Tatuaje 18/ maraton 3
Mingyue dejó que su cuerpo se relajara con el agua caliente de la tina. Su piel picó con la alta temperatura pero apenas si lo notó, su mente aún procesaba lo que acababa de ocurrir.
Recordó que en uno de los tantos libros que había leído había información leve sobre hombres que se convertían en bestias. Era tan escasa que apenas si era considerable por lo que solo había quedado en su mente como todo lo que leía. Pero se arrepintió de no haber indagado más en el tema, tal vez ahora no estaría tan confundido.
Se golpeó la frente ¿Dónde demonios se estaba metiendo? Primero la tragedia en su familia, quedarse solo y por último rodeado de criaturas, lobos pero criaturas. Ya no sabía si eran humanos o bestias ¿Estaría a salvo? ¿Lo devorarían? Se estremeció al recordar la persecución de aquel lobo y que todavía sentía su aliento contra su cuello. Casi se lo había arrancado.
Pero también recordaba cómo se había relajado cuando Perro bueno lo había salvado. No Perro bueno, ese ya tenía una identidad y no era alguien más que Yenhuo, aquel hombre que no entablaba más de las palabras necesarias con él. Bajó la cabeza dejó que su cabello mojado cubriera su expresión y dejó soltar un largo suspiro. No debería pensar tanto en aquello ahora que su pecho de apretaba. El lobo solo estaba fijado en su cuerpo, específicamente en el mapa en su piel, entonces que ilusiones se estaba haciendo él. Claro que nadie lo protegería solo por ser joven y no tener donde vivir. Había miles buscando su cabeza, si se fuera solo era cuestión de tiempo antes que fuera degollado.
Con eso en mente se quedó dentro de la bañera hasta escuchar pasos dentro del baño y se dio cuenta de debía de haber estado bastante tiempo pues el agua comenzaba a enfriarse.
-Por cuánto tiempo pretendes estar ahí metido, sal y come- Yenhuo esta recostado en la puerta- Nos vamos en cuanto termines y no preguntes-
Mingyue asintió con la cabeza y se levantó de la tina solo para quedarse a mitad. Giró su cabeza hacia el hombre.
-Te he visto lo suficiente para saber que tienes, así que no te demores- el lobo no se movió del lugar.
-¿Pretendes ver cómo me cambio?-
-Siento que si te quitos los ojos de arriba pasará algo contigo- Yenhuo ladeó la cabeza con una sonrisa extraña.
Ayue apretó los labios y calló lo que tenía en su mente. La vergüenza cubrió su rostro. Estaba totalmente desnudo y antes no acostumbraba a enseñarse por lo que sus movimientos fueron rápidos y torpes cuando salió de la bañera y agarró una toalla.
-La ropa está encima de la cama, es de tu talla- Yenhuo le señaló por encima del hombro y el chico pasó inclinándose levemente por su lado sin mirarlo y dejando un fino trillo de humedad por el suelo.
Ya sin que le doliera su pie corrió hacia la cama y dejó caer la toalla al suelo poniéndose la túnica inferior. Sentía el peso de la mirada del lobo pero no se dignaba a girarse para comprobarlo. Estaba a medio vestir cuando la puerta se abrió de golpe con una bandeja de comida.
-Yo soy su siervo señor Yenhuo, no el de él- Tao pateó la puerta para que se cerrara en su espalda dejando después la bandeja –Y tú, no causes más problemas quieres-
Mingyue que terminaba de vestirse lo ignoró, ese tipo era todo un dolor de cabeza, primero le gritaba, después lo ayudaba, por último le gritaba. Era de aquellos de los que nunca cumplías sus expectativas. Un gemido se oyó y supo que era de él.
-Tao, ve a preparar las cosas, nos vamos-
-¿Se despedirá de sus padres?- el tono de su sirviente cambió.
-No, y no es necesario decírselo, ellos lo sabrán al momento. A quienes buscaba no están aquí-
-¿Se refiere a sus hermanos?- Tao frunció el ceño y rezó que no fueran ellos pero todas sus esperanzas se fueron a pique al ver al hombre asentir- ¿Por qué tienen que ser ellos, señor Yenhuo? Sabe todos los problemas que causaron la última vez-
-Ellos son necesarios para mi propósito. Mi padre me dijo que se habían alojado en la casa que tengo en la ciudad-
-Me imagino que escapando de responsabilidades- gruñó para si el menor e hizo una reverencia –Entonces me retiro-
Mingyue esperó a que este desapareciera para acercarse a Yenhuo.
-¿Vamos a la ciudad?- una expresión de preocupación surcó su rostro. Allí había multitud de personas y sabía que las posibilidades de ser atacado se multiplicarían.
-Mis hermanos pueden descifrar el mapa en tu cuerpo, no confío en nadie más que ellos para que lo hagan- cogió una toalla seca y se la puso sobre el cabello del chico –Sécate el pelo para recogértelo y esconder la cicatriz-
Mingyue puso sus manos sobre la cabeza y agitó la tela. No sabía por qué pero Yenhuo actuaba un poco diferente desde que había vuelto. Era quizás un poco más amable. Quizás. Alborotó con más ansias su cabeza. Se estaba volviendo loco. Unas manos más grandes detuvieron las suyas y apartaron la toalla dejando su cabello más enmarañado incluso que cuando llegó.
-Eres un desastre- suspiró el lobo y se apartó buscando un peina.
-Siempre hicieron todo por mí- confesó Mingyue al verse ofendido de esa forma- Peinaban mi cabello, me vestían, me...- las palabras quedaron atoradas en su garganta. Era mejor no recordar algunas cosas.
-Te hacían pasar por una chica- Yenhuo concluyó la frase dándole la vuelta y comenzando a peinarle el cabello desenredando los nudos.
-Era...era una regla de la familia-
-Lo sé muy bien, tu familia siempre fue extraña-
Mingyue lo miró por encima del hombro y de igual forma no le respondió. Entablar una conversación con el lobo siempre hacía que fuera algo complicado, pero eso no le quitaba que tuviera razón.
Los dedos del hombre pronto estuvieron acomodando su cabello y masajeando el cráneo. Los ojos de Mingyue se cerraron en consecuencia y soltó un débil ronroneó, era lo más delicioso que había sentido hasta el momento. Yenhuo se quedó quieto por unos segundos. Tragó un gruñido. Aquel simple gesto del chico delante de él había sido peligroso y él no tenía magnitud. Aquel sonido significaba para un lobo dos cosas, sumisión y éxtasis, y las dos palabras en una misma oración tenían un final con una connotación subida de tono.
-No vuelvas a hacer eso- Yenhuo habló con los dientes apretados.
Ayue se sobresaltó por el tono.
-¿Qué cosa?- no sabía a lo que se refería, había ronroneado inconscientemente.
-El sonido con la garganta- ató el cabello en la parte alta de su cabeza y eso dejó a la vista la nuca del chico ya que la túnica no estaba ajustada.
Un olor rancio salió de ella. No era el del chico. Era diferente, específicamente de aquel lobo con quien se había peleado, su primo. Alguien de la familia que había intentado mantener a raya después que hiciera lo mismo con su anterior esposa.
Sus ojos cambiaron de pronto y la rabia lo consumió. Un instinto salvaje, primitivo lo envolvió cegándolo, como si quisieran quitarle lo que era suyo. Eso no volvería a ocurrir, no mientras él viviera. Miles de recuerdo se arremolinaron en su mente y sus colmillos salieron con fuerza. Sus manos apretaron los brazos del chico, sus garras casi llegando a la piel, solo impedido por la tela. Mingyue se revolvió al sentir el cambio pero cuando se iba a girar a ver qué ocurría, un dolor inmenso atacó su nuca dejándolo sin aliento.
¿Yenhuo lo había mordido?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro