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Decimotercer plato


[Jin]

Había ganado. HABÍA GANADO. No podía creerlo. Bueno, sí podía creerlo porque el mismo presentador lo había dicho y todo el público me miraba asombrado, como si no llegaran a creerse que yo, Kim Seok Jin, hubiera pasado la repesca. ¡Pues lo había hecho! Y lo mejor de todo era que estaba grabado y aquellos que no confiaban en mí tenían que tragarse sus palabras. Estúpidos.

Después de que dieran por finalizado el programa, Jihoon, uno de los directores, se acercó a mí para informarme sobre las siguientes emisiones, pues a partir de ahora yo también tendría que acudir. Oficialmente estaba dentro del programa de nuevo.

Tuve que pasar por camerinos para limpiar el destrozo que el idiota ese había causado. Por suerte las pocas personas que estaban ahí tuvieron la decencia de dejarme a solas en él, así que no tuve que esconderme de nadie cuando agarré una toalla y fui desabotonando mi camisa a medida que limpiaba el chocolate que cubría mi torso, tanto por encima de la tela, como por debajo de ella.

Toc toc

Me giré a la puerta que acababan de llamar y suspiré. ¿Qué tan difícil era leer el cartel de "OCUPADO" que había colocado yo afuera? Repetí esa palabra con mi propia voz en un intento de ahuyentar a la persona al otro lado de la puerta, pero no tuvo efecto, pues no pasaron ni dos segundos antes de que volvieran a llamar. En esta ocasión ni esperaron mi respuesta, simplemente abrieron la puerta. O mejor dicho, abrió.

- ¡Que está ocupad-

Me quedé petrificado ante la persona que acababa de entrar. Mierda. Mierda, mierda, mierda. Era Namjoon. Era él quien se encontraba dentro del camerino, debatiéndose a vida o muerte con el pestillo de la puerta para cerrarlo desde dentro. Desde dentro, conmigo. Solos. Namjoon y yo solos otra vez en un cuarto. Tenía que salir de ahí rápido, o él o yo.

- ¿Por qué no pusiste el cerrojo? preguntó una vez consiguió cerrarlo, suspirando cansado por su dura batalla contra el inamovible objeto.

- Hay un cartel en la puerta indicando que está ocupado – Namjoon me sonrió y fue acercándoseme. Yo intentaba mantener la calma, pero inconscientemente empecé a tartamudear y alejarme de él hasta chocar con unas taquillas, haciendo que el metálico sonido retumbase por todo el cuarto. – La ge-gente no entra cu-cuando ve ese cartel.

- Entonces, que suerte la tuya de que yo no sea como la gente.

- Es de mala educación...

- Oye, llamé a la puerta.

- Y dije que estaba o-ocupado...

- Pues precisamente por eso entré – rió y terminó por recorrer los pocos centímetros que nos separaban. Yo no podía alejarme más, estaba casi fusionándome con la puerta de las taquillas, y Namjoon parecía disfrutar enormemente mi nerviosismo. – Vine a felicitarte. Enhorabuena, Jin.

- Gr-gracias...

No podía mirarle a la cara, la vergüenza me superaba. No era porque yo estuviera con casi toda la camiseta desabrochada o manchado de chocolate, el motivo se acercaba más a las estúpidas palabras que me salieron durante el programa. ¡Quién me mandó a mí decir que no quería que se cumpliera la apuesta! ¡Y encima delante de Namjoon! Todo por la excitación momentánea de la victoria. Se portó tan bien conmigo durante el programa, que inconscientemente las palabras salieron solas.

- ¿Sigo poniéndote nervioso? –levanté la vista con actitud retadora. Yo no estaba nervioso, no me iba a dejar intimidar por nadie.

- No, estoy bien.

- ¿Y por qué estás rojo? -preguntó sonriente.

- ¿De veras vamos a volver a tener esta conversación?

- A mí me divierte ver como niegas lo evidente – rodé los ojos y fui a echarme a un lado para salir del pequeño espacio que me quedaba entre las taquillas y su cuerpo, pero antes de que pudiera mover siquiera un brazo, me agarró del cuello de la camisa y fue deslizando sus manos hasta topar con los pocos botones que aún quedaban abrochados. – Te tomaste muy en serio eso de cumplir mis expectativas.

- ¿E-eh?

- Sí, ya sabes, lo de cubrirte con chocolate... – empezó a desabrochar los botones lentamente al tiempo que escondió su rostro en mi cuello y dio una lamida a este, saboreando parte del dulce derretido que se esparcía por toda la zona, goteando hasta mi abdomen. – realmente delicioso –jadeé de forma involuntaria, sorprendiéndome a mí mismo con ese acto que reflejaba lo mucho que me gustaba lo que Namjoon estaba haciéndome. El rubio también debió escucharme, porque de inmediato levantó la vista sonriéndome con sorna.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? –pregunté a la defensiva.

- Nada – eso era lo que decía, pero sus risas reprimidas me enfadaban cada vez más, dejándome más que claro todo lo divertido que le parecía esta situación. Bufé en voz alta y le aparté de un empujón, librándome de él en un segundo.

- Búscate otro juguete, Namjoon.

- ¿Eh? - me miró con desconcierto, reaccionando a tiempo para interponerse entre la puerta del camerino y yo. – ¿Por qué dices eso?

- ¿El qué? ¿Lo del juguete? – asintió y yo rodé los ojos por vigésima vez en lo que llevábamos de hora. Este chico me desesperaba. – Porque sé lo que buscas y yo no comparto esos gustos.

- ¿Eres hetero? – preguntó incrédulo. Tuve que reprimir mis ganas de atizarle un puñetazo como respuesta.

- No, no lo soy.

- Ya decía yo.

- ¿Puedes cerrar la boca un segundo? – eso hizo, solo que obviamente sin borrar su prepotente sonrisa, la cual lo único que conseguía era encenderme más, y no precisamente en el buen sentido. – Me refiero a tus ideas de relación y todo eso.

- ...

- ¡Joder Namjoon, me refiero a que te tiras a cualquiera y no buscas nada serio!

- Oh, así que era eso – soltó un suspiro de alivio y vi como relajaba los hombros, seguramente más relajado, cosa que yo no podía entender. – Pensaba que era algo importante.

- ¡Esto es importante!

- Pero yo no quiero solo follar contigo, Jin.

- ¡Es que eres idi- – me interrumpí de inmediato, analizando lo que acababa de escuchar. – Ah, ¿no? – negó con soltura, como si todo este drama lo hubiera montado por nada, y quizás así era. – ¿Entonces qué quieres?

- No sé.

- ¿No sabes?

- Ahora realmente quiero follarte, pero porque me has calentado mucho, no porque solo busque eso en ti.

- ...

- Simplemente me gustas, me gusta pasar tiempo contigo y a la vez me atraes.

- ...

- ¿Qué pasa?

- No me fío.

- ¿Por qué dijiste lo de la apuesta entonces? Pensé que ya me habías dado un pase.

- ¡E-eso fue u-una equivocación del mo-momento, y no sé, m-me lié...

- ¿Quieres que me vaya?

- ...

- ¿Jin?

- No...

- ¿Entonces?

- ¡No lo sé, no me agobies! – me giré con frustración, deshaciéndome de la maldita camisa, ahora desabrochada por completo, y lanzándola a una esquina del cuarto. Cuando miré a Namjoon, seguía de pie en la puerta, ahora apoyado en ella y disfrutando de todo el espectáculo. – Quiero asegurarme de que no vas a hacerme daño.

- No voy a hacerte daño.

- ¿Y cuando pierdas el interés? ¿Cómo me aseguro yo de que no vas a dejarme sin que te importe una mierda como yo me siento?

- ...

- Ah, vamos, responde.

No respondió, en su lugar volvió a caminar hasta mi sitio, solo que en esta ocasión yo no me aparté, permanecí quieto y cruzado de brazos, expectante de su respuesta. Y cuando llegó, me besó.

No fue uno de esos adorables y suaves besos de película, uno de esos en los que apenas hay roce de labios, que va, fue todo lo contrario. Fue empujándome hasta que dimos contra una pared, presionándome contra ella al tiempo que imitaba el gesto con nuestros labios, devorando irracionalmente los míos. Ni siquiera tuve tiempo de pedir descanso para coger aire, simplemente no me soltaba, seguía saboreando con ansias cada centímetro de mi boca, y no iba a negar que me gustaba aunque me estuviera costando todo el oxígeno de mi cuerpo.

- ¿Y bien? –preguntó apartándose, lamiéndo mi saliva de sus labios y mirándome con orgullo. Yo aún estaba reponiendo el aire que le faltaba a mis pulmones, respirando con dificultad debido a la espectacular experiencia que acababa de vivir. – ¿Ya confías en mí?

- O-obviamente no.

- ¿Pero te gustó el beso? –aparté la vista con indignación, o más bién, abrumado por tal pregunta, y asentí brevemente sin mirarle. Él rió y acarició mi mejilla, empujándome a devolverle la vista de nuevo. – Eso es un gran paso – comenzó a acariciar mi costado de arriba abajo, pasando sus dedos por mis costillas, por la curva de mi cintura, esparciendo el chocolate que se deslizaba por esa zona y seguidamente llevando su mano a mi boca para que yo mismo probase el dulce, y eso hice, le miré y lamí dos de sus dedos manchados del dulce, relamiéndome segundos después por tan exquisito sabor.

- Sigo sin confiar en ti.

- Supongo que puedo esperar a que lo hagas – empezó a besar mi cuello al tiempo que hablaba, haciéndome más difícil aquello de razonar, pero ni en broma me planteé pedirle que parara. Se sentía demasiado bien. – Me comportaré hasta que decidas salir conmigo.

- ¿No te acostarás con nadie más?

- Si tú no quieres, no – mientras hablaba no dejaba de tocarme, de besar mi cuello, mis hombros, de lamer cada centímetro de dulce que cubría mi cuerpo, abriéndose paso en él con su lengua, estremeciéndome y tambaleando los cimientos de mi cordura. – ¿Entonces, qué dices?

- Va-vale.

- ¿Vale a qué?

- Pensaré lo d-de salir... contigo.

- Bien.

Me sujetó con fuerza de los muslos y levantó, haciendo que yo rodeara su cintura con mis piernas, dejándome llevar por él hasta una butaca, lugar donde tomó asiento conmigo encima. Empezó a besarme con la misma intensidad que la vez anterior, mordiendo y lamiendo mis labios, adentrándose en mi boca y recorriéndola con esmero, con habilidad. Si algo bueno había sacado de ser un putero, era la experiencia y talento para hacerme sentir en los mismos cielos.

- Na-Namjoon... – jadeé junto a su oído, revolviéndome sobre su regazo para detener esas caricias que comenzaban a cruzar mi pantalón.

- Tengo condones, no te preocupes – me agarró de la cintura y pegó más a él, dejándome sentir la dura erección que destacaba bajo la tela de sus elegantes pantalones negros. Con una mano empezó a desabrochar la hebilla de mi cinturón.

- Namjoon, pa-para...

- ¿Qué pasa? – por suerte se detuvo, sosteniéndome de la cintura para que no me cayese, ya que estaba sentado sobre él. Inspiré hondo, intentando normalizar mi respiración, y cuando lo hice, con mucha mucha muchísima fuerza de voluntad, salí de encima de él y me puse en pie, acercándome a agarrar mi camiseta que estaba en el suelo junto a una esquina. – ¿Jin?

Volví a acercarme a él, quien seguía sentado, con las piernas entreabiertas y su pantalón completamente tensado, además de rastros de chocolate en su cara y camisa. Sinceramente, se veía demasiado sexy, pero yo no iba a caer tan pronto.

- Solo me acuesto con aquellos que mantengo una relación.

- ...

- ¿Es eso un problema? –pregunté inocentemente, ahora siendo yo quien disfrutaba de sus frustradas reacciones.

- No, claro que no –Pero tal y como bufó, poniéndose en pie de forma brusca y alborotando su pelo frente al espejo, me hizo pensar que no se lo había tomado tan bien. Reprimí unas risas y seguí abrochándome la camisa, fingiendo no notar su molestia. – Jin –se acercó caminando hasta mí y volvió a besarme, solo que en esta ocasión de forma más breve. – Acéptame rápido, por favor.

Aceptarle tan pronto ni hablar, pero después de haber probado sus besos, quizás me saltaba mi moral de no intimidar más que con mis parejas. Después de todo, Namjoon estaba en fase de prueba para serlo. 


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Siempre digo que haré maratón y nunca lo cumplo, podéis pegarme. No muy fuerte please. 

Esta noche actualizaré varios más. En compensación os dejaré este precioso gif  de la family que me dio risa.

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