Una tarde de verano
Era una tarde calurosa de verano, y ahí estaba yo, sentado bajo un árbol a tu lado; escribiendo poemas,novelas veraniegas, y tu mirada perdida en el horizonte; se notaba algo preocupada o triste. No quise molestarte porque ahora yo soy el que se había perdido en tu mirada.
No pude evitar escribir tras mirar tu cara distraída y entonces escribí un texto en base en eso que decía así:
"Dulzura, ¿Que está pasando por tu cabeza que te tiene tan preocupada?, quisiera descifrar que pasa por tu mente, quisiera poder ayudarte, ¿Me dirás que te sucede y así poder ayudarte?"
Después de escribir tal texto lo guardé en mi libreta para más tarde, y te invite a entrar a la casa porque ya era de noche.
Quería saber en qué pensabas, pero no me atrevía a preguntar. Pero después de la cena y al encontrarte tan callada no pude aguantar más y te pregunte:
_ ¿En qué piensas?
_En nada.
_Te noto algo distraída desde hace un tiempo ya, dime qué te pasa y ¿En qué te puedo ayudar?
_No es la gran cosa, además no sé si te vaya a interesar.
_Dime, te escucharé y apoyaré en todo lo que pueda.
_Está bien, ¿Pero prometes no reírte?
_Lo prometo.
_Desde esta tarde me he quedado pensando, mientras veía a varios niños jugar, que me gustaría ser maestra de escuela y tener una familia junto a ti. Pero no sé si te gustaría la idea mediante mi estado de delicadeza.
_ Eso siempre me gusto de ti, que dieras todo de ti sin importar cuales sean tus condiciones.
Al escuchar esas palabras no pude evitar sortear una sonrisa y tras eso una risa malévola para molestarla un poco.
_ ¡Dijiste que no te reirías!
_Perdón, no lo pude aguantar
Dije mientras me secaba las lágrimas imaginarias
_Me río porque estabas preocupada desde esta tarde pensando que me molestaría o estaría en tu contra. ¡Cuando de hecho estoy totalmente de acuerdo! Claro que me gustaría que no te quedaras sola en casa todo el día y también me gustaría tener una personita andando por la casa y este me llamara, ¡Papá!
Al escuchar todo lo que tenía que decir saltaste sobre mí y me besaste rápido y apasionadamente mientras me abrazabas más y más fuerte. Después procedimos a ir a la cama a intentarlo.
Lo habíamos intentado ya varias veces pero no había sucedido nada.
Después de unas dos semanas desde la primera vez al regresar después de arreglar tus papeles para que pudieras dar clases en la escuela que estaba en el pueblo. Me das una cajita con un listón y lo que había adentro me hizo brincar de la alegría.
Era una prueba de embarazo y este daba positivo. No sabes lo emocionado que me tenía esto.
Tú, el nuevo bebé y yo, juntos como una amorosa familia viviendo juntos. Ese siempre fue mi sueño.
Ya había pasado varios meses que habías empezado a dar clases a niños de 5to. Eras una bella profesora de literatura y ya la panza comenzaba a notarse.
Ya cuando tenias de 5 a 6 meses de embarazo, nos agarro una tormenta de nieve de regreso del hospital de la gran ciudad y cuando íbamos cruzando por la montaña, lo peor había sucedido, cayó sobre nosotros una avalancha.
Estuvimos atrapados por más de dos horas bajo el frío de la nieve. Mientras yo intentaba de todo para mantenerte despierta y caliente, ya que te habías herido por la avalancha.
Después de tanto esperar llegaron los bomberos y nos llevaron rápido al hospital; nos llevaron en ambulancias diferentes y no supe más de ti hasta despertar en el hospital.
Al despertar me dijeron que habías fallecido por el golpe de la avalancha mas el frío desde hace ya mucho tiempo. Pero que milagrosamente lograron sacar al bebé intacto ya que lo había mantenido caliente y milagrosamente sobrevivió a pensar que la madre hubiera fallecido.
Al escuchar tal terrible noticia me derrumbe y ya no sabía qué hacer. Así que pedí que me dejaran ver al bebé; me negaron ir a verla porque había nacido muy prematura y estaba en un estado muy delicado. Tenía que esperar aunque sea una semana para poder verla.
El impulso me inquieto y fui a donde estaba mi esposa fallecida y la vi ahí tirada en una cama con una sonrisa. Caí en llanto al no poder ayudarla y el no poder salvarla. Pero por lo menos pude salvar a nuestra pequeña hija. Después de verla por última vez salí corriendo sí que me importaran los doctores y entre donde estaba mi hija recién nacida.
Era muy pequeña apenas si podía respirar y antes de poder mirar más, los doctores y seguridad me sacaron apurados ya que era muy sensible a enfermedades.
Mientras mi niña se quedaba en la incubadora durante varias semanas, prepare los preparativos para el funeral. Vinieron todos sus familiares y los míos. Después de una semana había estado por primera vez en mucho tiempo, estaba solo.
Me dedique hacer todo lo que mi difunta esposa quería hacer pero su condición no la dejaba. Fui su suplente en la escuela mientras nuestra hija estaba en la incubadora.
Les dedique a sus estudiantes la misma pasión, tiempo y dedicación que ella le hubiese dado.
Ya después de unos pocos meses ya pude traer de vuelta a mi pequeña a su nueva casa, tengo que admitir que la vida de padre viudo no iba a ser fácil.
Pero eso no me detuvo para poder criar y educar a mi hija, aunque no fue de lo más fácil ya que estaba solo en este gran proyecto.
Han pasado los años y nuestra niña, se ha convertido en toda una mujer. La viva imagen de su madre.
Si ella viera en lo que se ha convertido su hija, se que estaría más orgullosa por una chica tan bella e inteligente.
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