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Cuagesimoséptimo plato

[Jin]

Parecía ser que el tiempo de guerra entre Ailee y yo había terminado. Tampoco es que no hubiéramos vuelto amigos, pero básicamente yo no la odiaba y ella no me guardaba rencor por haber sido tan insensible en el hospital. En el mundo de Jin y los ligues falsos de su novio reinaba la paz.

Pero para mi desgracia, en el mundo laboral era todo lo contrario, una batalla diaria. Las cámaras, aunque en menos cantidad, volvían a aparecer en la puerta. Principalmente eran fans jóvenes que venían a saludarme o preguntarme sobre Namjoon. Ya casi no había rumores de una relación amorosa entre él y yo, la mayoría nos consideraba mejores amigos. Y realmente era mucho más cómodo.

El restaurante también había aumentado el número de clientes, pero no el personal de cocina, por lo que todos nos teníamos que esforzar el doble. Por suerte yo ya no tenía los problemas de Namjoon que pudieran impedirme concentrarme, así que aunque acababa todos los días agotado, mi trabajo quedaba realizado a la perfección.

- ¡Suji, cuidado! –mi amiga se giró justo a tiempo para no ser arrollada por un carrito con veinte platos diferentes. Me acerqué rápidamente a sujetarla de la espalda antes de que se cayera al suelo, y cuando estuvo a salvo, le di un pequeño golpe en la frente como reprimenda. – ¡Deja de estar tan despistada!

- Pero Jinnnnn... –me agarró de la mano y arrastró hasta la puerta de la cocina, donde se encontraba su amor platónico hablando con un grupo de clientes. Seguro que eran amigos o conocidos suyos, y por la apariencia de cada uno de ellos, precisamente no de clase baja. – Hoy está especialmente guapo...

- Vale –tiré de ella de nuevo a dentro de la sala, intentando que volviera a meterse en su trabajo. Hoy los dos estábamos en carnes, y justo ese era el campo que menos me gustaba y peor se me daba. En cambio en Suji era todo lo contrario, podía preparar cualquier carne a la perfección. – Ayúdame a...

- Y antes nos hemos chocado y me ha sonreído –la miré enarcando una ceja y suspiré negando. No tenía remedio. – ¡Te lo juro, la comisura izquierda estaba más levantada que la otra!

- ¡Sí, sí, yo también lo he visto!

Me giré de inmediato a la nueva voz que tenía intención de tomar parte en la conversación. Era de la altura de Suji, también mujer, de pelo castaño y extraño acento. Sobra decir que extranjera.

- ¡Chloe lo vio, te lo dije!

- Yo soy Chloe –añadió alegremente la otra chica mientras me tendía una mano. Obviamente no se la estreché porque la tenía pringada de harina. Cuando se percató, empezó a reírse y se limpió torpemente en el delantal.

- Yo soy Jin, encantado –sonreí e hice una reverencia, algo que no implicaba ningún tipo de contacto físico en el que pudiéramos mancharnos. Definitivamente se notaba que esa chica era extranjera.

- Por cierto, sus amigos la llaman Princess, así que tú no puedes llamarla así –intervino Suji al tiempo que despedazaba un trozo de carne. Yo me puse a imitarla con otro plato, omitiendo la estupidez de mi amiga. – ¿Verdad Princess?

- E-eh, n-no, ¡claro que puede! –se apresuró a responder con vergüenza, de la manera más adorable existente. Reí y terminé mostrándole una de mis mejores sonrisas. – S-si quieres, claro...

- Entonces encantado, Princess.

- A él también le llaman princesa –informó innecesariamente Suji, ahora avergonzándome a mí. Rodé los ojos y volví a hacer oídos sordos. – Pero todo el mundo.

- ¿De verdad? –preguntó la castaña, abriendo mucho los ojos. Asentí sin prestarle mucha atención, incómodo por la situación, y volví a mi trabajo. – ¡Eso es genial, somos geniales!

- Supongo –se notaba que esa chica era tan joven como su físico aparentaba. Y aunque me resultara adorable, tenía que seguir trabajando o me ganaría una reprimenda, así que aproveché el primer silencio que hubo para despedirme. Antes de eso a Suji no se le ocurrió otra cosa que proponer salir a cenar después del trabajo los tres juntos. – Por mi vale, no tengo que madrugar mañana.

Ellas también aceptaron y finalmente cada uno volvimos a centrarnos en nuestro trabajo. Más de una vez le recordé a Suji el gran apoyo que soy en su vida para que me ayudara con varios platos, pero fuera de eso no tuve problema alguno, y en los últimos encargos yo estaba más que satisfecho con el transcurso de la tarde.

Yo salí primero a los vestuarios para cambiarme y preparármelo mínimo para salir. Para mi sorpresa, Suji y Chloe ni se miraron en el espejo, tan solo se quitaron el delantal, guiñaron un ojo al reflejo del móvil y salieron tan felices por la puerta. Yo me retoqué ligeramente el flequillo y salí a la calle, donde se encontraban esperándome. Bueno, esperando si estaban, pero no precisamente a mí. Ambas estaban cogidas del brazo, sentadas en un banco, mirando fijamente la salida del callejón.

- Ey chicas, ya est-

- ¡Ah, cállate Jin, nos desconcentras! –Suji tiró de mí hacia abajo, colocándome de cuclillas frente a las dos tras el banco y desconcertándome aún más. Después de eso volvió a girarse y me ignoró por completo, obligándome a recurrir a la otra presente.

- Chloe, psst, Chloe –le di unos golpecitos pero ni se inmutó. – ¡Princess, oye! –ahora sí que se giró, mirándome interrogante hasta que se percató de mi posición en ese momento. Vamos, que básicamente yo comprendía lo mismo que una piedra de lo que estaba sucediendo.

- Estamos esperando a que salga –me informó en voz baja, como si fuéramos espías.

- ¿A que salga quien?

- Mi novio –intervino Suji, desconcertándome aún más ya que mi amiga estaba más soltera que la persona más soltera del mundo, es decir, ella. Volví a mirar a Princess y le miré interrogativo.

- Soohyun –respondió antes de devolver la vista a la acera. Rodé los ojos y comprendí. Era el chico que tenía loco a mi amiga, y al parecer no solo a ella. – Siempre sale a esta hora y luego coje el coche que tiene aparcado frente a la entrada principal. Es ese de ahí. –no me lo señaló, solo recitaba cual robot sin girar siquiera la cabeza. Era gracioso y perturbador al mismo tiempo.

- ¿A ti también te gusta?

- A Princess le gustan todos.

- ¡Eh, Suji! –regañé a mi amiga, temiendo que Chloe se hubiera sentido intimidada. Pero nada más lejos de la realidad. Me miró y se encogió de hombros sonriendo.

- Es cierto.

Sonreí y asentí como si el comportamiento de ambas fuera el más normal del mundo y yo no tuviera nada por lo que avergonzarme, pero en el momento que nuestro jefe y el amor platónico de esas dos pervertidas salió, tuve que ponerme en pie y alejarme disimuladamente unos metros mientras ellas le hacían fotos. Estaba tan ocupado intentando que no me relacionasen con tales acosadoras, que casi ni escuché el móvil. Cuando lo descolgué, aproveché para alejarme otros metros, unos veinte o así.

- ¡Maaaaaaaario! –rodé los ojos al reconocer la voz de Taehyung imitando la del videojuego. Por el tono parecía estar borracho, y eso significaba que quería que le fuera a buscar o que me uniera a él. Ambas opciones me resultaban infinitamente nada atractivas. – ¡Estoy con Eunwoo y más gente!

- ¡Eh idiota, solo estamos Eunwoo y yo! –escuché a Jungkook quejarse por el fondo. Reprimí una risa y seguí escuchando mientras vigilaba al par de locas de lejos. Escuché unos gritos, interferencias, y silencio. Luego a Jungkook al móvil. – Hola hyung, estoy con Tae y Eunwoo en un bar.

- ¿En un bar? ¿No os han pedido carnet?

- Taehyung ha sobornado al guardia –respondió con orgullo. Suspiré y decidí dejar pasarlo, al menos por ahora, ya que no me iba a poner a regañarles por teléfono. – Hyung, necesitamos que vengas a recogernos.

- ¿Y...? –siempre era lo mismo, ya me esperaba lo siguiente.

- Y que nos quedemos a dormir en tu casa, que Taehyung está muy bebido...

- Y supongo que también queréis cenar...

- ¡EY CHICOS, JIN NOS VA A HACER PIZZA DE CHOCOLATE PARA CENAR! –escuché gritar al desgraciado.

- ¡Eh, nono, nadie va a hacer pizza de chocolate, no mie-

Y antes de que pudiera darme cuenta, no solo me encontraba rodeado por interesados de la comida al otro lado del teléfono, sino que las acosadoras con angelical aspecto también habían dejado sus, para nada normales, actos de espionaje, y me miraban con los ojos muy abiertos y la baba casi cayéndosele por las comisuras.

- No voy a hacer pizza de chocolate, ya os informo –las dije antes de darles la espalda e intentar que Jungkook me hiciera caso y dejar de celebrar la incierta noticia. – ¡NO VOY A COCINAR NADA A NADIE, DEJARME EN P...

- ¿Jin?

Me giré de inmediato, sorprendido por la nueva voz masculina. Era un chico atractivo, demasiado para su propio bien. Era un rostro que los tres presentes conocíamos, y a dos de nosotros volvía locos. Era Soohyun.

Al final terminamos todos –menos Soohyun, quien se marchó nada más pudo, a su casa- en mi piso bebiendo. Y cuando digo todos, era todos. Desde Eunwoo hasta la amiga de Suji, Chloe, a la cual ya le habían tirado tres vasos encima por accidente.

- ¡Jin, la cena! –exclamó Suji agitando su lata de cerveza. La fulminé con la mirada mientras seguía limpiando el último estropicio que habían montado la panda de borrachos, el cual consistía en derramar la comida del perro en medio del salón. – ¿Qué? No me mires así. Me lo debes por dejarme mal delante de mi novio.

- ¿Tienes novio? –preguntó sorprendido Eunwoo.

- No lo tiene –respondí.

- Sí lo tengo, mira –respondió ella, mostrándole una de las fotos que antes le había hecho a Soohyun a la salida del trabajo. Era tan penoso que ni podía enfadarme. – Aún no hemos empezado a salir, pero nos queda poco.

- ¡Yo no tengo novio! –respondió riéndose su amiga, balanceándose hasta terminar tumbada en el suelo sobre el regazo de Eunwoo. Era de las que peor iban, con Taehyung, y apenas llevaba dos cervezas. – Me llamo Princess, encantada.

- ¿Princess? ¿Buscas un príncipe o qué? –la castaña asintió adorablemente, haciendo reír a Eunwoo y sacándome otra sonrisa a mí.

- Entonces Jin está descartado, porque él es una princesa.

- ¡Jungkook, cierra el pico!

- Sí hyung... –respondió aún sin despegar la vista del móvil. Llevaba toda la tarde viciado a un nuevo juego que acababa de descargar. Era otro nivel de obsesión aún mayor incluso. Horrible. – Es una princesa cursi...

- Aún te oigo, idiota.

- Lo es.

- ¡A ti también, Eunwoo!

Todos menos yo rieron, y aproveché para ponerme en pie y salir casi corriendo del salón en busca de algo de paz, y de paso dejar el recogedor y la escoba con la que estaba limpiando, en sus respectivos sitios. Me serví un vaso de agua y suspiré, intentando relajarme un poco, que era lo que necesitaba desde que había ido a recoger a los hermanastros y Eunwoo. Necesitaba paz y tranquilidad.

- Igual Jin ya tiene su príncipe –escuché a lo lejos. Venía del salón. Me acerqué unos pasos y pegué la oreja a la puerta, aún con el vaso de agua en la mano. – Es un poco idiota y baila horriblemente mal, pero le quiere muchísimo.

- ¿Es un príncipe de verdad? –preguntó Chloe. Iba totalmente borracha.

- Más o menos, es un poco raro.

- Y un pervertido.

- Y no sabe bailar –Desgraciado Taehyung, seguía repitiendo el mismo adorable defecto de mi novio una y otra vez.

- Pero quiere a Jin más que a nadie.

- ¿Más que a nadie?

- Bueno, más que a mí no porque yo soy adorable y me am...

Y de nuevo comenzaron las bromas y las risas, pero poco me importaron, quedando en un segundo plano tras las palabras de Jungkook. Solo por escucharlas, merecía la pena aguantarles las horas que fueran, pues la sonrisa que me habían sacado duraría toda la noche.

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