Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

93.- Solo una mujer.

En una cueva tan profunda de Hamrille, las estrellas brillaron tocando el suelo para dejar salir una verdad que pocos podían imaginarse.

Aynoa de sentó frente a la fogata, trato de hablar sin tener que apartar la mirada del duque, pero en cuanto comenzó, el hombre la interrumpió.

—No quiero asustarte, pero... —dijo ella.

—¿Qué edad tenías en tu otra vida?

Aynoa quedó con la boca abierta, de verdad Tarikan sabía ya muchas cosas de ella sin que ella misma le dijera, pero quizás solo era esa parte.

—Soy más joven.

—¿Eres?, ¿entonces no has muerto?

—No lo sé.

—¿Sabías de tu vida antes que me conocieras o fui yo el causante de que ahora lo recuerdes?

—Tarikan —dijo ella subiendo la voz— ¿Vas a dejarme contarte bien como fueron las cosas?

El duque no dijo nada, pero la observó sin ni siquiera pestañear, su semblante siempre era tranquilo, pero allí frente a ella, Aynoa podía sentir su peligrosa aura. Tan solo unos minutos atrás él se había comportado como el hombre que ella conocía, pero en cuando comenzó a hablar con la verdad, su rostro incluso su mirada cambió.

—Esta poniéndose a la defensiva —pensó ella, no había otra explicación, para un hombre que era sumamente cuidadoso para los temas que le interesaban y este era uno que había intentado estudiar por meses.

Aynoa bajó su cabeza al sentirse completamente observada, pero sabía que debía confiar en él, a pesar de todo, Tarikan nunca le haría daño. Ella quería aferrarse a esa idea.

—¿A...a quien miras con esa expresión?—dijo ella subiendo sus ojos hacia él por pocos segundos—. ¿Sigo siendo tu esposa?

—Solo... una mujer.

No esperaba esa respuesta, pero era entendible que él duque tomara esa actitud, no quiso reprocharle, pero si asegurarse de algo.

—¿Seguiré siendo tu esposa después de esto?

—Es muy probable —contestó él, pero inmediatamente volvió al tema—. Entonces, ¿fui yo?

—Siempre supe que eras muy astuto e inteligente duque de Castilville, pero me sorprende que descubrieras y te formularas todas estas preguntas.

—Contéstame. —Aynoa sintió un poco de recelo con el tono de su voz, pero entendía que Tarikan antes de ser su esposo era un gran hechicero y lo que ella había vivido despertaba la curiosidad de su interior.

Ese afán de conocer, estudiar y tener conocimiento de todo, absolutamente todo lo que ocurría en el mundo y en las cosas sobrenaturales.

—Fue en nuestra primera noche, antes de ese día yo solo era Aynoa. Desperté el día que nos fuimos y no reconocía mi propio rostro.

—¿Cuál es tu verdadero nombre? Cuando caíamos preguntaste eso.

—No lo recuerdo.

Tarikan se quedó en silencio, no dejó de observarla, el cual eso solo hizo que ella comprendiera que estaba siendo analizada en busca de mentiras. Ella estaba perdida si se le ocurriera hacerlo.

—No estoy segura si morí o no, en ese lugar fui atacada por un grupo de personas. Hombres, jóvenes, mujeres, adolescentes no lo entenderías.

—Explícamelo, no asumas la capacidad de mi entendimiento.

Aynoa entonces comenzó a explicarle un poco como era ese mundo, las cosas que recordaba de él y en especial al miedo terrible que le tenía a las personas que nacían siendo superiores, llamados alfas. Ella era una Omega, como lo era la mayoría de las personas, pero se había involucrado con un chico que era su mejor amigo, más de eso no recordaba bien.

—Si un alfa siente el olor de un Omega, va a atacarte. Supongo que fue eso lo que me pasó antes de morir. No me cuidé lo suficiente.

—Por eso pediste que te oliera cuando veníamos desde Rumani.

—Sí, me da terror solo pensar en volver a ese lugar.

—No creo que una historia fantástica haga que todo un templo te acuse de ser bruja.

—"Historia fantástica" dice el hombre que hace magia —dijo Aynoa mirando a un lado—. Ya sé que tengo dos energías en vez de solo una.

—¿Caleb? —dijo el duque levantando una ceja—. Veo que tendré que azotarlo cuando salgamos de aquí.

—No lo harás, tienes asuntos más importantes de que ocuparte —dijo ella mirándolo con seriedad—. Sé que tus planes de guerra deben estar en marcha —agregó apartando la mirada—. Sé que harás con la escama del dragón blanco y al liberarte del hechizo de la corona, por qué lo harás con éxito, asesinarás a la reina y al rey en el gran salón de los espejos.

Aynoa bajó su rostro y miró sus dedos que se acariciaban constantemente tratando de calmar su ansiedad, y continúo sin mirarlo.

—Sabía que ocurriría con el dragón antes que fueras a la expedición, sabía de la muerte de Merlín, incluso sé sin que me dijeras nada que el general Richard está muerto. Sé detalladamente lo que viviste siendo niño de la corona, se cómo termina la guerra, como Castilville es...

Aynoa levantó la mirada y lo que vio la asustó. El duque aún la seguía mirando, pero parecía que su cuerpo se había hecho más grande, pero solo era su forma de estar sentado. Haciéndose más hacia delante tenía una mano apoyada en el suelo y la otra sobre una de sus rodillas. Su pelo había cambiado a un blanco haciéndole juego con sus ojos. La forma en la que estaba, sus dedos bien abiertos en la piedra del suelo, era como una serpiente que se preparaba para atacar.

—Ragnur —dijo con una voz ronca y profunda mientras que de forma cautelosa fue apoyando los pies en el suelo—. Dime ¿Qué sabes de él?

Aynoa lo entendió con rapidez, confesando el conocimiento de todos esos hechos, provocó que el duque solo sospechara de su mentor. Estaba segura que ahora Tarikan creía que ella estaba bajo el mando de ese hombre que no conocía.

Era la única explicación, quizás Ragnur había logrado algún hechizo donde podía conocer el futuro y había utilizado a Aynoa para eso. El duque sería capaz de perder completamente la cabeza si eso fuera cierto, y aunque el rey lo castigaría por un horrendo crimen, el sería capaz de acabar con ella.

—No es lo que tú crees...

—¿Qué es lo creo? —dijo y ella pudo ver cómo el hombre ya estaba hincado—. ¿Sabes también lo que estoy pensando ahora?

—Tarikan.

Aynoa no le podía tener miedo, se levantó con rapidez mientras apretó su mano derecha y no apartó los ojos de él. La capa del hombre bajó desde sus hombros desnudándola, pero poco le importó.

La piedra de su interior se activo y un calor se expandió en un solo segundo por todo su pecho.

—Berhenti —susurró Aynoa en cuanto el duque se le acercó.

El hechizo que había formulado Tarikan en su mano se apagó por cinco segundos antes de volverse a prender, suficiente para sorprenderlo, él la iba controlar para que no pudiera moverse. Claro que Aynoa no tenía la fuerza necesaria para detener algo como eso y menos alguna magia creada por aquel hombre, pero el hechizo de defensa se había  creado bajó su piedra mágica, el cual se activo como lo había practicado.

—Ah... —suspiró ella cayendo al suelo, su última fuerza se había ido con esa cosa—. Es un libro...esto es un libro.

Tarikan se quedó de pie, ni siquiera la ayudo o se movió para sostenerla, la pizca de sospecha de Ragnur había hecho que perdiera toda confianza en ella.

—No es tu mentor Tarikan, solo eres una historia... un-un libro.

—¿Un libro?

La duquesa perdió el conocimiento luego de eso, agotada no pudo mantenerse despierta, mientras que su esposo la miraba desde arriba.

Tarikan no perdonaría a nadie, ni siquiera a ella si fuera capaz de traicionarlo con una de las personas que más odiaba. Estirando ambas manos frente a su cuerpo se hincó a su lado y comenzó a revisarla.

No había ni una sola pizca de magia nueva, su energía fluía de forma continua y normal, pero cuando el duque bajó su mano, sintió la energía de aquel ser que hasta el momento había ignorado.

Su pelo rápidamente volvió a su tono castaño mientras la tomaba en brazos y le miraba el rostro.

—¿Podrías ser capaz de traicionarme? —susurró llevándola cerca del fuego. Sus cejas estaban inclinadas mientras acarició su rostro.

Tenía miedo de ella, realmente no quería que ella fuera capaz de hacerlo, pero si lo fuera sería suficientemente doloroso para volver a caerse tan profundo que le costaría salir.

En su interior, y a pesar de todo lo que había ocurrido entre ambos, él le era difícil imaginar una vida sin ella.

"Tú, la única persona que llegó a tocar mi verdadera alma"


*************************

El olor de carne hizo que entre el sueño Aynoa deseara devorarse toda una mesa completa de comida. Beber hasta el fondo de un río hasta dejarlo seco y empachar su estómago hasta el punto de caer desmayada.

Un recuerdo llegó a ella, carne asada, una parrilla con carbón, orégano, pimienta, perejil y una lata de cerveza. Claramente en su otra vida era menor de edad, pero eso no la detuvo en probar esas cosas.

Tenía tanta hambre que sus tripas rugieron con fuerza, debía alimentarse aún más de lo que estaba acostumbrada, pero eso no había sido posible.

Abriendo los ojos con lentitud, el sonido de paja sonando al moverse hizo que ella se diera cuenta que estaba sobre una cama hecha de heno seco. Estaba otra vez vestida con ese roñoso trapo que le habían dado las monjas, pero al menos no estaba congelada.

Girándose, logró sentarse y miró hacia atrás. Enseguida vio la espalda del hombre frente al fuego, la luz era tan fuerte que todo su cuerpo se veía oscuro, pero a pesar de todo parecía que Tarikan había estado entretenido.

—Tarikan...

—¿Qué significa lo último que dijiste? —dijo él sin voltearse.

Aynoa lentamente se puso de pie, el suelo aún era bastante helado, de hecho la escarcha aún permanecía en la mayor parte de él, pero cuanto sus pies estuvieron en contacto con la piedra, el hielo se acercó aún más.

No podía pensar con claridad, tenía hambre, y frente a ella una pila de trozos de carne estaban sobre una gran hoja. Cerca del fuego pedazos colgando en una gran madera se iban cocinando bajo la supervisión del duque.

—¿Estás molesto? Lo que creíste antes, nada de eso es cierto, yo no conozco a tu mentor, solo he escuchado su nombre. No he hecho nada, solo...

—Aynoa —dijo bajando la cabeza y su mano se acarició la parte posterior del cuello— ¿Puedes dejar de jugar conmigo? Te lo pido por favor.

—Thari —dijo Aynoa bajando el tono de voz—. No he comido nada desde ayer, no puedo...

Tarikan recién levantó la cabeza al escucharla, se volteó con rapidez y la miró con atención. Su rostro no parecía enfadado o tenebroso, simplemente era él, dándose cuenta que había olvidado el lugar donde la había rescatado.

—Tienes que explicarme Aynoa.

—Sí, lo haré.

—Ven aquí —dijo él sacando unas carnes y las puso sobre una hoja.

Aynoa caminó con rapidez sin apoyar las plantas de los pies sobre la piedra helada, al cabo de unos segundos estuvo al lado del duque hincada mientras tomaba la hoja. Ni siquiera la sopló para tomarla con sus dedos.

—Hey, con cuidado —le dijo él quitándole las cosas de las manos—. Vas a quemarte.

Aynoa estiró las manos tratando de volver a tomar la hoja, pero el duque la alejó hacia el otro costado de él mientras la miraba con el ceño fruncido.

—Solo...déjame enfriarlo.

Aynoa aguardó allí impaciente, la actitud del hombre la dejaba preocupada, era tan cambiante que hacía que la confianza entre ellos se debilitara. A pesar que su estómago rugía con tanta fuerza, ella pensó que debía hacer algo para aclarar la situación.

Mientras el duque miró a un costado dejando la hoja en el piso para que enfriará por la escarcha, Aynoa se arrodilló cerca de él y lo tomó fuertemente de la cara. Tarikan no había esperado aquello, ella lo besó con fuerza juntando sus labios sin cerrar los ojos.

Si él la apartará entonces realmente algo entre ambos se había quebrado, pero el duque no lo hizo. La observó hasta que lentamente sus carnes húmedas se separaron y entonces ella soltó en voz baja.

—Sigo siendo yo.

Tarikan bajó rápidamente la cabeza mirando el suelo y apretó los labios. No sabía realmente que pensar.

—¿Entonces saldremos bien de esto?

—Sí.

—¿Y no eres una bruja? —dijo el levantando la carne con su mano y se la acercó a ella.

Aynoa enseguida la tomó con una sonrisa y de la hecho a la boca con rapidez. El duque entonces la agarró de la cintura y la subió sobre su regazo. Luego y con cuidado la dejo entre sus piernas, allí el suelo no estaba helado.

—¿Si sabías lo de Merlín, porque no me advertiste algo? —preguntó él mientras entre la madera que se consumía sacaba una papa con la pequeña daga—. Está caliente, así que sopla.

Ella asintió con la cabeza mientras tomaba la daga y con las uñas comenzó a sacar la cáscara.

—¿Me hubieras creído? —dijo hablando con la boca llena aún de carne—. No confiaba lo suficientemente en ti, y además los recuerdos no llegaron todos juntos, en ese momento solo sabía algunas pequeñas cosas.

—¿Recuerdos?

—En mi vida anterior, leí un libro. Su portada era bellísima, fantasía, romance, llevaba tu nombre. Es...es una locura, pero mi vida hoy, este lugar, este mundo, sus animales, sus monstruos, las personas, incluso tú... —dijo ella posando su mano en su pectoral—. Formamos parte de esa historia.

Aynoa sintió como el duque dejó escapar un suspiro, sus ojos se fueron moviendo lentamente, parecía que eso había sido suficiente para que él se tomará unos minutos en procesarlo todo.

—No lo pienses mucho —dijo ella bajando su mirada—. Le di mil vueltas al asunto, le busque millones de explicaciones y motivos para que esto ocurriera, pero no encontré una sola. Conozco la historia, porque la leí, pero muchas cosas también han cambiado.

—¿Cómo cuáles? —dijo él.

—Nuestro hijo.

Su rostro con los ojos bien abiertos aún se plasmaba tal sorpresa, parecía que el hombre se estaba conteniendo, pero cuando los ojos de color miel de ella se encontraron con los grises de él, ella se dio cuenta de una cosa.

El duque no se estaba conteniendo por enojo, irá o molestia, en su rostro una profunda tristeza estaba por salir.

—Tarikan —susurró ella, pero el duque soltó otro suspiro y se fue poniendo de pie.

—Iré a caminar —soltó en voz baja.

—Oh Tarikan, espera... —Aynoa se puso de pie, no quería que él se fuera así, quería detenerlo, pero también sabía que el duque muchas veces lo mejor que podía hacer para que se sintiera bien era dejarlo solo.

Ignorando aquello ella caminó de pies descalzo por la piedra helada hasta acercarse lo suficiente y lo abrazó por la espalda.

El hombre se detuvo enseguida.

—Me imagino lo que estás pensando —dijo ella acariciando su abdomen hasta su pecho—. Es difícil, lo sé perfectamente, pero quiero que sepas que te amo, tal cual eres, y no me importa que es todo esto, lejos es lo mejor que me ha pasado en mi vida y quiero que estés consiente que yo siempre estaré cuando lo necesites.

Aynoa sintió como el pecho del duque subió y bajó con rapidez, incluso llevó su mano derecha a refregarse y taparse la cara.

Pensar que toda tu vida había sido creada por una persona, todo lo que tuvo que vivir desde niño, todo lo que tuvo que experimentar, los castigos, los abusos, todo creado para deleite de enfermos lectores.

—Suéltame. —Su voz quebrada fue suficiente para que Aynoa lo abrazara con más fuerza.

—¿Qué puedo hacer para ayudarte?—susurró ella conociendo ya la respuesta—¿Quieres estar solo?, ¿eso es lo que necesitas?

Él solo asintió con su cabeza, ella aunque no quería hacerlo, aflojó su agarre y lo soltó. El duque inmediatamente se alejó de allí.

No era el momento para pensar en lo que ella necesitaba, debía darle el espacio que él estaba necesitando en ese preciso momento, aunque ella no quisiera.

*********************

Tarikan no se fue lejos, los túneles mágicos quebraban en muchos lugares, algunos iban a lo más profundo de las montañas donde habían monstruos, otros hacia el agua dejando una pequeña pileta cristalina y otros llevaban a la superficie.

Maldijo a gritos toda la mierda que tenía en su cabeza. Furioso por todo lo que estaba comprendiendo gracias a las palabras de Aynoa fue suficiente para literalmente desear estar muerto, pero cuando lo pensó, volvió a preguntarse si acaso eso ya estaba planeado o era algo que le naciera a él.

Le vio toda la parte negativa primero, todo lo que le hacía estrujarle el corazón, pero cuando estuvo ya cansado se detuvo a pensar en con la mente más tranquila.

—"Muchas cosas han cambiado" —repitió las palabras de su mujer—. Si muchas veces las cosas han cambiado, entonces eso significa que no todo va al pie de la letra.

Arrodillado frente al agua miró su reflejo mientras conversaba consigo mismo. Entonces tomó la trenza que colgaba en su cabeza, la herida que se había hecho al caer ya se había curado, así que no le dolió cuando tomó de ella y la cortó.

Él no estaba feliz con todo lo que había sabido, pero no la culpaba, no era culpa de ella que su regresión haya sido en este mundo y mucho menos convertirse en su mujer. Creía en sus palabras, aunque aún tenía muchas preguntas, no estaba muy convencido de hacerlas, quizás el saber más también afectaría el transcurso de todo.

Si hoy su hijo no era algo que se había planeado o escrito, entonces cualquier cosa también se podía cambiar.

—Puto libro.

Hoy el duque tenía conocimientos más profundos, y lo que un día lo había anclado a su pasado, esa noche dejaba todo en ese lugar. Como un nuevo sol que saldría en esa madrugada, el duque no daría un pie atrás.

A pesar de que sus planes ya estaban escritos, hoy estaba seguro de una cosa, el sería el asesino que cobraría por fin su venganza contra la corona y le daría el favor a esa creadora de historias crueles.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro