Tatuaje 12
Selam, alfa de la manada y padre de Yenhuo se detuvo y estampó un puño sobre el rostro de su hijo sin contenerse, como si fuera lo más normal del mundo. El agredido solo se incorporó y lo miró de frente sin decir nada, sobándose el lugar del golpe que pronto comenzó a perder la coloración rojiza. El bullicio se había extinguido y por la puerta, varias personas se aglomeraban unos sobre otros para ver que ocurría.
-¿Tienes idea de lo preocupada que está tu madre?-
Yenhuo asintió.
-Ni una sola noticia tuya-
Volvió a asentir.
-No vienes a visitarnos-
Volvió a asentir.
-¿Algo que decir a tu favor?-
Yenhuo esta vez negó.
-Bien- El alfa, de una expresión fría paso a una sonrisa -Bienvenido hijo- le rodeó el cuello y lo atrajo bruscamente casi sofocándolo- Llegaste en buen momento, únete a la fiesta-
Mingyue que estaba tenso detrás de la espalda de Tao se quedó atómico con el desenlace de todo ello. De una atmósfera tensa paso a una de relajación total. Tampoco se imaginó que el personaje principal de todo aquello fuera el mismo Yenhuo que había viajado con él.
-Oye, estás apretando duro- Tao lo regañó a pesar de que no le dolía que las uñas del chico se le estuvieran enterrando en la muñeca de sujetarlo con fuerza sin darse cuenta.
Este como respuesta lo soltó de golpe pero aun así se mantuvo detrás de su espalda Había muchos extraños y a él no se le daba bien interactuar, además y si alguno de ellos estaba detrás de su pellejo, no podía arriesgarse. Aunque tao y Yenhuo estaban bastante relajados, por lo que no debía ser un mal lugar.
-¿Y bien? Este es el chico- Selam soltó a su hijo que se acomodó la ropa, y caminó hasta ponerse delante de Ayue.
Con una sonrisa lobuna rodeó con su brazo el cuerpo de Tao que estaba firme agarrando la muñeca del chico y tirándolo con tanta fuerza que el menor sintió como varios de sus huesos crujieron.
-Padre, suave- Yenhuo cruzó los brazos a su espalda.
-Oh, verdad, había olvidado lo delicado que son- el hombre miró por encima del hombro a su hijo para retomar la atención en el menor al cual jaló contra él.
Mingyue no pudo retroceder cuando fue atrapado por un grueso brazo alrededor de su cintura y el rostro de aquel hombre se enterró en su cuello.
¿Lo estaba, por casualidad oliendo?
Segundos después fue soltado y por inercia comenzó a olerse él mismo. Acaso apestaba. Una carcajada salió del hombre que se giró y caminó de vuelta a su hijo poniéndole una mano en el hombro al pasar por su lado.
-Vaya cosa interesante que te encontraste- le susurró mantenle el ojo encima lobo, él es la pista, si lo perdemos no tenemos nada- volvió a alzar la voz- Volvamos a la fiesta-
Un grito eufórico se escuchó y algunas lobas salieron del grupo y se acercaron a Yenhuo. Mingyue pudo ver como las manos femeninas recorrían el cuerpo del hombre sin recato y él mismo agarraba la barbilla de una llevando los labios a los suyos mientras un brazo rodeaba una cintura femenina hacia su cuerpo. El chico se quedó quieto ante la escena para después apartar la vista a un lado. Aquello era realmente incómodo.
Las mujeres se llevaron a Yenhuo y lo hicieron perderse entre la multitud.
-Sígueme- Tao pasó por su lado Si te pierdes no me haré responsable-
Mingyue resopló, quería descansar, estaba agotado pero al parecer tendría que unirse a la fiesta para ganarse aquello, aun si estar allí no era de su agrado.
Caminó detrás del chico sintiendo como muchas miradas se fijaban en él pero no le prestó a atención a ninguna, así era mejor. Tao lo dirigió a una mesa baja donde lo hizo sentarse. Había comida y un buen tarro de bebida. Después de eso desapareció de su vista. Y allí nuevamente, se quedó rodeado de gente y solo.
Alguno pocos de los residentes del lugar se acercaban para sacarles conversación pero él intentaba mantener la mayor cortesía posible sonriendo levemente pero al ver que no sacarían más de eso se alejaban. Pudo ver de vez en cuando a Tao sentado aquí y allá bebiendo como si el vino fuera agua. A Yenhuo lo había ubicado un poco lejos y seguía rodeado de mujeres, su expresión era una de relajación total.
Mingyue se sintió deprimido. Cuando vivía con su familia acostumbraban a hacer fiestas y aunque el escondía su verdadero género tenía personas a las que conocía y no se sentía tan vacío. Ahora no había nada. Una lágrima empañó su vista y se la secó rápidamente. No lloraría, no allí. Mejor sería comer y tomar y olvidarse de las preocupaciones. Recordar el pasado no era bueno.
Decía eso internamente pero había bajado más de la mitad de la jarra de vino antes de comer aunque sea un bocado. Todo a su alrededor dada vueltas y las emociones dentro de él eran desbordantes ¿Dónde estaba? Ni siquiera él sabía ¿Por qué estaba allí? Ya ni le importaba.
Agarró el tarro de vino y caminó tambaleante hacia donde creía que estaba la puerta. Al darle el aire frío de la noche en el rostro supo que acertó. Nadie lo detuvo cuando bajó los escalones caminando sin rumbo fijo. Daba sorbos de la bebida derramando el contenido por el borde de su ropa.
Sonreía estúpidamente y daba vueltas en el lugar mientras avanzaba. Los sonidos eran raros a su alrededor y todo se movía. Pronto su sonrisa se opacó y lágrimas corrían por sus mejillas. Se sentía miserable por estar vivo.
Se detuvo y miró hacia arriba.
-Ma, Pa, me están mirando desde allí- sonrió- yo estoy aquí- sollozó- solo- volvió a sollozar- ¿Por qué no me llevan con ustedes?-
Comenzó a caminar de nuevo dando tumbos sin mantener apenas el equilibrio. El alcohol está haciendo buen daño en su cuerpo. Una mano rodeó con fuerza su brazo haciendo que soltara el tarro de vino rompiéndose en el suelo y lo giró bruscamente.
-Eres imbécil, cómo vas a desaparecer así- Tao le gritó pero su expresión se volvió incrédula al ver el rostro imperturbable de ese chico manchado de lágrimas.
-Ah, eres tú- Mingyue se tambaleó con una sonrisa- ¿Por qué me viniste a buscar?-
-Porque-
-Yo no soy importante- mientras decía esto seguía sonriendo pero las lágrimas corrían con fuerza haciendo la imagen impactante nadie me quiere vivo, ustedes me maltratan- sollozó- estoy solo, hubiera sido mejor si yo también hubiera muerto ese día- bajó la cabeza y cayó de rodillas con fuertes sollozos.
-Oye- Tao no supo que hacer. Desde que había conocido al chico era verdad que no lo había tratado de la mejor forma, pero este nunca se quejó ni mostraba que sufriera por algo. Incluso había esperado tanto tiempo delante de aquella puerta. Consideraba que era una persona fuerte pero verlo desmoronarse así era algo con lo que no sabía cómo lidiar.
-Vamos- le dijo cambiando el tono de su voz intentando parecer amable Volvamos a la fiesta o quieres ir a descansar, no puedo dejarte aquí no más-
-¿Por qué no?- Mingyue sacudió con pereza su mano en un intento de soltarse Tal vez así algo me coma y no moleste a más nadie-
Tao iba a responder pero su mano fue reemplazada por una más grande y el cuerpo del chico empujado hacia adelante. Mingyue sintió como su rostro se enterró contra unas suaves telas y un fuente brazo rodeaba su cintura mientras era alzado.
-Tao, yo me encargo de él- Yenhuo cargó al menor y se dio media vuelta sin decir más.
El mencionado se quedó mirando la espalda de su señor como se alejaba y había olvidado la última vez que había sido tan protector con una persona.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro