Decimoséptimo plato
[Namjoon]
Autocontrol, eso era lo que guiaba casi todos mis días desde que Jin aceptó tenerme en cuenta. Sí, porque no había aceptado salir conmigo, únicamente se comprometió a hacerlo en caso de que mi comportamiento le diera confianza suficiente para mantener una relación. Y al parecer lo estaba consiguiendo.
Habían pasado dos semanas desde que ganó la repesca, y aún seguía en el programa, pasando cada ronda sin complicación alguna. Cada vez me permitía acercarme más, y eso compensaba enormemente la dura abstinencia sexual por la que estaba pasando. Pero valía la pena. Todo el sufrimiento valía la pena cuando conseguía pasar un rato a solas con él aunque ni siquiera llegáramos a términos mayores.
- ¿Me veo gordo?
- ¿Eh?
- En el programa. Te pregunto que si salgo gordo. Creo que esa camisa me ensancha las caderas, no sé...
Estábamos recostados en el sofá de su casa, yo tumbado y él prácticamente encima de mí, mirando la repetición del programa que habíamos grabado ese fin de semana. Yo ni siquiera estaba pendiente de la tele, simplemente disfrutaba de su cercanía y el momento, por eso tardé varios segundos en centrarme y enterarme de lo que estaba hablando.
- Sales bien.
- Yo me veo gordo –se acomodó de nuevo sobre mi pecho y dejó el tema de lado, por lo que decidí no insistir. Jin siempre tenía esas bajadas de autoestima, pero no eran graves, pues siempre se solucionaban fácilmente con sacarle a comer, arreglarle o decirle algún cumplido. – Namjoon – volvió a acomodarse sobre mí, mirándome desde abajo.
- ¿Sí?
- ¿Qué pasaría si estuviera gordo?
Esa pregunta me pilló de improvisto. Nunca me la habían hecho, jamás me vi en la situación de durar tanto tiempo con alguien como para pasar por estos incómodos momentos. Decidí soltar lo primero que me vino a la cabeza, la respuesta más obvia.
- Necesitarías ropa más grande.
- ¡Bobo! – me dio un ligero golpe en el pecho y frunció el ceño, desistiendo a mis palabras. – Me refiero a que pensarías de mí.
- ¿A sí me seguirías gustando? – asintió con fervor, ansioso por mi respuesta. Yo solo pude imaginarlo más rellenito, con unos adorables mofletes regordetes que estrujar entre mis manos y un trasero más grande, y definitivamente la idea no me disgustaba en absoluto. – Seguiría muerto de ganas por echarte un polvo.
- ¡Namjoon, no seas guarro!
- Está bien, seguiría muerto de ganas por realizar el acto sexual contigo, bella princesa.
- Eres idiota.
- Bueno –me encogí de hombros y acomodé, sujetando a Jin al tiempo para que no cayera del sofá. Miré la tele, encontrándome con la imagen del público aplaudiendo a uno de los concursantes por unas bonitas palabras que dio a su madre. Seguro que en el momento de la grabación yo estaba distraído con Jin, porque no recordaba ninguna, pero ahora que lo hacía, me sonaban asquerosamente falsas. Aparté la vista de la pantalla con desgana, y dejé el mando en la espalda de Jin, volviéndome a girar hacia él. – ¿Por qué preguntaste eso?
- No lo sé, tenía curiosidad – respondió recostando su cabeza sobre mí. Se sentía realmente bien tenerle encima, una acogedora sensación que nunca antes había sentido. – Pensé que dirías que no.
- ¿Por qué?
- ¿Y si me volviera feo? –preguntó repentinamente, echando a un lado mi pregunta – ¿Y si me cayera ácido en la cara y se me deformase? ¿Te seguiría gustando?
- Ajá.
- ¿Y si me quedase sin una pierna? ¿O me quemara todo el cuerpo?
- ...
- O me volviera calvo de un día para otro.
- Me seguirías atrayendo igual, ya te lo he dicho.
- ¿De verdad? – asentí sin pensarlo, como si fuera la respuesta más obvia del mundo, y es que para mí en esos momentos lo era. – ¿Por qué?
- Ahora mismo no me gustas porque seas jodidamente atractivo, Jin, que también, no lo voy a negar, pero simplemente me gustas tú y punto. No tiene mucha explicación.
- ...
- ¿Qué?
- Eso fue muy cursi.
- ¿Cursi? – enarqué una ceja con desconcierto. – Solo dije la verdad.
- Más cursi aún.
- ¿Es cursi decir que me gustas?
- Namjoon, si es una táctica para tener sexo, déjalo.
Reí divertido, rodeándole con mis brazos y pegándole más a mí antes de depositar un pequeño beso en sus labios. Sus besos, en estos momentos de abstinencia, me daban la vida. Estaba empezando a apreciar sus labios más que los míos propios.
- ¿Por qué? – sonreí y volví a besarle, acercándome seguidamente a su oído y mordiendo el lóbulo de este con poca fuerza. – ¿Está funcionando?
- No, solo avisaba.
- Todo era cierto –sonreí y volví a recargar mi cabeza en el posabrazos del sofá, agarrando el mando que aún ocupaba espacio sobre la espalda del castaño, y apagué la tele que tan cruelmente estábamos ignorando. Él fue a regañarme a pesar de que tampoco estaba haciéndole ni caso al programa, así que antes de que pudiera abrir la boca, me adelanté. – ¿Y yo a ti?
- ¿Eh?
- Que si te seguiría gustando aún si fuera feo.
- Me gustas incluso cuando bailas, y creo que no hay nada menos atractivo que eso, Namjoon.
- ¡Pero si tu bailas peor que yo!
- Pero yo no pongo las caras raras que tú pones.
- ¿Así que mis caras de baile son raras? – enarqué una ceja y él se incorporó, tanteando el terreno, intentando adivinar mis intenciones y escapar antes de que fuera demasiado tarde. Pero no lo consiguió, y antes de poder levantarse, mis manos ya estaban torturándole de la forma más cruel existente. Cosquillas. – ¿Y qué me dices de tu risa de parabrisas? Totalmente normal, claro.
- ¡A-ah, bas-ta! – a pesar de sus quejidos seguía revolviéndose, intentando soltarse de mi mano agarrando sus muñecas y mi otra mano recorriendo su cuerpo en busca de los puntos más débiles y sensibles. Era tan divertido verle como se desesperaba pero aún así no podía dejar de carcajearse, que inconscientemente yo también comencé a reír. – ¡N-AMJOO... NAMJOON, P-PORF...
- ¿Qué decías de mis caras?
- ¡NAM-JO-ON, PARA POR-PORF...
- Y tu cara de ahora es tan normaaaaaal...
- ¡Nam-namjoon, bas-ta!
- ¿Cómo se pide? – A pesar de todo, detuve las cosquillas, aún sin soltar sus muñecas. De seguro que si lo hubiera hecho lo primero que habría hecho nada más liberarlo sería pegarme, y por desgracia para mí, Jin no era precisamente débil. – Tu risa es más rara que mis caras.
- Que te den – respondió molesto, aún recuperando el aire perdido hacía unos segundos.
- Mejor que te dé yo a ti – infló los mofletes con indignación y fue a propinarme un golpe, el cual nunca llegó porque intensifiqué mi fuerza en el agarre. Sonreí y le empujé hacia atrás, haciendo que ahora estuviera él de espaldas en el sofá y yo encima. Fue a quejarse, pero le callé con un beso, extendiéndolo hasta que noté como se calmaba y relajaba bajo mi cuerpo. Solo en ese momento me separé unos centímetros y solté sus muñecas, masajeándolas un poco antes para aliviar la rojez que dejé por el agarre.
- Eres idiota.
- Ojalá me dieras un polvo por cada vez que dices eso.
- Y un pervertido.
- Y por eso también – me golpeó suavemente en el pecho y yo reí, disfrutando de hacerle enfadar. Se había convertido en una de mis cosas favoritas, cogiendo puesto entre besarle y comer su comida. – Por cierto, hablando de sexo.
- Ni se te ocurra preguntarme de nuevo si me he hecho dedos o utilizo consoladores en mi tiempo libre.
- No era eso – suspiré derrotado, recordando su respuesta ese día, algo tipo "¡Claro que no, simio pervertido, quien haría tal cosa!" y luego estuvo sin besarme todo lo que quedó de tarde. Exageradamente dramático, pero por desgracia, así era como me gustaba. – Es sobre Jungkook.
- ¿Jungkookie? – asentí al tiempo que su semblante comenzaba a preocuparse. Realmente parecía su madre en estos momentos. – ¿Qué pasa con él?
- Me preguntaba si sería virgen – ladeé la boca con expresión pensativa, intentando encontrar algún detalle que pudiera responderme. Es que el mocoso parecía tan inocente en algunas ocasiones y tan retorcido en otras, que no sabía que pensar. Era todo un enigma. – Bueno, ahora que tiene algo con Jimin obvio que no, pero antes no sabría que dec-
- ¡Está igual de puro que cuando nació, cállate!
- ¿Ahora? – reí incrédulo por la confianza que tenía Jin en el pequeño. – Pero si Jimin ya ha pasado a comprar su segunda caja de condones en lo que llevamos de semana.
- También pueden usarlos de globos.
- Oh, venga ya, Jin.
- ¡Que es virgen y pun- –se calló al escuchar el sonido del timbre, y por como me miró di por supuesto que no debía esperar a nadie. Me levanté de encima suyo y puse en pie. – ¿Vas tú? Seguramente sean Taehyung y Jungkook.
- Si son ellos les digo que se vuelvan a su casa.
- Namjoon, no seas así.
- ¿Qué? Ahora te quiero para mí solo.
- Anda, déjate de idioteces y ve a abrir – rodó los ojos y volvió a recostarse en el sofá, probablemente sin tomar en serio mis palabras, cuando yo las había dicho con total sinceridad. Últimamente a penas habíamos encontrado ratos para estar solos y en unas horas yo tendría que volver a mi estudio a terminar unas grabaciones, por lo que no pensaba perder ni un segundo del tiempo que teníamos ahora.
Ni siquiera me asomé a la mirilla antes de abrir la puerta, directamente bajé el manillar y tiré, encontrándome cara a cara con un chico bajito rubio y otro castaño un poco más alto. Detrás de ellos estaban Eunwoo, el amigo de la infancia de Jin, y otro chico al que tampoco conocía.
- ¡AH, ES ÉL!
- Lo siento Namjoon, se empeñaron en venir a verte – comenzó a explicar Eunwoo, abriéndose paso entre sus amigos e inclinándose un poco en señal de disculpa. – Les dije que estarías ocupad-
- ¡Tío, eres genial, soy tu fan!
- ¡Yo soy tu fan, el más grande del mundo, en serio, admiro tanto todo lo que haces y eres tan guay y-
- ¡Rocky, cállate, no me interrumpas!
- ¿Callarme? Pero si eres tú quien se me ha adelan-
Miré extrañado a los dos tipos que habían comenzado a pelearse de la manera más infantil existente frente a la puerta. Cuando levanté la vista me encontré con el desconocido de atrás, quien únicamente levantó la mano tímidamente en señal de saludo y sonrió avergonzado.
- Ellos son Jinwoo y Minhyuk –explicó Eunwoo con actitud derrotada, señalando al par de amigos que me comían con los ojos. En otro momento me podría haber sentido alagado, incluso contento y agradecido con ellos por apoyarme en mi trabajo, pero habían interrumpido mi momento con Jin, y eso era un gran punto en su contra.
- ¡Puedes llamarme Rocky!
- ¡Y a mí JinJin!
- Eso suena tan gay –soltó el alto entre risas, burlándose de su amigo.
- Soy gay, así que poco me importa. No como tú, que eres un maldito homófobo que utiliza ese término para reírse de los homosexuales. –de seguro que alguien les había contado de mi "especie de relación" con Jin, porque solo hizo falta escuchar el tono para saber que el rubio lo dijo en un intento de quedar bien frente a mí. El otro rápidamente lo pilló, tornando su expresión a una asustada.
- ¡No soy homófobo, no lo soy soy, señor Rapmonster! – sí, ese era mi apodo en la industria de la música, y era la primera vez que lo soltaban con tanto respeto. Ojalá no lo volviera a hacer en la vida. – ¡A mí también me gustan los chicos, mira! – rápidamente agarró al adorable chico del fondo y lo trajo al frente, dándole un rápido beso en la mejilla y colocándolo frente a mis narices. – Mira, este es mi novio.
- Soy Moonbin, encantado – respondió con molestia el otro, soltándose del agarre de su novio. Definitivamente, de los tres nuevo, era el que mejor me caía. – ¿Podrías firmarles un autógrafo para que se queden contentos y podamos irnos? Sentimos haberte molestado, es que son como niños.
- ¡Sí por favor!
- ¡Y una foto!
- ¡Y un audio rapeando mi nombre!
Rodé los ojos, intentando no estrangular a los dos chicos que me estaban haciendo perder mi preciado tiempo con Jin. Y antes lo pensé, antes apareció la princesa por la puerta, abrazándome por la espalda y mirando con curiosidad por encima de mi hombro, donde recostó su mentón.
- ¿Chicos?
- ¡Hola Jin! –saludó el rubio emocionado. – ¿Cómo no me dijiste que tu novio era RapMonster?
- No es mi novio, y además te lo conté.
- ¿En serio?
- Te dije que se llamaba Namjoon.
- Ohhhhh, claro... – asintió varias veces, comprendiendo el error de comprensión, pero dejó el tema con rapidez, posando su vista sobre mí nuevamente. – Soy un gran amigo de Jin, siempre lo cuido en la universidad.
- Oh, eso está bien – respondí con desinterés. Jin sabía cuidarse solo, así que tampoco me salvaba la vida que me contara eso, pues probablemente al castaño no le hacía falta la ayuda de nadie, y en caso de que la necesitara, ahí estaría yo.
- ¡Yo también lo cuido!
- Pero yo más, Rocky siempre está faltando a clases.
- ¡No siempre, cierra la boca!
Rodé los ojos con desesperación y miré a Jin en busca de ayuda, quien únicamente se limitó a reír por lo bajo y soltar su agarre en mi cintura. Se puso tras la puerta y la abrió por completo, señal de que podían pasar. Genial, más rato desperdiciado.
- No os quedéis en la puerta, anda.
- ¿Podemos entrar?
- Pero si habéis estado mil veces aquí – exclamó el castaño con frustración, y seguro que no era ni la mitad que la que yo sentía. Ambos entramos, directos al salón, seguidos de todos los demás. Yo tomé asiento de nuevo en el sofá y tiré de Jin hacia mí, sentándolo sobre mi regazo y abrazándolo con posesividad. – ¿Qué queréis? ¿Un autógrafo?
- ¡Y una foto y un audio!
- ¿Namjoon? – me miró con los ojos muy abiertos, preguntándome con la mirada sin me era molestia hacerlo. Obviamente me era molestia, y si por mi fuera les echaba del piso a patadas a todos, pero no podía comportarme de esa forma, y menos con los amigos de Jin. Forcé una sonrisa y asentí.
- No hay problema.
- ¡Toma, firma aquí! – ya ni sabía cuál de los dos me hablaba, solo me limité a agarrar a Jin con una mano y firmar en las libretas que me fueron pasando con la otra. Cuando terminé les miré expectante a que se fueran, aún forzando una amable sonrisa, la cual no iba a durar mucho más tiempo. – ¡Ahora las fotos!
- ¡Y el audio, no te olvides del audio!
Antes de que pudiera negarme Jin se quitó de encima para que sus dos amigos pudieran coger un hueco a mi lado, y eso hicieron a toda velocidad, sustituyendo la agradable presencia de la princesa por la agobiante de ellos. Tras unas veintiocho mil selcas y cuatro audios en los que improvisé una chapuza de rap con sus nombres, conseguí arrastrarles hasta la puerta con la ayuda de Moonbin y Eunwoo, quienes parecían bastante avergonzados por el comportamiento de sus amigos.
- ¡Bueno, ya, dejarle! – exclamó la princesa abriéndose paso entre sus amigos y yo, los cuales casi me absorbían el alma de lo cerca que estaban. Jin se agarró de mi brazo y empujó al par de fanáticos los metros restantes hasta sacarles del piso. Eunwoo y Moonbin ya estaban junto a la puerta del ascensor, preparados para salir de allí en cuanto tuvieran ocasión. – ¡Fuera, ya tenéis lo que queríais!
- Oh, vamos Jin, no lo acapares para ti solo.
- Exactamente eso es lo que voy a hacer, así que mueve tu enorme culo y déjanos.
- De verdad que eres insoportable cuando te vuelves celoso.
Todos nos quedamos de piedra ante las palabras de rubio, quien seguía con esa molesta mueca en el rostro, la cual fue desapareciendo hasta tornarse en una mucho más asustada. Jin le estaba fulminando con la mirada, y no hizo falta más que eso para que los dos chicos aceleraran hasta el ascensor.
- ¡No dije anda, adiós Jin!
- ¡Adiós Jin! – siguió el más alto tras agarrarse de la mano de su novio, quien parecía estar perdiendo la paciencia por minutos. – ¡Encantado de conocerte señor Rapmo-
Y se cerró la puerta del ascensor.
Solté un largo suspiro, despeiné mi cabello con cansancio y cerré la puerta con el pie antes de andar hacia el salón, aún con Jin agarrado de mi brazo. Solo ese gesto me compensó toda la escena que habían provocado sus amigos. Me tumbé de nuevo en el sofá y coloqué a Jin sobre mí, besándole tiernamente antes de hablar.
- ¿Jinwo tenía razón? ¿Estabas celoso? – pregunté con diversión.
- No digas tonterías.
- Estás rojo.
- Es que hace calor.
- Vas a gastar esa excusa de tanto usarla, princesa – frunció el ceño y apartó la vista avergonzado, incitándome más a comérmelo ahí mismo. En serio, era jodidamente adorable, tanto que dolía no poder corromperle, al menos aún. – Por cierto.
- ¿Qué pasa?
- Me porté muy bien con tus amigos...
- Oh, cierto – sonrió y dejó un tierno beso en mi nariz. – gracias por eso.
- Jin...
- ¿Sí?
Le rodeé con mis brazos y pegué más a mí, intentando hacerle entender mis intenciones. Pero como era obvio, no las pilló, simplemente me miró expectante de una respuesta por mi parte. Respuesta que encontraría solo con echar un vistazo a mis pantalones.
- ¿No crees que merezco un premio? – hice un puchero y me miró extrañado, tardando varios minutos en captar lo que yo le pedía con la mirada. Rodó los ojos y negó.
- No me voy a acostar contigo.
- Había que intentarlo –me encogí de hombros y acomodé de nuevo en el sofá, disfrutando de tenerlo al menos sobre mí, pues era mejor de esa forma que de ninguna.
- No aún, al menos.
- ¿Eh?
- Que te calles y pongas otra vez el programa.
- ¿Dijiste algo?
- El programa, Namjoon, el programa.
Sonreí y seguí sus palabras, agarrando el mando y encendiendo de nuevo la tele, fingiendo no haber escuchado aquellas palabras en forma de susurro. Un "no aún" era mil veces mejor que un "nunca", y me aferraría a él con todas mis esperanzas.
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Tonelada de cursilería para xbejinx
Reclamaciones a yisus.
No se aceptan cambios ni devoluciones.
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