Yenhuo esperó escuchar los suaves gemidos de satisfacción de Mingyue contra la almohada, que abrazaba, para pasar sus dedos entre sus nalgas, palpando el delicado agujero estrecho y rosado entre ellas. El chico se estremeció y lo miró por arriba del hombro. El lobo acarició el costado de su cadera tranquilizándolo y este cerró los ojos confiando en él.
Yenhuo sonrió y se enfocó nuevamente en las nalgas del chico y separó una de ellas para tener una mejor vista. Con suavidad recorrió la tierna piel con la punta de uno de sus dedos y ayudándose del aceite comenzó a introducirlo estudiando la expresión del chico.
-¿Te duele?- le preguntó con voz grave.
Mingyue negó. Le era extraña la sensación como aquella vez en el baño pero no quería que se detuviera. Nunca pensó que le gustarían las manos de alguien más sobre su cuerpo, pero ahora solo ansiaba que el toque fuera más íntimo. Sentía como su corazón latía un poco más rápido y no solo por el nerviosismo. Quizás el lobo le estaba gustando más de lo que él pensaba.
Al notar lo relajado que estaba el menor, Yenhuo introdujo el dedo completamente de forma firme y comenzó a moverlo. Chasqueó la lengua. El chico era demasiado estrecho, aun si lo dilataba bien le costaría tenerlo dentro de él sin que le doliera, aún si el lazo entre ellos ayudaba. Por lo que tendría que recurrir a ese método.
Introdujo un segundo dedo recibiendo un gemido por parte del chico que se removió un poco. Yenhyo se inclinó sobre el sin tocarle la espalda y buscó la mordida en la blanca nuca y la lamió. Acto seguido el cuerpo más pequeño tembló y un jadeo invadió la habitación.
-Relájate, ábrete para mí- le decía al oído para después volver a lamer la marca expuesta.
El interior de Mingyue cedió con más facilidad ante la invasión y le fue más fácil mover los dedos a Yenhuo. Aprovechó y buscó ese punto exacto en su anatomía entre las estrechas paredes. Pronto lo encontró y lo apretó. Mingyue grito contra la almoada y quiso levantar su cadera pero los dedos lo presionaron hacia abajo.
-Shh, no luches contra mi cachorro- le ordenó dominante Yenhuo que retomó el ataque a su nuca esta vez incluso raspándolo con sus dientes. El sabor ubicado allí se dirigía directamente a su miembro que estaba completamente duro. Hacerlo también estimulaba al chico para que aceptara su cuerpo.
Lamió su nuca varias veces y también mordió parte de sus hombros, cuello y orejas sin hacerle daño. Los gemidos salían de la garanta del chico debajo de él que se estremecía ante sus caricias. Los gruesos dedos se movían atacando ese punto sensible una y otra vez sin consuelo.
Al final Ayue se tensó y con un último gemido explotó en un fuerte orgasmo que le hizo ver todo blanco y morder la almohada hasta que sus dientes dolieron. Cayó respirando con fuerza en la cama y los ojos cerrados. Las diversas y deliciosas sensaciones que lo recorrían se vieron aún más estimuladas por las caricias que no se detuvieron sobre su piel.
Yenhuo beso la marca sumamente enrojecida y después su cabeza. Movió un poco más sus dedos en su entrada dilatada notándolos húmedos. Los músculos ya cedían sin tanta resistencia pero todavía no era suficiente, era como si pudieran rasgarse fácilmente. Tendría que acostumbrarlo primero a que estuviera lo suficientemente abierto antes de penetrarlo y sabía muy bien que era lo ideal para eso. Recordaba tenerlo guardado en algún lado del cuarto.
Sacó los dedos y se levantó dejando al muchacho acostado en la cama. Mingyue sintió como su interior era abandonado dejando un inmenso vacío. El acogedor calor abandono su lado y este comenzó a doler por el abandono. Apretó sus labios. Quería ser tocado más. Tocar él mismo. Gimió con su garganta con los ojos desenfocados. Un lamento que parecía más un sollozo de un cachorro.
El lobo volvió rápido a su lado con una elegancia que no perdía a pesar de toda la evidencia de excitación que lo recorría. Su mano se posó sobre la cabeza acariciando su sien y después su mejilla algo húmeda. Mingyue no era un lobo pero el lazo lo había afectado como uno. Sintiendo la lejanía como dagas que le atravesaban el cuerpo, y Yenhuo podía albergar ese dolor como suyo en su pecho.
Ese chico era realmente algo especial. Se había apegado bastante rápido a su regazo dejándose ser mimado por él y hasta querido de una forma dependiente. No era molesto, no era el tipo de dependencia que Yenhuo tuviera que hacerlo todo, Mingyue solía guardarse las cosas para el mismo y luchar en su interior, además buscaba todos los métodos para no causarle problemas o incomodarlo. Era incluso diferente de aquella vez, con su primer enlace. Esta vez quería darle también su apoyo si él quisiera abrirse un poco y confiar más en él.
Ayue se quedó ronroneando antes sus caricias girándose boca arriba. El olor del lobo lo embriagaba y tenía que abrir los labios para exhalar, pero en su caso hasta estos ansiaban ser dominados y mordidos. La mano en su rostro se desplazó por su garganta acariciando las marcas que habia dejado bien visibles en la piel jade, era bastante fácil que los rojeces dejaran huellas.
Mingyue se estremeció y fijó su mirada en el hombre hermoso que lo estudiaba con una expresión calmada y a la vez bastante tentadora. No pudo aguantarse más y se movió hacia él buscando sus labios.
Yenhuo encontró que el pequeño ataque del chico sobre él le gustó y era bastante tierno. La suave boca chocó contra la suya de manera torpe pero él lo ayudó sujetándolo de la nuca y manteniéndolo firme para poder profundizar el beso. Las manos temblorosas del humano se aguantaban de su muslo con un poco de dificultad.
-¿Te gusta que te toque?- Yenhuo sonrió levemente repitiendo lo mismo que había escuchado antes de entrar en la biblioteca. Lo vio asentir con las mejillas todas encendidas y sus ojos aguados, era realmente excitante la vista. Su brazo rodeó su cintura y lo apretó- Ven aquí- y lo sentó a horcajadas sobre su regazo dejándolo completamente expuesto a él.
Los pequeños brazos rodearon su cuello para mantenerse más estable y volvió a buscar los labios del lobo. Temblaba de pies a cabeza y solo quería seguir hundiendose en ese mar de emociones.
-Eres mejor de lo que imaginé- Yenhuo murmuró contra su boca rozando su mejilla con sus dedos y atrayéndolo más por la cintura para que el contacto fuera más cercano. Su cuerpo era tan pequeño en comparación con él pero se amoldaba con mucha facilidad.
El lobo dejó que el chico disfrutara besándolo solo abriendo su boca para que explorara por sí mismo. Su lengua era vacilante y un poco lenta por lo que tuvo que ayudarlo, enseñándolo como besar correctamente y resultó ser un buen alumno. Pasó muy poco para que su beso fuera más conciso. Yenhuo no lo diría en voz alta pero esta torpeza e inexperiencia lo tenía completamente excitado.
Aprovechó que el menor se enfocaba en aprender como besarlo para mojar sus dedos con un poco más de aceite y bajarlos por su espalda hacia sus nalgas. Apretó una de ellas encontrando que era suaves y perfectas para sus manos. Después sus dedos acariciaron el interior de ellas buscando otra vez su interior que palpitaba.
Se había cerrado nuevamente con solo poco tiempo y frunció el ceño. Se lo había imaginado. El chico era virgen, no iba a ser tan fácil. Otra vez comenzó el proceso de acariciar la zona e introducir sus dedos hasta que tres de ellos estuvieron completamente dentro. No fue tan difícil como antes pero mostró resistencia. El humano gemía contra su boca y en cada momento que se separaba el lobo volvía a sellar sus labios, no quería que la distracción se desvaneciera.
Sacó sus dedos y agarró el objeto que estaba al lado de él. Lo acarició con su mano lubricándolo con el aceite. Estaba seguro que sería incómodo para el chico pero era necesario. Lo llevó hacia la entrada dilatada del menor y antes de que este pudiera percibir que era introdujo la punta y presionó hasta que más de la mitad estuvo dentro.
Los ojos de Mingyue se abrieron y soltó un pequeño grito. Sus ojos se cerraron con lágrimas que comenzaron a brotar. Había una incómoda frialdad en su interior, dura que mantenía sus paredes separadas al punto de ser sofocador.
-Relájate- Yenhuo le murmuró acariciando su cadera para que la incomodidad se fuera.
-Pero duele- sollozo temblando.
-Sopórtalo un poco- le besó la mejilla lamiendo una de las lágrimas que le molestó que estuviera allí- ¿Realmente duele?- lo había preparado lo suficiente para que no fuera así, además, lo que había usado todavía era más pequeño que su miembro, así que si no soportaba esto, difícilmente podría tener sexo con él sin desgarrarlo.
Ante la pregunta Mingyue dejó de sollozar medianamente, y se mordió el labio.
-Es incómodo, duele aquí- se tocó el estómago-
La mano de Yenhuo se unió a la de él.
-Necesitas acostumbrarte a esto antes de que podamos tener relaciones- agarró la pieza lisa y larga dentro del interior del chico y la sacó suavemente para después volverla a introducir un poco más profundo- Haremos esto hasta que puedas contenerlo, así podrás tomarle- lamió su cuello.
Mingyue entendió pero eso no quitaba que estuviera abierto al punto de ser irreal. Era algo completamente nuevo para él. Aquello en su interior salía y entraba y él tuvo que abrazarse al cuello del lobo para mantenerse en este mundo. Pero no pasó mucho hasta que un gemido traicionero se escapó de sus labios.
-Lo estás haciendo bien- Yenhuo besó su hombro. La respiración de Mingyue se hacía más fuerte contra él y ya no había tanta resistencia. Su interior se adaptaba rápido. Si seguía así tal vez no pasaría mucho tiempo para terminar su unión.
Nunca pensó que lo esperaría con tantas ansias.
Qué creen del personaje de Mingyue?
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