VI. FELICITY HATES MEDICINE
—¿Flick? Flick, todos se van a comer el pudín de chocolate si no despiertas.
Felicity deseó que esa no fuera la oración que la devolviera de su sueño, pero, desafortunadamente, lo fue. Sintió sus ojos despegarse lentamente, una vista borrosa cubriendo lo que asumió era Lanelle parada junto a su cama. Lanelle envió una sonrisa gentil cuando Felicity frotó sus ojos tratando de que se enfoquen.
—¿Qué pasó? —preguntó con voz rasposa. Se aseguró del brazo de Lanelle, usando a su mejor amiga para ayudarse a impulsarse hacia adelante. Una vez que quedó sentada, deseó haber permanecido recostada.
Remus Lupin y sus tres amigos estaban sentados al final de la cama, junto con Johanna y su novia. Remus inmediatamente saltó de su lugar al pie de la cama, con un rostro preocupado cuando la miró por completo.
—¿Estás bien? Ese fue un terrible golpe —mencionó, acercándose gentilmente para examinar su rostro. Ella se aseguró de cesar su respiración y movimientos, no confiándose de que no haría algo idiota como besarlo. Deseaba que se alejara de ella para que así no estuviera tan tentada.
—Estoy bien —chilló con una voz nasal. Aunque, cuando las palabras salieron de su boca, se dio cuenta de la mentira que era. El lado de su cara estaba latiendo ligeramente, y dolía mover los labios.
Antes de que Remus pudiera responder, Lanelle soltó un bufido.
—Mentirosa. Madam Pomfrey, está despierta —Lanelle llamó a la bruja mayor, quien inmediatamente se apuró y gritó al grupo de amigos que se alejaran para que pudiera examinar a la estudiante de Hufflepuff.
—Ese fue un buen golpe, señorita Opal —dijo Pomfrey, muy fuerte para el gusto de Felicity—. Este es el porqué me gusta ver Quidditch desde una distancia. Esas bludgers son mortíferas —regañó.
—Puedo garantizar que Flick probablemente no verá Quidditch por un tiempo —le dijo Lanelle a Pomfrey sinceramente. Felicity comenzó a sacudir su cabeza hasta que Pomfrey chilló algo relativo a que no moviera su mentón.
—Bebe esto, cariño —Felicity aceptó la taza que Pomfrey estaba sosteniendo cerca a sus labios y tomó un sorbo de la poción. El sabor se encontró con sus papilas gustativas y, en un vergonzoso momento, Felicity inmediatamente lo escupió todo frente a sí misma.
Sirius y James rompieron en carcajadas. Remus estaba tratando de retener una sonrisa. Lanelle y Johanna solo estaban rodando sus ojos.
—No dije que iba a saber bien, ¿o sí? —espetó Pomfrey a la vez que poción rosa caía de la barbilla de Felicity—. Eso fue innecesario, señorita Opal.
—Sabe asqueroso —gimoteó Felicity, más poción derramándose de su boca. Aun así, abrió su boca una vez más y aceptó la poción, más al tanto del sabor ahora que sabía lo que era. Pomfrey le alcanzó un vaso de agua una vez que se aseguró de que Felicity había tragado.
—Necesitarás quedarte aquí por otro día o dos mientras aplico crema a tu cara —ordenó Pomfrey—. Ayudará a deshacerse de alguna costra o hematoma.
Felicity dejó salir otro gruñido antes de dejarse caer en su cama. Aunque, se sentía mucho mejor después de la poción sabe-horrible. Su rostro se había llenado de una placentera sensación entumecida que prevenía a Felicity de sentir algo.
—Me aseguraré de copiar notas para ti —prometió Remus, regalándole a Felicity una sonrisa mientras sus ojos comenzaban a aletear. Se preguntó si Pomfrey había mezclado la poción sanadora con una para dormir.
—Gracias —susurró con voz cansada—. ¿T-te... te... qued...?
Felicity se quedó dormida, su cabeza colgando a un lado cuando el sueño se adueñó de ella.
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Cuando Felicity se despertó de nuevo más tarde esa noche, Lanelle y Remus estaban profundamente dormidos en dos sillas junto a su cama.
—¿Remus? —Felicity susurró. Lanelle tenía el sueño pesado, así que Felicity no se preocupó mucho en despertarla—. ¿Remus? —volvió a llamar, acercando sus dedos para sacudir su brazo.
Se levantó y sus ojos se abrieron, quedándose en Felicity. Le envió una suave sonrisa.
—Hey, estás despierta. ¿Te sientes mejor ahora?
Felicity asintió.
—No tenías que quedarte —Apenas hubo dicho las palabras, su cerebro destelló con señales de advertencia. ¿Por qué diría eso? Amaba despertarse y verlo sentado ahí, esperando por ella.
—Me pediste que lo hiciera. Aunque imaginé que fue más por la medicina —replicó Remus, riendo un poco—. Sirius y James me molestarán por esto por el resto de mi vida.
—Lo siento.
—No es tu culpa.
Lanelle roncó solo un poco, su brazo cayendo y colgando del reposabrazos. Felicity dejó salir una risa.
—Dormirá sin importar nada. Incluso durmió en una de las rupturas de Hailey y Thorton.
—Están juntos de nuevo, por cierto —mencionó Remus—. Hailey estuvo muy impresionada por la forma en la que Thorton les gritó a unos de tercer año que querían mirarte. Los vi besuqueándose media hora después.
—Bien por Hailey y Thorton.
Remus pareció acordarse de algo. Se acomodó en su asiento y buscó en el bolsillo de su abrigo, sacando algo junto con su mano. Le tomó un tiempo a los ojos adormitados de Felicity para darse cuenta de lo que estaba sosteniendo, pero sintió una pequeña sonrisa y un sonrojo hacer su camino por su rostro.
—¿Me trajiste chocolate?
—Sé que el chocolate siempre me hace sentir mejor, así que pensé que compartiría un poco. ¿Te gusta el chocolate?
No habría importado si no le gustara. Si Remus Lupin te ofrecía chocolate, lo aceptabas. Era una regla no escrita. En realidad, podría estar escrito en alguna parte del cuaderno de Felicity.
—Amo el chocolate. Gracias, Remus.
Él le alcanzó la barra y ella lo desenvolvió, la rica esencia de cocoa alcanzando su nariz. Cuando lo vio mirando la barra con nostalgia, sonrió y rompió la barra dulce a la mitad.
—Puedo verte babeando.
—Lo siento —replicó Remus, no pareciendo sentirlo en absoluto al tomar el pedazo que le ofreció—. Tengo tres placeres culpables. El chocolate es uno de ellos.
—¿Cuáles son los otros dos? —cuestionó Felicity, dándole un mordisco al chocolate. Podía sentirlo en sus dientes, así que se aseguró de mantener su boca cerrada para no fuese el sujeto de una vergüenza mayor.
—El olor de un libro nuevo o de un pedazo de pergamino —listó, sonrojándose solo un poquito cuando pensó que sonaba ridículo. Felicity tenía ojos en forma de corazón.
—¿Y el otro?
Sus ojos encontraron los de ella en una manera que le dejó saber que él tenía un secreto. Pero no un secreto malo. Un secreto que hacía que sus ojos se iluminasen en una manera juguetona. Los hermosos ojos marrones escanearon el rostro de ella, luego reposaron en su barbilla, donde la costra de la bludger comenzaba. Él sonrió.
—Quizá te lo deje saberalgún día.
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