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II. FELICITY HATES LANELLE

Lanelle tenía una insana cantidad de cabello en su boca.

Estaban sentadas al final del salón de clases de Slughorn, apuntando las notas que le estaba dando a su clase sobre cómo escribir un gran ensayo. Felicity hizo una nota mental de comenzarlo en serio.

A través de los años, Felicity había aprendido varias cosas sobre Lanelle. A Lanelle no le gustaba bañarse con cualquier cosa que no fuese jabón de crema de coco. Siempre dejaba el primer botón sin abrochar. Le gustaba mezclar la cerveza de mantequilla con leche. Y, cuando estaba apabullada, masticaba su cabello.

Era algo asqueroso.

—Lanelle —susurró Felicity—, te quedarás sin ningún solo cabello.

Lanelle le mandó una mirada pero no dejó caer el cabello de su boca. Eso hizo que su voz saliera amortiguada cuando habló, pero años de tener que lidiar con su comportamiento habían hecho inmune a Felicity.

—Las pruebas de quidditch son mañana.

—Tú ya estás en el equipo —le recordó Felicity.

—Lo sé, pero aún estoy nerviosa —se burló Lanelle—. No sé si estos nuevitos trabajarán bien conmigo. No sé si las pruebas se pondrán amargas.

—¿No deberías dejar que el capitán se ocupe de eso?

Lanelle le lanzó una mirada amarga. Felicity nunca entendió el quidditch. Sabía cómo se marcaba y sabía las posiciones del equipo, pero jamás había tenido el deseo real de jugar, como Lanelle tenía. Ahí fue que su confusión comenzó.

La gente se rompía los huesos por ese deporte. Felicity sentía un escalofrío ante el pensamiento.

Antes de que Lanelle pusiese dar un comentario igual de frío que su mirada, Slughorn aclaró su garganta.

—Eso será todo por hoy. Si hablé con alguno al final de la lección pasada, por favor quédese para que podamos discutir. ¡Y recuerden que los ensayos son para la próxima semana!

—Esa soy yo —suspiró Felicity—. ¿Te veo en la cena?

Con la boca llena de cabello, Lanelle asintió.

Felicity observó a los estudiantes abandonar el salón. Todos menos uno. Severus Snape se estaba levantando de su escritorio, pero rápidamente se inclinó en él, desplomándose sobre su trasero como si fuera una silla. Aun cuando Felicity no tenía ningún problema personal con Snape, los rumores se habían dispersado rápidamente cuando él llamó a Lily Evans sangre sucia. El solo pensamiento de eso en su cabeza la hacía querer vomitar.

No le apetecía tener una charla con él.

—Ah, sí. Señorita Opal —llamó Slughorn. Felicity se movió para detenerse frente a su pupitre, sosteniendo fuertemente su libro contra su pecho—. ¿Puedo suponer que ha empezado su ensayo de Pociones?

—Sí, profesor —mintió.

—Bien —Hurgó entre los papeles de su escritorio hasta que encontró lo que estaba buscando. Felicity pudo observar un pedazo azul de pergamino—. En la última lección le mencioné que estaba preocupado por sus notas en mi clase. Dado que usted es una de las estudiantes que tiene más problemas con mi curso, he seleccionado al estudiante con las notas más altas para que sea su tutor.

La boca de Felicity se abrió.

—Usted... usted se refiere...

Severus Snape repentinamente suspiró fuerte por su anormalmente larga nariz.

—Se refiere a mí, Opal —Parándose del escritorio, Snape caminó hacia donde ella estaba de pie. Slughorn le entregó la pieza de pergamino azul y Felicity vio que era un esquema de cuándo quería que tuvieran sesiones de tutoría—. Nuestra primera sesión es mañana. Más vale que estés. Siete en punto, exacto.

Felicity parpadeó. Le tomó un momento procesar sus palabras actuales porque estaba muy ocupada procesando cuán rudo estaba siendo. Antes de que pudiese pronunciar una respuesta, Snape ya estaba alejándose, pasando su valija por sobre su hombro con su túnica flotando tras él.

Slughorn le dio una mirada de complicidad cuando ella se volteó a encararlo.

—Él tiene la más alta nota. Creo que realmente podría ayudarla.

Sus dedos se estiraron para recoger el pergamino azul que Snape había dejado en el escritorio. Ella acomodó su bolso en su hombro y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Tenga una buena tarde, señorita Opal.

Lo dudaba.

▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

—Quiero morir.

—Estoy segura de que no será tan malo.

Felicity levantó su cabeza de la mesa de Hufflepuff en el Gran Comedor. Lanelle estaba ocupada embutiendo un pedazo de pollo en su boca, ligeramente pasando y dejando salsa marinara en su barbilla. Felicity estaba muy segura de que ella misma tenía un poco en su cabello.

—¿Estás de broma? No lo sé.

—Mira, no estás teniendo buenas marcas en Pociones —razonó Lanelle, cogiendo otro pedazo de pollo—. Snape es genial en Pociones. También es genial en ser un idiota, pero tiene las mejores marcas. Probablemente pasarás Pociones con él como tu tutor, Flick.

—No me llames así —murmuró Felicity, golpeando su cabeza en la mesa una vez más.

Alguien aclaró su garganta detrás de ella. Felicity no tenía la energía para mirar hacia arriba. Además, sabía cómo sonaba cuando Remus Lupin se aclaraba la garganta, y ese claramente no había sido el suyo.

—¿Flick? —preguntó una suave voz. Felicity gruñó.

—No me llames así —repitió, pero su voz fue opacada por la mesa.

Cuando Felicity alzó su cabeza, no esperó encontrar a Lily Evans de pie detrás de ella. El Gran Comedor se había vaciado algo, pero aún había una gran multitud entre las cuatro casas. Detrás de Lily, pudo ver a Remus Lupin reírse por algo que Sirius Black había dicho.

Merlin, tenía una linda risa. Felicity se preguntaba si habría un hechizo para embotellarla y que así puediese escucharla cuando sea que se sintiera deprimida.

—Hola —dijo Lily Evans nerviosamente, acomodando su rojizo cabello detrás de su oreja—. Lo siento si estoy interrumpiendo tu comida, pero sucede que escuché que estarás siendo tutorada por Severus.

Aun cuando estaba molesta con él, Felicity notó que Lily no podía llegar a llamarlo Snape.

—Sí  —Felicity dijo lentamente, bajando más las cartas.

—Oh —Lily miró hacia sus dedos—. Mira, asumo que has oído sobre lo que pasó el año pasado...

—Snape fue un completo asno —acotó Lanelle. Felicity la pateó bajo la mesa. Además del gritito que dejó escapar, no hubo signo de aquello.

—Ya. Bien, solo quería decirte que tengas cuidado. No creo que sea demasiado duro, pero solo por si acaso. Remus mencionó que probablemente eras muy educada como para pedirle a Slughorn un tutor diferente.

Repentinamente, Lily Evans tenía la completa atención de Felicity Opal.

—¿Remus dijo eso? ¿Remus dijo algo sobre mí? ¿Remus me mencionó?

Lily pestañeó. Felicity le mandó una sonrisa tímida.

—Eh... sí.

—¿Qué dijo exactamente? Como, sus palabras exactas.

Lanelle devolvió el suave golpe a la rodilla de Felicity. Lily lucía extremadamente incómoda. Felicity le dio un saludo de despedida y asintió mientras trataba de agacharse sutilmente para frotar su rodilla.

—Seré cuidadosa, gracias, Lily.

Nadie jamás se había visto tan feliz de alejarse de ella.

—Flick, eres un desastre.

Felicity dejó caer su cabeza de nuevo en la mesa. La mayoría de su cabello estaba definitivamente en la salsa marinara.

—Cállate. Y no me llames así.

Se preguntaba cuándo su vida se había convertido en una extremadamente triste novela sobre ser el epítome de una adolescente torpe.

—Tu codo está en el pudín.

Felicity realmente odiaba a Lanelle. Estaría mandando solicitudes para una nueva mejor amiga tan pronto como pusiera sus manos en una lechuza.

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