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Extra 5

Tao miraba con la boca abierta al chico sentado frente a él en la mesa como comía de su plato con ansias... como si en los días anteriores no hubiera rechazado casi todo alimento que se le daba. Es que hasta juraba que había brillitos alrededor de él.

Como que su amo Yenhuo había hecho bien su trabajo con Mingyue. El chico parecía realmente recuperado. Lo que hacía una buena follada.

-Tao, estás derramando la comida- Mingyi a su lado recogió los granos de arroz de su boca mientras Xixi le ajustaba los palillos en su mano. Fue entonces que el lobo se dio cuenta de que se había quedado inmerso en sus pensamientos y sacudió la cabeza- Oye, déjenme- dijo apartando a los dos lobos jóvenes de él sentados a cada lado de su persona y que se habían pegado a él con la excusa de limpiarlo.

Mingyi sonrió llevándose el grano de arroz a su boca mientras Xixi aprovechó y le dejó un beso en la mejilla. Tao les gruñó, pero era una batalla perdida con ellos. A los dos les encantaba tener las manos sobre él y casi los quería golpear cuando sintió las manos de ellos subiendo por sus muslos.

Esta vez el que gruñó fue Yenhuo.

-La calentura lejos de Ayue- el lobo fulminó con la mirada a sus dos hermanos mientras ponía un pedazo de carne en el cuenco de su pareja. Mingyue le respondió con una sonrisa y siguió comiendo.

Yenhuo le besó la sien notándose mucho más calmado y tranquilo.

-Así come- había una ligera sonrisa en su rostro después de ver lo rápido que el chico se había recuperado. Si follarlo todos los días lo ponía así de sano y radiante, pues adelante, se lo pondría de plan sin falta.

-Son malditamente empalagosos- protestó Xixi con un brazo sobre los hombros de Tao y recostándose contra él- y estoy malditamente celoso, Tao es precioso, pero no es tan manso como el cuñado.

-No se hace querer- lloriqueó de forma falsa Mingyi.

Tao, con la mirada ensombrecida golpeó su cuento duro contra la mesa y le levantó de golpe. Por alguna razón sabía que las palabras de aquello dos lobos solo eran para mortifícalos, pero de alguna forma lo golpearon muy adentro haciendo que reaccionara de mala manera.

-Entonces si quieren alguien tierno y empalagoso búsquese a otro- el lobo se dio media vuelta y salió de la habitación dejando a los presentes con la boca abierta.

-Oye, espera, Tao, Tao- Mingyi no comprendía su reacción.

-Ay Dios, se lo tomó en serio- Xixi le dijo ya levantándose.

-Yo ustedes voy detrás de él porque nos iremos mañana y si él me pide que no los lleve no lo haré- les dijo Yenhuo acariciando la mejilla de Ayue con cariño.

Esta vez fueron los dos hermanos lo que le gruñeron al mayor y salieron corriendo detrás de Tao. Su intención no era que se pusiera así.

-Tao, Tao- le gritaban a la vez dado que el otro lobo había caminado rápido poniendo distancia entre ellos, pero dado que ambos corrían lo agarraron rápido bloqueándole el camino.

No lo tocaron pues sabían que la reacción de él podía ser un poco tosca.

-Tao escúchanos, solo estábamos jugando- Mingyi intentó calmar las aguas- Sabes que no queremos a nadie más que a ti.

-Por años hemos estado detrás de ti, porqué tendríamos que buscar a alguien más si te tenemos a ti. Si lo que nos gusta es cómo tenemos que luchar para que nos mires.

Tao los miró y se dio media vuelta sin decir nada. En su cuello palpitaban las mordidas que había recibido ayer, ah ya entendía, era por eso. Si, estaba celoso de solo pensar que esos mismos lobos que ayer le proponían bajarle desde la luna hasta las estrellas estuvieran pensando en alguien más que no fuera él. Aún si esa persona solo era un comentario para sacarlo de quicio.

Unos brazos envolvieron su cintura desde atrás y pronto un cuerpo se puso delante de él y también lo abrazó.

-Lo sentimos sí, no queríamos hacer que te sintieras mal- Xixi habló contra su nuca dejando un beso sobre esta donde estaban las marcas de ambos una a cada lado.

-Solo era un juego, no lo volveremos a hacer. Nos encantas, así como eres- Mingyi besó su cuello justo encima de la clavícula donde había aun punto sensible que lo hizo temblar en los brazos de ambos.

-La próxima vez juro que les corto los huevos a ambos y se los doy de trofeo al amo Yenhuo.

-No lo haremos de nuevo- Xixi se restregó contra él envolviéndolo con su olor- ¿verdad hermano?

-Garrita de lobo- dijo este besando la barbilla de Tao que aún lo miraba fulminándolo con la mirada.

-No vuelvan a compararme con alguien o me arrancaré las marcas en mi cuello.

-Todo menos eso- Mingyi se aferró con fuerza a él- Todo menos eso Tao.

-Son hermosas, te quedan perfectas, no vuelvas a pensar en quitarlas.

Los dos lobos no eran de rogar a nadie, pero habían luchado tanto por poder dejar esas marcas en el cuello de aquel lobo entre ellos que harían cualquier cosa porque se mantuviesen allí, después de todo ya habían perdido la cuenta de cuántos años les había costado poder conquistar a Tao. El lobo del que ambos se habían enamorado perdidamente.

Y ahora que las marcas estaban en su cuello había un vínculo entre los tres que solo ellos podían comprender y Tao podía sentir el afecto y el arrepentimiento por parte de los dos lobos. Soltó un enorme suspiro.

-Ya suéltenme, aun me duele la espalda y la cadera después de lo de ayer y me están lastimando.

Sin embargo, los dos lobos lo abrazaron más fuerte con una sonrisa sabiendo que ya habían sido perdonados. Como que ellos dos serían ahora mucho más pegajosos que antes.

-Sueltenmeeeeeeee- les gritó Tao solo para poder respirar y aunque ambos lo hicieron sonriendo se aferraron cada uno a una de sus manos entrelazando sus dedos.

-Volvamos a la habitación, te haré un masaje que te sentirás como nuevo- Le dijo Mingyi de mejor ánimo.

-Y yo te prepararé un baño reparador para relajar tus músculos- Xixi alzó su mano y le besó sus nudillos.

Tao alzó una ceja.

-Un baño y un masaje... con ustedes, dudo que vaya a relajarme.

Los dos lobos lo miraron con un brillo alarmante en sus ojos y al final tiraron de él de vuelta a la habitación, donde si, harían lo que habían dicho... pero también repetir lo que habían hecho la noche anterior y que Tao aún repetía en su cabeza.

La noche anterior...

No se preocupen que sabrán lo que pasó entre estos tres calentones pomposos

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