Trigesimoséptimo plato
[Jin]
La historia de esa chica no resultó ser exactamente igual a la de mi novio, aunque si era cierto que tenía que ver con temas de relaciones indebidas y posibles malas críticas sociales. Al parecer la cantante, en una de sus malas rachas, se juntó con gente indebida y conoció a su actual novio, un chico problemas. Sí, un chico problemas, así tal cual.
Era un tipo joven e irrelevante, de familia humilde. Trabajaba en un taller mecánico, y quedaba a escondidas con Ailee. Todo era muy romántico, pero obviamente, siendo famosa, una relación con un chico con antecedentes no iba a ser aceptada.
Oh, sí, es cierto. El joven tenía casi quince denuncias por robos y peleas. Según Namjoon, hubo ocasiones que hasta se le enfrentaron varios estando su novia presente. Definitivamente alguien no recomendable, fueras famoso o tan corriente como cualquier persona sin popularidad.
De todas formas esa era la historia de Ailee, la cual Namjoon se había encargado de relatarme varias veces, punto por punto, hasta grabármela a fuego en mente. A pesar de que yo seguía fingiendo que no me importaba, de que me esforzaba en actuar sonriente, él insistía en recordarme a cada momento que solo me quería a mí y que terminaría esta situación tan rápido como pudiera. Me costaba reconocerlo, pero era reconfortante a pesar de ser solo palabras.
- ¡Jin, escúchame! --pestañeé asustado, volviendo a la realidad, más concretamente a mi trabajo. Suji estaba frente a mí, sosteniendo un plato con pescado y rodajas de patata, todo con una perfecta presentación. Antes de que me lo dijera, ya sabía lo que iba a pedirme, o probablemente, repetirme. -- Añádele la salsa a este y los otros tres que están en camino, porfa.
- ¿Me traes los demás?
- ¡Ahora los llevo yo! --escuché por el fondo, distinguiendo claramente la voz de Soohyun entre la de todos los demás. Él tenía un puesto superior al de Suji y mío, pero aún así siempre nos hablaba de forma cercana y con una sonrisa. Levanté el pulgar sonriente y me giré de nuevo a Suji para agarrar el plato que aún sostenía entre sus manos mientras observaba embobada a nuestro superior.
- ¿Suji? -- ahora era ella la que permanecía en su mundo, claro que completamente diferente al mío. -- ¿Hola? ¿Piensas volver algún día o estarás comiéndotelo con la mirada toda la eternidad?
- Toda la eternidad... -- se giró lentamente hacia mí, aún guardando aquella sonrisa de idiota que solo aparecía cuando estábamos enamorados, como era su caso. Probablemente yo tendría la misma si apareciera Namjoon por la puerta. -- ¿Eh? ¿Decías algo?
- Nada, déjalo --reí y le revolví el pelo, sosteniendo brevemente el plato con una mano. Había sido arriesgado, sí, pero es que se veía tan adorable con el flequillo despeinado que valía totalmente la pena. Ella se encogió de hombros y volvió a lo suyo, invitándome a hacer lo mismo con mis obligaciones.
El resto de la jornada no volvió a tener interrupciones, ni siquiera para comentarios. Me centré totalmente en el trabajo, poniendo mi atención a cada detalle de la presentación de los platos, pues era lo que me habían encargado ese día. Lo sentí como una caída en mi ascenso, pero igualmente no le di importancia, pues mi sueldo seguiría siendo el mismo.
Como siempre, de las últimas mesas se encargaron aquellos superiores de cada ámbito, así que los nuevos pudimos salir tranquilamente a los vestuarios, para cambiarnos e irnos cada uno a nuestra casa. Mientras me quitaba el delantal, observé cómo Suji seguía sin quitarle el ojo a nuestro jefe, y además sin una pizca de disimulo. Le di un suave golpe en el hombro, llamándola la atención y fruncí el ceño.
- Contrólate un poco, mujer.
- ¿Eh? ¿Tanto se me nota? --rodé los ojos con obviedad, dejando en claro mi respuesta sin necesidad de que fuera escuchada. -- No puedo evitarlo, es que es tan perfecto...
- Pídele salir --ahora la que reaccionó con exageración fue ella, soltando unas agrias carcajadas en mi cara. Yo no entendí una pizca de su reacción hasta que siguió hablando. -- Tiene novia, y muy guapa además. Es extranjera.
- ¿Extranjera?
- Y modelo.
- ¿Modelo? -- asintió con desánimo, tornando la expresión de su rostro a una más triste y agachando la cabeza. En esos momentos podría mentirle y decirle que podría superarla con facilidad, pero teniendo en cuenta que no vivíamos en un drama, probablemente Suji no tenía nada que pudiera hacer frente a esa chica.
- Vino una vez el mes pasado, estuvo en esa reserva tan grande, la de casi treinta personas. Aprovechó que tenía una sesión en Corea para pasar a saludarle. --obviamente se refería a Soohyun.
- ¿La reserva esta a su nombre? -- asintió con desgana, cerrando su taquilla de mala gana y preparándose para salir a la calle. Yo hacía lo mismo, pero mi expresión de tristeza era más por mi amiga que por mis propios sentimientos. -- Kaya recuerdo que se llamaba, era preciosa...
- Lo sé.
Y ahí terminó la conversación.
Después de eso me ofreció llevarme en su coche y yo acepté, igual que llevaba haciendo estos últimos días, cuando a la salida siempre había varias cámaras y fans esperando. A penas llegaban a tres o cuatro, pero igualmente prefería mantenerlos alejados. En el camino a mi piso pude notar a mi amiga más decaída de lo normal, y me fue imposible no apreciar mi situación con Namjoon.
Era cierto que el rubio se había mostrado mucho más apegado a la cantante. En las fotos iban viéndose mucho más cercanos, incluso llegaron a cogerse de la cintura y dejar besos en la mejilla del contrario. En estas pocas semanas también se presentaron juntos a varios eventos, haciendo oficial su relación.
Su falsa relación, después de todo.
Al menos, al contrario que mi amiga, Namjoon me quería. Siempre buscaba momentos para verme, y no paraba de repetirme a pesar de que yo no se lo pedía, que todo terminaría pronto, que no me preocupara y que solo me amaba a mí. A mí y a nadie más. Supongo que con eso me valía. Además, todo era temporal, cuestión de tiempo que le permitieran acabar con la farsa.
Mientras tanto a mí me tocaba esperar y fingir que todo iba bien, que no me molestaba una pizca verlo tan cariñoso con otra persona que no era yo. Que no me importaba leer mil y un comentarios acerca de lo bien que se veían juntos, que me eran indiferentes todas las preguntas que me hacía Jungkook para saber mi posición frente a esto. Se me daba de maravilla actuar.
- Gracias por traerme –di un delicado besó en la mejilla de la castaña y seguidamente se la acaricié, intentando animarla con ese simple gesto. Cuando salí del coche y la miré a los ojos, supe que no había funcionado. – Suji –la llamé antes de echar a andar y que ella arrancara. Me miró, aún con las manos en el volante, y alzó ligeramente el rostro para informarme de que me escuchaba. – ¿Te gustaría venir a cenar mañana a mi casa?
- ¿Mañana? –asentí emocionado. No había nada mejor para el mal de amores que pasarlo con los amigos, y al menos yo nos consideraba eso. Además, últimamente entre todas las presentaciones de Namjoon y las recuperaciones de Jungkook y Taehyung, apenas tenía compañía. – Sí, me parece bien.
- ¡Perfecto! –exclamé alegre, saltando de forma inconsciente. Era extraña la forma en la que últimamente mis emociones se extremaban tanto. – Ven sobre las diez, yo me encargo de prepararlo todo.
- Mejor vengo antes y cocinamos algo juntos.
Acepté su propuesta y con una sonrisa, volvimos a despedirnos, esta vez marchando cada uno por su lado sin ninguna interrupción. Mientras subía a mi piso, decidí llamar a Namjoon. Yo tenía la suerte de tener un amor correspondido, Suji me había hecho apreciar lo importante que era eso a pesar de todo.
Tres llamadas hice en lo que tardé en llegar a mi casa.
Supuse que estaría ocupado, así que volví a sonreír y me fui directamente a la cama. No tenía hambre, y era la primera vez que forzaba una sonrisa sin tener a alguien para mostrársela más que mi mismo.
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