Séptimo plato
[Namjoon]
Descolgué el móvil de mala gana, temiéndome otra represalia por parte de mi representante. Aunque en realidad, después de pensarlo, aún no me había metido en ningún nuevo lío, de hecho estos últimos días, entre el programa, me encontraba cansado y apenas salía de mi estudio, por lo que no tenía tiempo ni para problemas.
- ¿Namjoon?
- ¿Qué pasa, hyung?
- No me llames hyung, no soy tu amigo, niño –reí ante su conocida respuesta, pues ambos sabíamos la que a pesar de ser representante y artista, teníamos la misma confianza que entre amigos. – Me llegaron noticias del concurso y pensé que te interesarían.
- ¿Entonces no me he metido en ningún lío?
- ¿Eh?
- Nada, nada, sigue hablando.
- Ash... –suspiró y yo volví a reír en voz baja, disfrutando enormemente el sacarle de sus casillas. – La siguiente emisión será la de la repesca.
- ¿Ya vuelve Jin, entonces?
- Eso es precisamente de lo que quería hablarte. Rechazó la oportunidad de presentarse, le mandó un mensaje a uno de los directores.
- ¿Eh? –ahora era yo el que no entendía nada. Bueno, sí lo entendía, pues después del ridículo que hizo lo normal era que no quisiera aparecer frente a las cámaras. ¡Pero yo había aceptado el concurso por él, y de ninguna forma renunciaría a tenerle todas las emisiones que quedaban! – Decirle que no puede hacer eso, que tiene que volver.
- Obviamente no podemos obligarle, idiota.
- Dame su dirección, hyung.
- ¿Qué piensas hacer, niño? Si no quiere ir, no quiere y punto. Además, de todas formas iba a ser tiempo perdido por su parte, pues dejó bastante claro que precisamente habilidoso en la cocina, no es.
- Hyungsoo, dame su maldita dirección, por favor.
- ¡Oye, a mí no me hables con tantas confianzas!
- ¿Me la das entonces?
- Ash... –volvió a refunfuñar en voz baja, maldiciéndome de mil formas diferentes con el sonido de un papeleo de fondo, cosa que me tranquilizó. Estaba buscando la ficha de Jin. – Le hago una foto y te lo envío.
- ¡Gracias hyung, eres el mejor!
- Que sepas que esto es ilegal, así que no hagas nada raro.
- Sí, vale.
- Y ni si te ocurra desvelar que te la di yo.
- Vaaaaale.
- Lo negaré, Namjoon, te lo juro.
- Estaría la foto de prueba.
- ...
- Vale, vale, tranquilo. Te lo prometo. Nada más llegar la borro y tú no has tenido nada que ver, en serio.
- Así me gusta. Que te vaya bien.
Y colgó antes de que yo pudiera despedirme, cosa que no me molestó, pues yo ya estaba abriendo su conversación, pendiente de que llegara la maldita foto con la dirección de Jin. Cuando lo hice comencé a buscar su calle en el móvil, percatándome de que no quedaba tan lejos del estudio, quizás a veinte minutos en coche como mucho.
Cogí el coche y fui directo al lugar que indicaba mi teléfono, alterándome por segundos. Jin no podía renunciar, aún me quedaba por grabar la mitad del programa, ¡y me aburría más que ir a la iglesia! En serio, no entendía ni mierda de lo que hablaban, yo solo me limitaba a probar la comida, decir si estaba rico o no y hacer bromas. No aguantaría ni una emisión más sin ver al castaño, pues era la única diversión del programa según mi punto de vista.
- 22, 24, 26... –seguí los portales con la mirada, deteniéndome en uno exactamente igual a todos los anteriores que invadían la calle pero con un ocho en el segundo dígito. – ¡Aquí está!
Era un pequeño edificio de seis plantas y dos puertas en cada piso, es decir, algo pequeño y no excesivamente lujoso, por lo que di por sentado que vivía solo, así que cuando llamé a la puerta y me abrió un adorable niño con graciosa sonrisa, no pude evitar sorprenderme.
- ...
- ...
- ¿Esta es la casa de Jin?
- ...
- Niño, reacciona.
- ¡JIIIIIIIIIIIIN, AYUDA, HA VUELTO PARA PEGARNOS! –y echó a correr, dejando la puerta abierta y a mí en la entrada completamente solo. Fruncí el ceño, otorgándome el permiso necesario para entrar, y seguí al pelinegro mientras inspeccionaba detenidamente el pequeño pero estiloso apartamento. – ¡Ahí está, es el de la discoteca!
- Oh, cierto, ahora caigo –reí y me acerqué al pequeño, quien se encontraba sujetando una escoba y señalándome aterrado. Le alboroté el pelo sin borrar la divertida sonrisa que me había sacado. – Tú eres el que pensaba que Jimin era guapo.
- ¡No es guapo, no dije eso, cállate!
- Si lo dijo, no te engañes –por la puerta apareció otra persona, pero de nuevo no era Jin. Era el hermanastro del niño, el que se pasó toda la noche con Hoseok y al parecer no dejaban de hablar por mensajes. Nos saludamos y luego pasó de largo, yendo directo a la cocina, lugar del cual no tardó en salir la persona a la que buscaba.
- ¡TÚ! –me señaló, quitándole la escoba a Jungkook y amenazándome con ella. Bueno, ni siquiera amenazándome, pues se lanzó directo a pegarme con el utensilio. – ¿Qué haces en mi casa?
- ¡Viene a pegarnos, hyung!
- Que no, niño, que te calles.
- ¡OYE, A JUNGKOOKIE NO LE HABLES ASÍ! –y volvió a intentar atizarme con el palo. Rodé los ojos, agarrándolo y tirando de él hasta acercar al castaño completamente a mí, quedándonos apenas a dos centímetros de distancia. Él se sorprendió, tiñendo todo su rostro de rojo, y se alejó de inmediato, soltando la escoba. – Fuera, vete.
- ¿Podemos hablar?
- No.
- Es importante.
- Me da igual, me caes mal y no quiero verte.
- Está bien, pues me llevo tu escoba.
- ¡Oye! –eché a andar hacia la puerta con el objeto en mis manos, riendo con sus gritos y quejas del fondo, aliviado de que me siguiera. – ¡Que me la devuelvas, estúpido! – Me apoyé en el marco de la puerta, acercándosela lo suficiente para que se inclinara hacia mí y luego quitarla rápidamente, haciéndole tropezar consigo mismo. Reí y le sostuve antes de que se cayera, tendiéndole finalmente el utensilio de limpieza. – Eres idiota.
- Vale, pero escúchame.
- No, adiós –quiso empujarme fuera de su casa pero me opuse, sonriendo triunfante ante mi superioridad en fuerza. – Que te vayas he dicho, pesado.
- Me escuchas y me voy.
- ¿Qué quieres? –preguntó dándose por vencido y volviendo a poner distancia entre nosotros con un suspiro al ver que no había podido moverme ni un centímetro. – Y como me vuelvas a pedir el número de móvil juro que t-
- No es eso, princesa, es sobre el concurso.
- ¿Princesa?
- Te ves como una.
- ...
- ¿No te molesta que te llame así?
- Es una diva cursi, déjale –intervino Taehyung, haciéndose espacio entre nosotros y saliendo por la puerta con su hermano detrás, quien no dejaba de mirarme en un intento de incomodarme o meterme miedo. Era adorable. – Hyung, nos vamos, nos acaban de llamar nuestros padres.
- Ten cuidado –susurró Jungkook al oído de su mayor, aún fulminándome con la mirada e inflando los mofletes. – Grita si te hace algo y vendré corriendo.
- Puedo apañármelas, pequeño, no te preocupes –Jin sonrió, añadiendo más belleza a su rostro si era posible, y dio un ligero empujón al pelinegro para que siguiera a su hermano y no se demorara más. Cuando este estuvo alejado, volvió a girarse hacia mí, cambiando nuevamente su expresión a una más dura. – Di que quieres de una vez.
- Preséntate a la repesca.
- No, adiós –me empujó de improvisto, sacándome al rellano y comenzó a cerrar la puerta. Conseguí poner el pie a tiempo, maldiciendo en voz baja por el dolor que sentí, y me colé dentro de la casa, cerrándola a mi espalda. – Dijiste que te irías.
- Jin, en serio, tienes que presentarte.
- Te denuncio por allanamiento de morada como no salgas en tres segundos.
- Escúchame prim-
- Uno...
- ¡Jin, joder, he venido hasta aqu-
- Doooos...
- Si te da vergüenza no saber cocinar, no importa, puedo buscarte algún profesor o algo.
- ...
- ...
- ...
- ¿Qu-qué pasa? –pregunté sorprendido por su repentino silencio.
- ¿Qué acabas de decir? –estaba cruzado de brazos, golpeando repetidas veces el suelo con la punta del pie, dejando obvio que comenzaba a enfadarse, y a mí no me convenía enfadarle, por muy divertido que fuera.
- Que si quieres puedo... puedo encontrar a algui-
- ¡No necesito a nadie, idiota, se cocinar mejor que cualquiera de los que sigue ahí!
- ...
- ¿No me crees o qué? –negué con las manos, intentando disimular mi falta de confianza en sus habilidades culinarias. El chico podría ser precioso, pero ya dejó bastante claro en el concurso que estaba mucho mejor alejado de la cocina. – No me crees.
- ...
- Ven – y antes de que pudiera reaccionar, me agarró del cuello de la camiseta y arrastró por todo su piso hasta que llegamos a la cocina, donde me soltó de forma brusca. Yo comencé a masajear la zona enrojecida por el tirón y me quedé mirándole, con expectación. – ¿Qué quieres que haga?
- ¿Eh?
- Eso, que qué quieres que haga. Pídeme algo.
- ¿Cualquier cosa? –pregunté sonriendo lascivamente, ecmocionándome al pensar que Jin estaba proponiéndome algo. Pero como era de esperar, rodó los ojos y me golpeó suavemente al pecho antes de añadir.
- De cocinar, pedazo de pervertido. Pídeme que cocine algo.
- ¿Unas tostadas?
- ¡Algo más difícil, por dios! –le miré con desconfianza, temiendo que incendiara la cocina al intentar demostrarme algo de lo que yo dudaba seriamente. – ¡No me mires así y dime una receta!
- ...
- ¡VAMOS!
- E-eh, no sé, el Gyeranjjim es difícil de prepar-
- Pues ese mismo –me empujó a un lado para que le dejara espacio en la cocina, y señaló indignado con el dedo, apoyándolo en mi pecho de forma intimidante. – Mira y verás.
- Está bien, como quieras – respondí sonriente, aún sin saber cómo tomarme esta situación.
Cogí asiento en una silla y me quedé observando cada movimiento que hacía el castaño. No me molestó en absoluto, pues además de que era atractivo y me entretenía, se le veía un aura muy diferente a la vez del concurso. Parecía realmente un profesional.
Jin siguió moviéndose de un lado a otro, añadiendo cantidades concretas si necesidad de medidor, batiendo y cortando con total destreza y habilidad. Realmente me estaba dejando impresionado, y aunque aún no hubiera probado el plato, su presencia como cocinero no dejaba nada que exigir, era perfecto.
- ¿Te gusta cocinar?
- No me distraigas.
- Te ves muy bien cuando lo haces –declaré con sinceridad, disfrutando de su exagerado suspiro de autosuficiencia y como enterró la cara dentro de la nevera para que no pudiera ver como se sonrojaba.
Siguió pendiente del plato, permitiéndome apreciar la belleza de su concentración, lo bien que se veía mordiendo levemente su labio cuando se metía de lleno en el acto y sonriendo de alivio y satisfacción una vez lo terminaba. La demás parte del tiempo tenía una expresión confiada, mostrando todo su atractivo, pues si a Jin le sobraba algo, era eso.
Y finalmente se giró, dejando en medio de la mesa un apetecible cuenco a rebosar de la receta que habíamos escogido. Seguidamente añadió un pequeño platito a su lado con "Gimbap", supuse que como acompañamiento.
- ...
- Pruébalo –me ordenó colocándome una cuchara frente a mis narices.
Y eso hice. No tardé en seguir sus órdenes y probar un poco de aquel plato que buen aroma desprendía, sorprendiéndome enormemente al percatarme de que el olor no tenía nada que envidiarle al sabor.
- ¿Esa es la cara que pones cuando tienes un orgasmo? –preguntó satisfecho, apoyándose en la mesa, a mi lado y cruzando los brazos con suficiencia, curvando esos labios que tanto me gustaban en una bonita sonrisa.
- Esto está buenísimo, Jin.
- Lo sé –a pesar de todo me quitó la cuchara de las manos y probó el mismo un poco, relamiéndose al terminar y hipnotizándome con solo ese gesto. – Te dije que era mejor que cualquiera de los del programa.
- Pues no entiendo porque no lo demostraste –solté indiferente al tiempo que agarraba un trozo de gimbap, disfrutando del delicioso sabor que también traían estos. Jin me fulminó y apartó la mirada a otro lado.
- Eso no fue mi culpa.
- ¿Eh? ¿De quién sino?
- ¡Pues tuya, idiota!
- ¿Mía por qué? –pregunté incrédulo. De hecho en todo caso yo habría sido el que más le ahbía ayudado, pues fui el único que votó a su favor para que se quedara, aunque de poco sirvió.
- ¡Me pusiste nervioso y no pude concentrarme! –exclamó enfadado, frunciendo los labios en una fina línea y cruzándose de brazos con molestia. Yo solo pude sonreír, sintiendo únicamente orgullo con sus palabras. Me puse en pie, tragando rápidamente otro trozo de Gimbap, y me coloqué frente a él, acorralándole contra la mesa. – ¿Qu-qué haces? –preguntó abrumado, alejándose todo lo posible de mí, es decir, escasos centímetros.
- ¿Te puse nervioso?
- Sí, y también lo estás haciendo ahora, así que apártate.
- ¿Te pone nervioso tenerme cerca? –pregunté divertido, inclinándome más sobre él, acercándome a su oreja y rozando el lóbulo de esta con mis labios, disfrutando al notar como se le aceleró la respiración en ese instante.
- S-sí, pero p-porque eres... –mordí suavemente la intacta carne al tiempo que acercaba mis manos disimuladamente a su cintura para atraerle más hacia mí. –...insoportable.
- No suenas muy convincente en este momento –susurré para terminar depositando un beso en su cuello, rozando delicadamente la zona, trazando un delicado camino hasta sus labios. El cual, para mi desgracia, se vio interrumpido por el empujón que me propino, lanzándome hasta el otro extremo de la cocina casi. – ¡Auch! – froté mi trasero con expresión adolorida al haberme golpeado contra la encimera.
- Fuera.
- Pero si te has puesto cachondo.
- ¡Fuera! –exclamó propinándome una patada. – ¡Te odio, te odio, te odio, te odio! –siguió empujándome hasta la salida, lugar donde abrió la puerta y me lanzó de forma brusca al rellano, haciendo que me tropezara con su felpudo y cayera de culo al suelo frente a él. – ¡Y no voy a ir a ese estúpido concurso!
- ¡Eh! ¿Por qu-
Y cerró con fuerza, dejándome con la palabra en la boca. Rodé los ojos y me volví a poner en pie, dispuesto a fundir el timbre si hacía falta con tal de conseguir que me respondiera. No, que me respondiera no, que aceptara ir.
- ¡Para de llamar al timbre! –Se quejó desde el otro lado de la puerta, provocándome una sonrisa al escucharle.
- ¿Te presentarás el martes en el programa?
- No.
- ¿Por favor?
- Que no y punto.
- Prometo seguir con lo que estábamos haciendo en la cocina si vas –respondí medio en broma, ya que si por mí fuera habría seguido con ello ahí mismo. Tal y como me esperaba, Jin abrió la puerta el tiempo suficiente para pegarme una patada y cerrarla de nuevo. – ¡Ash, no entiendo por qué eres así!
- Porque eres estúpido.
- Te gusto igual, o necesitas que te vuelva a record-
- ¡Cállate, idiota! –volvió a abrir la puerta, aunque creo que en esta ocasión lo hizo de manera inconsciente, ya que ni siquiera me pegó. Seguro que le era difícil mantener una conversación con un bloque de por medio. – Iré si me prometes una cosa.
- ¿El qué?
- Dejarme en paz.
- Si ganas me lo pensaré –respondí sonriente, intentando disimular el dolor que me cubría todas las zonas que habían sido pateadas por el castaño. – Si pasas prometo no volver a insistir contigo.
- ...
- Confía en mí.
- Me cuesta.
- Hazlo y punto.
- ...
- ¿Y bien?
- Vale –rodó los ojos y me tendió la mano, la cual estreché con gusto. – Ahora vete. Nos vemos el martes.
- ¿Quieres que pase a recogerte? –pregunté después de acercarle a mí con un ligero tirón, aún sin soltar su mano. Él bufó y se apartó, empujándome antes de volver a entrar en su piso. – ¿Eso es un sí?
- ¡Piérdete!
Y volvió a cerrar la puerta, pero aún así me despedí, agitando mi mano con una sonrisa de oreja a oreja que mostraba toda mi dentadura, pues sabía perfectamente que Jin seguía tras la puerta.
- ¿Ves como te gusto?
Lo siguiente que escuché fue una patada a la puerta y varias pisadas alejándose. Reí y yo también me alejé, satisfecho por haber cumplido mi objetivo a la perfección.
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No pude hacer maratón, zorry ;_;
¡AÚN ASÍ TE DESEO SUPERFELICIDADES JxnHime !
Sí, es su cumple, así que todo el mundo a felicitarla y desearle un gran futuro lleno de Jinos y yaoi. Y Namjin. Y yaoi y lemon y gays y todo ezo tan guachi.
Yo te regalo este cap porque puedo -es lo único que puedo, tristesha - y quiero. Y mucho lof for u.
¡BEEEEEEESOS LEMONOSOS PARA YOU!
¡Y PARA LOS DEMÁS QUE SEA SU FELIZ CUMPLEAÑO O FELIZ NO CUMPLEAÑOS, TAMBIÉN!
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