.
Las cicatrices en la piel de Mingyue se habían difuminado bastante. El tono oscuro de las marcas se había aclarado lo suficiente para pasar desapercibidas sino la enfocabas demasiado, al parecer debido a que su enlace con él ya tenía tiempo y el de su hermano se había debilitado, que era la sangre dentro de las heridas la que le daba ese color oscuro. Pero aun así estaba algo preocupado. Estaba seguro que este volvería en algún momento por lo que debía cuidar a Mingyue lo más que pudiera.
No dejaría que le hiciera nuevamente daño a su cachorro.
-Yenhuo- Mingyue lo llamó desde la cama dejando la toalla a un lado aunque su cabello estaba medianamente seco pero hecho una maraña desordenada- ¿Ocurre algo?-
Yenhuo sonrió ligeramente destensando los músculos de su rostro.
-Nada cachorro, solo pensando que debo cuidarte más- no diría más mentiras. Se acercó a él y le acunó su mejilla donde descansaba la cicatriz y la repasó con el pulgar- Sé que te molestaría si lo ocultara por lo que creo que es mejor decirte-
Mingyue sonrió y besó la palma que lo tocaba. Eso es lo que él quería. Confianza. Sabía que era muy difícil para su pareja ser tan abierto, pero que lo hiciera sin presión lo hizo sentirse querido.
-¿Qué pasa?- casi ronroneó contra él. Tener a su pareja cerca realmente era genial.
-Estoy preocupado por mi hermano. Porque el venga a buscarte de nuevo-
Mingyue abrió los ojos lentamente como si tuviera sueño. Que lo tenía realmente. No había dormido mucho en los dos días que habían pasado más tiempo teniendo sexo que otra cosa. Y como que solo podía dormir verdaderamente con el olor de su pareja, estaba entrando en trance.
-Si él viene solo tenemos que enfrentarnos a él- bostezó- Esta vez hagámoslo juntos, ¿sí?-
Yenhuo inclinó la cabeza y miró al chico que casi estaba haciendo un esfuerzo para no quedarse dormido. Se inclinó y lo recargó contra él abrazándolo.
-Está bien Ayue, esta vez hagámoslo juntos- besó el cuello de su pareja.
-Gracias Yenhuo- y acto seguido cerro sus ojos y cayó rendido.
Yenhuo lo abrazó aún más hacia él. Estaba feliz y esta vez el peso de sus hombros se liberó completamente. Decirle las cosas a su compañero resultó más fácil de lo que imaginó, si hubiera sabido eso desde el principio quizás no hubieran llegado a esa situación. Pero no había mal que por bien no viniera. Ahora podían luchar hombro con hombro.
Besó la frente del chico y lo recostó en la cama. No se movió de la cama, pero no se acostó. Tenía algunas cosas en las que pensar. Acarició el rostro de Mingyue. Habían pasado tres años, pero aun así seguía siendo tan hermoso como el primer día. Y realmente lo amaba.
***
Mingyue fue el primero en abrir los ojos cuando amaneció. Una rutina en su vida, solo con la diferencia que había dormido plácidamente como no lo hacía en años. Se notaba que el lobo estaba a su lado. Su pesado brazo rodeaba su cintura, así como el otro había servido de almohada para él y se había sentido de maravilla despertar así.
Se incorporó y sonrió. Sus manos acariciaron el rostro del lobo quitando los cabellos que se encontraban allí. A pesar de las dificultades ese tiempo separados al parecer había dado frutos. No sentía la tensión dentro de su pareja como al inicio ni tenía el ceño fruncido como siempre. Y eso era relajante para ambos.
Había visto como el lobo había mirado la herida en su rostro la noche anterior. Y él lo comprendía. Cada vez que se miraba al espejo podía recordar cada cosa que les había pasado y eso era destructivo. Porque esa cicatriz era notoria, aún más que las del resto de su cuerpo. Y entonces fue cuando lo decidió.
Intentó levantarse, pero el brazo del lobo no se lo permitió apretándolo un poco más hacia él.
-¿A dónde vas?- preguntó sin abrir los ojos y la voz grave.
Mingyue sonrió y le acarició la cabeza.
-Tengo que hacer algo- y sabía que eso que haría le iba a doler pero era un bien para ambos.
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