Tatuaje 57
Si ves este primero ve al anterior que hice actualización doble
Los tres primeros meses Mingyue no salió de la casa. Aún permanecía el miedo de ser atacado por Yino otra vez aunque lo disimulaba como podía. Aun así no engañaba a Tao que no le quitaba la mirada de encima.
A pesar de la situación el chico aprendió a dormir tras una fuerte infusión, que Tao se quedara a un lado de la cama y abrazando una de las grandes túnicas de Yenhuo. Fue un proceso difícil pero gracias a eso logró una rutina diaria que lo hacía ser más productivo.
Al cuarto mes sus cicatrices ya se habían aclarado bastante y con algunos tratamientos que su acompañante le traía de vez en vez, la marca en su cara ya no era tan notoria. Aun así usaba maquillaje en esa zona cuando se decidió salir por primera vez después de todo el tiempo en la casa.
El fulgor por buscar el mapa no era tan intenso como el primer día, aun así toavía mantenía la guardia en alto.
Lo primero que hizo fue buscar un trabajo. Tao le había dicho que no hacía falta el dinero pero ese no era el objetivo de vivir solo. Quería ser independiente o este proceso sería vano en algunos puntos.
No fue fácil. No podía hacer trabajos rudos dado su continuación y sus manos delicadas y en otras partes necesitaban algunas cualidades que él no poseía. Pero después de buscar mucho llegó a un lugar que definitivamente estaba hecho para él.
Si hubiera sabido que había una librería de ese tamaño allí no hubiera dado tanta vuelta. Y dada su capacidad de poder restaurar libros de memoria, así como de trascribirlos para tener más ejemplares para vender. Al principio fue uno que otro libro, pero cuando el dueño d ela librería notó el cambio que dio la demanda en su tienda aumentó la cantidad de trabajos. Y pronto el chico tuvo tantos encargos que definitivamente no tendría que preocuparse por el dinero en un buen tiempo.
Para cuando se cumplieron tres años de la separación, Mingyue era bien solicitado. No solo por la librería por donde empezó, sino por otras que venían desde lejos a que les transcribiera diversos libros y aumentarlos números de ejemplares en su tienda, dada la rapidez y eficacia con la que entregaba sus trabajos.
Y no solo se dedicó a ese trabajo en el que nunca pensó que sería bueno y que le gustaba. Sino que aprovechó en escribir su propio libro por idea de Tao. Él era bueno escribiendo y su letra era armoniosa y hermosa. Quizás si hacía un libro propio podría ser un escritor de renombre. Después de todo, las historias de romance eran muy cotizadas en aquella época sobre todo por las mujeres de familia, alta alcurnia y cortesanas que añoraban un amor fantasioso.
Al principio se había negado pro una vez que entró en el que fue el estudio de Yenhuo y encontró la pluma que le había prestado no pudo evitarlo y simplemente las palabras nacieron de su mano.
***
Esa tarde Mingyue estaba sentado en el borde de uno de los pasillos de la inmensa casa. A lo lejos comenzaba el atardecer y los colores danzaban en el cielo. Movió sus pies de adelante hacia detrás sumido en sus pensamientos. Habían pasado tres años pero su cuerpo apenas había cambiado mucho.
Al menos su piel se había puesto más suave ante la insistencia de Tao de cuidarla por lo delicada que era y su cabello lo mantenía a la altura de la cintura. Pero de ahí mantenía su mismo aspecto. Pero él si había cambiado y mucho.
Ya no era el mismo chico miedoso y dependiente de hacía años atrás.
En ese tiempo había pensado y mucho. Había madurado no solo mediante el trabajo sino también a través de las decisiones que había tomado. Al comprarse sus propias cosas, de tratar con sus clientes, de saber que quería hacer al otro día. Incluso le había dicho a Tao que podía volver con los hermanos pro este se había negado. No pudo decirle mucho, Tao acostumbraba a cuidarlo mucho y al parecer se había acostumbrado. También sabía que estaba el riesgo de que Yino volviera.
No lo iba a negar. No todo había sido bueno en ese tiempo. El primer mes fue el más doloroso, con su cuerpo ansiando a su pareja. Fue duro sobre todo aceptar la realidad que él mismo había pedido, pero tres años después estaba seguro que había sido un paso para bien.
Se sentía bien y feliz consigo mismo. Se poder caminar por sus medios y de poder complementar a alguien. Le gustaba su trabajo, había podido mejorar bastante con su insomnio. Había aprendido a confiar y a leer el ambiente por si había algo que no fuera bueno.
Tres años que habían hecho dar un giro en su vida y lo habían convertido en una persona más madura y orgullosa de sí misma. Y era una sensación agradable.
Solo faltaba una cosa para que su felicidad fuera completa y esperaba que este tiempo también hubiera influido de forma positiva en él.
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