—Entonces tu también cantas.

Muerdo la carne, rogando porque este momento no sea eterno, tal vez papá no diga nada malo y tengamos una cena feliz, tal vez Jungkook entienda el porque no quería que entrara a casa cuando papá no conocía su existencia.

—Si, señor— responde, muy tranquilo él, comiendo todo lo que mamá le sirve— estoy en un grupo.

—¿Y les va bien?— mis padres son totalmente ignorantes en lo que respecta a la música actual, no saben de tendencias, ni nada de esas cosas, así que tampoco saben que Jungkook pertenece al grupo más conocido y aclamado en todo el mundo— ¿Sobre que cantan? Desde que eres guapo, seguro tu voz es preciosa.

Jungkook le agradece asintiendo.

—Si nos va muy bien— claro, modesto— mmm, nuestro concepto es el amor propio y el proceso para encontrarnos a nosotros mismos, en realidad son muchas cosas, pero básicamente es eso.

—¿Cuántos jovencitos hay en tu grupo?— me sorprende que Papá se muestre interesado, pero luego...— el amigo de mi hija está también en un grupo, son como veinte personas y para colmo todos viven juntos, imagínate la mezcla de olores en esa casa.

Apuñalo mi ensalada, vale, esto es vergonzoso, y lo es aún más si Jungkook contiene la risa burlona que amenaza con escapar en cualquier momento.

—Somos siete, señor— mamá niega con la cabeza, casi puedo escucharla diciéndole viejo maldito a papá— también vivimos juntos, aunque cada uno de nosotros tiene un lugar por separado, nos resulta más fácil estar todos juntos.

—Ya veo— papá frunce el ceño— ¿Cómo se llama tu grupo?

—Bangtan Sonyeondan— responde orgulloso y a mamá se le caen los palillos.

Papá la observa como si fuese un bicho raro, aveces me pregunto si yo de verdad fui fruto del amor.

—Las vecinas aman ese grupo— dice, atónita y sus ojos caen en mi por un momento, brillan como si se hubiese ganado la lotería— hay una canción que siempre ponen en las tardes, es bonita... querido, tu también la has escuchado.

¿¡Papá!?

—Me vas a decir que tú, niño, ¿cantas en esa canción?— no doy crédito a lo que mis ojos ven y mis oídos escuchan.

—No sé de que canción-

Papá, mi padre, Hwan Alan, toma MI teléfono que es el más cercano, abre YouTube y lentamente escribe algo en el buscador, no me permite verlo y es cuando el coro de una canción se empieza a reproducir.

Jungkook la identifica al instante y asiente repetidas veces, sus orejas están rojas y es primera vez que lo veo avergonzarse.

—Si, es nuestra— carraspea— y esa es mi parte, de hecho.

Papá abre sus ojos en grande y detiene la canción, pone ambas manos entrelazadas sobre la mesa y le da su total atención a mi castaño amigo.

—Eso es sorprendente— dice— llevamos unas dos semanas con esa condenada canción estancada en la cabeza y, nos gustó tanto que Nami-ah fue a preguntar como demonios se llamaba.

—De hecho compré el CD sólo para escuchar esa canción— mamá comenta, palmeando el hombro de Jungkook quién no puede salir de su sorpresa, ja, bienvenido al club— oh, cariño, efectivamente tienes una voz preciosa ¿Verdad, Alan? Nuestra hija tiene amigos talentosos.

Papá asiente, estando de acuerdo.

—Al menos este no es un imbécil— blanqueo los ojos, de verdad él tiene una boca sucia...— dime, muchacho, supongo que conoces a Mingyu.

—Son amigos, papá, de hecho, fue Mingyu quién nos presentó— participo por primera vez desde que me senté en la conversación— deja de insultarlo, nisiquiera está presente, no puede oír tu odio.

—De todas formas si pudiese escucharme, estaría riéndose y no me tomaría enserio— me señala con sus palillos— debería aprender de...— observa a Jungkook— ¿Cómo era tu nombre, mocoso?— quiero golpearme contra esta mesa.

—Jeon Jungkook, señor.

—Puedes llamarme Alan— dice, totalmente cómodo— eres un muchacho calmado y agradable, tienes mi permiso para amigarte con mi hija— no tengo palabras— amigos es lo que necesita justo ahora porqué, de nuevo, por culpa de Mingyu-

Jungkook lo interrumpe.

—De hecho, señor...— se relame los labios— ya que estamos en esta situación y aunque sé que es muy pronto...

—¡Claro que no, Jungkook!— mamá vuelve a palmear su hombro— era más que necesario conocerte. Pregunta lo que quieras.

Él ríe, apenado.

—No tengo la... intención de hacerme amigo de Al— su manzana de Adán se mueve apenas pasa saliva— quiero cortejar a su hija y me sentiría más cómodo si tengo su aprobación para hacerlo.

Ah mi también se me cayeron los palillos junto a mi valentía y ganas de existir.

¡Maldito seas Jeon Jungkook! JAJAJAJAJAJA miren no más sus ocurrencias.

Pueden respirar tranquilas pues Hwan Alan approves that boy.

Besitos rojos.