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•°•epílogo•°•

Cuando el celo y el tiempo de cortejo hubo finalizado, con sus respectivas marcas afirmadas en sus cuellos y un nuevo día soleado combinando con el buen estado de ánimo, decidieron ponerse en marcha y abandonar la cueva.

KyungSoo había recogido sus pertenencias y las había guardado en un par de bolsos, le prestó a su esposo una de sus capas más grandes y consiguió un par de zapatos y ropa para él en el pueblo. Una vez listos, compartiendo un par de besos dulces que demostraban la reciente unión y el estado algodonoso a su alrededor, salieron de la cueva tomados de la mano y se dirigieron hacia el pueblo humano.

Probablemente era sorprendente para los habitantes mirar a quien habían secuestrado y casado con la bestia del bosque tirando de un chico atractivo, joven, alto y musculoso, besándose de vez en cuando y riendo con estridencia, sin embargo, KyungSoo no pudo hacer más que repartir sonrisas de reconocimiento y afirmación y continuar adelante con JongIn siguiéndolo de cerca. Se despidió de la señora de los dulces luego de comprar unos cuantos para el viaje y ella, amable como había sido desde el inicio, le dio unos cuantos más gratis.

Así inició su marcha a casa.

(La segunda, porque KyungSoo consideraba aquella cueva fría y oscura un verdadero y maravilloso hogar).

Juntos recorrieron tierras conocidas y desconocidas. Hicieron amigos en el camino, siendo KyungSoo demasiado amigable y entusiasta como para pasar desapercibido por otros viajeros (JongIn tuvo que afirmar su marca de posición cinco veces en un lapso de dos horas, reacio a que otros alfas se acercaran demasiado a su compañero cuando su vinculación había sido tan reciente). KyungSoo le señaló algunas zonas que había recordado en sus viajes, contó historias breves sobre algunos pueblos que pasaron en su camino y le metió dos dulces en la boca cuando admitió haber dormido en un burdel una vez, y algunas señoritas de dicho burdel lo saludaron con entusiasmo (demasiado entusiasmo, diría JongIn. Enfurruñado, se comió sus dulces con un puchero que KyungSoo besó entre risas divertidas), al pasar por este.

Durmieron en una que otra posada de vez en cuando, cuando no adoptaban su forma animal y se acurrucaban en algún refugio del bosque. JongIn había notado que KyungSoo disfrutaba especialmente de lo segundo; como defensa propia, su esposo había exclamado que era imposible no desearlo cuando en su forma animal, JongIn era tan lindo, calentito y dulce (no es que alguna vez se haya quedado de su humano, JongIn estaba feliz de que su marido amara de igual forma a ambos componentes de su naturaleza).

También, en su largo recorrido, JongIn le habló sobre sí mismo, memorias que había ido recuperando con la llegada definitiva de su consciencia. Al parecer, su esposo venía de una manada ubicada al oeste, tenía una madre, un padre, dos hermanas y un sobrino. Él servía al líder del Clan como uno de los mejores alfas de caza y protección, sin embargo, al transcurrir los años en completa soledad y vivir en medio de un anhelo constante por un omega, lo había ido orillando a la locura y el desenfreno.

Tomando previsiones y las medidas adecuadas para mantener a salvo al resto de la manada y su propia familia, JongIn abrazó al exilio, dejando atrás a una familia que probablemente no volvería a ver jamás.

-Me fui con la certeza de que moriría. Tal vez me matarían los cazadores de los bosques o me atraparían los guerreros de otros territorios... Me fui sabiendo que jamás encontraría paz y que no volvería a ser el hombre que había sido, que dejaba a un compañero que nunca llegó a mí. Enloquecí no mucho después, y entonces comencé a matar a esas personas. No sabía lo que hacía, cuando había un intento de mi humano por frenarlo, el lobo lo consumía todo. Ya no había nada salvable, era salvaje y solo podía esperar a que alguien terminara con todo el sufrimiento y el dolor que sentía; que hubiera alguien lo suficientemente valiente como para matar a la bestia. Jamás hubiera pensado que harían todo lo contrario por mí: me dieron a mi esposo, a mi compañero y me devolvieron la vida, aún cuando no lo merezco en absoluto.

KyungSoo había llorado al escucharlo, abrazado sobre su pecho en esa cama de la posada de turno. JongIn lo acunó contra él, le limpió el rostro con ternura y KyungSoo se impulsó para reclamar un beso necesario. Esa noche habían hecho el amor increíblemente suave, lento, susurrando palabras amables y admitiendo un amor que iba de la mano con la promesa de compañía eterna.

Ya no había necesidad de estar solos, nunca más.

Despertarse y ponerse en marcha a la mañana siguiente fue toda una odisea. Ninguno quería alejarse del lugar seguro de los brazos del contrario, no después de una noche tan sentimental, así que, en medio de muestras de afecto y caricias prolongadas, terminaron partiendo del pueblo más allá del mediodía.

Un par de meses de viaje después (KyungSoo se está dando cuenta de todo lo que había recorrido por sí mismo hasta ahora), KyungSoo notó que algo trascendental estaba ocurriendo con él. Entonces estaba este detalle de despertar con náuseas, sentir un cansancio inusual y, según la mirada y las palabras suaves de JongIn, desprender un aroma especialmente dulce y agradable que lo impulsaba a protegerlo y a cuidarlo aún más.

KyungSoo era listo y sabía lo que esto significaba. No es que su esposo y él hubieran tomado alguna protección en medio de sus encuentros amorosos (por no hablar de todo el buen sexo que habían experimentado el día de su celo y luego de este), así que, tratando de comprobarlo de una fuente más confiable, abandonó su lugar en el pecho de su esposo mientras este dormía y se dirigió hacia la casa de la curandera del pueblo para un chequeo privado.

-Tienes suerte de que sepa sobre ustedes, los cambiaformas. Acuéstate en la cama, abre tu túnica y relájate. ¿Hace cuánto tiempo estás unido a tu compañero?

La curandera fue implacable y hosca, pero también increíblemente competente. Estaba bien entrenada y tenía una larga trayectoria en el campo de la medicina, por lo que su afirmación determinada y llena de seguridad le dio todo lo que necesitaba para sonreír ampliamente y llevar una mano a su vientre desnudo y duro.

Al parecer JongIn lo había obedecido aquella noche y realmente lo cargó con su cachorro. Qué buen esposo.

Y hablando de lo bueno que era...

JongIn lo esperaba con un rostro lleno de preocupación y ansiedad detrás de la puerta de la médica del pueblo. Su cabello y ropa estaban desordenados, seguramente se había puesto en marcha para encontrarlo inmediatamente después de despertar y no había tenido tiempo para nada más. KyungSoo sonrió y se lanzó a sus brazos para darle un abrazo fuerte y necesario, lleno de felicidad y éxtasis, y aunque JongIn se vio sorprendido, correspondió de inmediato con la misma fuerza, hundiendo su nariz en su glándula olfativa e ignorando el portazo y resoplido de la médica a sus espaldas.

-¿Qué sucedió, cariño? ¿Estás bien? -preguntó, alejándose para mirarlo a la cara con desesperación, la ansiedad flotando entre ambos, y KyungSoo sonrió ampliamente y lo tomó por las mejillas-.

-Estoy bien, sin embargo, ¿qué opinas sobre seguir nuestro viaje siendo tres en lugar de dos?

JongIn se había quedado muy quieto entonces, con la mirada fija en sus ojos, atento y cuidadoso. KyungSoo podría ver los engranajes girando en su cabeza mientras procesaba sus palabras y el momento justo en el que había dado con las conclusiones necesarias, un par de segundos después, cuando una sonrisa gigante rompió sus labios y se lanzó hacia él para un beso que le robó el aliento y lo dejó jadeando, completamente derretido contra el pecho amplio y duro de su compañero.

-Sería perfecto. Te amo, KyungSoo.

Luego habían vuelto a la posada y se dedicaron a hacer el amor y reafirmar su unión todo el día.

Partieron dos días después.

Con un bebé a bordo, JongIn se había vuelto todo un alfa protector y cuidadoso. Había insistido en moverse a través de su forma animal, pues así podría protegerlos de forma más efectiva, también les brindaba más resistencia, calor y comodidad, a diferencia de su forma humana más débil y delicada. KyungSoo estuvo de acuerdo y accedió fácilmente (también lo convenció el rostro adorablemente serio de JongIn al pedírselo, todo preocupación y ternura). De esta forma, el viaje fue mucho más seguro, pero también satisfactoriamente más rápido que al inicio.

Así, comenzaron a vislumbrar parte del territorio del Clan de nacimiento de KyungSoo y, dos semanas después, estaban enfrentándose a los centinelas que mantenían segura a la manada.

KyungSoo había sido reconocido fácilmente (cosa entendible, pues él se había peleado con todos y cada uno de los alfas que custodiaban su hogar durante años), así que, luego de un par de palmaditas en su cabeza lobuna, exclamaciones cálidas y emocionadas, un aviso al Líder del Clan y un vistazo significativo pero comprensivo entre él y JongIn, las puertas de su casa se abrieron y juntos entraron en un trote suave.

KyungSoo apenas había puesto un pie dentro de la manada cuando fue embestido (fallidamente gracias a JongIn y su gruñido amenazante) por SeungSoo. Lo miró por encima del hombro de su alfa y ladró con emoción, la cola moviéndose frenéticamente de un lado a otro exponiendo su felicidad por verlo de nuevo.

Tranquilo, esposo, es mi hermano. No me hará daño.

JongIn se relajó un poco al escucharlo a través de sus pensamientos, pero no se apartó de su lugar. SeungSoo, visiblemente sorprendido, alzó sus manos para demostrar que era inofensivo, y lentamente se movió hasta quedar frente a KyungSoo. No lo abrazó ni se acercó más de lo necesario, la mirada de JongIn aún persistía sobre él, pero sonrió grandemente, sorprendido y contento a partes iguales.

-¡Al fin te dignas a volver, niño! ¿Tienes idea de lo loco que me estaba volviendo con tanta tranquilidad? ¡Ya nadie pelea en el Clan desde que te fuiste!

KyungSoo aulló con emoción y le dio un toque cariñoso a JongIn con su nariz sobre su marca de emparejamiento, buscando relajarlo. El gesto trajo una boca desencajada de parte de su hermano y el congelamiento aparente de todos los miembros del Clan que pasaban por su alrededor, esperando su turno para saludar.

KyungSoo ladró y, luego de recibir una mirada de su esposo, se acercó a su hermano y frotó su cabeza en su vientre como un saludo adecuado.

Pasmado, SeungSoo reaccionó algunos segundos después. Envolvió la cabeza de KyungSoo entre sus manos y lo abrazó con fuerza, riendo entre dientes con cierta incredulidad.

-¿Así que te has emparejado, eh? ¡No esperaba algo así cuando te fuiste de aquí! Mamá va a poner el grito al cielo cuando se entere.

Y lo que falta por saber.

KyungSoo lamió las manos de SeungSoo, divertido y exponiendo su buen humor, y luego volvió junto a JongIn y frotó su rostro contra su cuello para impregnarse de su olor. Su esposo respondió con un gruñido complacido y un par de lamidas sobre su hocico.

-Qué desvergonzado... Mamá definitivamente...

-¡Oh, por todos lo dioses lobunos, sí es mi KyungSoo!

Y hablando del diablo.

La señora Do apareció de la nada arrastrando con ella a su esposo. Su rostro se había roto con una expresión extasiada y emocionada, incluso podría ver un par de lágrimas en las esquinas de sus ojos, y KyungSoo no se reprimió (ni JongIn lo de tuvo) y se lanzó directamente a los brazos abiertos de su mamá.

Ella cayó bajo su cuerpo, riendo de forma estridente; KyungSoo sobre ella lamió su rostro y gimió de forma adorable, trayendo risas cautivadas de los cambiaformas que los acompañaban y una negación de cabeza de parte de su hermano mayor. El señor Do se acercó y acarició la cabeza de su hijo y KyungSoo ladró hacia él, igual de feliz por ver a su padre una vez más.

Rezagado, JongIn miró la escena con cariño. Era adorable ver a KyungSoo tan emocionado, compartiendo con su familia y amigos después de tanto tiempo, y aunque su instinto lo impulsaba a ir hacia él y esconderlo tras su cuerpo para que nadie pudiera verlo o tocarlo, reprimió sus deseos y se sentó mientras KyungSoo iba de persona en persona, sin cambiar, pero demostrando su esencia y carisma natural con cada ladrido y mordida amistosa.

Finalmente, cuando tuvo suficiente de todos, KyungSoo aulló y tiró de la ropa de sus padres para acercarlos a un atento y tranquilo JongIn. Bajo las miradas sorprendidas de los mayores, KyungSoo se sentó junto a su esposo y se apoyó en su costado, dejando en claro su identidad y unión.

-Vamos a hablar seriamente sobre esto, jovencito, así que iremos a casa para que puedan cambiar, vestirse y ponerse cómodos mientras me explican qué es lo que ha pasado.

(KyungSoo lamentó que en su forma animal nadie pudiera oler el aroma de su embarazo o la forma en la que su esencia y la de JongIn se complementaban).

En grupo, se dirigieron hacia la vivienda de los Do. KyungSoo junto a JongIn se dedicó a ladrar a su alrededor, lamer su rostro de vez en cuando y frotarse contra él mientras su esposo le mordisqueaba las orejas y besaba sus mejillas. El señor Do abrió la puerta para ambos y la señora Do se dirigió a la cocina.

-Ve a tu cuarto con tu guapo compañero y alistense mientras yo preparo algo para comer y beber, ¿bien?

KyungSoo aulló y empujó a JongIn escaleras arriba. Abrió la puerta de su cuarto y ambos se adentraron en él. KyungSoo volvió a cerrar y luego cambió a su forma humana con JongIn imitándolo. Fue entonces cuando se abalanzó a sus brazos, rodeándolo de brazos y piernas, y su esposo lo sostuvo por la espalda y el trasero con una sonrisa cariñosa.

-¿Mi esposo está feliz?

-¡Muchísimo! Mamá no ha cambiado nada y SeungSoo tiene la misma cara de idiota. ¡Ah! No recordaba lo bien que se sentía volver.

JongIn acarició su espalda suavemente, de arriba hacia abajo, ya acostumbrado a su desnudez, y besó delicadamente su coronilla y mejillas sonrojadas. Contra su abdomen, su vientre hinchado se mantenía caliente y un disparo de amor profundo sacudió su corazón.

-Calma -regañó afectuosamente ante sus movimientos demasiado fuertes a causa de su propia felicidad, y KyungSoo lo besó en la boca para tratar de aplacarse a sí mismo-.

Esto funcionó, como siempre, y los labios se enredaron y juntaron con la misma entrega y pasión de la primera vez. KyungSoo acarició los mechones largos de su nuca y ronroneó cuando sus lenguas chocaron juntas, húmedas, y JongIn lo apretó más contra su pecho para fundirse en su calor y su olor.

Varios besos y una marcha al baño después, ambos se encontraron vestidos con un par de túnicas (SeungSoo entró en la habitación en algún momento y dejó una de sus propias túnicas para JongIn, que, por cierto, le quedó muy bien debido a la similitud de sus alturas y contexturas). Bajaron a la sala de estar para reunirse con su familia tomados de la mano y KyungSoo sonrió ampliamente al ver a sus padres de nuevo.

-Okay, definitivamente vamos a hablar. ¡KyungSoo, estás malditamente embarazado! ¡¿Cómo es que voy a ser abuela cuando solo has estado unos meses fuera?! ¡¿Qué rayos ha pasado?!

Así, KyungSoo habló sobre su viaje, su altercado en el pueblo, cómo terminó casándose con JongIn, ayudó a su compañero a encontrar la lucidez y, posteriormente, unirse a él cuando descubrió que era su pareja destinada.

SeungSoo había escuchado todo con la boca abierta y una carcajada sonora lo abandonó al oír de su secuestro y matrimonio forzado (su madre lo había golpeado en la nuca y esto lo calló de inmediato). Finalmente, luego de explicarles sobre la situación de JongIn y su perfecto y feliz estado de embarazo, la familia pareció aceptarlo e integraron a JongIn a un abrazo familiar lleno de aceptación, agradecimientos por cuidarlo todo este tiempo y felicitaciones por su pronto estado como papá.

KyungSoo no esperaba que la absorción de JongIn a su círculo familiar fuera particularmente díficil, pero encontró realmente agradable y reconfortante ver a su esposo sumido en los brazos de su madre, disfrutando de un contacto y afectos perdidos con el pasar de los años en medio de su exilio.

Su omega y lobo se retorcieron, felices y complacidos por el buen recibimiento y la bienvenida clara.

De esta manera pasaron el día. JongIn habló un poco de él, congenió perfectamente con sus padres y se enfrentó a SeungSoo al recibir un pedido valiente de su hermano para medir fuerzas (JongIn lo venció vergonzosamente menos de un minuto después de haber comenzado la pelea). Además, ayudó a su madre con la cena y fue con su padre a hacer las compras (KyungSoo supo que era la forma en la que su padre se pavonearía con su yerno al hombro, además de una excusa perfecta para presentárselo a todo el Clan, incluyendo al Líder y su familia).

Había sido un día movido y sentimental para todos, así que no era una sorpresa que KyungSoo cayera rendido ante el agotamiento y se durmiera, sin saberlo, sobre el regazo de su marido en medio de la cena. Descubrió que esto había ocurrido cuando se despertó contra su pecho desnudo, siendo abrazado y acariciado sobre su cama olvidada por meses.

Sonrió ante la imagen absorta y absolutamente maravillada de su esposo al verlo y se acercó para aplastar sus labios contra los de JongIn, acariciando su cuello y rostro en el proceso. JongIn correspondió de inmediato y, al alejarse, le regaló una sonrisa suave y cariñosa que hizo que su corazón latiera con fuerza en su pecho.

-Hola.

-Hola.

KyungSoo sonrió y le besó una mejilla suavemente.

-¿Dormí hace mucho?

-No demasiado. Estabas agotado y necesitas descansar.

-Hum. Estoy de acuerdo -afirmó su agarre sobre la suave cintura delgada de su alfa y JongIn apretó su abrazo sobre su hombro-. Las cosas no han salido mal, ¿eh? Le gustas a mamá y SeungSoo te tiene respeto luego de haberle pateado el trasero.

-Eso parece. Es bueno... Encajar aquí, contigo, quiero decir. Se siente bien tener un lugar en el mundo.

KyungSoo alzó la mirada entonces y sus ojos se encontraron en medio de la oscuridad. Sus dedos pasearon por la barbilla suave de su compañero y la yema del índice recorrió el borde de su grueso labio inferior.

-No es necesario pertenecer a una manada para tener un lugar en el mundo, JongIn. Cualquier sitio será bueno y agradable mientras esté a tu lado, porque tú eres mi hogar desde el momento que te conocí.

JongIn abrió la boca, pero nada salió de ella y KyungSoo le sonrió con afecto. Entonces su esposo se inclinó desesperadamente hacia él y lo besó con fuerza, profundo, tomando todo lo que podía ofrecer. Sus lenguas se enzarzaron juntas, enredándose en medio de sonidos excitantes y agradables y el agarre sobre el contrario se volvió algo más firme, como si fueran su ancla a la tierra.

Se alejaron con un último chasquido. JongIn lamió sus labios y KyungSoo dio un toque con su nariz sobre la de JongIn. Le sonrió entonces, satisfecho y a gusto, y su corazón dio un vuelco cuando la diestra del alfa se movió a su vientre y lo acarició con una ternura indescriptible y totalmente cautivadora.

-Mi KyungSoo... Mi vida y mi corazón. Soy tan feliz por tenerte.

-Ah, mi esposo es lo mejor que me ha pasado. Tú y nuestro cachorro son mi vida y mi todo. No puedo pedir ni querer nada más.

JongIn sonrió y lo besó en la frente.

-No es necesario tener nada más.

No mucho después, ambos se quedaron dormidos fuertemente abrazados y con el sentimiento de plenitud llenándolos por completo.

•°•

Fue cuatro meses después, con una gran panza de embarazo, vestido con la ropa de JongIn y saliendo de la casa que habían construido para ellos solos, que KyungSoo escuchó los comentarios de la gente del Clan.

-Hay una familia entera y completamente desconocida en las afueras de la manada. Nadie sabe quiénes son, pero piden hablar con el Líder. Parece que están buscando a su hijo menor y, si he entendido bien, la matriarca de la familia dice llamarse HyeJin.

KyungSoo se detuvo en seco y su corazón dio un vuelco en medio de un fuerte presentimiento. JongIn a su lado, con los ojos ampliados con sorpresa y las lágrimas brillando en las esquinas de sus ojos, confirmó su suposición.

Sonriendo, lo tomó de la mano y atrajo su atención hacia sí mismo, le dio un apretón para transmitirle fortaleza y valentía y luego besó su cuello con intimidad.

-Vamos. Es hora de que vuelvas a verlos.

Y así, juntos, como siempre, se dirigieron a la entrada del Clan.



•°•

Ya está, aquí terminó. Algo super corto y rapidito que saqué de un momento a otro y que llegó cuando menos lo esperaba, dentro de toda mi crisis y los momentos desagradables que he afrontado.

Mientras escribía, sentí un golpe de nostalgia y emoción que tenía tiempo sin experimentar; tener esto, recordar lo bien que se siente traer algo nuevo y vivir nuevamente la emoción de publicar cada dos días, me han dejado con ganas de regresar. No prometo nada aún, sin embargo, pero espero que hayan disfrutado de esto a pesar de las fallas, lo pequeñito que es y las imperfecciones que sé que existen. ❤️

Como siempre, espero que estén bien. Les agradezco por llegar hasta aquí y esperar por mí. A los que leen, votan, guardan mis historias en sus listas de lectura y comentan, muchas gracias, todos son muy especiales para mí y, de todo corazón, deseo solo buenas cosas para ustedes. Cuídense mucho, laven bien sus manos y tomen sus medidas de prevención necesarias. Esta enfermedad es dura y, al parecer, aún va para largo.

Los quiero a montones. Les mando besos y abrazos tricolores llenos de fuerza...

Ya nos leeremos pronto.

-Una mariposa.

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