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XIII. FELICITY HATES THE THREE BROOMSTICS

     —¡Ah, mira esto, James! ¡Flick ha decidido honrarnos con su presencia!

     Felicity le envió una pequeña sonrisa a Sirius.

     —Hola, Sirius. Qué bueno verte otra vez. Por favor, no me llames así.

     James y Peter se arrimaron para hacer espacio para Felicity, Sirius no teniendo que hacerlo considerando que estaba en el otro lado de la mesa. Justo cuando Felicity estuvo a punto de sentarse, Remus tomó su brazo y la mantuvo de pie gentilmente, regalándole una sonrisa pequeña. Ella deseó que no pudiera oír el vergonzoso volumen de su corazón latiendo en su pecho y cómo sus ojos se agrandaron en su mano.

     —En realidad, Felicity y yo íbamos a sentarnos solos, si está bien, chicos.

     Felicity se perdió la mirada que Remus les dio a sus amigos, demasiado concentrada en el hecho de que Remus la estaba tocando. Sin embargo, sí que vio el codazo suave que James le dio a Sirius y la risa que Peter trató de cubrir con una tos.

     —De seguro —replicó Sirius, despidiéndose con la mano de los dos. Felicity quería golpearlo en la cabeza. Cómo se atrevía a dejarla sola con Remus—. Los vemos después, chicos.

     La rubia sacudió su cabeza ligeramente en la dirección de Sirius cuando Remus jaló suavemente de su brazo, guiándola hacia una mesa en la esquina de Las Tres Escobas. Había estado bien en Scrivenshaft. Había mantenido una distancia de al menos cinco pies en todo momento y no había hablado mucho, fingiendo estar distraída por todas las plumas que la tienda ofrecía. Felicity estaba contando con tener a sus tres mejores amigos ahí como amortiguadores, así no haría una vergüenza de sí misma, pero ahora que él quería comer a solas, entró en pánico. No había mesas con distancia de cinco pies a la vista.

     Remus se sentó en el asiento frente a ella y Felicity incómodamente se inclinó en la única silla restante en la mesa. Era una de esas para dos personas y deseó desesperadamente que se expandiera mágicamente de manera que hubiera más espacio entre ellos. Supuso que podría agitar su varita y hacer que pasara, pero quién sabe qué hechizo saldría de su boca cuando Remus estaba cerca y su enfoque estaba en él.

     —¿Qué es lo que usualmente pides aquí? —preguntó educadamente.

     —Generalmente solo cerveza de mantequilla —replicó ella, tratando de evitar que su voz temblara. No podía evitarlo. ¿No sabía Remus lo que le estaba haciendo? ¿No lo podía ver?

     —Iré a traernos dos —dijo, dándole una sonrisa rápida antes de ponerse de pie y alejarse. Felicity se preguntó si tendría tiempo suficiente para correr. Estaba debatiéndose hacer un sprint cuando escuchó que alguien susurró su nombre.

     —Flick —susurró James Potter, Sirius y Peter sentados junto a él. Estaban en una mesa más cercana ahora, varias páginas de El Profeta desperdigadas por la madera de la mesa—. Pregúntale por ese libro de Alicia en el País de las Maravillas. Lo leyó en tres horas. Lo jodidamente amó.

     —En realidad, estaba pensando en salir corriendo —admitió, su susurro en pánico.

     —¿Estás completamente loca? No. No puedes salir corriendo. ¡Sé mujer, Felicity Jane Opal! —siseó Sirius furiosamente.

     —¡¿Cómo siquiera sabes mi segundo nombre?!

     De repente escuchó pasos retornando a la mesa y se giró de vuelta en su asiento, de frente a la silla ocupada que Remus había dejado y a la que estaba volviendo con dos cervezas de mantequilla en mano. Cuando dio una mirada hacia los tres chicos detrás de ella, todos estaban escondidos detrás del periódico.

     —Aquí tienes —dijo alegremente, dejando la bebida frente a ella y sentándose una vez más. Felicity tomó la bebida para que así pudiera cubrir su inusual garganta seca y suspiró de alivio cuando él hizo lo mismo. Suspirar mientras tomaba naturalmente esparció algo del líquido ámber en su nariz, pero lo limpió con la manga de su suéter cuando Remus no estaba mirando.

     —Gracias —susurró—. Entonces... ¿has leído alguno de los libros de la lista? —preguntó. Oh, Merlín, ¿por qué no pensó en preguntarles a sus tres mejores amigos algunos consejos más? ¿Qué pasaría una vez que terminaran de hablar de Alicia? ¿Se suponía que tenía que pensar en temas por su cuenta? No era capaz de pensar razonablemente cuando Remus estaba alrededor.

     Y luego algo pasó. Sus ojos se iluminaron cuando ella dijo la pregunta y su rostro completo se suavizó cuando abrió su boca para lanzar su historia. En ese momento, Felicity se obligó a tomar un respiro profundo. Era solo un chico. Y ella era solo una chica. Que estaba malditamente enamorada de él. Podía hacer esto. Remus era genuino y amable e, incluso si le gustara alguien más, ella estaba decidida a aprovechar el tiempo que estuviera con ella.

     Así que se apoyó en su asiento y tomó otro respiro profundo.

     Y lo miró.

     Remus se enfrascó en la historia de sus personajes favoritos, alagando a Alicia y su naturaleza curiosa (mientras que también se refería a James y Sirius como Tweedledee y Tweedledum) y discutió toda la secuencia de ensueño de la novela. Felicity estaría contenta con observarlo hablar sobre libros de niños por el resto de su vida, siempre y cuando siguiera luciendo tan apasionado como en ese momento y por tanto como quisiera confiar en ella.

     —¿Y tú has leído algo de tu lista? —cuestionó Remus al tomar un sorbo de su cerveza de mantequilla.

     Felicity sacudió su cabeza encogidamente.

     —Lo siento, no he tenido tiempo. Necesito practicar y seguir subiendo mis notas en Pociones y Snape no ayuda para nada. Todo lo que hace es gritar y burlarse de mis hechizos de nivel de segundo año que no puedo hacer bien.

     Cállate, Felicity. Deja de hablar de cuán estúpida eres. Quizá Remus no se dé cuenta.

     Él frunció las cejas.

     —Eso es horrible. Te diré algo, tengo una propuesta para ti.

     —¿Hm? —tarareó en consciencia de su declaración.

     —¿Qué tal si hablo con Slughorn para ver su podemos cambiarte de tutor? Estaría más que encantado de enseñarte y estoy seguro de que seré ligeramente más agradable que Snape.

     La mente de Felicity se puso en blanco. Estaba muy segura de que estaba en coma, un coma aturdidor y se despertaría en cualquier momento y todo esto no habría sido real. Lo habría conjurado en su cabeza y Remus ya estaría con la chica que le gustaba y ya estarían casados y tendrían niños y Felicity sería la misma incómoda y ligeramente desaliñada chica que siempre ha sido.

     —¡Genial! Hablaré con Slughorn entonces. Nos aseguraremos de que pases Pociones.

     Aparentemente había tomado el ruido silbante del aire escapando de sus pulmones como un sí. Mierda.

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