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Tatuaje 47

Tanto Mingyi como Xixi sabía  que había ocurrido dentro del carruaje. Sobre todo porque cuando se detuvieron a descansar y comer algo a mitad del viaje Mingyue no se hizo visible y la mirada de Yenhuo les decía que ningún comentario al respecto. Pero era lindo ver al cuñado avergonzado y todo rojo así que decidieron que lo molestaría un poco cuando llegaran a su destino y su hermano mayor lo soltara.

Pero no tuvieron la oportunidad. Una vez en la puerta de la posada que Tao se había adelantado a reservarles, Yenhuo salió llevando a Mingyue sobre su hombro y se perdieron en el interior.
-Wow, hermano mayor está bastante caliente últimamente- Xixi soltó, bajando de su caballo.

-Bueno, es que el cuñado no está mal del todo y su inocencia como que hace que nuestro lobo interno se descontrole. Lástima que no lo sabe porque si no tendría a hermano mayor comiendo de su mano- Mingyi lo copió pero bajando del carruaje que era el que lo llevaba en ese momento.

-Creo que te equivocas- Xixi le palmeó el hombro- Acaso no has notado como huele el cuñado. Hermano mayor lo tiene marcado por todas partes. Huele asquerosamente a él y además viste como lo trató durante el festival. Si el cuñado le pide que se tire de un puente, créeme que de seguro lo hace-

-¿De qué hablan?- Tao se acercó a ellos. Los había dejado de vigilar desde hacía una hora que se había adelantado.

Los dos lobos se giraron hacia él y lo abrazaron cogiéndolo con las defensas bajas y le besaron cada mejilla. Tao retrocedió sacudiéndose de su agarre y gruñéndolos.

-Tao también es lindo, pero serías mejor si fuera un poco más sumiso- Xixi hizo un puchero.

Una vena palpito en la sien de Tao.

-Ustedes lo que deben hacer es mover el culo y guardar los caballos en el establo y aparcar el carruaje- les dio la espalda- Y apúrense, ya es casi la hora de la cena- y también entró.

Los dos lobos suspiraron para después reír.

-Ese Tao sí que es tierno- Mingyi se frotó la nariz sonrojado- Hermano, que crees si nos metemos en su cuarto esta noche-

A Xixi le brillaron los ojos.

-Eres un genio. Él estará tan cansado que no pondrá resistencia. De eso estoy seguro-

Ambos chocaron sus manos y llevaron rápido los caballos para guardarlos. Mientras antes llegara la hora de supuestamente dormir mejor.

Buscaron a Tao dentro de la posada. Era un lugar amplio y de bastante nivel. Nadie pensaría buscar a Mingyue en un lugar así ya que la mayoría de las personas detrás de él era bandidos o que deseaban el dinero de la recompensa o tras venganza. Lo encontraron sentado en una mesa verificando que los criados pusieran todos los platos que habían pedido.

-Tao- Xixi le pasó el brazo por encima del hombro y las rodillas del lobo casi se doblaron ante el pesado miembro- Ey, Tao, estás bien- le dio tiempo a reaccionar y sujetarlo.

Este suspiró y se restregó la frente, su rostro estaba un poco pálido. Se notaba cansado.

-Oye creo que es mejor que descanses después de comer- Mingyi se acercó y sus palabras no tenían una segunda connotación. Pasó su mano por la mejilla del lobo. El fuego en su interior se había apagado siendo reemplazado por la preocupación.

-Estoy bien- Tao se enderezó recomponiéndose. Siempre se hacía el fuerte- No he dormido desde que inicio el viaje. Ustedes dos siéntense, iré a avisarle al señor Yenhuo-

Y antes de que los dos hermanos le dijeran que no fuera dado que ya sabían en que estaba su hermano mayor, ya Tao se había ido.

-A hermano no le gustará que lo interrumpan mientras se come al cuñado- Mingyi se mordió el dedo-¿Crees que Tao esté bien?-

Xixi alzó los hombros.

-Me preocupa más en el estado que esté el cuñado ahora mismo- una sonrisa maliciosa apareció en sus labios- Hermano mayor parecía ansioso-

Tao sintió un escalofrío recorrer su espalda pero eso no lo detuvo y caminó hacia la puerta del cuarto alquilado para la pareja. Se encontraba al final y bastante privado para que ellos tuvieran la suficiente intimidad dada su unión completa. Lo que no se imaginó era que lo estuvieran haciendo nada más llegar. El olor que salía por las rendijas de la puerta era bastante fuerte.

Tragó en seco y se arriesgó. Su deber era cuidar de la salud de su señor.

-Señor Yenhuo- dijo tocando una vez con sus nudillos.

-Vete- se escuchó un gruñido del otro lado de la puerta y eso fue suficiente advertencia para él. Se fue al momento.

Dentro Yenhuo miró a la puerta asegurándose que estaban nuevamente solos y miró la cabeza del chico. El parte superior del cuerpo de Mingyi estaba recostado sobre la mesa mientras sus rodillas lo mantenían en su lugar. La cadera del lobo golpeaba sus muslos una y otra vez haciendo que la penetración fuera profunda y certera.

-Ya se fue, no estés tenso-

Yenhuo volvió a bajar la cabeza y lamió la marca en su cuello y corrió al tela de la túnica a medio poner hacia abajo dejando sus hombros al descubierto y los mordió. Apenas habían entrado lo había besado, aflojado la ropa, arrodillado delante de la mesa baja e inclinado su cuerpo hacia adelante mientras preparaba su agujero que no se resistió mucho.

Tener el lazo completo era una ventaja. Sus cuerpos se complacían sin esfuerzo y estar dentro de él, esta vez no fue doloroso ni incómodo para el menor.

Mingyue, bajo él, gemía contra la mesa. Su cuerpo se estremecía cada vez que su próstata era rozada violentamente.

-¿Te gusta?- Yenhuo lamió su oreja- Me estás apretando mucho-

Mingyue alzó la cabeza con los ojos humedecidos buscando los labios del lobo que no se los negó. Y así se dejó consumir en un placer que nunca pensó que sentiría en sus brazos hasta que el orgasmos lo asaltado  y fue anudado por el lobo. Se sentía tan lleno y satisfecho que no pudo evitar sumergirse en la oscuridad con deleite.

-Mío- fue lo último que escuchó antes de que su respiración se volviera pausada.

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Mingyi y Xixi tenían una expresión que daba miedo en sus rostros. Y Yenhuo no tenía mucha paciencia para tratar con ellos.

-¿Qué demonios pasó entre ustedes?- cruzó los brazos sobre su pecho.

Apenas era el mediodía pero las calles estaban repletas de gente. Todos ellos habían salido hacia la ubicación del mapa y ahora esperaban delante del templo, donde supuestamente estaba algo especial. Mingyue se mantenía al lado de Yenhuo tranquilo aunque pegaba su cuerpo al de él solo para sentirse más protegido.

-Hermano mayor, Tao ayer cerró la puerta y no nos dejó pasar- protestó Xixi- Y eso que queríamos hacerle sentir bien-

Recibió un golpetazo en su cabeza por parte de Tao.

-Por eso mismo fue que la cerré. Acaso crees que no los conozco. Malditos lobos pubertos-

-Pero Tao-

-Cállense de una buena vez- Yenhuo suspiró- Tao que has averiguado de este lugar. Debe haber una razón por la que el mapa haya marcado este lugar-

Tao asintió con la cabeza.

-He descubierto que en este lugar hay un rumor de que existe una daga con la capacidad de cumplir tus deseos. Aunque hay muchas personas escépticas respeto a esto-

-¿Una daga?- Yenhuo se quedó pensativo- ¿Por qué una daga? No importa. Si estamos aquí debe ser por eso. Debemos entrar-

-Señor Yenhuo hay un problema con eso- las miradas de todos cayeron sobre él- El templó está santificado. Solo los humanos pueden entrar-

-Nos la jugaron en grande esta vez- gruñó Mingyi.

Un silencia se hizo entre ellos penando en alguna forma  de entrar.

-Yo...puedo hacerlo- Mingyue se propuso. Después de todo, el único humano del grupo era él.

-No. Tú te quedas aquí- Yenhuo ni siquiera lo miró.

-Lo siento cuñado- Xixi le sonrió- Pero te trajimos porque pensamos que podrías correr peligro solo, ya que eres un simple humano, pero no tenemos la intención de que participes. Podrías quebrarte fácilmente. Déjanos todo esto a nosotros-

Mingyue se quedó un momento en silencio procesando todo lo que le habían dicho para fruncir los labios. Ahí estaban otra vez. Dejándole de lado sin preguntar su opinión. Como si el no tuviera nada que ver en aquel asunto.

Si, era un simple humano. Pero no por algo era la especie que más había podido evolucionar. Podría ser débil y haberse criado en una urna de cristal, pero no estúpido ni se quebraría o sino no estuviera vivo en ese momento.

Además, él sabía bastantes cosas. Su cerebro era prodigioso y contenía bastante información y como se debían realizar ciertas acciones. Eso incluía cómo comportarse dentro de un templo, donde se ponían las reliquias y como podía salir sin ser descubierto.

Y no sería la primera vez que se encontrara con un abad. Solían visitar su familia muy seguido por lo que conocía el protocolo. Por lo que la persona correcta para entrar en aquel lugar y obtener la supuesta daga divina era precisamente él.

Esa fue la primera vez que Mingyue estuvo realmente molesto con su pareja. No era que simplemente l dejara en la ignorancia, es que ahora ni siquiera lo dejaba hacer algo. Y él no era solo un juguete para ser follado cada vez que este quisiera.

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