Capítulo 28:
Jason Glasgow, el CEO de LDSW Inc, la constructora cuyas iniciales de sus fundadores lleva en su nombre, se me queda viendo fijamente como un depredador a su presa mientras entro en su oficina y me dirijo a dónde se encuentra. En lugar de estar sentado tras su escritorio, está apoyado, de pie, en el lado opuesto, todavía más cerca del sitio en el que se supone que voy a sentarme. Su cabello es castaño, sus ojos son de un azul cálido y travieso y su constitución, cubierta por un traje de dos piezas hecho a la medida de su cuerpo, está bastante bien. Podría haber salido con él.
Si no fuera un acosador y un ladrón, podría haberlo hecho.
─Señorita Campbell ─dice, saboreando mi apellido en su lengua de la misma manera que lo hizo el día que vine, pero sin reconocerme en lo absoluto como la chica a la que le robó su diseño.
─Señor Glasgow.
Tras saludarlo, me siento frente a él y cruzo mis piernas, lo que lleva su atención a ellas.
─Tengo entendido que está aquí por el puesto de asistente.
─Sí, pero solo a media jornada.
A pesar de que solo serán unos días, no dejaré de hacer mi trabajo real por él.
Su frente se arruga ante mi respuesta.
─¿A media jornada? Especifiqué que necesitaba una asistente a tiempo completo.
─Soy pasante en diseño de interiores durante las tardes. Solo quiero este trabajo por el dinero. No me interesa ser promovida.
Jason sonríe como si le hubiera algo con qué trabajar.
Un punto de partida para su juego.
─Puedo recompensarla bien si es eficiente con sus obligaciones a jornada completa.
Me levanto.
─En ese caso, señor Glasgow, creo que no tengo nada que hacer aquí.
Sin esperar una respuesta de su parte, me doy la vuelta. Solo he dado un par de pasos hacia la puerta, sintiendo sus ojos en mi trasero, cuando su voz me detiene. Mis labios se curvan lentamente hacia arriba, pero todavía no me giro para verlo. La bestia dentro de él lo acaba de obligar a aceptar el reto que representa tenerme.
─Pensándolo mejor, acabo de obtener un buen vistazo a su currículo y está lo suficientemente calificada como para que pase por alto las horas que no trabajará.
Soportando las ganas de vomitar o de saltar sobre él e insultarlo, me giro.
─Perfecto.
*****
Jason estuvo tan entusiasmado con mi incorporación a su equipo de trabajo que él mismo preparó un escritorio junto a su vieja secretaria provisional para que esta me instruyera rápidamente acerca de mis tareas para que mañana empezara con ellas cuando viniera, las cuales realmente nunca desempeñaré. Tras fingir prestarle atención, me dediqué a evaluar a las otras mujeres en mi entorno en busca de señales de lucir incómodas en su puesto de trabajo. Les pregunté a todas ellas sobre Jason, si era un buen jefe, y la mitad de ellas me dijeron que sí con sonrisas maravilladas.
La otra mitad me deseó suerte.
Pero no el tipo de suerte en el sentido de esperar que me fuera bien con él como secretaria, sino en el sentido de desear que me fuera bien con él como si ya supieran el tipo de escoria que es. Ya que se trataba de mi primer día y no quería levantar sospechas, no profundicé en el tema, pero sí almacené en mi mente los rostros de las trabajadoras que parecían genuinamente afectadas por hablar de él pese a sus intentos por esconder el efecto que les producía la mención de su nombre en voz alta ya que Jason sigue siendo su jefe.
Después de que el reloj marca las doce, rechazo su invitación a almorzar y me voy.
Es jueves, así que conduzco directamente al ático de Tanner. Terminó pasando la noche en mi apartamento, así que su chófer fue a buscarlo esta mañana para que se cambiara en su casa antes de ir al trabajo. Mi cuerpo todavía duele por él, por lo que hicimos anoche, y palpita como si estuviera preparado para recibir más. Ya en su edificio, me deshago de las lentillas oscuras en mis ojos antes de bajarme y dirigirme al ascensor que conduce a su ático. Me dio un juego de llaves anoche para acceder a él directamente sin tener que molestar al conserje, así que estoy entrando a él en menos de un minuto.
Isla, sosteniendo un sujeta papeles, le da instrucciones en voz alta tanto a los carpinteros instalando los muebles de la cocina, de madera importada de Italia, como a los hombres encargados de apresurarse y no cometer el terrible error de equivocarse porque nuestro cliente es un villano exigente y multimillonario, la cual es una buena descripción de Tanner, y no es paciente. Mis labios se curvan hacia arriba al notar que su voz no flaquea mientras lo hace, lo que significa que su confianza hacia sí misma está creciendo. Una vez termina con ellos, finalmente se gira y me ve. Sus mejillas enrojecen al darse cuenta de que la atrapé siendo una versión diferente de sí misma que me agrada.
─Ellos necesitaban un incentivo.
Mis labios se curvan hacia arriba con diversión.
─Eso vi.
Isla, que al parecer no había notado mi cabello hasta ahora, palidece mientras aprieta el sujeta papeles contra su pecho. Está usando una camisa ancha de botones que se asemeja a un vestido y zapatillas.
─Pasaste de ser la exótica morena en la portada de Playboy a la rubia inmortal e inolvidable en la portada de Playboy ─dice, sus ojos sin poder apartarse de mí como si todavía no lo creyera.
Tras inspeccionar que todo esté yendo bien con la obra, dirijo mis ojos a ella mientras suspiro.
─Lo odio.
El rubio se ve bien en mí, lo admito, pero me voy a deshacer de él y volveré a mi color original a penas termine de hacer pagar a Jason por todo lo que representa. Mientras tanto, soportaré a la voz dentro de mí diciéndome que el hecho de que mi cabello sea rubio acaba de hacer aún peor la imagen que le ofrezco al mundo. Sin conocer mi punto de vista, lo cual no hacen, soy la simple mujer roba maridos que hace hasta lo imposible por llamar la atención del hombre que quiere, incluso teñirse de un tono similar al de su ex esposa, cuando esto no lo hice por él.
Lo hice por mí.
Tanner simplemente está ahí.
─Por cierto, Tanner está nadando en la piscina. Ha estado nadando ahí desde que llegó ─dice Isla─. Sav...
La veo antes de dirigirme a la escalera provisional para acceder al piso superior.
─¿Sí?
Isla me mira con sus grandes ojos marrones como si quisiera decirme algo, pero luego lo piensa mejor y no lo hace al instante. Sin embargo, cambia de decisión. Viéndose derrotada y en conflicto consigo misma, finalmente me dice lo que sea que pasa por su mente.
─Solo ten cuidado ─susurra─. Ryland me dio una breve introducción de su estado actual y quizás no sea su intención hacerte daño, pero cuando las personas han sido lastimadas... lastiman. ─Tras decir esto, se da la vuelta y toma su bolso de la encimera de mármol que ya ha sido instalada en la cocina─. Iré por comida. Me estoy muriendo de hambre y los obreros también. ¿Quieres que traiga algo para ustedes?
Afirmo.
─Ensalada para mí y un filete de salmón para Tanner, si no es mucha molestia.
Ignorando su advertencia, la misma que ha hecho eco dentro de mi mente desde que empezó a insistir en que arreglara su ático y me di cuenta de que Pauline no tenía ni idea de su existencia, me quito los zapatos para poder escalar hacia el piso superior y camino descalza a través de este mientras saludo a los hombre que han empezado a hacer sus divisiones para las habitaciones. La pared al final está completamente hecha de cristal y da con una terraza en la que se encuentra una piscina lo suficientemente grande como para pensar que su elaboración no sería posible en otro sito que no fuera el suelo. El piso alrededor de ella es de tablones de madera oscura. Las barandillas a su alrededor son de cristal.
Tanner nada dentro de ella de un extremo a otro, lo que me permite tener un vistazo de los músculos de sus brazos en acción. Mi ropa interior se humedece al recordar la manera en la que fueron capaces de sujetarme mientras me follaba contra la puerta principal de mi casa, ya que no fue capaz de esperar llegar a mi cama o al menos a la cocina. Siempre he sentido fascinación por ellos, lo cual empezó cuando lo vi jugar en vivo para los Longhorns. Envidiaba tanto al balón de fútbol americano que atajaba en cada partido en ese entonces por poder estar en sus manos y yo no. A Pauline, también.
Me siento en el borde, sumergiendo mis pies en ella, y arremango mi camisa.
Pasan alrededor de cinco minutos en los que simplemente me deleito viéndolo.
Eventualmente se dirige a mí y se sostiene del borde mientras me mira, gotas de agua descendiendo por su malhumorado rostro de mirada intensa y profunda. Su pálida piel brilla bajo los efectos de la luz del sol y sus mejillas siguen rosadas debido a nuestro viaje a Corpus Christi. Sin poder soportar la presión en mí del tirón que me exige hacerlo, me inclino hacia adelante y presiono mis labios contra los suyos. Tanner me devuelve el beso, sujetando uno de los mechones de mi cabello entre una de sus manos cuando intento separarme, manteniéndome cerca.
─Prométeme que te lo quitarás cuando todo esto termine.
Lo haré, pero no tiene que saberlo, al menos no por ahora, así que niego mientras desabrocho los botones de mi camisa uno por uno.
─Los hombres me encuentran más atractiva así.
Suelta un sonido profundo con su garganta que suena a una clara advertencia.
─Savannah...
─Jason no dejaba de ver mi cabello ─susurro contra sus labios, ahora deshaciéndome de mi falda y amando la manera en la que mi estómago se contrae con anticipación con cada una de mis palabras, haciéndome sentir hueca por dentro porque él no está llenándome y quiero que lo haga ahora, en este preciso instante, sin importar que no estemos solos─. Ni mi culo o mis tetas. Probablemente no dejaba de pensar en acabar sobre ellas. ¿Crees que debería dejarlo hacerlo para lograr mi venganza?
Al igual que yo adoro su rostro, sus brazos y su pene, Tanner tiene una fijación especial con mis pechos. Me di cuenta cuando pasó dos tercios de nuestro tiempo juntos adorándolos, por lo que hoy están llenos de marcas de succión y mordiscos. Sensibles de una manera que hizo insoportable el roce de mi sujetador contra ellos. A penas las palabras salen de mi boca, momento en el que quedo en ropa interior, agradeciendo ser amante de la lencería bonita, me arrastra hacia él y no me quejo por ello ya que estaba deseando que eso sucediera.
El agua se siente fría contra mi piel desnuda, pero estoy tan caliente que la única razón por la que tiemblo es por cómo Tanner me intimida una vez estoy dentro de la piscina, presionando su cuerpo contra el mío con fuerza mientras devora mi boca con la suya y nos arrastra a la zona no profunda. Se detiene cuando sus pies tocan el fondo, pero el agua todavía nos cubre, y en lugar de presionar mi espalda contra el borde, me sorprende poniéndome frente a él de tal manera que soy capaz de ver a las personas trabajando en el interior de la construcción a unos diez o quince metros de nosotros.
Si giran hacia aquí, sabrán lo que está sucediendo.
Eso no impide que suelte un gemido cuando hace a un lado mi ropa interior y entra en mí, estirando y raspando mi carne con brusquedad mientras me apoyo en el borde para no ahogarme. Mi cabello mojado entorpece mi visión, pero no puedo dejar de pensar en que alguien podría vernos y sentir miedo o más bien todo lo contrario a él debido a que hay cierta emoción en ser descubierta llevando a cabo actos que no debería estar haciendo que siempre me ha robado la cordura.
─¿Alguien además de mí te ha tomado así, Savannah? ─gruñe contra mi oído, apretando mis pezones con fuerza entre sus dedos, estirándolos y retorciéndolos, hasta que empujo mi cuerpo hacia él para sentir el dolor de su intromisión en mí tan fuerte como el que ocasiona en mis tetas. El placer que viene con él ya que su atención sobre mí es un castigo agridulce que conlleva una adictiva mezcla de placer y dolor. Tiemblo cuando dirige su manos a mi cintura, su boca todavía junto a mi oído, lo que solo significa que está a punto de ser más duro─. Respóndeme con palabras. No con tu cuerpo.
Lo hago cuando deposita gran parte de su peso contra mi espalda y me insta a ladear la cabeza para verlo. Sus ojos oscuros brillan con malicia, como siempre, pero ahora contienen cierto grado de perversión que hace que junte mis muslos, pero mantenga separadas mis piernas porque él está entre ellas. Su mandíbula está apretada y su ceño está fruncido mientras espera una respuesta de mi parte.
Estoy tan débil que no tengo fuerzas para mentir.
Pero no tan débil como para no querer provocarlo un poco más.
─Bueno, Weston estuvo cerca de... Tanner, no, por favor ─ruego cuando lleva su mano a mi centro, sumergiéndola en mi ropa interior, y pellizca mi clítoris, haciéndome llorar─. No, nadie lo ha hecho. Nadie me ha tomado como tú, pero podría dejar que lo intentaran si no me das lo que quiero ─susurro, soltando otro gemido cuando vuelve a arremeter contra mí tras soltar mi pequeño nudo de nervios y enreda sus dedos en el cabello que odia, probablemente porque le recuerda a Pauline, y me besa.
Me besa de la manera más sucia, ruda y políticamente incorrecta que existe. Sumerge su lengua en mi boca y mordisquea mis labios cada tanto, permitiéndome recuperar el aliento ya que en ningún momento me deja olvidar que está dentro de mí, hasta que no puedo pensar en nada más que sea él y empiezo a gemir como si atuviéramos a solas, lo cual llena su expresión de oscura satisfacción.
Si nos besáramos así en un programa de televisión para audiencia joven, incluso sin tener sexo, nos cancelarían.
Sin dejarme apartar de él cuando suelto una serie de jadeos sin control, Tanner se entierra profundamente en mí, presionándome contra el borde, mientras se viene en mi interior y yo también lo hago, con tanta fuerza y violencia que tiene que apretar su mano contra mí para callarme, la cual muerdo, al sentir es espeso ardor de su semen derramándose en mi interior.
Es entonces cuando me doy cuenta.
Tanner no se aparta de mí en su totalidad, pero una vez vuelve a abrir sus ojos tras su orgasmo, me concede cierto espacio. Lo suficiente para girarme dentro del agua y mirarlo fijamente, acusación en mi tono de voz mientras hablo. Tanto hacia él como hacia mí misma.
─No usamos condón.
Sus ojos se pone en blanco mientras ajusta su traje de baño.
¿Cómo es que tiene un traje de baño aquí?
¿Vino pensando en nadar?
Me cuesta creer que lo hiciera cuando tiene una piscina en su casa.
─Me di cuenta, ¿tú no?
─No, o sea, sí, pero... ─Mis mejillas se sonrojan─. No sé cómo lo pasé por alto.
Tanner se encoje de hombros, preparándose para volver a nadar como si no hubiera acabado de destrozarme para otros hombres un poco más.
─No tengo pensado follar a nadie más, Savannah ─dice─. Y tú tampoco.
Estoy en control de la natalidad, así que no me preocupa quedar embarazada, pero sí el hecho de que alguno de los dos pueda tener una ETS a pesar de que sé que no la tengo porque asisto regularmente a mi ginecólogo y me hago exámenes. Es algo con lo que he sido paranoica desde que empecé a tener relaciones sexuales, así que no puedo evitar estar aturdida mientras salgo del agua y me visto de la misma manera en la que me desnudé. Sentada en el borde para evitar llamar la atención de las personas dentro del penthouse.
Personas a las que no sé cómo miraré a la cara luego del espectáculo que ofrecimos, pero del que no me arrepiento aunque sí lo hago de haber sido tan descuidada. Ahora deberé hacerme un test de enfermedades de transmisión sexual antes de que algo entre los dos vuelva a suceder de nuevo.
Puedes estar con el hombre que quieras, incluso el amor de tu vida, pero no ser irresponsable con tu cuerpo de esa manera.
─¿Savannah?
Tras abrochar el último de mis botones, alzo la vista hacia él.
─¿Sí?
─¿Qué está mal? ─pregunta, saliendo del agua con suma facilidad, usando sus brazos y no la escalera, y sentándose junto a mí─. ¿Te lastimé?
Mi pecho se oprime ante su pregunta.
No, no lo hiciste, pero eso no significa que no puedas hacerlo.
Profunda y mortalmente esta vez.
─No, pero esta fue la primera vez que estuve con alguien sin un condón ─murmuro─. Lo cual ni siquiera disfruté porque estaba demasiado ocupada... Dios, ni siquiera lo sé. No sé en qué pensaba, Tanner.
─¿No disfrutaste sentirme sin condón porque estabas muy ocupada disfrutando que te follara sin condón? ─pregunta, una sonrisa arrogante, pero a la vez cálida, en su rostro.
Mi barbilla tiembla.
No encuentro esto divertido.
─No quiero que pienses que follo a todos sin condón. Estoy limpia y espero que tú también.
Su mirada no pierde suavidad ante mis palabras, pero su rostro se torna serio. Sospecho que se ha dado cuenta de cuánto me afecta esto.
─Te creo, pero puedo hacerme un test por ti si eso te haría sentir mejor.
Aunque las razón tras ello es estúpido porque a ninguna chica le debería conmover que su pareja sea sexualmente responsable, sino que más bien debería ser una exigencia ante cualquier relación que involucre sexo y descarte los condones, el hecho de que sea él mismo quién se ofrezca hace ver su gesto tierno.
─¿En serio?
Afirma.
─Podríamos ir ahora si quieres.
─Me gustaría.
De lo contrario pasaré la noche pensando en una ETS en lugar de dormir y ahora mismo necesito estar concentrada en obtener el crédito sobre la elaboración de la nueva sede de los Rangers que merezco. Tras ponerse de pie, Tanner extiende su mano hacia mí y me ayuda a levantarme. Sonrío cuando va por mis zapatos, los cuales dejé sobre una de las tumbonas, y me los trae para que me los ponga, lo cual no hago ya que debo bajar la improvisada escalera hasta la sala. Le dije a Tanner que no trabajaría los viernes con él, pero mañana vendré a supervisar la instalación de una escalera de cristal. Ya que no quiero que sepa que lo haré porque significará que de todas formas ganó la pelea para que viniera más de tres días a la semana, no tengo pensado decírselo.
De camino a ella, sin embargo, me detengo cuando identifico la forma de una maleta en una de las pocas zonas sin polvo de construcción del piso.
Alejándome de él, camino hacia ella mientras formo una teoría.
─¿Estás viviendo aquí? ─le pregunto, visualizando la caja de un colchón inflable en una esquina y una plancha de ropa a vapor con una estructura para sujetar las prendas mientras las alisas junto a ella.
Tanner responde tras de mí, una toalla enrollada alrededor de su cuello, todavía en traje de baño.
─Solo para dormir. Me ducho en la oficina.
─¿Desde cuándo?
─Desde hace un par de días. La única razón por la que me gusta esa casa ahora es porque tú la hiciste, pero ya no me siento cómodo viviendo ahí. Estoy esperando el permiso para demolerla.
Algo dentro de mí duele por él, por la manera en la que se ha reducido a esto su vida perfecta y planificada, por más absurdo que sea que lo haga ya que estoy sacando provecho de ello y Tanner podría alquilar un departamento o vivir en la suite de un hotel por años si le diera la gana. Pero sé que aunque me lastime admitirlo, realmente aspiraba a tener una vida con Pauline, así que todo el tiempo y la dedicación invertido en ello le debe estar escociendo de la misma manera que me afectó terminar con cualquiera de los novios que he tenido en un patético intento por olvidarlo desde que lo conocí.
O inclusive peor.
Yo no tenía pensado establecerme con ninguno de ellos de manera definitiva, pero Tanner no solo soñaba con tener hijos con ella, iba a tenerlos. Ninguno de los dos tiene el poder o el derecho de juzgar a Pauline por lo que hizo, pero eso no significa que no le haya dolido cuando presiento que se muere por formar su propia familia . Estoy segura de que incluso si la quisiera como todo este tiempo dio a entender que lo hacía, su desilusión es lo que lo está matando.
La posible decepción que siente hacia sí mismo por haberse equivocado.
─Lo siento ─susurro, de pie frente a él, acariciando su mejilla y su cabello mojado con una de mis manos, apreciando la suavidad de su piel.
No estamos a solas, pero se siente como si lo estuviéramos.
No me extraña.
Siempre se ha sentido como si fuéramos nosotros dos en el mundo y nadie más.
─No importa ─responde, su nariz presionada contra la mía, así que respiramos el aire que el otro exhala y nunca lo he sentido más cerca de mí, ni siquiera cuando estábamos teniendo sexo, que ahora.
─No, sí lo hace. ─Aparto el cabello de su frente, el cual hacía que cayeran pequeñas gotas de agua sobre mi pecho─. Pero un día dejará de dolerte y entonces podrás volver a planificar tu futuro perfecto con alguien más habiendo aprendido de los errores que cometiste. No es del todo una pérdida, Tanner. Un día serás el hombre ideal para el amor de tu vida gracias a todo por lo que has pasado y has experimentado.
Tanner traga, escuchándome, y asiente una vez termino de hablar. Ya que sé que no sabe cómo responder a lo que acabo de decir porque no asumí que sería yo la persona con la que volvería a planificar su vida, lo cual no sabría decir ya que el futuro siempre es incierto y más en lo que se refiere a nosotros, me pongo de puntitas y lo beso, apenas un roce de mis labios contra los suyos, antes de separarme de él y dirigirme su maleta en búsqueda de algo con lo que cubrir su pecho o de lo contrario seguiremos atemorizando a nuestro personal. Los ojos de Tanner me sonríen cuando le lanzo una camisa blanca que pone sobre sus hombros sin abotonar. No paso por desapercibido el que no esté estremeciéndose o luzca incómodo con llevarla cuando la tela blanca está llena de arrugas.
En realidad las arrugas parecen ser lo último que pasa por su mente mientras me ve.
Hola
Espero que el capítulo les haya gustado. Yo lo amé
Capítulo dedicado a valenrengifor
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No olviden darle amor al capítulo
Love u
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