Cuando Felicity fue dada de alta del ala del hospital dos días después, se entristeció al darse cuenta de que la primera persona a la que vio fue Severus Snape.

—Opal —declaró furiosamente mientras ella caminaba hacia el Gran Comedor desde el ala del hospital—. Te perdiste la sesión de tutoría de ayer. Sé que no entiendes hechizos simples, pero estar avergonzada no es una razón lo suficientemente buena como para no presentarte.

Felicity frunció las cejas.

—Severus, tengo dolor de cabeza y tu voz me está molestando —Él lucía impactado ante la declaración, y Felicity sintió una pizca de orgullo al lograr que dejara de hablar—. Y he estado en el ala del hospital por los últimos dos días. No es como si hubiera estado permitida de salir.

—No quiero tutorarte más de lo que tú quieres ser tutorada por mí, pero Slughorn cuenta conmigo para hacer que tus notas suban.

Felicity se preguntó si Severus alguna vez sonreía.

—No sé qué quieres que diga. ¿Perdón por haberme golpeado con una bludger?

Él frunció el entrecejo.

—Solo preséntate en la biblioteca mañana. Seis en punto. No me importa si estás comiendo, estarás ahí.

—Dios, ¿por qué estás tan enojado todo el tiempo? Sé que Lily ya no habla más contigo, pero ¿puedes culparla?

Estuvieron en silencio mortal conforme Snape se acercaba más y más hacia Felicity. Estaba tan cerca que sus narices casi se tocaban. Pero no en una manera romántica. En una manera muy amenazadora que Felicity pensó que era probablemente mucho más disfrutable que besarlo.

—No te atrevas a hablar de Lily otra vez.

Con eso, se dio la vuelta dramáticamente y se marchó en su camino hacia la sala común de Slytherin.

—¡Qué completo imbécil! —masculló Felicity en voz baja—. ¿Cómo se atreve? ¡No es mi culpa haberme golpeado con una bludger! Si tiene que hacerlo, debería culpar a los golpeadores de Ravenclaw. ¡Ellos son la razón por la que estoy en este apuro de todas formas!

—¿Hablas contigo misma muy seguido? —preguntó una voz divertida desde su lado izquierdo.

Felicity se dio la vuelta, encontrando a Remus fácilmente y pensando que era, obviamente, su suerte la que hizo que fuese él parado allí. Le dio una sonrisa incómoda, agitando sus dedos.

—No muy seguido. Solo todos los días de la semana.

Remus dejó salir una risa, su sonrisa iluminando su rostro.

—Había ido a preguntar si querías caminar conmigo hacia el desayuno, pero cuando me asomé en el ala del hospital, Pomfrey dijo que te habías ido temprano esta mañana. ¿Cómo te sientes?

—Me siento bien —respondió—. La poción que me dio para el golpe ayudó. Aún duele, pero dijo que eso era normal —Y porque no podía pensar en algo más qué decir, comenzó su Felicity Divague al que Remus estaba de seguro acostumbrado—. ¿Sabías que aproximadamente cuatro personas se golpean con una bludger en cada año escolar? Dijo que el mío fue uno de los peores dado que fue en mi cara, pero creí que era un hecho... interesante.

Deja de hablar. Deja de hablar ahora.

—No sabía eso —dijo Remus con su gran sonrisa. Felicity estaba segura de que mirarla curaría el lado de su rostro. De hecho, probablemente podría curar Viruela de Dragón si sonreía lo suficiente.

—Bueno, es genial saber cosas.

Caminaron en silencio por unos segundos más antes de que Felicity oyera el revelador sonido de papel cayendo al suelo. Cuando miró a Remus, él estaba con los ojos abiertos y palmeando sus bolsillos. Un simple pedazo de papel arrugado descansaba en el suelo. Felicity alzó una ceja, agachándose para recogérselo.

—N-no, por favor no... no leas eso, Felicity. Es muy estúpido...

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(NOMBRE CLAVE ESPECÍFICO: POCIONES)

Felicity sintió su corazón caerse. Recordó a Sirius y James comentar el hecho de que creían que Remus tenía sus ojos en alguien, pero verlo escrito en un pedazo de papel lo hacía todo más real. Trató de controlar las lágrimas amenazando con salir de sus ojos. Estás siendo estúpida, se reprendió a sí misma. No es como si estuvieran juntos.

Pero en sus ojos, iban a estarlo. No había nadie más que Remus. Nunca había habido. Saber que había alguien más para él la hacía querer acurrucarse como una pelota en su cama.

—Entonces —dijo suavemente, leyendo los pasos que habían escrito sus tres amigos—, te atrae alguien de nuestra clase de Pociones, ¿no?

Probablemente era Emmeline Vance. O incluso Dorcas Meadowes. Ambas eran castañas lindas de Gryffindor con Remus. Mucho más lindas y divertidas que la chica que era conocida por lanzarle mocos a McGonagall.

—Eh... sí —dijo Remus incómodamente, rascando la parte posterior de su cuello—. Bueno, creo que me atrae. No nos hemos conocido mucho. Bueno, nos conocíamos el uno al otro antes pero no éramos realmente amigos.

—Suena encantadora —Mirando de vuelta el pedazo de pergamino, su nariz se arrugó—. Perdona por corregir a tus amigos, pero esta no es la manera para que también la atraigas.

—¿No lo es? ¿Qué sugerirías tú?

Felicity le dio una sonrisa triste.

—Bueno, todas estas son cosas que James y Sirius harían. No suenan muy Remus para mí —Entregándole el pergamino de vuelta, suspiró—. Sé tú mismo. Yo creo que eres muy increíble.

Él le dio una sonrisa tímida.

—Gracias, Felicity.

Asintió, simultáneamente tratando de no llorar. Mientras volteaba, tuvo que morder sus labios para evitar que un sollozo escapara. Estaba casi en la entrada principal del Gran Comedor cuando Remus llamó su nombre una vez más. Rápidamente secó bajo sus ojos antes de dar la vuelta.

—¿Me ayudarías? Realmente no sé cómo hacer para atraer a una chica. Creo que tener a una chica que me dé consejos elevaría mis posibilidades.

Quería decirle que no. Quería gritar que debería buscar a alguien más para que le dé consejos, porque él era claramente irremediable si no podía ver cuánto la estaba lastimando. Pero ella nunca había sido capaz de decirle no a Remus, lo que era el peor sentimiento en el mundo.

—Seguro —replicó, dándole una sonrisa final antes de abrir la puerta del Gran Comedor y dirigirse hacia la mesa de Hufflepuff. Lanelle y Johanna estaban sentadas, leyendo algo del Profeta mientras masticaban sus desayunos. Cuando Lanelle vio la expresión en su rostro, su sonrisa decayó.

—¿Qué es?

—Nada —replicó Felicity—. Es estúpido.

Lanelle no aceptaba nada de eso. Quería respuestas. Le gustaba resolver problemas, y no podía resolver este si no sabía lo que estaba sucediendo.

—Flick...

—A Remus le atrae alguien más, ¿de acuerdo? Le atrae alguien más y ella probablemente es perfecta y no está fracasado en Pociones y no acaba de golpearse la cara con una bludger. Y probablemente llegarán a casarse y Remus Juniors y cualquiera que sea su nombre Juniors —Felicity se hundió en su asiento, su cabeza cayendo en la mesa con un fuerte sonido. Dolió—. Y por el amor de Merlin, no me llames así.

Tenía un moretón en su frente cuando se levantó la mañana siguiente. Pero no era nada comparado con el moretón en su corazón.

(Lo que le transmitió a Lanelle, quien dijo que estaba exagerando. Y aunque Felicity sabía que era verdad, aun necesitaba mandar solicitudes para una nueva mejor amiga.)