Tatuaje 50
Yenhuo se detuvo delante de la puerta de la habitación. Después de una larga discusión mental con él mismo puso en control sus emociones y aplacó su carácter. Mingyue era un humano y era su pareja. Nunca se había sentado a preguntarle realmente que quería.
Conocía muy pocas cosas de él, que le gustaba leer, no le había regalado la biblioteca de su casa por gusto, pero y lo demás. No sabía su color o su comida favorita. De qué lado de la cama le gusta dormir. Si tenía pesadillas en las noches que dormía solo. Era como Mingyue le había dicho y eso lo golpeó muy duro cuando lo analizo. ¿Lo había hecho su pareja solamente para tener sexo?
Claro que no. Una pareja era la mitad de su ser, de su lobo, de su naturaleza. Mingyue era la única persona que lo había logrado tranquilizar aquella vez en el bosque cuando fueron atacados. Su voz lo había traído de vuelta de la sed de sangre. Quería a Mingyue y mucho más de lo que era capaz de reconocer.
No solo porque era tranquilo, había algo más que hacía que sintiera mariposa en el estómago cada vez que el chico sonreía muy escasas veces. Debía conocerlo, para eso era necesario sentarse a conversar tranquilamente. Aunque no sabía si él sería capaz de liberarse de sus fantasmas.
Resopló, quedarse de ese lado de la puerta no resolvería nada. Sentía la angustia del chico por el lazo entre ellos y eso lo ponía muy mal. Abrió la puerta con más confianza buscando al chico con más ansias de las que deseo, pero no lo encontró en la cama. Frunció el ceño y caminó rápido por la habitación en dirección al baño.
-¿Mingyue?- se preguntaba si estaba bien pues su olor provenía del allí pero había otro con un deje metálico.
Sangre.
Era sangre. Acaso...
-Mingyue- casi gritó.
Entró rápido corriendo la gruesa cortina para encontrarse a Mingyue sentado en el borde del gran estanque humeando rodeado de piedras. No tenía nada puesto más la espesa bruma que ocultaba su figura desnuda. Pero el color rojo de la sangre bajando por la parte de atrás de su espalda era visible desde donde estaba Yenhuo.
El lobo corrió y le agarró la mano del su pareja, que enterraba sus uñas en la piel, específicamente donde descansaba la vieja marca de su mano. Y tiró con demasiada fuerza haciendo que se levantara con fuerza quedando frente a él aturdido.
Los ojos de Mingyue tomaron un tiempo considerable entre lo que se enfocaban y que comenzaba a pestañear. Era como si hubiera entrado en trance nuevamente.
Yenhuo sabía que no era bueno dejarlo solo. Miró las uñas manchadas de sangre, el olor penetró en su nariz y gruñó. Mingyue bajó la cabeza y lo evitó.
-Suéltame- dijo en voz baja mordiendo su labio inferior- Me estás lastimando-
-Te estabas lastimando tú mismo- Yenhuo sentía que había algo que no estaba bien. Algo lo tenía incómodo e inconscientemente apretó más la muñeca delgada entre sus dedos de forma posesiva sin esperar que los huesos crujieran debajo.
Con el sonido y el gemido de dolor de Mingyue el lobo reaccionó volviendo a sus sentidos y lo soltó. Mingyue retrocedió apretando la mane herida contra su pecho. Sus hombros estaban encorvados y temblaban ligeramente. Gotas de sangre se perdían en la superficie del estanque.
El lobo cerró los ojos y suspiró.
-Mingyue, hablemos- dijo con voz grave.
El chico siguió retrocediendo.
-Para que, para que me sigas engatusando en un burbuja de cristal- frunció el ceño sin aun enfocar al lobo- Estoy cansado de ser usado una y otra vez y que piensen que soy un inútil- llevó su mano nuevamente hacia su espalda y volvió a enterrarse las uñas en aquella zona que latía y dolía.
Yenhuo no dijo nada pero comenzó a quitarse la ropa rápidamente y se metió en el agua en dirección al humano. Este al darse cuenta comenzó a retroceder para poner distancia pero fue agarrado del antebrazo y tirado hacia el pecho fuerte de Yenhuo.
Mingyue se retorció para separarse pero el brazo del lobo se aferró duramente contra su cintura.
-Quieto- le exigió en voz baja pero firme- Si te sigues moviendo te vas a hacer daño-
Mingyue apretó los labios con impotencia pero relajó su cuerpo. La voz del lobo, así como su olor, de alguna forma estaba haciendo que se sintiera como si fuera gelatina y la molestia y la tensión que lo estaba atacando antes comenzó a difuminarse.
-Así está mejor- Yenhuo recargó el peso del chico contra el suyo y lo dobló un poco para inclinarse repasando las heridas en su espalda.
-Son profundas- repasó con un dedo del borde de una sin tocarla.
-Siento haber dañado tu mapa- el tono de Mingyue fue exceptivo a pesar de haberlo dicho casi en un murmullo.
Ante esas palabras Yenhuo lo agarró de los hombros y lo hombros e hizo que lo mirar directamente al rostro.
-Deja de ser así-
-Así como- había lágrimas en la comisura de los ojos del chico- Acaso no es lo que te importa, el mapa en mi cuerpo-
Los ojos de Yenhuo se abrieron ligeramente.
-Es verdad, me interesa el mapa- sintió como el cuerpo de Mingyue temblaba ligeramente pero apretó su agarre cuando este intentó retirarse otra vez. Si inclinó y puso su frente contra la de él- Pero me importas más tú-
Mingyue se congeló. Su mirada se encontró con la del lobo, las lágrimas corrieron silenciosa por sus mejillas. Quería decir que mentía, pero las palabras no salían de su boca. Si las dijera lo poco que tenían, podía derrumbarse.
Yenhuo lo soltó y sus manos acunaron las mejillas rosadas de su pareja limpiando con sus pulgares las lágrimas.
-Tú me importas Mingyue, no porque tengas ese mapa en tu cuerpo. Eres mi pareja. Los lobos no nos enlazamos de por vida por gusto-
Yenhuo no era de los que podía hablar tan fácilmente de sus sentimientos, prefería ser alguien reservado. Para eso estaba el lazo, para que el otro sitiera lo que cruzaba por la mente de su pareja, pero Mingyue era humano. A menos que le dijera lo que pensaba no se enteraría.
El chico apretó sus puños hasta que le dolió. Quería aceptar las palabras del lobo, pero y si...y si...y si volvía a ser engañado otra vez y tratado como antes. Era agotador despertar pensando que pasaría si no lo necesitaban. Y aun cuando Yenhuo le había dicho que la marca en su nuca los uniría por mucho tiempo, él sería capaz de soportar ser tratado como un inútil esperando con las piernas abiertas cada vez que el lobo quisiera.
Volver a ser enjaulado una vez que había volado un poco era doloroso.
El brazo de Yenhuo se envolvió alrededor de su cuello y lo apretó contra él.
-No pienses mucho cachorro- besó la coronilla de su cabeza- Hoy solo me sorprendiste con lo que hiciste, por eso reaccioné así. Te vez tan delicado que pensé que correrías grave peligro- acarició su espalda.
-No soy delicado- Mingyue protestó contra su pecho.
Yenhuo no pudo evitar sonreír.
-Tienes razón. No eres delicado, si lo fueras no hubieras podido llegar hasta mi casa desde la tuya en tu condición, ni aguantar cuando tuvimos sexo-
Un silencio se estacionó entre ellos los minutos que siguieron después. La mano del lobo estaba sobre la herida minimizando la salida de sangre. Pero no quería romper el ambiente o creía que podía ser rechazado nuevamente. La bruma envolvía sus cuerpos desnudos. EL agua caliente ya tenía la piel de Mingyue sonrojada de la cadera hacia abajo.
-Déjame curarte la herida y debes salir ya de aquí- el mayor pasó la mano por el muslo delgado, su piel era demasiado sensible.
Mingyue esta vez no lo rechazó. Había dejado de llorar, sus ojos estaban hinchados pero al menos su expresión era más calmada. Eso era bueno. Yenhuo se inclinó y lo cargó en brazos para volver a la orilla donde se sentó sobre las piedras dejándolo a él sobre su regazo.
Lo giró para que le diera la espalda y examinó la herida y antes de que Mingyue pudiera protestar por algo más pasó su lengua por esa zona. El cuerpo más pequeño quiso apartarse gimiendo de dolor pero el brazo del lobo alrededor de su cintura se lo impidió.
-Tranquilo, déjame curarte- y retomó su tarea.
Mingyue llevó su mano a la boca conteniendo los gemidos que le provocaba la lengua cálida sobre su piel. Era una sensación incómoda, algo dolorosa. No recordaba cómo era que se la había hecho. Solo era consciente de que Yenhuo se había molestado bastante porque de alguna forma se la estaba haciendo.
Su cabeza en ese momento era un total caos y estaba realmente cansado. Pensar era agotador, confiar aún más. Por el momento dejaría que Yenhuo hiciera lo que estaba haciendo en ese momento, ya después de dormir un poco y despejar su mente quizás podría ver las cosas desde otra perspectiva, pues su pecho se apretaba cuando se imaginaba alejándose de Yenhuo, por muy molesto que estuviera con él.
¿Era el lazo? No, no solo era el lazo y era consciente de ello.
Una vez que el lobo terminó de pasar la lengua por sus heridas y estas comenzaron a cerrarse limpiamente lo volvió hacia él y lo envolvió entre sus brazos. Así era mejor, prefería que Mingyue estuviera así, allí donde él pudiera saber que estaba a salvo a su lado que rechazándolo.
-Yenhuo- la voz del humano resonó contra su pecho.
-¿Qué cachorro?- besó su frente, olía tan bien.
-¿Puedes hablarme...de tu ...pasado?- Mingyue quiso saber sobre este, quizás de esa forma sería capaz de saber porque el lobo era de esa forma y además, siempre había tenido duda de esa persona antes que él.
Pero no se esperó que el cuerpo que lo abrazada se tensara marcadamente y un gruñido saliera del lobo.
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