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XVI. FELICITY HATES MOONY'S LITTLE HUFFLEPUFF

     Absolutamente, positivamente e incondicionalmente, no era la culpa de Felicity Opal haber fracasado en su siguiente examen de Pociones y que el profesor Slughorn le hubiera dado una mirada desaprobatoria y un "hágalo mejor para la próxima, señorita Opal" cuando le devolvió su prueba, marcada con una gigante D.

     Felicity culpaba a Remus Lupin.

     La primera lección había terminado tan bien como Felicity pensó que iba a hacerlo, lo que significaba que terminó terriblemente. Remus había estado usando un precioso suéter rojo que lucía tan cálido y acogedor que Felicity había derramado demasiados ojos de tritón en el caldero. Y, como si eso no fuera suficientemente embarazoso, la poción había comenzado a burbujear antes de explotar y cubrir a Felicity en una polvorienta sustancia azul que aún no había salido completamente de su cabello. Remus había sido tan amable, pero ella había escuchado su pequeña risa bajo su falso ataque de tos. Felicity había querido acurrucarse y morir, pero lo había aguantado.

     Ahora, con el examen desaprobado en mano, tendría que enseñarle a Remus su espantosa calificación y soportar que la regañara. O peor, que se preguntara qué había hecho mal al tratar de enseñarle. Como si fuera su culpa que fuera tan atractivo. Bueno, era su culpa. Por lo cual, lo estaba culpando.

     ―¿Cómo te fue? ―oyó detrás de ella, lo que la hizo saltar y dejar salir un pequeño grito. Remus estaba de pie tras ella, dándole una sonrisa tímida―. Lo siento. Creo que debí de anunciarme primero ―tomó el examen antes de que ella pudiera esconderlo bajo su suéter―. ¿Una D? No creí que te iría tan mal. Eso no sonó bien ―dijo rápidamente, observándola como si le preocupara que la hubiera ofendido. Si no estuviera completamente en lo cierto, quizá lo hubiera hecho.

     ―Está bien, sé que es una nota terrible ―Felicity se dio el tiempo de tomar el examen de sus manos y meterlo en su bolsa―. Soy un desastre en Pociones. Estoy aliviada de, al menos, no haber sacado un Troll.

     ―Seguiremos trabajando en ello ―mencionó. Felicity creyó que ese era el fin de la conversación, pero él siguió caminando junto a ella. Podía sentir sus ojos saliéndose de su cara―. Quizá debamos de elegir una poción que te interese, de esa manera estarás emocionada por la clase.

     Oh, Remus. La única razón por la que estoy emocionada por la clase es porque estaré en un salón sola contigo por tres horas.

     ―Seguro ―replicó. Él le dio una mirada expectante―. Oh. Sí. Um, no estoy interesada particularmente en ninguna poción.

     ―¿Ninguna en absoluto?

     ―Nope ―Podría haber dicho Amortentia, pero eso habría sido algo obvio. Además, sabía a qué olería para ella: Remus, Remus y más Remus.

     ―¿Qué tal Felix Felicis? ―preguntó Remus.

     La única cosa en la que podría tener suerte es de no decir algo increíblemente estúpido frente a ti.

     ―¿Esa no es algo avanzada? Tengo el nivel de uno de primer año. Algo así.

     Remus rió, un sonido increíblemente placentero que hizo que el corazón de Felicity se encogiera del esfuerzo. El hombre en verdad no sabía lo que le hacía.

     ―Yo creo en ti, Felicity. Yo...

     Antes de que pudiese continuar sus pensamientos, un brazo se colocó sobre sus hombros.

     ―¡Flick! ―mencionó James Potter desde su lado izquierdo.

     Otro brazo. Sirius estaba a su derecha.

     ―No le gusta que le digan Flick. He comenzado a llamarla La Pequeña Hufflepuff de Lunático.

     Peter creyó que ese hecho era divertido, ya que se inclinó y comenzó a reír a un volumen alarmante. Remus parecía querer golpear a sus amigos en la cabeza. Y Felicity estaba tratando de enfocarse en caminar para que así no hiciera algo embarazoso, como caer.

     ―¿Por qué le dicen Lunático? ―preguntó finalmente una vez que estaba segura de que tenía los pies en la Tierra―. Siempre lo escucho.

     Sirius abrió su boca para hablar, pero Remus lo interrumpió.

     ―Antes de que te cuenten alguna embarazosa y falsa historia de cómo hacía la Luna a las personas cuando era pequeño, ellos solo me llaman así porque son idiotas y piensan que es gracioso.

     ―Y porque está en la Luna por la chica que le encanta.

     Felicity, entonces, cayó. Como siempre hacía cuando le recordaban cruelmente que Remus jamás la vería de la manera en la que ella lo veía. Para su suerte, James y Sirius aún estaban sosteniéndola por los hombros y lograron atraparla antes de que aterrizara en el suelo.

     ―Con cuidado, Flick ―murmuró James―. Eres un imán de peligro.

     ―Por favor, no me llames así ―dijo sin miramientos antes de voltear hacia Remus―. Yo, um, olvidé lo de la chica. ¿Algún progreso con ella?

     No digas que sí, no digas que sí, no digas que sí, no digas que sí.

     ―Eso creo. Intenté lo del hecho curioso. Creo que se le pasó por la cabeza.

     ―Oh.

     ―No te preocupes, Lunático. Tenemos completa y total fe de que, eventualmente, se dará cuenta de que no eres completamente idiota.

     ¿Por qué alguien alguna vez creería que Remus Lupin era idiota? Él era, probablemente, uno de los chicos más listos que Felicity alguna vez había conocido. Y, antes de que pudiera retenerse de decir algo estúpido, se encontró a sí misma frunciendo el ceño.

     ―Remus no es idiota. Y, si ella lo conociera en absoluto, sabría que es increíblemente inteligente, amable y, sobre todo, asombroso ―Cierra. La. Boca. Felicity. Deja. De. Hablar.

     Los cuatro chicos dejaron de reír por el comentario de Sirius y miraron a Felicity con los rostros de tanta sorpresa que Felicity esperó a que se les abriera la boca. Gentilmente, deslizó los brazos de Sirius y James de sus hombros y ajustó su bolso.

     ―Yo, um, los verés después. Luego me dices cuándo será nuestra siguiente clase de Pociones ―dijo Felicity rápidamente en dirección a Remus antes de que se alejara caminando tan rápido qe podría haber estado trotando. No se permitió detenerse hasta que hubo llegado a la sala común de Hufflepuff, en donde Johanna y Lanelle estaban discutiendo sobre qué grajea de todos los sabores de Bertie Bott les había tocado.

     ―Hey, Flick ―dijo Johanna alegremente, deteniendo su discusión sobre si la grajea verde en su mano era pasto o lima.

     ―Hola. Por favor, no me llames así.

     ―¿Qué tal te fue en el examen de Pociones? ―Felicity no dijo nada, simplemente metió su mano en el bolso y sacó su fracasado examen―. Auch. ¿Creí que las clases con Remus estaban yendo bien?

     Felicity le dio una mirada sin expresión.

     ―Estaba usando un suéter rojo en nuestra última lección.

     Johanna lucía confundida.

     ―¿Y...?

     ―El color favorito de Flick en Remus es rojo ―ayudó Lanelle.

     ―Ah. Bueno, quizá en la próxima clase no lo use.

     Si tan solo Felicity estuviera tan esperanzada como Johanna.

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