Tatuaje 25
Yenhuo conocía bien aquella reacción por parte del cuerpo de Mingyue y llevaba esperando que ocurriera. Pasó la mano apartado el cabello mojado del rostro del chico.
-Respira, pasará pronto-
A quien quería engañar. Él era un lobo y no precisamente un aficionado en cuanto a creación de vínculos se trataba y sabía perfectamente la manera de aplacar el estado del humano. Agarró los brazos del chico y lo atrajo contra él, sentándolo en su regazo, su delgada espalda tocó su pecho que ahora se encontraba frío después de estar tanto tiempo la intemperie. Mingyue dejó salir un gemido lastimero de sus labios y Yenhuo se encontró utilizando todo su control a flor de piel para no pasarse de la raya.
-Tranquilo- Yenhuo continuó acariciando su cabeza y echándola hacia atrás, recostándola sobre su hombro- Aguanta un poco, pasará dentro de unos minutos- le decía, pero sabía que aquella tortura podía durar horas si él no hacía nada.
Además estaba el detalle de las toxinas de su hermano en el mismo cuerpo que parecía estar interfiriendo con el proceso. Mingyue se contorsionaba como si le doliera y no debía ser así. Cuando se creaba el lazo, los que eran mordidos pasaban por aquel mismo proceso donde el calor de su cuerpo aumenta considerablemente y todos sus sentidos se volvían muy sensibles. Los deseos de ser tocados y mimados llegaban a niveles muy elevados por lo que podía ser doloroso.
En cuanto al humano en sus brazos no sabía a cuanto podía ser. Había gruesas lágrimas en sus ojos y se mordía los labios evitado soltar los múltiples gemidos. Yenhuo llevó su mano a la boca de él y la abrió introduciendo dos de sus dedos. De esa forma, en vez de morderse el mismo pero no se esperó que los dientes que lo mordisqueaban pronto fueron reemplazados por la lengua del chico lamiendo la piel maltratada.
Mingyue agarró la muñeca de Yenhuo y sacó los dedos solo para volver a lamerlos, pero esta vez se deleitó haciéndolo con todos, incluso con toda su mano. Su lengua era suave contra la piel dura del lobo. Yenhuo por su parte lo dejó, le recordaba a los cachorros de su manada cuando querían ser acariciados y buscaban llamar la atención.
El chico se acomodó sobre su regazo quedando en una posición bastante comprometedora para el mayor que tragó un gruñido al sentir las redondeadas nalgas contra su erección. Lo peor, el chico no tenía conciencia de lo que hacía, a tal punto que el dolor ya no era algo primordial dentro de él. También debía agradecer a su propias feromonas que comenzaba a bañar al humano buscando que su cuerpo asimilara más fácil sus toxinas.
-Ya es suficiente- Yenhuo le habló suave contra su oído retirándole la mano de sus labios ahora húmedos por la saliva, una vez que sintió que se había tranquilizado, pero esto solo hizo que Mingyue lo mirara por encima del hombro con una expresión bastante complicada para el lobo.
El chico jadeaba, el dolor había sido cambiado por placer sexual y él podía oler en el ambiente la fragancia de la esencia del chico. Yenhuo no pudo evitar relamerse los colmillos, estaba perdiendo poco a poco sus sentidos y el control y aquello no pronosticaba nada bueno. Pero aquel olor, lo estaba volviendo loco. Bajó sus dedos todavía húmedos por el pecho del chico que se removió estimulando aún más su marcado miembro confinado todavía por la ligera tela del pantalón que mucho no hacía.
-Quieto- le advirtió mordiendo ligeramente su hombro -Te haré sentir bien si te comportas- cada vez su conciencia estaba más lejos dejando el instinto primario de satisfacer y ser satisfecho en primer lugar, no importaba quien fuera quien tuviera delante aunque ahora era precisamente la persona que había marcado.
Mingyue ronroneó, sus ojos desenfocados totalmente, su cuerpo temblando, su piel erizada tras el paso de esos dedos que lo arañaban ligeramente con las cortas uñas sin lastimar alguna de sus cicatrices. Solo siendo consumido por el placer crudo que atacaba su cuerpo. Un grito agudo salió de él cuando su miembro, duro fue rodeado por el calor de la palma del hombro detrás de él. Se dejó caer hacia atrás completamente y agarró la muñeca que se movía de arriba abajo.
Sin conciencia abrió sus piernas dejando sus talones a cada lado de las del lobo dándole acceso total a toda su intimidad. Jadeaba, no, gemía, no sabía, su mente era una bruma total y un fuerte sonrojo cubría tanto su rostro como su pecho. Sentía desde hace rato algo duro y caliente detrás de él, precisamente entre sus nalgas y le resultaba excitante.
Gimió dejando caer la cabeza hacia adelante y movió sus caderas sobre aquella duro detrás de él a la par del vaivén de la mano sobre su miembro haciendo que las estimulaciones tomaran otro nivel. Yenhuo tampoco pudo evitar soltar un gemido y lamió el lugar en su nuca donde estaba su marca. Sentía al humano rozarse contra él y solo quería arrancar la molesta tela y enterrarse completo hasta saciar su deseo animal pero sabía que después los dos se arrepentiría. Después de todo, ninguno de los dos tenía total conciencia de lo que demonios estaban haciendo.
Agarró la cintura de Mingyue y reforzó sus movimientos sobre su erección. Sentía que el orgasmo ponto lo atacaría y deseaba llegar con todas sus fuerzas. Pasó la punta de su nariz por la nuca y aspiró la fragancia del chico, era suave, deliciosa y no pudo evitar que sus colmillos se alargaran aún más. Inclinando su pecho hacia adelante forzando a Mingyue a poner sus brazos en el suelo para sujetarse abrió la boca y reforzó con posesividad su propia marca.
La espalda de Mingyue se dobló hacia atrás. Las olas de placer que lo recorrieron lo hicieron temblar tanto que pensó que se desmayaría. Todo su cuerpo estaba tenso, esperando la liberación pero faltaba algo más, necesitaba más.
Yenhuo sintió la desesperación del chico, él estaba igual. Desplazó la mano hacia el borde de su pantalón y lo bajó hasta la mitad de sus muslos dejando su erección por fin libre. Forzó el cuerpo de Mingyue a poner su torso sobre el heno y levantó su cadera con las rodillas abierta. En ningún momento soltó su nuca, se negaba a hacerlo aun cuando había leves hilos de sangre corriendo por el cuello del chico.
El lobo acarició los muslos delgados y marcados del chico e introdujo su erección entre ellos. Mingyue se estremeció al sentir algo tan caliente tan cerca de su intimidad y más cuando la mano que lo acariciaba también apretó aquello contra su miembro. Gimió fuerte contra su mano cubriéndose la boca. Era demasiado. Levantó levemente el torso mirando por debajo de él y la imagen lo tomó de sorpresa. Los muslos más gruesos detrás de él chocaban contra los suyos en un movimiento de vaivén como si fuera follado.
Su miembro era ínfimamente más pequeño que aquel que se rozaba con él y aun así se veía tan... pero no pudo pensar más. Una fuerte corriente eléctrica lo recorrió y su vista se puso en blanco. Su orgasmo lo tomó con las defensas bajas y cada fibra de su cuerpo vibró. Apretó fuertemente el heno debajo de él y se dejó liberar.
En la nebulosa de su mente oyó al lobo gruñir contra su nuca y chorros calientes cayeron sobre su pecho manchándolo pero no pudo recordar mucho al caer de lado jadeando sin fuerza y ser rodeado por unos cálidos brazos.
Siempre que estaba esa calidez y aquel olor podía dormir tranquilamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro