Tatuaje 45
Yenhuo terminó de acomodar el cabello de su pareja mientras sus hermanos cargaban las últimas cosas en el modesto carruaje con el que atravesarían la ciudad para llegar al primer punto. El viaje sería más rápido en sus formas originales pero no querían llamar la atención.
Además, Yenhuo tenía un mal presentimiento si dejaba a Mingyue en la casa, supuestamente más seguro. Por alguna razón pensaba que era mejor que fuera con ellos dado los últimos episodios de pérdida de conciencia.
Ajustó la cinta del cabello dejando los mechones correspondientes del lado del rostro y besó su otra mejilla. Mingyue sonrió ante este acto. Después del lazo Yenhuo estaba mucho más afectivo con él y era gratificante. No tenía que añorar el contacto dado el estado de su piel. El lobo lo había aceptado en su totalidad.
-Ya nos podemos ir- Mingyi se limpió el sudor de su frente- Recogimos todo lo necesario-
Yenhuo asintió y agarró al humano de la mano llevándolo hacia el pequeño carruaje donde cabrían dos personas sino fuera porque uno de ellos casi ocupaba el espacio de dos. Una vez dentro se sentaron en los cojines uno frente al otro y el mayor bajo las gruesas cortinas. Tao se encargó de dirigir el caballo mientras los dos hermanos cada uno iban en su propio caballo, algunos pasos más adelante. Y así comenzaron el viaje.
Uno del cual no sabían que esperar.
Debían haber pasado más de tres horas. Mingyue sentía que su cuerpo estaba empapado en sudor. La temperatura de la tarde estaba aumentando cada vez más y dentro del carruaje, a pesar de ser bastante casi todo de madera estratégicamente para no mantener el calor dentro, parecía un horno.
Jadeando ligeramente abrió ligeramente su túnica para que la brisa de la ventana trasera lo refrescara un poco. Las gotas de sudor adornaban su cuello y secó su frente con la manga.
-Bebe- Yenhuo le ofreció la cantimplora de agua al notar el estado del humano. Por su parte él estaba realmente bien, podía controlar fácilmente su temperatura por lo que el calor no le afectaba. Eso era otro de los defectos del cuerpo humano.
Mingyue agarró el contenedor y dio un gran sorbo de agua dejando que el líquido lo refrescara soltando un suspiro de alivio. Su garganta se refrescó al momento pero no fue suficiente.
-Ven- Yenhuo lo agarró de la mano y lo atrajo hacia él notando su estado.
Metió sus dedos entre la tela del menor y la fue abriendo poco a poco dejando la piel del torso desprovista. Las túnicas se desplazaron por sus brazos. No estaba muy preocupado que el cuerpo de su pareja estuviera tan expuesto. Estaban en una zona rural del interior de la ciudad por lo que no había nadie por los alrededores.
Rodeó la cintura de Mingyue y lo pegó a su cuerpo acomodándolo de forma que sus pechos estuvieran juntos.
-Mi piel está fresca, te ayudará a nivelar tu temperatura-
Mingyue lo miró con los ojos brillosos y enterró su cabeza en el hueco de su cuello aspirando el delicioso olor del lobo restregándose contra él. Ahora estaba más cómodo que antes. Gimió ligeramente contra la piel fría. Tenía razón. El calor de su cuerpo rápidamente lo abandonó.
-¿Yenhuo, estás seguro de esto?- desde la noche anterior el chico se estaba preguntando eso- No quiero parecer pesado pero estás muy tenso desde ayer-
-No tienes que preocuparte por eso- besó la coronilla de su cabeza
Mingyue apretó sus labios. A pesar de que Yenhuo lo cuidaba siempre lo dejaba al margen. No le decía nada y a pesar de que ahora eran pareja no le había dicho a quien buscaba exactamente. Mingyue no sabía su verdadera utilidad para el lobo. Eso lo frustraba y mucho.
Pero no lo presionaría. No creía que fuera correcto. Al final estaba seguro que en primera no le diría nada y en segundo podía hasta rechazarlo.
Otra vez con aquellos pensamientos. Abrazó el cuerpo del mayor. Sabía que no lo dejaría pero aun así su mundo había cambiado tanto que no podía dejar de sentirse inseguro. Apartando los pensamientos de su mente cerró los ojos. No tenía sueño pero así al menos no se arriesgaba a abrir su boca erróneamente y molestarlo. Yenhuo después de todo no era alguien caracterizado por tener mucha paciencia.
Lo sintió a removerse debajo de él minutos más tarde. El brazo en su cintura lo apretaba con más fuerza. Abrió los ojos de golpe.
-¿Qué ocurre?- lo miró curioso.
El rostro de Yenhuo tenía una expresión complicada.
-Creo que realmente no debí haberte detenido cuando me estabas provocando ayer en la noche- dijo sinceramente.
-Yo no te estaba provocando- refunfuñó el menor con un puchero recordando cómo, antes las caricias que le propinaba casi había molido su trasero contra la entrepierna de él. Fue entonces que sintió el bulto que se formaba contra su estómago. Un marcado sonrojo se formó en sus mejillas- ¿Yenhuo eso?-
-Lo siento mucho cachorro pero como que he estado a dieta de sexo desde que te mordí por primera vez y ahora que te reclamé como mi pareja esa frustración está saliendo. Una sola vez no es suficiente- le sonrió ligeramente dejando a la vista sus peligrosos colmillos. Inclusos sus ojos se tornaron ligeramente dorados- Pero tranquilo, creo que podré aguantar hasta que lleguemos a una posada-
Decía eso pero no lo creía. Tenía a Mingyue sobre sus muslos, con un sonrojo agradable, con la túnica mal puesta gracias a él mismo dejando a la vista el cuerpo que tanto le gustaba y la piel ligeramente perlada de gotas de sudor. Si, estaba en una situación difícil. Dejó caer la cabeza hacia atrás y soltó un gran suspiro. Además el chico olía tan bien.
Mingyue se mordió el borde del labio indeciso si era correcto lo que iba a hacer. No estaba seguro si sería bien recibido lo que cruzaba en su mente pero si no lo hacía no sabría. Por lo que con algo de confianza se acercó al cuello de Yenhuo y lo mordió ligeramente mientras llevaba su pequeña mano y la posaba sobre el bulto en los pantalones ajenos. Ya era hora que empezara a caminar por sus propios medios en los diferentes ámbitos.
Yenhuo se estremeció ante el avance que lo cogió por sorpresa y soltó un gruñido. Estiró su mano y rodeó la delgada muñeca de Mingyue apartándola de su erección.
-Quieto- le ordenó con voz ronca.
Ante esto el chico retrocedió. No había sido una buena idea después de todo. Bajó su mirada arrepentido, no quería enfrentar a Yenhuo. De seguro estaba molesto.
-Cachorro- Yenhuo lo abrazó al sentir por el enlace su incertidumbre- No creo que sea apropiado que me toques ahora mismo porque te aseguro que no llegaremos a la posada- le mordió el lóbulo de su oreja- Estos demasiado excitado ahora mismo, no me provoques más- su voz era sumamente grave.
-Yo solo quería probar algo- soltó en voz baja- Puede doler si no lo bajas-
Yenhuo lo separó y pestañeó curioso.
-¿Qué cosa?- sus ojos se entrecerraron, algo le decía que sus hermanos tenían que ver con aquello.
-Yo estuve leyendo un libro- parecía nervioso- había una escena donde uno satisfacía al otro usando su boca y pensé que...- volvió a callarse e intentó levantarse avergonzado pero sus caderas fueron agarradas y lo dejaron en su lugar.
-Continúa, estoy interesado- el olor del lobo invadió toda la estancia sobre todo rodeando al humano.
Mingyue negó todo rojo. Yenhuo sonrió y rozó su mejilla con su pulgar para después desplazarlo hacia su labio inferior.
-Dices que satisfacía a su amante usando la boca- abrió ligeramente los tiernos labios con la punta de su dedo- ¿Puedes mostrarme que era lo que hacía? Estoy seguro que me sentiré mejor después de eso- ladeó la cabeza- Tú mismo lo dijiste, puede doler sino se baja-
Era la excitación hablando por él. En otra situación no habría insistido pero ya que el chico había dado el primer paso porque no llevarlo a correr.
Ayue dudoso asintió con la cabeza pero se mantuvo quieto en su lugar. Yenhuo había dado su permiso pero en la vida real, no sabía bien por dónde empezar.
-Ven, te ayudaré- el lobo lo atrajo hacia él y lo besó. No podía tener sexo con él pero al menos el chico tenía mejores ideas para matar el tiempo- No hagamos mucho ruido- le murmuró contra sus labios después de chuparlos dejándolos rojos- No tengo ganas que nos interrumpan-
Bajó su mano terminando de desatar la túnica y llegando al cordel de hilos de seda de pantalón y lo aflojó. La marcada erección dejó las ataduras que la mantenían confinadas entre los dos. Y los ojos de Mingyue se abrieron.
Ahora que lo veía bien ¿Cómo demonios había podido meterse eso y seguir vivo?
Tragó en seco. Ahora no podía echarse para atrás aun cuando comenzó a temblar ligeramente. No llegados a ese punto. Tampoco era que quisiera hacerlo.
La curiosidad siempre mataba al gato. Esta vez él era ese gato y no estaba dispuesto a morir.
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