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Tatuaje 20

Tao esperaba a algunos metros de la cabaña de su amo que el chico y este salieran. Se estaban demorando más de lo que se imaginaba y se estaba poniendo impaciente. Y si Yenhuo le hacía algo al humano. No había sido tan idiota para no darse cuenta que sobre el último había rastros del olor del primo del lobo y conociéndolo, no lo permitiría. Era un lobo posesivo por naturaleza, incluso desde cachorro. Y Mingyue estando bajo su cuidado significaba que era de él.

Pero grande fue su sorpresa cuando el chico se acercaba a él y el olor del lobo lo envolvía de manera dominante aunque no tan fuerte. Tao no pudo cerrar la boca cuando este pasó por su lado sin esbozar una sola palabra, con la cabeza baja ocultando sus mejillas sonrojadas y dejando visible la doble hilera de dientes en su nuca.

Los ojos de Tao casi saltan de su cuenca. Solos los había dejado solo unos segundos y Yenhuo...Yenhuo lo había ¿marcado? Giró la cabeza hacia el nombrado que se acercaba a él con las manos detrás de su espalda.

-Señor Yenhuo acaso usted...-

-Lo marqué- dijo directamente, sus ojos todavía estaban dorados.

-Pero sabe qué significa eso- Tao estaba verdaderamente conmocionado -¿Usted lo va a tomar incluso como compañero sexual?-

Yenhuo lo miró por el rabillo del ojo. Su rostro estaba totalmente serio, sin mostrar ninguna expresión. Mingyue estaba a unos pocos metros de ellos dándoles la espalda por lo que no podía oírlos.

-Digamos que fue un accidente- se justificó alzando los hombros - Dejó su nuca descubierta e indefensa y mi bestia no soportó el olor de otro macho sobre ella. Lo mordí verdaderamente fuerte- se tocó uno de sus colmillos recordando la vigente sensación que lo había recorrido. No estaría mal repetirlo, se había sentido realmente bien y la sangre del chico era apetitosa.

-Incluso si fue un accidente, están implicadas varias cosas. En cuanto la marca se asiente su cuerpo querrá estar con el de usted, en varios sentidos, por no decir todos. Incluso su deseo sexual solo responderá a su persona-

Yenhuo resopló.

-No creo que sea el caso- Tao cada vez estaba más conmocionado y no habían llegado a la parte más delicada de la conversación -A pesar de que lo mordí con bastante violencia solo pude marcarlo a medias-

-A medias ¿Cómo que a medias? Eso solo puede ser...-

Yenhuo asintió con la cabeza.

-Es lo que piensas, alguien dejó su marca antes que yo. Al no hacerlo en la nuca el vínculo no está completo pero las toxinas de ese lobo están dentro de su cuerpo, es por eso que pudo oír la conversación cuando fuimos recibidos por esos lobos-

Las dudas que ellos tenían anteriormente comenzaron a difuminarse.

-¿Entonces qué pasará con el chico?-

-No sé- respondió con sinceridad- Esto no había pasado nunca antes, pero lo más seguro que nuestras marcas lucharan y él sufrirá por eso. También responderá tanto a mí como a ese lobo, de igual forma y no podrá evitarlo- el tono de su voz tenía un ápice de preocupación.

Le había complicado más la vida a ese humano sin que este lo supiera.

-Me imagino que será realmente incómodo- Tao no tenía idea de lo que ocurriría con Mingyue, había visto como las personas marcadas pasaban hasta dos días intentando procesar las toxinas, el cambio hormonal, y los espasmos y crisis de dolor de manifestaban temporalmente durante ese tiempo -Y mi señor, tiene alguna idea de quién pudo haberlo hecho-

Yenhuo asintió y su semblante se ensombreció tanto que el sirviente retrocedió.

-¿No puede ser, fue también él?-

El lobo asintió en respuesta.

-Señor Yenhuo, entonces usted...-

-No digas más nada. Él no puede saber quién es esa persona y lo que me hizo-

-Entendido- Tao iba reclamar pero al final cerró la boca e hizo una pronunciada reverencia.

El lobo entonces retomó la marcha hacia donde estaba el chico y le indicó con un movimiento de la cabeza que lo siguiera. Ayue esperó a que este se adelantara al menos dos metros para caminar. Tao estuvo pronto a su lado.

Avanzaron por el espeso bosque que tenía más kilómetros de los que aparentaba. Todo estaba cubierto por un espeso follaje y difícil de atravesar pero aun así Mingyue no dijo nada. Todavía caminaba con la cabeza agachada pero detrás de Yenhuo que se encargaba de abrirle el camino. Sentía su pecho ligeramente apretado y cálido. Un sentimiento que no estaba antes y que se intensificaba cuando enfocaba la ancha espalda delante de él. Incluso su nuca palpitaba tras esto por lo que intentaba evitar al lobo.

Vaya locura se había vuelto su vida. Una total, pero no se quejaría. Le habían enseñado a no hacerlo, aun si su vida fuera un asco. Tal vez caminaron varias horas, debieron ser muchas pues los pies del chico estaban agotados al igual que su cuerpo. Volvía a tener hambre recordando que casi no había comido mucho y tenía sueño. Por la iluminación que se filtraba de una coloración amarillenta anunciaba el atardecer. Habían estado caminando todo el día, con razón estaba así.

Yenhuo se detuvo de golpe y se arrodilló.

-Sube- le señaló por encima del hombro su espalda.

Mingyue retrocedió un paso nervioso.

-Puedo caminar-

-Desde aquí iremos corriendo, no podrás con nuestro paso- el tono de Yenhuo no tenía réplica. Sabía que el chico estaba agotado. El enlace que se había creado entre ellos le permitía saber cómo se sentía el chico si estaba cerca de él.

Le sorprendía lo fuerte que era. Nunca hablaba de si se sentía mal, si le dolía algo, si estaba incómodo. Solamente lo callaba para él a menos que se emborrachaba. Eso lo ponía en una posición difícil porque sabía que si el chico se empezaba a sentir mal no se lo diría. Al menos el vínculo le ayudaba.

Mingyue vaciló pero después posó levemente las manos en los hombros del lobo y se inclinó. Las manos del mayor se cruzaron debajo de sus nalgas y lo impulsó hacia arriba al incorporarse. Ayue tuvo que rodear su cuello con fuerza para no caerse sintiendo como su corazón se quiso salir de su pecho. Ahora podía oler la esencia de Yehuo mucho más fuerte que antes y en vez de asustarse, una inmensa tranquilidad lo invadió. Se acomodó más sobre él y dejó su rostro enterado en la curva del cuello inconscientemente aspirando con fuerza.

-Se siente bien- palabras salieron de sus labios antes de quedarse tranquilo dándole a entender al lobo que se había quedado rendido inmediatamente.

Yenhuo no dijo nada. Era una reacción natural con la que el chico tendría que familiarizarse. Aún si lo había mordido sin su consentimiento, su cuerpo ahora le pertenecía, al menos en su mayoría. Comenzaría anhelando su olor, después su toque y por último le rogaría que lo hiciera suyo y él no tendría el control para negárselo.

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