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Capítulo 39:

Después de la desastrosa noche de Halloween, me concentro de lleno en mis estudios y en terminar mis exámenes y proyectos pendientes para dar fin a este período académico. Trato de enfocarme en Weston e ignorar a Tanner aunque todavía esté presente en mi vida ya que continúa pasándose de vez en cuando por nuestro dormitorio para visitar o recoger a Pauline y nuestros caminos se cruzan en el campus de vez en cuando, solo que ya no con la misma frecuencia que un mes atrás. Pasamos de vernos diez veces por semana a dos o tres. Gracias a que el rubio es amable y divertido conmigo, además de atento y detallista como ningún otro pretendiente que he tenido antes, se gana mi completa atención y, poco a poco, mi corazón.

Sin darme cuenta, llega el momento en el Tanner Reed ya no pasa por mi mente como antes.

Ahora lo hace Weston.

Mientras él empieza a dejar nuevamente flores fuera de nuestro dormitorio para ella, mi chico de cabello dorado cubre mi auto por completo de rosas para que acepte irnos juntos a clases. Mientras él la invita a ir al cine el fin de semana como una pareja común y corriente del montón, Weston alquila una sala entera para nosotros con el fin de poder arrodillarse entre mis piernas mientras vemos todos los estrenos de la cartelera y llena mi estómago con hot dogs y golosinas porque se supone que ahora odio las palomitas. Mientras él le dedica anotaciones en el campo y victorias de partidos, Weston y yo jugamos juntos al tenis por tardes enteras para liberar el estrés de la carga académica y pasar el rato divirtiéndonos juntos.

Mientras empiezo a ver su historia como un mal cliché que no terminará bien porque Pauline ni siquiera se hace una idea de quién es realmente su novio, él y yo la pasamos bien.

Porque Weston sabe quién soy y yo sé quién es.

Sin percatarme, la fecha de mi cumpleaños se acerca dos semanas y media tras Halloween. Pauline me lo recuerda un día antes mientras desayuno cereal de Oreos en nuestra pequeña encimera y termino mi maquillaje. Es viernes, Weston se encuentra sentado comiendo un sándwich frente a mí y Tanner está esperándola en el umbral de la puerta, echándole periódicos vistazos a su reloj con impaciencia y manteniendo distancia de nosotros como lo ha hecho desde que lo besé frente al oficial y mentí por él para salvar su pellejo cuando ya no debería tener motivos para hacerlo porque ahora que yo también traigo un chico a mi habitación regularmente, puede venir tanto como lo desee y yo me iré para dejarles espacio de la misma manera que ha hecho Pauline todos estos días alegando que Weston y yo somos la mejor pareja que ha visto en el campus y que darnos privacidad es su aporte a la causa.

Le creería si no usara eso como excusa para ir con Tanner y fingir que haría todo por él.

Ambos se engañan tanto que me dan náuseas.

¿Cómo celebrarás tu cumpleaños? ─pregunta, sonando emocionada, mientras ajusta la correa de su mochila sobre su hombro y sonríe. El día de hoy usa un vestido verde con pequeñas hojas estampadas en él y sandalias. Su cabello rubio está suelto, así que los rizos dorados enmarcan su rostro en forma de corazón de una manera preciosa─. Me gustaría planear algo, si quieres.

Instantáneamente niego.

No he escondido lo resentida que estoy con ella y con Tanner después del concurso. Aunque el tema no se ha tratado en voz alta, sé que sabe cuál es la conclusión a la que llegué después de ver mi foto en su teléfono: que su novio solo me estaba usando para generar emociones oscuras en ella y que regresara a Austin. Debido a esto no puedo entender por qué si quiera me dirige la palabra y pretende que somos amigas cuando es evidente que ese no es el caso.

Pero nunca le diría cómo me siento en voz alta.

Eso sería aceptar que quiero a Tanner para mí y ya no vale la pena hacerlo.

Porque ya no lo quiero, pero estoy tan cansada de ellos dos.

No es necesario ─añado cuando se me queda viendo como si necesitar oírlo en voz alta.

Pauline frunce el ceño, viéndose herida de verdad.

Definitivamente debió ser actriz.

No me molestaría. Preparar tu fiesta de cumpleaños sorpresa es lo menos que podría hacer.

Dejó de ser una fiesta sorpresa en el momento en el que me dijiste sobre ella.

¿Eso significa que sí puedo hacerla?

Separo los labios para decirle que no tiene nada que planear, que probablemente invitaré a Weston a Houston para celebrar con mis padres y que regresaré el domingo, pero el chico con el que estoy saliendo se me adelanta poniéndose de pie y apoyando su brazo en los hombros de Pauline, lo que hace que ella gire su rostro hacia él y le sonría mientras suelta una risita tonta que no paso por alto. Es su mayor fan. No se molesta en ocultarlo de ninguna manera.

Savannah tiene razón, Pauline. No tienes que hacer nada ─dice, guiñándome un ojo antes de soltarla. Tanner, que no ha perdido ni el más mínimo detalle de nosotros, entra en el dormitorio entonces, sus ojos entrecerrados hacia Weston. Contengo un gruñido. Este es el tipo de escenario que crea nudos en mi estómago─. Porque ya he preparado todo para mañana. Si quieres formar parte, solo tienes que decírmelo y haré que te llegue la invitación.

Pauline lo mira con ojos amplios, genuina emoción en sus ojos cálidos como la miel.

Yo solo lo veo a él, preguntándole sin palabras qué se supone que está haciendo.

Weston se encoje de hombros.

¡Quiero oír todos los detalles! ─exclama ella antes de tomar la tela de su camisa en su mano y arrastrarlo fuera de mi dormitorio, a lo que él ladea su cabeza y sonríe de manera encantadora pese a la incomodidad en evidente tanto en su mirada verde como en la rigidez de sus hombros. Su carisma y amabilidad le impiden rechazarla abiertamente. Tanner, sin embargo, no los sigue, quedándose dentro de la habitación conmigo─. ¡No lo puedo creer...! ─la escucho gritar, pero su voz se desvanece cuando, sospecho, se alejan más de nosotros para que no los oiga.

Mi enojo sigue ahí, pero también estoy emocionada de una manera en la que no lo estaba antes.

No tenía ni idea de que Weston estaba preparando algo para mí.

A pesar de que tengo la sospecha de que ahora tanto Pauline como Tanner estarán involucrados en su sorpresa, no puedo evitar que mis labios se curven de manera tonta y las mariposas invadan mi estómago incluso cuando estoy en el mismo espacio que Reed. Ya quiero saber qué será. A diferencia de muchas personas, amo la fecha de mi cumpleaños y celebrar, solo que este año por todo lo acontecido lo pasé por alto y mis padres no han sido insistentes al respecto porque seguramente piensan que quiero guardar distancia de ellos porque ya estoy mayor.

Eso no es cierto.

Amo los cumpleaños.

Recibir regalos, mientras más mejor.

El pastel.

El alcohol, a mi edad todavía ilegal, y la comida de celebración.

No sé cómo alguien podría odiarlos, de verdad.

Por lo que veo ─susurra─... Weston lo está haciendo tan bien como puede hacerse.

A pesar de que se trata de Tanner, no puedo evitar aumentar la curvatura de mis labios al pensar en todo lo que el rubio ha hecho por mí y en lo bien que ha hecho que nos la pasemos los últimos días. Su rostro de facciones angulares se crispa, pero no comenta nada al respecto. Se ve atractivo hoy, en jeans y una sudadera con el logo de la universidad, pero dejo de mirarlo a penas el pensamiento de que se ve bien llega a mi cabeza. Termino de masticar mi cereal y limpio la comisura de mis labios para hablar, solo que viendo distraídamente hacia mi celular antes de levantarme y extender mi brazo para alcanzar mi mochila en la mesa.

Así es ─respondo─. Que tengas buen día.

Debo pasar junto a él para cruzar la puerta. También sostengo el sándwich de Weston envuelto en papel porque, para evitar inconvenientes, he decidido que lo terminará de camino a clases. Mi cuerpo se estremece de pies a cabeza con sorpresa cuando Tanner envuelve mi brazo con su mano, apretándolo sin hacerme daño y obligándome tanto a detenerme como a verlo a los ojos en búsqueda de una explicación. Como si recién se diera cuenta de lo que acaba de hacer, me suelta y retrocede un paso. También luce como si no creyera en lo absoluto lo que hizo.

Tocarme.

Él y tú, ¿son oficiales? ─pregunta como si necesitara oír la respuesta.

Odiando la manera en la que mi corazón se paraliza ante el sonido de su voz y la idea de que realmente podría importarle que esté con alguien más, trago y tomo una honda bocanada de aire antes de hablar. No sé si estoy lista para la respuesta, pero debo hacerle esta pregunta.

No, no debo, lo necesito.

¿Por qué te importaría si lo somos o no?

Tanner aprieta sus labios entre sí, formando una fina línea con ellos.

Tras fruncir el ceño ante su falta de respuesta, prosigo con mi camino.

Su voz me detiene bajo el umbral.

Solo quiero saber si finalmente te mantendrás lejos. Si ya no debo preocuparme por ti.

Con los puños tan apretados que mis dedos se hunden en el sándwich de West, respondo.

Sí ─contesto sin verlo─. Somos oficiales. Ya no tienes de qué preocuparte.

Avanzo un paso. Cuando creo que no va a decir nada más, lo escucho de nuevo.

Soy tan masoquista y curiosa que me detengo.

¿Entonces... es tu novio? ─Se oye en shock. Como si nunca hubiera sopesado la idea de mí dentro de una relación con alguien más. Eso trae lágrimas a mis ojos, el que piense que nadie me podría tomar en serio─. ¿Como en... dentro de una relación o algo así?

Me río amargamente.

Sí, Tanner. Weston es mi novio.

Tras decirlo, no me quedo para averiguar su respuesta a ello.

Corro hacia el ascensor, sintiéndome mejor con cada metro de distancia entre nosotros.

*****

El día de mi cumpleaños empieza como cualquier otro. Lo primero que hago tras incorporarme es inclinarme hacia el suelo para apagar las velas que me rodean. Lo segundo frotarme los ojos y tantear el piso con los pies en búsqueda de mis pantuflas. Una vez estos entran en ella, alzo la mirada y dejo escapar un grito debido a la sorpresa, el cual hace que Tanner y Pauline se despierten. Al recordar que este durmió aquí anoche, pero no folló con su novia, gracias a Dios, ajusto la tira de mi pijama antes de acercarme con paso tembloroso a Weston y rodear su cuello con mis brazos. Mi novio, supongo, está escondido detrás de un enorme oso de felpa todavía más grande que yo. Lo odio, habría preferido solo recibir la joyería que él sostiene en una de sus manos sin dedos de oso, pero amo a Weston.

Río mientras desliza el brazalete de diamantes en mi mano y me besa fugazmente.

Feliz cumpleaños, princesa ─dice─. Haz tu maleta. Nos vamos de aquí.

¿A dónde? ─pregunto, sonriendo de oreja a oreja mientras examino la delicada y hermosa joya de oro blanco y diamantes en forma de corazón de Tifanny's con una pequeña chapita con mi nombre grabado en él de manera adorable y diminuta, personalizada y reversible ya que del otro lado hay una W.

Me gustaría ser de esas chicas que dicen que lo material no importa.

Pero no lo soy.

Está hermoso y mis latidos van rápido mientras lo veo, mis mejillas tensas y apretadas a causa de mi sonrisa. Después de mi propio auto y del hecho de estar viva, es mi regalo favorito.

A Corpus. Alquilé un yate. ─Mira tanto a Tanner como a Pauline, quiénes se han incorporado y nos observan. Ella lo hace con una sonrisa mientras abraza la cintura de su novio y él sin demostrar ningún tipo de emoción. La respuesta de Weston explica su atuendo de bermudas y camisa con estampado floral. Mocasines. Gafas oscuras─. Eh, si van a ir deben estar listos pronto. ─Le echa un vistazo a su reloj─. Quiero que desayunemos en San Marcos.

Ante la mención de la pequeña ciudad universitaria, mis ojos no pueden evitar viajar a Tanner. Los suyos tampoco. Me mira fijamente mientras le devuelve el abrazo a Pauline y sonríe con absoluta indiferencia. Me estremezco. Este es el sujeto que solía tener mi corazón disponible para él las veinticuatro horas, los siete días de la semana. Ahora él ya no está. Mi pecho está vacío y mis sentimientos por Weston, la estabilidad que me da, es lo que me mantiene viva.

Por favor, que no estén listos pronto, rezo para mis adentros.

Iré a cambiarme ─murmuro antes de besarlo una vez más, pero igual de rápido y sin explorar demasiado en el interior de su boca porque todavía no me he lavado los dientes.

Tras ello, voy rápidamente a mi armario, me encierro en el baño y me alisto.

*****

De camino a Corpus, por fortuna, no nos detenemos en la cafetería de su primera gasolinera a la vista, sino en un bonita panadería en la que Weston nos consigue a todos croissants con diferentes rellenos. Escojo los míos de queso crema y otros de chocolate. Comemos en el estacionamiento, Pauline y yo sobre el capó de su Range Rover. Ella lleva shorts y un suéter ligero para esconder su traje de baño. Chanclas de florecitas. Yo, en cambio, opté por un conjunto de top sin mangas y falda blanca que deja mi estómago visible. Mi cabello está suelto y el brazalete de Weston brilla en mi muñeca de una manera que definitivamente llama la atención. Él se sitúa entre mis piernas y me alimenta mientras me roba besos, apretando mi piel y tirando de mí hacía de una manera que incrementa mi frecuencia cardíaca.

Que moja mi entrepierna.

Estoy tan ansiosa por llegar al yate que duele.

De verdad espero darte el mejor cumpleaños ─susurra en mi oído tras besarme por lo que parece un minuto entero, Tanner y Pauline riendo sobre algo que él dice junto a nosotros mientras frotan sus narices entre sí y juntan sus frentes.

Debo ser sincera conmigo misma y admitir que se ven bien juntos.

Lo está siendo.

A pesar de que ellos están con nosotros y que no tengo idea de por qué, así es.

*****

Weston alquiló el mismo yate en el que estuvimos aquí la última vez. Intercambiamos sonrisas cuando me ayuda a subir a él ofreciéndome su mano. En la proa me esperan un montón de globos metalizados con mi nombre y unos cuántos ramos de rosas blancas. Sin deshacer el agarre de nuestros dedos, camino hacia toda la hermosa decoración y tomo una botella de champagne que se encontraba situada junto a mi pastel de dos niveles. La alzo en el aire mientras junto nuestros labios, gritando a todo pulmón después la primera frase en español que me enseñó mi abuela cuando era una niña ya que mamá no quería que tuviera acento mexicano.

A pesar de que sé que lo hizo para que no sufriera lo mismo que ella, nunca se lo perdoné.

Tuve que aprender el español por mí misma, viajando y practicando a solas.

¡Viva la vida!

Weston y Pauline me miran como si no entendieran, pero Tanner alza su propia botella de champagne mientras la abre y se sienta en uno de los muebles de cuero. Solo lleva un short oscuro y gafas, su pecho expuesto durante todo el camino de Austin aquí ocasionando que todas las chicas con las que nos cruzamos prácticamente perdieran sus ojos por él ya que tomaron la decisión de salir de sus cuencas para perseguirlo. A pesar de que Pauline anduvo tras de él con una camisa para que se la pusiera, es como si simplemente quisiera que lo vieran.

Sus músculos compensan la palidez antinatural de su piel, la cual también es hermosa.

Que viva la vida ─responde en español, con acento gringo y alemán, haciéndome estremecer.

El hecho de que sepa español no me sorprende ya que su familia importa productos tanto de países latinoamericanos como de Alemania, pero sí el que lo hable tan bien y fluido. Debo haberme quedado viéndolo más de lo necesario ya que Weston aclara su garganta sonoramente para que lleve mi atención a él. Sus ojos verdes brillan con irritación y mis mejillas se sonrojan.

Su molestia, sin embargo, se esfuma con rapidez.

Vayamos abajo, ¿quieres? ─pregunta mientras rodea mi cintura con sus brazos, a lo que afirmo a pesar de la incomodidad que su tono de voz me genera.

Tras obtener una respuesta afirmativa de mi parte, Weston me alza y me coloca sobre su hombro, ante lo que tengo que hacer maniobras para evitar que la botella se deslice de mis manos y caiga al suelo. Siento el yate empezar a moverse mientras bajamos hacia las cabinas. De camino a ella nos topamos con Pauline, quién se hace a un lado en el pasillo para dejarnos pasar, ya en su bikini rojo. Este es tan pequeño y brillante que me hace fruncir el ceño.

No parece algo que ella se pondría.

Yo sí.

No hagan demasiado ruido, traviesos ─ríe.

Weston suelta una carcajada ante sus palabras. Yo dejo escapar una risa forzada. Ya en nuestra habitación, me baja antes de presionarme contra la pared mientras sus manos aprietan con fuerza mi trasero y su lengua escava en mi boca. Cuando empiezo a gemir y a frotarme contra él, sube el dobladillo de mi vestido y mete dos dedos en mi interior, masturbándome.

Weston ─gimo─. Te quiero a ti. Ya estoy lista.

¿Tan rápido? ─pregunta con voz ronca, casi tímido.

Afirmo.

Sí. Estoy mojada para ti y quiero sentirte dentro de mí ya.

Ante mi respuesta una expresión maravillada e incrédula se apodera de su rostro.

No sé qué hice para merecerte ─revela─. Pero no te dejaré ir.

Me relamo los labios, llevando mi mano a su entrepierna y apretándolo.

Definitivamente ahora mismo lo menos que quiero es irme, así que fóllame.

Ante mi respuesta su control termina de irse. Deshace el nudo lateral de mi bikini solo un poco más oscuro que el color de mi piel, por lo que podría parecer que no llevara nada pese a que sí lo hago, y desliza un condón que toma del bolsillo trasero de su pantalón. Después de eso arrasa con mis labios, gruñendo esporádicamente sobre ellos, y me folla de manera cruda.

Grito.

Araño su espalda.

Lo disfruto.

Después de que se viene al mismo tiempo que yo y se retira de mí, ajusta mi traje de baño, anudándolo de nuevo, antes de guardar su pene dentro de su ropa mientras me mira con una sonrisa entre agotada y satisfecha. Se ve adorable y no puedo evitar acercarme, colocar mis manos sobre sus mejillas y besarlo. Quizás lo que siento por él no es química tan oscura y peligrosa como la que siento por Tanner, pero es lo suficientemente bueno como para permitirme tener esperanzas de un buen futuro con alguien que, además, me excita.

Definitivamente el mejor cumpleaños.

El rubio sonríe.

Hice bien al invitarlos, ¿no es así?

Sus palabras hacen que arrugue el ceño y retroceda, tomándome desprevenida.

¿A qué te refieres?

A Tanner y a Pauline ─dice─. Pensé que tener la oportunidad de restregarles en la cara lo feliz que eres en comparación a ellos te haría feliz y creo que lo conseguí.

El aire abandona mis pulmones.

West... ─murmuro, negando y dedicándole unas últimas palabras a solas antes de salir de la cabina─. Quedamos en que dejaríamos esto atrás. Pensé que solo estabas equivocado al creer que me gustaría tener a Pauline aquí y que, como siempre, querías jugar a quién orina más largo con Tanner, pero ahora que sé tus verdaderos motivos me parece incorrecto lo que hiciste. No quiero restregarles nada. Quiero hacer como si no existieran. Pensé que los sabías.

Sin esperar una respuesta de su parte, recojo la botella del suelo y salgo al pasillo.

Apoyo mi espalda contra la madera, esforzándome por regular mi respiración.

Mi reacción no solo es porque esté enojada con West, que lo estoy, sino porque tiene razón.

Me hace feliz restregarles en la cara lo feliz que soy.

Sobre todo porque no estoy segura de serlo y que alguien más lo crea me hace sentir mejor.

¡Hola! 

¿Cuál fue su parte favorita?

Me complace anunciar el comienzo de la "maratón" ya que en los próximos días me esforzaré al 100% en traerles actus diarias porque mi sueño es terminar esta novela antes de que acabe el año

Espero que les haya gustado. El próximo en pasado estará candente con esos tres a bordo del yate, ¿a quién creen que lanzarán primero al agua? El de presente también 

Las amo

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