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Decimonoveno plato


[Jin]

Estábamos tumbados en su cama, él pendiente de un drama que estaban echando en la tele y yo distraído con mi móvil. Era irónico, ya que fue él quien se quejó porque de ninguna forma aguantaría "una cursilada digna de princesa Disney" y ahora estaba tan enganchado que casi se comía la pantalla con los ojos.

- ¡EH! ¿CÓMO QUE ANUNCIOS? –me sobresalté al escuchar su grito, encontrándome con una bonita chica anunciando vuelos al extranjero o algo por el estilo. Namjoon estaba desesperado cuando me miró. – ¿Cómo que anuncios Jin?

- Como que anuncios.

- Pe-pero...

- De hecho ya no hay más capítulos, tendrás que esperar a mañana.

- ¡Pero si lo dejaron a medias!

- De eso se trata, idiota, de dejarte con ganas de más y así engancharte al drama.

- Es cruel.

- Y funciona a la perfección –él suspiró y se dejó caer a mi lado con derrota, dándome toda la razón. – De todas formas era aburrido.

- ¿Qué has dicho?

- Y previsible.

- ...

- Acabará con el compañero de clase.

- ...

- Y el amigo de la infancia acabará con la rara.

- ¡No es rara, es única y diferente!

- ...

- ¿Qué? ¿Qué pasa? –estaba a la defensiva, probablemente intentando asimilar el que yo le hubiera desvelado todo el final, porque era obvio que terminaría así.

- No vuelvas a ver dramas.

- ...

- Jamás.

- Exagerado... –refunfuñó por lo bajo, sacándome una sonrisa. Adoraba sus momentos infantiles, esos en los que me permitía aprecias tiernos pucheros y adorables expresiones, como ahora. –¿Qué miras? –se recostó sobre mi hombro, metiendo su cabeza entre mi móvil y la mía para ver la pantalla de este. – ¿El de tu fondo de pantalla soy yo? –asentí sin prestarle mucha atención, abriendo mis conversaciones y poniéndome a responder mensajes. –¿Cuándo me la hiciste?

- Hace dos semanas, cuando todos os emborrachasteis en mi casa y yo me quedé aguantándoos.

- Ya te pedí perdón, no lo digas con ese tono –respondió rodando los ojos y sacándome otra sonrisa.

La mañana en la que despertaron todos con resaca me vengué, vaya que si lo hice. De hecho no se despertaron ellos, los desperté yo pasando la aspiradora a centímetro de la cara de cada uno, y por si las moscas, también decidí poner mis altavoces a tope. Ah, eso sí que fue divertido.

- ¿No te parece que sales bien? –le mostré la foto con completa satisfacción por mi obra.

- Salgo con la boca abierta.

- Sales hermoso, cállate.

- Si tú lo dices... –me devolvió el móvil sin mucha convicción, permitiéndome apreciar unos segundos más la foto. Realmente salía bien, a mí me encantaba aún saliendo con la boca más abierta que yo cuando era la hora de comer. – Tú sales mejor en las mías.

- ¿Eh? – me reincorporé de inmediato, dejando caer mi móvil en alguna parte del colchón y mirándolo sin terminar de creer lo que acababa de escuchar. – ¿Qué fotos mías tienes tú para poder decir eso?

- Muchas, todas las que te hago cuando no te das cuenta.

- Enséñamelas –extendí mi mano y puse esa expresión que no daba chance a objeciones. Con mi rostro de por medio no se discutía, ahí o mandaba yo o mandaba yo. Y él lo sabía, así que aún de mala gana, desbloqueó su móvil y me abrió una carpeta titulada "princesa" que contenía casi cuarenta fotos.

- No borres ning-

- ¡Oh dios salgo horrible! –haciendo caso omiso a sus palabras comencé a desechar fotos, mandándolas a la basura. Él solo me miraba desesperado, de la pantalla a mí y viceversa, intentando detenerme de forma inútil. Ni en broma iba a permitir que tales fotos siguieran existiendo. – Y esta... y esta también a la basura...

- ¡NO JIN, ESA NO! –rapidamente me arrebató el dispositivo, protegiéndolo como si fuera su propio bebé. Yo enarqué una ceja y volví a indicarle que me enseñara la foto, pues ni siquiera había tenido tiempo para apreciarla correctamente.

- Enseña.

- Nop.

- Namjoon...

- Bueno, pero la ves desde lejos, no toques la pantalla. –eso hizo, me mostró el móvil aún agarrándolo con ambas manos, temiendo que yo osara quitárselo. E hizo bien, porque fue mi primera intención al ver la imagen.

- ¡¿De cuándo es esa foto?!

- De cuando bebiste...

- Bórrala.

- ¡Ni de coña!

- Bórrala he dicho.

- ¡Pero si sales bien!

Joder, obvio que salía bien. Salía perfecto teniendo en cuenta que mi cara no era lo que más destacaba en la foto. Básicamente se me veía a mí, a gatas sobre la cama, relamiéndome infantilmente. Y quizás la foto no sería tan morbosa de no ser por mi vestimenta, la cual consistía únicamente en la camiseta que dejaba apreciar perfectamente mis muslos. Me hacía una idea de por qué esa foto era tan importante para el rubio.

- ¿Te tocas viendo esto o qué?

- Precisamente, así que no se borra y punto –declaró bloqueando el móvil y dejándolo sobre la mesita más alejada de mi lado, completamente fuera de mi alcance. Yo afilé mi mirada, dispuesto a atacar, y en medio segundo ya estaba rodando sobre la cama, colocándome sobre él y alargando mi mano para coger el móvil.

- ¡Me recortas la cara al menos!

- ¿Eh? ¿Por qué? Si tu cara es lo mejor –me sujetó de las muñecas, forcejando e impidiendo que mis manos avanzasen lo suficiente para llegar a mi objetivo. –Con esos ojos tan abiertos, inocentes, y tus labios, y estas limpiándote con la lengua, y joder...

- Namjoon

- ...

Sonreí y volví a moverme encima de él, restregándome de nuevo, solo que en esta ocasión más consciente de las consecuencias. Dejé el tema de la foto de lado y me incorporé, sentándome adecuadamente sobre su bajo abdomen y moviéndome ligeramente, curioseando el contacto con mi cuerpo en esa zona.

- ¿Te estás poniendo duro?

- No. Me estás poniendo duro, que es diferente.

- Eres tan fácil –sonreí y me incliné para besarlo, pero para mi sorpresa, él apartó la cara y negó. No me costó entender su motivo, pues era algo que solía hacer, eso de detenerse antes de que la cosa llegara a mayores.

- ¿Vemos otro drama?

- Namjoon –intentó quitarme de encima pero no me dejé, agarrando sus muñecas y acercando mi rostro a su cuello para depositar en la zona un ligero mordisco. – ¿Qué me das luego si me porto bien?

- ...

- ¿Dulces? –volví a morder, esta vez aliviándolo de inmediato con un beso. Él reprimió un gemido y asintió. – ¿Y helado? – volvió a asentir, tragando saliva, dejándome apreciar lo tenso que estaba. Realmente desbordaba nerviosismo. – ¿Y carne?

- To-todo lo que quieras.

- Genial – reí por cómo estaba reaccionando a la situación. Seguramente no quería confiarse demasiado, no quería hacer ningún movimiento en falso para no enfadarme. Era tan adorable que cada vez me sentía más seguro de lo que iba a hacer. – Más te vale grabar todo lo que voy a hacer ahora en tu mente, porque luego borraré la foto.

Volvió a asentir, mirándome fijamente, con los ojos tan abiertos que solo podían transmitir eso, incredulidad. Llevábamos más de un mes saliendo y lo máximo que habíamos llegado a hacer era roces involuntarios, obviamente sin contar besos o chupetones. Jamás cruzamos la línea, y yo no iba a negar que comenzaba a morirme de ganas. Cada vez entendía menos esa estúpida represión por mi parte.

Sonreí y besé delicadamente sus labios al tiempo que adentraba mis manos bajo su camiseta, acariciando lentamente su abdomen, recorriéndolo y notando cada curvatura de este, como subía y bajaba por la agitada respiración del rubio. Con su ayuda me deshice de la prenda y la lancé a alguna parte de la habitación, lejos del cuerpo de Namjoon, lugar donde comencé a repartir cantidad de besos mientras posaba mi derecha sobre su bulto, desbrochando hábilmente la cremallera que lo mantenía encerrado.

- ¿Cuántas ganas me tienes, Nam?

- Mu-muchas, joder –respondió con voz ronca, encendiéndome más si era posible. Verlo excitado era una de las imágenes más morbosas que podían haber llegado a mi mente. Definitivamente esto se repetiría más de una vez, aunque solo fuera para disfrutar de su expresión.

Seguí descendiendo con mis labios por su torso, dejando una hilera de marcas rojizas a mi paso. Sus pantalones y cinturón tampoco tardaron en desaparecer y caer sonoramente al suelo, aumentando mi pervertida sonrisa al permitirme apreciar ese gran bulto directamente. Mordí ligeramente por encima y él gimió, echando la cabeza hacia atrás hasta chocar con la pared.

- Namjoonie... – murmuré en voz baja, siendo el único sonido sobre su agitada respiración. – Me has dicho que me darías todo lo que pidiera...

- T-todo, sí... todo.

- Namjoonie –volví a morder el bulto y esta vez terminé succionándolo sobre la prenda, notando su mano sobre mi cabellera de inmediato. – Ahora quiero leche...

- Joder Jin, n-no puedes decir eso, maldita sea...

- ¿Me la das? –bajé sus bóxers de un tirón y agarré la erección difícilmente con una mano, intentando disimular la satisfactoria sorpresa con su tamaño. Definitivamente Namjoon no solo estaba dotado de artes musicales.

- Mmgh... – gimió con su voz grave, deleitando más si era posible a mis oídos, así que no me demoré más en hacer lo necesario para volverlo a escuchar. Lamí toda la extensión, llegando a la punta y besándola. – Joder, así...

Volví a besarlo, rodeando el glande con mi lengua y bajando hasta abajo para volver a subir, lubricando cada centímetro de su miembro aún sin meterlo en mi boca de lleno. Bueno, de lleno ya sabía que iba a ser imposible, pues no me cabría, pero igualmente nada perdía por intentarlo. Así que eso hice, me incorporé y tras otra larga lamida lo rodeé con mis labios y fui sumergiéndolo en el interior de mi boca.

- ¡Ah, holy shit!

Empecé a crear un lento vaivén, subiendo y bajando, cada vez tragando más cantidad, notando como Namjoon empezaba a dejarse de tonterías y hacía más y más presión en la parte trasera de mi cabeza, guiándome en el trayecto. Yo succionaba con fuerza, masturbaba la parte que no llegaba y a veces lo liberaba para lamer de nuevo la punta, ingiriéndolo al momento y disfrutando de sus gemidos, de cómo movía las caderas en busca de mas contacto, de su empuje, de cómo me llenaba con cada embestida hasta que llegó un punto en el que no necesité masturbar parte sobrante porque todo estaba dentro de mi boca, llegando hasta la garganta. Estaba tan profundo, tan dentro que casi sentí ganas de vomitar, los ojos se me aguaron y clavé mis uñas en el colchón, haciendo presión sobre las sábanas para aliviar el sentimiento que no llegaba a desagradarme del todo.

Tras varias embestidas llegando a tocar fondo, volvió a maldecir en inglés y el salado sabor de su semen inundó todo mi interior, obligándome a tragar a pesar de salir en ese momento. Varias gotas finales se desbordaron por mis comisuras, y yo, sin dejar de mirarle, las limpié lentamente con la lengua. Su rostro exhausto, agitado y complacido era tan perfecto que no quería olvidarme jamás de él.

- J-Jin...

- Estuvo bueno –le interrumpí, aunque seguramente tampoco tenía nada que decir. Ni siqueira tenía aire para poder hablar con normalidad. Volví a subirle los bóxers y gateé hasta estar de nuevo a su altura, dejando un ligero beso en esos labios que tanto me tentaban tras las incontables mordidas que habían recibido. – Definitivamente todo lo que cocino sabe delicioso.

- Jin...

- ¿Cómo de genial soy? –pregunté en broma.

Él sonrió y volvió a besarme antes de responder.

- Demasiado para cualquiera.


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